Adriana Cabrera Esteve
Hoy los Familiares de Detenidos de Desaparecidos visitamos el Batallón 13, lugar donde se encontraron los restos de uno de nuestros familiares. No sabemos aún quién puede ser, ni si es hombre o mujer. Sólo sabemos su fragilidad y al mismo tiempo su permanencia al borde del arroyo, entre los restos de la última crecida, y también entre desechos. Imponente la impresión que nos causa verlo allí. Podemos adivinar sus últimos momentos. Luego de haber sufrido los tormentos que infligían los militares, quizá, en el 300 Carlos, no en vano conocido como el Infierno Grande. Una verdadera línea de producción de torturas, allí los recién llegados, allí los que estaban colgados, allí los que esperaban entre una sesión y otra de tortura, allí los que eran interrogados. Todo en una magnitud atroz. Cuesta concebir que los seres humanos puedan ser capaces de organizar tanta maldad. Eso es lo que defienden los nostálgicos de la dictadura. Por eso, decimos nunca más a la dictadura cívico militar. Nunca más al terrorismo de Estado. Nunca más a los delitos de lesa humanidad. Porque son tan graves, que cuando los cometen contra uno, es como si los cometieran contra toda la humanidad.
Contraolvido.
Desentierro.
Hasta que la dignidad y la rebeldía se hagan costumbre.
La noticia de un hallazgo de restos humanos en el Batallón Nº13, se expandió rápidamente.
Desde la Asociación de Madres y Familiares de detenidos- desparecidos; en forma inmediata, (luego del impacto), comienza a confeccionar como siempre, una lista de todos los que entraríamos al Batallón.
Los cambios de horario previstos iban cambiando de hora en hora, ante el alerta de posibles lluvias que atrasarían el levantamiento de los restos encontrados.
La hora señalada terminó siendo a las 13 horas en la misma sede de Familiares. Fuimos llegando de a grupos, para salir todos juntos en las tres camionetas, que siempre dispone la presidencia para este fin.
Otro punto de encuentro para alinearnos los tres vehículos, fue Instrucciones y Propios.
Luego de esa espera emprendimos la marcha.
Llegamos al Batallón. Allí comenzaría otra espera larga… infame…
Trámites y más trámites para entrar. Llamadas por celulares a fiscalía, y a tantos otros para facilitar este imprevisto. Si bien en otras ocasiones hubo algún desencuentro; esta vez pasó todos los límites.
Llegamos a las 13 y 45 minutos. La prensa ya estaba apostada (incluso algunos desde el día anterior siguiendo las noticias que iban surgiendo). Los fotógrafos (colegas) intentado lograr las mejores tomas.
La inquietud, la incertidumbre, iba en aumento teniendo en cuenta todo lo que significa para los familiares, de no saber quién puede ser el ser querido enterrado.
La barrera del cuartel se convertía en algo infranqueable para todos.
Comenzaban los cabildeos entre los familiares y las autoridades del cuartel, que reclamaban esa lista sumando la presencia de la jueza que no llegaba.
Idas y venidas durante dos horas y media. Al final pareció que el infame conflicto se disipaba… pero no… faltaba tolerar la entrada mediante las cédulas de identidad de cada uno/a.
Vuelta los cabildos entre nosotros (algunos no la habían llevado).
_O entramos todos o no entra nadie- o entra uno... constata el hallazgo y listo.
Se decide entrar sin cédula de por medio. ¡Un militar era el encargado de pasar lista!
Para los que pasamos por eso; en épocas de prisión política, era como una “vuelta atrás”.
Entramos.
Más trámites de la jueza… (cero empatía con los familiares) todo esto.
Luego el camino largo, sinuoso, entre el barro y árboles talados, como tristes testigos de algo…
Y allí estaba él… inerte al borde de la barranca, solo asomando su cráneo.
La retirada.
Cabizbajos, dolorosamente angustiados, con pasos cansinos. Muchos de ellos, que ya rondan sus tantos años de búsqueda.
Un golpe rotundo, implacable para los nietos -que algunos- por primera vez, enfrenta este hecho criminal de los fascistas.
El regreso casi en silencio, solo interrumpido por algún comentario banal. Cómo queriendo exorcizar el momento trágico.
Texto y fotografía Martha Passeggi.
Desentierro.
Hasta que la dignidad y la rebeldía se hagan costumbre.
La noticia de un hallazgo de restos humanos en el Batallón Nº13, se expandió rápidamente.
Desde la Asociación de Madres y Familiares de detenidos- desparecidos; en forma inmediata, (luego del impacto), comienza a confeccionar como siempre, una lista de todos los que entraríamos al Batallón.
Los cambios de horario previstos iban cambiando de hora en hora, ante el alerta de posibles lluvias que atrasarían el levantamiento de los restos encontrados.
La hora señalada terminó siendo a las 13 horas en la misma sede de Familiares. Fuimos llegando de a grupos, para salir todos juntos en las tres camionetas, que siempre dispone la presidencia para este fin.
Otro punto de encuentro para alinearnos los tres vehículos, fue Instrucciones y Propios.
Luego de esa espera emprendimos la marcha.
Llegamos al Batallón. Allí comenzaría otra espera larga… infame…
Trámites y más trámites para entrar. Llamadas por celulares a fiscalía, y a tantos otros para facilitar este imprevisto. Si bien en otras ocasiones hubo algún desencuentro; esta vez pasó todos los límites.
Llegamos a las 13 y 45 minutos. La prensa ya estaba apostada (incluso algunos desde el día anterior siguiendo las noticias que iban surgiendo). Los fotógrafos (colegas) intentado lograr las mejores tomas.
La inquietud, la incertidumbre, iba en aumento teniendo en cuenta todo lo que significa para los familiares, de no saber quién puede ser el ser querido enterrado.
La barrera del cuartel se convertía en algo infranqueable para todos.
Comenzaban los cabildeos entre los familiares y las autoridades del cuartel, que reclamaban esa lista sumando la presencia de la jueza que no llegaba.
Idas y venidas durante dos horas y media. Al final pareció que el infame conflicto se disipaba… pero no… faltaba tolerar la entrada mediante las cédulas de identidad de cada uno/a.
Vuelta los cabildos entre nosotros (algunos no la habían llevado).
_O entramos todos o no entra nadie- o entra uno... constata el hallazgo y listo.
Se decide entrar sin cédula de por medio. ¡Un militar era el encargado de pasar lista!
Para los que pasamos por eso; en épocas de prisión política, era como una “vuelta atrás”.
Entramos.
Más trámites de la jueza… (cero empatía con los familiares) todo esto.
Luego el camino largo, sinuoso, entre el barro y árboles talados, como tristes testigos de algo…
Y allí estaba él… inerte al borde de la barranca, solo asomando su cráneo.
La retirada.
Cabizbajos, dolorosamente angustiados, con pasos cansinos. Muchos de ellos, que ya rondan sus tantos años de búsqueda.
Un golpe rotundo, implacable para los nietos -que algunos- por primera vez, enfrenta este hecho criminal de los fascistas.
El regreso casi en silencio, solo interrumpido por algún comentario banal. Cómo queriendo exorcizar el momento trágico.
Texto y fotografía Martha Passeggi.
De nuestra muy querida amiga y compañera Elena Zaffaroni .
Larga espera hasta q llegó la jueza....
que decirles del ingreso? La conmoción aparece siempre... aunq creamos que no; el lugar parece imposible de encontrar... pero encontraron!! Los del equipo agotados, toda la noche sin dormir y seguirían hoy hasta terminar, se pusieron a llorar con nosotros. Eso vale todo. Ese compromiso personal de esas gurisas q eran estudiantes y ahora tienen doctorados.
El lugar horrible.. la cañada llena de basura y bolsas enredadas... ya habían retirado la mayor parte, solo dejaron parte del cráneo q estaban desenterrando de ese barro oscuro. Tenía una camisa que no vimos y mucha cal . Queridas , una mezcla de lugar de desechos y luz. De angustia y satisfacción de sacarlovde ese lugar. Todavía hay q esperar pero es uno de nuestros desaparecidos y eso es mucho.
>>> Protocolo militar para entrar al batallón
Después de casi dos horas de tensión, la jueza Isaura Tórtora se presenta en la sede militar y los deja ingresar a familiares.
>>> No es humano
>>> No es casualidad
Presidencia le quitó prioridad a la búsqueda de restos de desaparecidos en los cuarteles.
Durante el trigésimo quinto Período de
Sesiones del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, el
presidente Tabaré Vázquez defendió la política oficial respecto al
juzgamiento de los crímenes cometidos durante la última dictadura
cívico-militar.
El mandatario sostuvo que el gobierno y la sociedad trabajan para “derrocar cualquier foco de impunidad”.
El antropólogo José María López Mazz, ex director del Grupo de
Investigación en Arqueología Forense (GIAF), salió al cruce de estas
declaraciones y afirmó que Presidencia le quitó prioridad a la búsqueda
de restos de desaparecidos en los cuarteles.
“Se abandonó una estrategia que durante años habíamos consolidado”, señaló a Televisión Nacional.
A su vez, indicó que hay restos de detenidos desaparecidos en los
batallones 13 y 14. “En los lugares en los que encontramos (restos) la
probabilidad de que sigan existiendo es mayor”, opinó el experto.
>>> Vandalización de la placa de memoria
Hace apenas un mes
López Mazz está desvinculado de estas búsquedas y estaría bueno buscar la posición de Familiares. Lo de Adriana y Martha y Elena, tres testimonios de mucho valor.
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