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Frente Amplio: confrontaciones en las cúpulas y choques entre los aparatos sectoriales
El jinete sin cabeza
Frente Líber Seregni propondrá mañana adelantar elecciones internas del FA para noviembre de este año.
La Mesa del Frente Líber Seregni (FLS) se reunió en la tarde de
ayer en la sede del Nuevo Espacio (NE) y resolvió plantearle al
Secretariado Ejecutivo del Frente Amplio (FA), que se reúne mañana,
adelantar las elecciones internas de la fuerza política, que en
principio se habían pensado para 2016.
La senadora Daniela Payssé (Asamblea Uruguay, AU) dijo a la diaria que el FLS hizo en primera instancia una “evaluación negativa” de lo que sucedió el sábado en el Plenario del FA, cuando una mayoría compuesta por el Movimiento de Participación Popular, el Partido Comunista, la lista 711 y las bases de Montevideo y Canelones aceptó la renuncia presentada por la presidenta de la coalición, Mónica Xavier (Partido Socialista). La renuncia fue aceptada porque esos sectores entienden que existe incompatibilidad entre ejercer la presidencia del FA y ocupar un cargo legislativo, ya que así lo resolvió un plenario nacional del FA en 2012. En cambio, el FLS (integrado por AU, NE y Alianza Progresista) entiende que “un gobierno electo se cambia por otro gobierno electo”, y señala que Xavier “presentó la carta de renuncia forzada por las circunstancias”, según puntualizó Payssé.
El FLS propondrá realizar elecciones a padrón abierto de todos los organismos del FA en noviembre. “Hoy tenemos una acefalía en el FA; existen organismos que van a proseguir en el tiempo hasta la próxima elección, pero no el equipo de dirección”, argumentó la senadora de AU. Proponen además que, hasta que se realicen los comicios, el rol de dirección de la fuerza política lo ejerza el Secretariado Ejecutivo del FA. Payssé explicó que el FLS considera inconveniente “digitar una dirección” para que ocupe la transición. “Una presidencia electa por la gente no puede ser sustituida por una presidenta electa a dedo”, dijo.
Algunos dirigentes del FLS manifestaron la posibilidad de “plebiscitar” la incompatibilidad -someterla a consideración en las elecciones internas-, pero ayer no se resolvió eso. De todos modos, Payssé consideró que se abrirá la puerta “a que la gente lo determine por una vía indirecta”. “Cuando hablamos de elecciones libres, hablamos de elecciones en el más amplio sentido de la palabra. Si el que se presenta es un legislador, la gente resolverá”, señaló. Consultada sobre si esta propuesta no implica desconocer la resolución del plenario de 2012, Payssé remarcó que el estatuto del FA no pone condiciones de ese tipo para ocupar la presidencia de la fuerza política. “No está en el estatuto, y no nos parece que una condicionante de esa naturaleza haga a la democracia. Es cierto que hay una decisión del plenario, pero dado que no le encontramos un fundamento estatutario y vamos por más democracia, creemos que es el pueblo frenteamplista el que puede resolver esto”, manifestó.
La DiariaLa senadora Daniela Payssé (Asamblea Uruguay, AU) dijo a la diaria que el FLS hizo en primera instancia una “evaluación negativa” de lo que sucedió el sábado en el Plenario del FA, cuando una mayoría compuesta por el Movimiento de Participación Popular, el Partido Comunista, la lista 711 y las bases de Montevideo y Canelones aceptó la renuncia presentada por la presidenta de la coalición, Mónica Xavier (Partido Socialista). La renuncia fue aceptada porque esos sectores entienden que existe incompatibilidad entre ejercer la presidencia del FA y ocupar un cargo legislativo, ya que así lo resolvió un plenario nacional del FA en 2012. En cambio, el FLS (integrado por AU, NE y Alianza Progresista) entiende que “un gobierno electo se cambia por otro gobierno electo”, y señala que Xavier “presentó la carta de renuncia forzada por las circunstancias”, según puntualizó Payssé.
El FLS propondrá realizar elecciones a padrón abierto de todos los organismos del FA en noviembre. “Hoy tenemos una acefalía en el FA; existen organismos que van a proseguir en el tiempo hasta la próxima elección, pero no el equipo de dirección”, argumentó la senadora de AU. Proponen además que, hasta que se realicen los comicios, el rol de dirección de la fuerza política lo ejerza el Secretariado Ejecutivo del FA. Payssé explicó que el FLS considera inconveniente “digitar una dirección” para que ocupe la transición. “Una presidencia electa por la gente no puede ser sustituida por una presidenta electa a dedo”, dijo.
Algunos dirigentes del FLS manifestaron la posibilidad de “plebiscitar” la incompatibilidad -someterla a consideración en las elecciones internas-, pero ayer no se resolvió eso. De todos modos, Payssé consideró que se abrirá la puerta “a que la gente lo determine por una vía indirecta”. “Cuando hablamos de elecciones libres, hablamos de elecciones en el más amplio sentido de la palabra. Si el que se presenta es un legislador, la gente resolverá”, señaló. Consultada sobre si esta propuesta no implica desconocer la resolución del plenario de 2012, Payssé remarcó que el estatuto del FA no pone condiciones de ese tipo para ocupar la presidencia de la fuerza política. “No está en el estatuto, y no nos parece que una condicionante de esa naturaleza haga a la democracia. Es cierto que hay una decisión del plenario, pero dado que no le encontramos un fundamento estatutario y vamos por más democracia, creemos que es el pueblo frenteamplista el que puede resolver esto”, manifestó.
El internismo en el Frente Amplio
Columna de opinión.
Las discusiones recientes sobre la presidencia del Frente
Amplio (FA) condujeron a la renuncia de Mónica Xavier. Revelan una gran
pobreza del debate político. No hay discusión de propuestas sobre la
acción política, tácticas diferentes ni estrategias alternativas.
No hay balances críticos de la gestión de la Presidencia. Sería legítimo que los hubiera. En mi opinión, Xavier hizo un gran esfuerzo para imprimirle otra dinámica al FA. Hay que valorarlo y reconocerlo. Pero hay muchos aspectos en los que no se ha avanzado, o se ha avanzado en forma insuficiente. Sería mejor que hubiera una autocrítica de toda la conducción. Porque hay un equipo con los vicepresidentes, está el Secretariado, la Mesa Política y el propio Plenario Nacional. Todos los sectores con peso electoral tienen representación en esas instancias. Sería bueno poner sobre la mesa las reflexiones críticas y autocríticas que sean necesarias. Por lo menos, serían discusiones políticas interesantes, en las que todos estarían expuestos y no se elegiría un chivo expiatorio. Sin embargo, todo parece reducirse a la exclusividad o no de la responsabilidad de presidir el FA. ¿Para hacer qué? ¿Con qué ideas, propuestas, instrumentos? Nada de eso aparece hoy y es un hecho grave.
Esta forma de encarar las discusiones dentro del FA refleja las dificultades que ha tenido como fuerza política para pararse ante la población como un actor fundamental. No como apéndice del gobierno, sino con protagonismo activo, como promotor de iniciativas políticas hacia la población, como gran oyente de las preocupaciones de la gente y organizador de la comunidad. Como una organización que hace política de masas todo el tiempo, y no sólo cada cinco años.
La unidad frenteamplista no significa unanimidad, no lo ha significado nunca. Pero los debates deben ser relevantes, enriquecedores. Y vaya que es necesario debatir hoy sobre las alternativas que se abren para la izquierda en Uruguay, en la región y en el contexto internacional.
La crisis griega y su desenlace; las situaciones críticas en Brasil y en Venezuela; los avances sociales en América Latina y las amenazas para su sostenibilidad; la pobreza, que aún existe y se reproduce golpeando a la infancia; los modelos de desarrollo subordinados a la lógica del capital extranjero; las transformaciones estructurales en salud, educación, seguridad, cultura, convivencia; las experiencias cooperativas y autogestionarias; los movimientos sociales y los partidos son cuestiones que nos interpelan. Las prioridades del presupuesto nacional son aspectos relevantes del proyecto político.
Hay que reflexionar y debatir, sin caricaturas ni sectarismos, pero sin conformismo.
Desde 2005, el FA no tiene estrategia propia. En 2010, se construyó una discusión autocrítica importante que culminó en un documento que, entre otras cosas, decía: “La crisis de estrategia se expresa en la falta de líneas de acción política hacia la población, en la ausencia de campañas generales o locales, en la escasa participación de la fuerza política en la movilización y en el debate ideológico sobre los valores de nuestra sociedad. También en la dificultad para generar políticas hacia y desde los jóvenes, incorporando banderas éticas, políticas o sociales, objetivos y medios con arraigo en la juventud, que le abran espacio y a la vez la conviertan en un factor propulsor de los cambios”.
La derecha, entronizada en los partidos tradicionales, lanzó una campaña de oposición radical, sin contemporizaciones, aunque con pocas luces y propuestas.
¿Qué va a hacer el FA en los próximos cinco años? ¿Mirarse el ombligo, enconar sus diferencias internas, disputar los espacios de poder sectoriales, limitarse a esperar lo que haga el gobierno? ¿O, por el contrario, impulsará el debate político en la sociedad, promoverá campañas de masas para volver a darles a los frenteamplistas y a la población un rol de protagonistas y no de espectadores?
Decía el Plenario Nacional en 2010: “Hay que relanzar desde ya una estrategia de alianzas con los sectores sociales para profundizar el proyecto político desde ahora, y para darle sustentabilidad al proceso de cambio”. La campaña del No a la Baja fue un buen ejemplo.
Hoy debemos encarar otros. La educación y en particular la recomposición de la alianza docente-comunidad deberían ser motivo de campañas específicas, con debates y acciones pertinentes. Un Plan Nacional de Salud, que no tenemos, debería construirse en un amplio debate que desde lo local llegue al nivel nacional. La primera infancia es una prioridad nacional, en la que las familias, las instituciones educativas y de salud, pero también los partidos y los movimientos sociales, tienen un rol fundamental. El derecho a una alimentación adecuada requiere un cambio cultural y acciones por la seguridad y la soberanía alimentarias. El cuidado del medioambiente es una tarea de todos, una responsabilidad para asegurar el futuro de las próximas generaciones.
Hay que democratizar al propio FA, ampliando la participación de frenteamplistas en éstos y otros temas, definiéndolos como ejes de acción política colectiva, llegando a los que no son frenteamplistas. La política no puede reducirse a la administración del Estado o los líos internos. Hay que retomar la política como debate de ideas y proyectos, como acción colectiva, como construcción de una sociedad distinta, más justa y libre. Como decimos desde el colectivo El Taller, retomando a Rosa Luxemburgo, “luchamos por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”.
Pablo Anzalone - La DiariaNo hay balances críticos de la gestión de la Presidencia. Sería legítimo que los hubiera. En mi opinión, Xavier hizo un gran esfuerzo para imprimirle otra dinámica al FA. Hay que valorarlo y reconocerlo. Pero hay muchos aspectos en los que no se ha avanzado, o se ha avanzado en forma insuficiente. Sería mejor que hubiera una autocrítica de toda la conducción. Porque hay un equipo con los vicepresidentes, está el Secretariado, la Mesa Política y el propio Plenario Nacional. Todos los sectores con peso electoral tienen representación en esas instancias. Sería bueno poner sobre la mesa las reflexiones críticas y autocríticas que sean necesarias. Por lo menos, serían discusiones políticas interesantes, en las que todos estarían expuestos y no se elegiría un chivo expiatorio. Sin embargo, todo parece reducirse a la exclusividad o no de la responsabilidad de presidir el FA. ¿Para hacer qué? ¿Con qué ideas, propuestas, instrumentos? Nada de eso aparece hoy y es un hecho grave.
Esta forma de encarar las discusiones dentro del FA refleja las dificultades que ha tenido como fuerza política para pararse ante la población como un actor fundamental. No como apéndice del gobierno, sino con protagonismo activo, como promotor de iniciativas políticas hacia la población, como gran oyente de las preocupaciones de la gente y organizador de la comunidad. Como una organización que hace política de masas todo el tiempo, y no sólo cada cinco años.
La unidad frenteamplista no significa unanimidad, no lo ha significado nunca. Pero los debates deben ser relevantes, enriquecedores. Y vaya que es necesario debatir hoy sobre las alternativas que se abren para la izquierda en Uruguay, en la región y en el contexto internacional.
La crisis griega y su desenlace; las situaciones críticas en Brasil y en Venezuela; los avances sociales en América Latina y las amenazas para su sostenibilidad; la pobreza, que aún existe y se reproduce golpeando a la infancia; los modelos de desarrollo subordinados a la lógica del capital extranjero; las transformaciones estructurales en salud, educación, seguridad, cultura, convivencia; las experiencias cooperativas y autogestionarias; los movimientos sociales y los partidos son cuestiones que nos interpelan. Las prioridades del presupuesto nacional son aspectos relevantes del proyecto político.
Hay que reflexionar y debatir, sin caricaturas ni sectarismos, pero sin conformismo.
Desde 2005, el FA no tiene estrategia propia. En 2010, se construyó una discusión autocrítica importante que culminó en un documento que, entre otras cosas, decía: “La crisis de estrategia se expresa en la falta de líneas de acción política hacia la población, en la ausencia de campañas generales o locales, en la escasa participación de la fuerza política en la movilización y en el debate ideológico sobre los valores de nuestra sociedad. También en la dificultad para generar políticas hacia y desde los jóvenes, incorporando banderas éticas, políticas o sociales, objetivos y medios con arraigo en la juventud, que le abran espacio y a la vez la conviertan en un factor propulsor de los cambios”.
La derecha, entronizada en los partidos tradicionales, lanzó una campaña de oposición radical, sin contemporizaciones, aunque con pocas luces y propuestas.
¿Qué va a hacer el FA en los próximos cinco años? ¿Mirarse el ombligo, enconar sus diferencias internas, disputar los espacios de poder sectoriales, limitarse a esperar lo que haga el gobierno? ¿O, por el contrario, impulsará el debate político en la sociedad, promoverá campañas de masas para volver a darles a los frenteamplistas y a la población un rol de protagonistas y no de espectadores?
Decía el Plenario Nacional en 2010: “Hay que relanzar desde ya una estrategia de alianzas con los sectores sociales para profundizar el proyecto político desde ahora, y para darle sustentabilidad al proceso de cambio”. La campaña del No a la Baja fue un buen ejemplo.
Hoy debemos encarar otros. La educación y en particular la recomposición de la alianza docente-comunidad deberían ser motivo de campañas específicas, con debates y acciones pertinentes. Un Plan Nacional de Salud, que no tenemos, debería construirse en un amplio debate que desde lo local llegue al nivel nacional. La primera infancia es una prioridad nacional, en la que las familias, las instituciones educativas y de salud, pero también los partidos y los movimientos sociales, tienen un rol fundamental. El derecho a una alimentación adecuada requiere un cambio cultural y acciones por la seguridad y la soberanía alimentarias. El cuidado del medioambiente es una tarea de todos, una responsabilidad para asegurar el futuro de las próximas generaciones.
Hay que democratizar al propio FA, ampliando la participación de frenteamplistas en éstos y otros temas, definiéndolos como ejes de acción política colectiva, llegando a los que no son frenteamplistas. La política no puede reducirse a la administración del Estado o los líos internos. Hay que retomar la política como debate de ideas y proyectos, como acción colectiva, como construcción de una sociedad distinta, más justa y libre. Como decimos desde el colectivo El Taller, retomando a Rosa Luxemburgo, “luchamos por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”.
Les
pasa por angurrientos. Quieren todo, quieren todas las manijas y la
totalidad de los mangos de los sartenes, es decir el poder absoluto en
su propia coalición. Las concepciones de Mujica son intolerantes y
verticalistas con un ligero barniz populachero, en consonancia con el
hecho de que él mismo se ha autoproclamado "libertario", ofendiendo así a
toda ésta corriente de pensamiento y acción. En este caso se les "fué
la mano" con sus colegas de la coalición a los que subestimaron en su
capacidad de reacción. Es que todavía parecen no haber asimilado el
significado de la derrota en las internas para la candidatura a la
Intendencia de Montevideo. Y más que nada se ve que no aceptan que hayan
otros competidores por las manijas y los sillones, quizás tan o más
ambiciosos que ellos mismos. Mientras tanto el pueblo trabajador tiene
que hacer paros, huelgas y ocupaciones para intentar detener la
desvalorización de sueldos y salarios. Después que los votaron!!
En el MPP lamentan haber provocado "el caso Xavier"
Agosto 15, 2015 05:00 El Observador
Los liderados por José Mujica no esperaban una reacción tan virulenta tras la renuncia de la senadora a la presidencia del FA
Sabiendo que las decisiones de hoy pueden repercutir en los hechos de mañana, en el Movimiento de Participación Popular (MPP) se preguntan por estas horas si el episodio que forzó la renuncia de Mónica Xavier a la presidencia del Frente Amplio no terminará golpeando los intereses de la fuerza que lidera José Mujica.
Más concretamente, en ese sector hay dirigentes que entienden que se cometió un error involuntario al generar una inesperada y virulenta reacción por parte de los defensores de Xavier; reacción que puso a la senadora socialista en el rol de víctima.
El Plenario Nacional del Frente Amplio resolverá hoy que la presidencia de la coalición quede en manos del Secretariado Ejecutivo hasta las elecciones internas del próximo año. La fórmula bajó las revoluciones de las críticas cruzadas de los últimos días y sirvió para unir a las partes en pugna. Pero una lectura más detenida de los hechos causa cierta preocupación en el MPP.
El enfrentamiento comenzó a gestarse cuando el bloque político conformado por el Frente Líber Seregni (FLS) y el Partido Socialista (PS) insistió en la permanencia de Xavier en la presidencia de la coalición hasta que se realicen nuevas elecciones internas en el correr de 2016.
Además, sostienen, esa tarea es incompatible con la labor legislativa. En medio de esas disputas, la senadora socialista renunció a su puesto durante el Plenario del FA del sábado 8. Para suplir a Xavier, el MPP propuso instalar un colegiado y el astorismo sugirió adelantar las elecciones para noviembre próximo.
Ninguna de las dos propuestas tiene los votos necesarios para prosperar y, por tanto, el Secretariado Ejecutivo del FA asumirá provisoriamente las tareas de la presidencia con el respaldo de la Mesa Política.
Pero antes de llegar a eso, el MPP recibió una lluvia de críticas de quienes defendían la permanencia de Xavier.
Por ejemplo, el secretario general del PS, Yerú Pardiñas, declaró que a Xavier "le cobraron la factura por ser mujer" y el operador del FLS Esteban Valenti dijo que la renuncia de la dirigente socialistases "un golpe de Estado".
"El poder sin ideología y sin principios es la peor droga, corrompe el alma", agregó.
El senador Rafael Michelini (FLS) dijo en El Observador TV que la actitud del MPP y sus aliados representa un "capricho casi adolescente" que metió a la coalición "en una crisis, en un agujero negro del que no se sabe cómo salir".
El director de descentralización de la OPP, el socialista Pedro Apezteguía, también se refirió a la supuesta falta de apego a la institucionalidad por parte del MPP. "Los golpes de Estado no se acatan. Se sufren", escribió en su cuenta de la red social Twitter.
Algunos dirigentes del MPP intentaron explicar que la reacción era desmedida. "Algunos compañeros hacen una tormenta en un vaso de agua o se ahogan en una piscina inflable", dijo el diputado Daniel Caggiani. "¡Ay qué horrible, qué espantoso, estamos divididos!", ironizó por su parte Mujica.
La senadora Xavier se limitó a difundir una carta en la que se refirió a cierta falta de fraternidad pero sin individualizar a nadie. "No siempre hemos sido todo lo fraternos que tuvimos que ser. Esto es lo que no nos podemos permitir. Allí es cuando perdemos rumbo y memoria, sin lo que no se puede avanzar, a riesgo de quedar atascados en luchas fratricidas", sostuvo.
Es decir, cuando quisieron acordar, los dirigentes MPP habían sido puesta en el papel de malo de la película. Por eso, algunos mujiquistas asumen, en reserva, que de poder desandar lo andado, hubieran dejado todo quieto en la presidencia del FA hasta que los afiliados de la coalición resuelvan qué hacer en las internas del año que viene.
Aunque es muy pronto para pensar en los comicios nacionales de 2019, ya se sabe que hay quienes le apuestan algunas fichas a la candidatura de Xavier y no son precisamente los dirigentes del MPP quienes promueven a la médica socialista.
Y si es verdad que en política la gente acostumbra a ponerse del lado de las víctimas, Xavier arrancó con ventaja.
Tardía
reacción de la Senadora. El Senador Mujica ha "descalificado" a la casi
totalidad de los trabajadores uruguayos, a sus sindicatos, y a los
uruguayos como tales que según él eran "atorrantes que no quieren
trabajar". Según Mujica los maestros trabajaban cuatro horas y encima
tampoco querían trabajar, los profesores lo mismo, tuvo su momento
(siempre cuando habían reclamos sindicales algo que sencillamente no
tolera el expresidente ya que los considera "meter palos en la rueda")
con los bancarios, con TODOS los funcionarios públicos, lo mismo que con
los municipales, denigró a los ecologistas y en términos generales a
todo aquel que no aceptase sin titubear sus "brillantes" planes. Lástima
que la Senadora no alzó la voz, en su momento, contra estos ataques
provenientes desde el Poder, ahora le toca a la interna del FA por
aquello de la sartén y el mango. No se sienta sola Senadora en este
"tratamiento" del "líder regional" de Obama, hay muchísimos
damnificados. Sin olvidarnos del caso que trascendió fronteras y quedó
en la historia de las tropelías del Poder: la exigencia pública a la SCJ
para que sacara a la valiente y digna Jueza Mariana Mota y de esa
manera quedaran paralizados, hasta hoy, más de cincuenta casos de
criminales de lesa humanidad que estaban listos para sentencia. Es como
dice el MPP "el Pepe tal cual es".
MOREIRA ADVIRTIÓ A MUJICA“No hay que entrar en el terreno de la descalificación”
Publicado el Martes 18 agosto de 2015 , 6:00am La República uyLa senadora Constanza Moreira se refirió a la renuncia de Mónica Xavier a la presidencia del Frente Amplio, analizando la actualidad del partido de gobierno. En una entrevista con el programa radial La Mañana, la legisladora aseguró que Xavier “fue impulsada a renunciar”
“Mónica fue presionada para que diera ese paso”, lamentó Moreira, quien aseguró que la renuncia “no estaba en el espíritu de la presidenta”. En este sentido, la senadora consideró que Xavier “continuaba desempeñándose bien” como presidenta, y agregó que no ha escuchado “ningún juicio negativo” sobre su gestión.
En cuanto a la importancia de la presidencia del Frente Amplio y la motivación que genera, Moreira explicó que “el FA es el gran partido del Uruguay, el principal protagonista de nuestra política en los últimos 20 o 25 años”. En este sentido, agregó que el Frente Amplio “hoy es un partido gigante, para lo que es el resto del sistema de partidos del Uruguay”, por lo que “no es ni la frutilla de la torta”.
“El Frente Amplio es la torta”, subrayó la legisladora. Respecto a las discusiones internas generadas, Moreira opinó que “hay que indignarse, enojarse, decir ‘esto no está bien’, poner el grito en el cielo, porque ser sensible hace al alma de la política, y una política sin alma es una política del puro interés, no es la que nosotros querríamos”, explicó.
Por último, se refirió al expresidente José Mujica, al señalar que “no ayuda a nada descalificando a las personas”. “No hay que entrar en ese terreno”, consideró. “Estamos en una discusión sobre las ideas, y eliminar el peso de una idea tratando de rebajar la calidad moral de quien la pronuncia es un pésimo ejercicio político”, sentenció Moreira.
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