entrevista a Roger Rodríguez*
30 julio 2019
Hemisferio
Izquierdo: Luego de que El Observador publicara la nota sobre los
contenidos de las actas del Tribunal de Honor en las que Gavazzo declaró
sobre el asesinato del tupamaro Roberto Gomensoro, así como de unas
cien desapariciones más, y que el diario El País evidenciara que desde
mediados de febrero Presidencia tenía conocimiento y aun así no había
accionado penalmente, se desató una crisis política en la interna del
progresismo. ¿Qué reflexiones te merece este hecho pensando el vínculo
entre periodismo, política y DD.HH? ¿Qué rol juega el periodismo de
investigación en el esclarecimiento de nuestro pasado reciente?
Roger Rodríguez: El periodismo ha jugado y seguirá jugando un papel muy importante en la búsqueda de la verdad sobre lo ocurrido en Uruguay durante los años de represión. No me gusta hablar de “pasado reciente”, lo considero un “pasado presente” en la medida en que no se sepa lo ocurrido y desde el momento en que las desapariciones forzadas se siguen sucediendo cada día.
El trabajo del periodista Leonardo Haberkorn fue muy importante porque, de alguna manera, finalmente impidió una maniobra para descalificar la existencia del segundo vuelo de Orletti y con él, la responsabilidad de ocho militares y policías presos por la desaparición de un grupo de compatriotas que fueron secuestrados en Buenos Aires, torturados y extorsionados en el marco de la coordinación represiva del Plan Cóndor en 1976 y trasladado a Uruguay, donde luego de un mes con vida fueron ejecutados y enterrados, posiblemente en fosas comunes. Los artículos de El País, en cambio, los leo con un objetivo más político que informativo y siempre he pensado que cuando los temas de derechos humanos se politizan, se bastardizan. Sin embargo, es claro que en el tema derechos humanos las administraciones de gobierno frenteamplistas tuvieron posición tomada y han intentado una y otra vez darlo por cerrado y no necesariamente con el esclarecimiento de la verdad y el juicio y castigo a los culpables. Lo quisieron hacer cuando se pidió el informe sobre desaparecidos a las Fuerzas Armadas en 2004, cuando le dieron la ampliación a los informes, cuando se mantuvo por diez años “congelado” el Archivo Berrutti, cuando se celebró el 19 de Abril como el “Nunca más Orientales contra Orientales”, cuando por más de un año no se renovaron los convenios con la Universidad para la búsqueda por parte de los antropólogos, cuando se ninguneó y no se ensobró el voto rosado, cuando se dijo que los criminales eran “viejitos” o que el tema termina cuando se muera el último protagonista, cuando se presionó a los jueces y a los fiscales, cuando se incumplió la sentencia Gelman de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cuando se desplazó a la jueza Mariana Mota, cuando se aceptó la connivencia con los militares que defienden aquellos crímenes o cuando se soportó los desacatos de un Comandante en Jefe que realizaba una estrategia para lanzarse como referente político.
Se necesita más y mejor periodismo para seguir encontrando las piezas del mosaico de la verdad. Periodistas hay, pero no hay voluntad de los medios para tomar el tema con seriedad y proyección; por lo general, se buscan elementos mediáticos con los cuales alimentar el consumo de titulares por algunos días.
Hemisferio Izquierdo: La destitución del Tribunal de Honor fue una demostración de firmeza del gobierno y una forma de gestión de la crisis política derivada, pero no parece ser suficiente a efectos de esclarecer los crímenes de lesa humanidad. En este sentido, ¿cuál es la importancia del libre acceso a los archivos militares como es el caso del "Archivo Berrutti" y cuáles han sido los obstáculos?
El trabajo del periodista Leonardo Haberkorn fue muy importante porque, de alguna manera, finalmente impidió una maniobra para descalificar la existencia del segundo vuelo de Orletti y con él, la responsabilidad de ocho militares y policías presos por la desaparición de un grupo de compatriotas que fueron secuestrados en Buenos Aires, torturados y extorsionados en el marco de la coordinación represiva del Plan Cóndor en 1976 y trasladado a Uruguay, donde luego de un mes con vida fueron ejecutados y enterrados, posiblemente en fosas comunes. Los artículos de El País, en cambio, los leo con un objetivo más político que informativo y siempre he pensado que cuando los temas de derechos humanos se politizan, se bastardizan. Sin embargo, es claro que en el tema derechos humanos las administraciones de gobierno frenteamplistas tuvieron posición tomada y han intentado una y otra vez darlo por cerrado y no necesariamente con el esclarecimiento de la verdad y el juicio y castigo a los culpables. Lo quisieron hacer cuando se pidió el informe sobre desaparecidos a las Fuerzas Armadas en 2004, cuando le dieron la ampliación a los informes, cuando se mantuvo por diez años “congelado” el Archivo Berrutti, cuando se celebró el 19 de Abril como el “Nunca más Orientales contra Orientales”, cuando por más de un año no se renovaron los convenios con la Universidad para la búsqueda por parte de los antropólogos, cuando se ninguneó y no se ensobró el voto rosado, cuando se dijo que los criminales eran “viejitos” o que el tema termina cuando se muera el último protagonista, cuando se presionó a los jueces y a los fiscales, cuando se incumplió la sentencia Gelman de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cuando se desplazó a la jueza Mariana Mota, cuando se aceptó la connivencia con los militares que defienden aquellos crímenes o cuando se soportó los desacatos de un Comandante en Jefe que realizaba una estrategia para lanzarse como referente político.
Se necesita más y mejor periodismo para seguir encontrando las piezas del mosaico de la verdad. Periodistas hay, pero no hay voluntad de los medios para tomar el tema con seriedad y proyección; por lo general, se buscan elementos mediáticos con los cuales alimentar el consumo de titulares por algunos días.
Hemisferio Izquierdo: La destitución del Tribunal de Honor fue una demostración de firmeza del gobierno y una forma de gestión de la crisis política derivada, pero no parece ser suficiente a efectos de esclarecer los crímenes de lesa humanidad. En este sentido, ¿cuál es la importancia del libre acceso a los archivos militares como es el caso del "Archivo Berrutti" y cuáles han sido los obstáculos?
Roger Rodríguez :
No estoy tan de acuerdo con que el intento de destitución de los jueces
que participaron del Tribunal de Honor sobre Gavazzo y Silvera haya
sido una demostración de fuerza. Y digo “intento” porque finalmente no
hubo mayoría parlamentaria para pasar a retiro a esos seis generales,
quienes siguen en funciones y a la espera de lo que ocurra en un juicio
penal del que los medios de comunicación no reportan nada.
El
caso de los Tribunales de Honor es mucho más profundo que la confesión
de Gavazzo sobre la muerte de Gomensoro. En primer lugar, confirma una
maniobra de Gavazzo para desacreditar el segundo vuelo de Orletti y
encender una contradicción en la interna militar, cuando se dio cuenta
que los generales que lo juzgaban eran de las promociones de la
dictadura a quienes ellos habían ideologizado y despreciado porque no
habían sido “combatientes contra la subversión”. Una situación parecida a
la que se ha dado con algunos guerrilleros pregolpe de Estado o presos
de la dictadura con la generación que finalmente protagonizó la salida a
la democracia. La mayoría de los generales que hoy están en los mandos
militares eran quinceañeros en 1973 y, aunque parezca insólito, también
serían de la llamada Generación 83. Esos militares tuvieron el peso de
los torturadores y sus crímenes durante toda su carrera, como el recelo
de la sociedad civil que los llevó a cerrarse como casta y el
desconocimiento de la verdad histórica durante su instrucción. Entre
estas promociones, sin duda que hay autoritarios, oficiales que
provienen de familias militares por generaciones, o pertenecen a logias
de ultraderecha, pero también los hay democráticos, quienes aún no
terminan de asumir el rol histórico que deberían tener.
El
segundo punto a analizar en el caso de los Tribunales de Honor, es la
jugada de Manini Ríos para postularse como candidato presidencial, en un
plan largamente preparado en torno al cual, posiblemente, existan
conexiones con la actual dirigencia del Centro Militar y la Cooperativa
de Ahorro y Crédito de las Fuerzas Armadas (CAOFA), las publicaciones El
Soldado y Nación, grupos de ultraderecha y hasta el propio Comando
Barneix y sus amenazas contra activistas por los Derechos Humanos. Y en
este tema, hubo connivencia con el Ministerio de Defensa, donde se tenía
una idea personal sobre las Fuerzas Armadas y su futuro. El tercer
elemento a revisar en torno a los Tribunales de Honor es lo que
políticamente hizo el gobierno. Cuando se anunció la destitución de
Manini Ríos, a quien debieron sacar mucho antes, para mí la noticia fue
otra. Lo importante era que un grupo de generales no considerara un
deshonor el homicidio agravado de 28 personas y que el Presidente de la
República homologara semejante fallo. La decisión de los generales podía
ser ideológica y estaríamos ante otro huevo de serpiente; o por un
verdadero desconocimiento de lo ocurrido y la aplicación literal de lo
que define el Manual de Honor, lo que expondría la realidad en la que
los militares siguen siendo formados a treinta y cinco años de la
reinstitucionalización del país, catorce de ellos con gobierno
frenteamplista. Pero lo más grave es que el Presidente haya firmado la
homologación sin revisar el contenido del documento. Un jerarca no puede
leer todo lo que firma, pero lee lo que le importa. Y cuando eso
trascendió, el mandatario aplicó el “pulso del oncólogo” y cortó grueso
con el bisturí… En cuanto al Archivo Berrutti, su libre acceso habría
sido importante cuando se lo encontró. Tengo mis dudas sobre si los
documentos más importantes no fueron quitados antes o durante los diez
años en que el archivo permaneció lacrado.
Hemisferio
Izquierdo: ¿Cómo aporta en este sentido LUISA, el software colaborativo
para transcribir los archivos del pasado reciente? ¿Cuenta con algún
apoyo gubernamental?
Roger Rodríguez:
El Proyecto de Sistematización, Cruzamiento y Análisis de los Archivos
Militares de la Universidad de la República, con el Grupo de Trabajo por
Verdad y Justicia de la Presidencia y la participación de Madres y
Familiares de Desaparecidos es importante, aunque tardío. Es un trabajo
que se tenía que haber iniciado con la aparición del Archivo Berrutti,
junto a todos los documentos que se han ido desclasificando en Estados
Unidos y todo el material que se ha rescatado en Argentina, Chile y
Paraguay, con sus Archivos del Horror. Los profesionales a cargo del
trabajo son de mi respeto y confianza, y no dudo que la aplicación
Luisa, en homenaje a Luis Cuesta, pueda hacer un importante aporte, como
ya lo hace el Observatorio Luz Ibarburu en el seguimiento de las causas
judiciales. Lo que duele es que ambas mujeres, como otras referentes de
las madres de desaparecidos, no hayan podido saber la verdad en vida.
Encontrar esa verdad y ubicar esos restos es un compromiso que desde
hace años también he asumido, porque la verdad exige justicia y sin
verdad y justicia no se puede tatuar en la sociedad una memoria que
permita el nunca más.
* Periodista e investigador
>>> Lo que no mostró la "prensa"
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