@mateamargouy
Ismael Castagnet*
Mucho se está hablando por estos días del conflicto entre China y EEUU por las sanciones que Trump promovió contra la empresa de telecomunicaciones Huawei.
Resulta que acusan a la empresa de espiar a las empresas yanquis mediante los celulares y distintos aparatos de telecomunicaciones que vende Huawei (que dicho sea de paso, es una de las pocas empresas que maneja tecnología 5G). En realidad es muy probable que sea cierto que los chinos los espían, pero los yanquis también espían a todo el mundo mediante acuerdos con sus propias empresas. Recordemos que al poco tiempo de asumir Obama la presidencia, realizó una reunión con los principales de las mayores empresas tecnológicas de EEUU (1). A dicha reunión concurrieron los dueños de Apple, Facebook, ATyT, Google, Twitter, Yahoo, etc. Ahí se sentaron las bases para la nueva forma de dominio imperial, el ciberespionaje masivo y la recolección de datos a gran escala para su posterior análisis. Tres años más tarde, luego de las revelaciones de Snowden de que la NSA espiaba masivamente usando puertas traseras en los programas de estas empresas, volvieron a reunirse, supongo que para acordar el discurso hacia el resto del mundo (2).
El mundo había entrado formalmente a la nueva guerra fría, la ciber guerra. A partir de ahí las grandes potencias como Rusia y China redoblaron sus esfuerzos para tener sistemas informáticos con menos dependencia de EEUU y para crear sus propios ciber-ejércitos.
Les cuento lo que pasó en los últimos días:
– Trump emitió un decreto prohibiendo a las empresas yanquis tener negocios con empresas que signifiquen una amenaza para la seguridad nacional, Huawei incluida. Huawei está haciendo celulares realmente excelentes, sus ventas vienen creciendo a pasos enormes y en breve podría desplazar a Samsung (de Corea del Sur, aliada de EEUU) del primer lugar de ventas de celulares. El problema es que los celulares Huawei tienen Android como sistema operativo, Android es de código abierto pero sus actualizaciones de seguridad las junta Google, se las envía a las empresas vendedoras de celulares para que las prueben y luego del visto bueno las sube al Play Store para que los comunes mortales podamos bajarlas. Si Google tiene prohibido trabajar con Huawei, entonces Huawei recién tendría las actualizaciones de seguridad el mismo día que las tendría la gente común y no podrían probarlas previo a su publicación masiva. Además de eso, los Android traen un montón de software que está ligado a Google (como Gmail y YouTube), lo cual crearía problemas de usabilidad para los usuarios de Huawei en el corto plazo. Digo corto plazo porque a mediano plazo seguro que Huawei desarrollará alguna alternativa al play store y solucionará todo, y capaz que hasta anda mejor que los servicios de Google, ojo.
– Al otro día, el presidente chino (que formalmente lo tienen a la altura de Mao Tse Tung, el padre de la China moderna, o sea, lo veneran porque ha llevado a China a disputarle la primacía mundial a EEUU) se apareció en la mayor mina del mundo (que está en China) de minerales raros. Los minerales raros son muy muy escasos en el mundo y son imprescindibles para desarrollar dispositivos de muy alta tecnología (3). Si bien no emitió declaraciones, esa visita se entendió como un aviso de que si EEUU no deja a sus empresas negociar con empresas Chinas, entonces China va a prohibir la exportación de minerales raros a empresas de EEUU. O sea, le metió la pata en el pecho a Trump.
– Al otro día de esa visita a la mina, EEUU emitió un comunicado donde posterga la entrada en vigencia por 90 días (renovable) del decreto que prohibía a empresas yanquis comerciar con Huawei. Más tarde Trump declaró que el problema con Huawei podría solucionarse con un acuerdo comercial con China (4). Por si faltaba mas evidencia respecto a la esencia política de este conflicto con apariencia tecnológico-comercial, países con muy buenas relaciones políticas con China, como Venezuela, han salido a manifestar inversiones en productos de Huawei (5).
Resumiendo, Trump se hizo el pendenciero, el chino le paró el carro en seco y Trump tuvo que recular en chancletas.
Geopolítica que le dicen …
¿Y por casa cómo andamos?
En el mundo actual es ya evidente que es fundamental para un estado tener el control sobre el software y los datos de sus sistemas informáticos. En ese sentido ha sido muy importante la ley de Software Libre y Formatos Abiertos aprobada en el 2013 (6). También fue un gran avance el Decreto sobre Ciberseguridad en el Estado firmado en el 2014 (7), que establece que los servidores de la administración pública que manejen datos de los uruguayos deben estar dentro de nuestro territorio.
Lamentablemente, no se están cumpliendo ni la ley ni el decreto. En la mayoría de los organismos públicos se sigue usando software privativo y hay organismos públicos que contratan servicios con empresas y en los cuales la información de nuestros ciudadanos queda alojada en servidores fuera del país.
Por otro lado, en el año 2015, el Plan Ceibal firmó un acuerdo con la empresa Google para que TODOS los estudiantes y docentes del país usaran una gama de servicios y herramientas que la multinacional ofrece para uso educativo (8). Dicho acuerdo tuvo la resistencia de un variado grupo de estudiantes, docentes, profesionales del derecho y la informática, académicos y organizaciones civiles. Este grupo organizado emitió algunos comunicados cuestionando el acuerdo (9).
El mayor problema de ese acuerdo es que por primera vez en el mundo, TODOS los niños de un país iban a tener TODOS sus datos en servidores de Google. A medida que pase el tiempo, estos niños iban a seguir utilizando los servicios y aplicaciones de Google y dentro de algunas décadas TODOS los datos de TODOS los ciudadanos de nuestro país estarían alojados en servidores de esta empresa. Basta imaginar que una empresa extranjera maneje los datos de todos los políticos, trabajadores, estudiantes, empresarios, autoridades, militares, policías, etc, etc de nuestro país para darnos cuenta de que esto es algo que no podemos permitir. Más aún sabiendo que por más que Google prometa que cumplen con distintas normativas relativas al resguardo de la privacidad de sus usuarios (10), hay ya varios casos en el propio EEUU donde esto no ocurrió, lo cual llevó a acciones legales contra la empresa, incluidas algunas por haber usado datos de estudiantes.
Por suerte este acuerdo no pudo llevarse a cabo con los estudiantes (por un problema del consentimiento requerido para usar los servicios de Google, al ser menores de edad tendrían que firmarlo sus padres, tema que no han podido solucionar … por suerte!!), aunque sí con los docentes.
Redondeando … hay una lucha encarnizada entre las grandes multinacionales tecnológicas por ofrecer productos y servicios con el fin no sólo de obtener beneficios económicos directos sino también para obtener datos a gran escala de sus usuarios. Con dichos datos pueden ofrecer nuevos servicios, pero también procesarlos para lograr ventajas comerciales, políticas y hasta militares. Hemos visto recientemente que hasta se pueden definir elecciones nacionales utilizando los datos que recaban estas empresas.
¿Cómo podemos enfrentar esto?
Primero, concientizando a los ciudadanos de los peligros que tiene el hecho de que una multinacional maneje sus datos. Pelear contra el “a mí qué me importa que tengan mis datos, si total no tengo nada que ocultar”.
Segundo, exigiendo a las autoridades que no sólo legislen y regulen el uso del software y datos que se manejan en los organismos públicos, sino también que hagan cumplir las reglamentaciones.
(2) https://www.fayerwayer.com/2014/03/obama-volvera-a-reunirse-con-los-ceos-de-empresas-tecnologicas//
(8) https://www.ceibal.edu.uy/es/articulo/que-beneficios-me-ofrece-hacerme-una-cuenta-de-google-ceibal
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