Contrariamente a la idea que transmiten los medios financieros, es Argentina, y no los fondos buitre, los que se negaron el acuerdo, es decir, a la devolución de su deuda total a los mismos.
De hecho, en 2010, el 93% de los acreedores de la Argentina acordó una
pérdida de 65% sobre los bonos emitidos por el país en el curso de su
primer impago en 2001, los bonos que fueron comprados a bajo precio por
los inversores que buscan el riesgo. Desde entonces, Argentina honrado regularmente su deuda acordada-reembolso.
Sin embargo el 7% de los acreedores, los «fondos buitre» negó cualquier
pérdida (anulando el riesgo que tomaron) y entró en una disputa con
Argentina, respaldada por la justicia EE.UU., para ser reembolsados en
su totalidad.
Pero Argentina se negó, prefiriendo ser declarado en rebeldía ...
Por cierto, una de las consecuencias es que el 93% de los acreedores que habían aceptado el acuerdo ya no verá su reembolso; ni voluntad Elliott Management, el fondo principal implicado en la acción judicial. ¿Cómo consideran a un país que no paga lo que no le debe? Guerra?
Supuestamente por defecto es una bomba nuclear para un país que pierde instantáneamente cualquier atractividad de inversiones; por lo tanto todo lo que se debe hacer para evitarlo. Así que pensó Elliott.
Pero los tiempos cambian.
Pero los tiempos cambian.
En mayo Rusia invitó a Argentina a unirse a su cumbre BRICS. Esta invitación al final se convirtió en una Cumbre UNASUR-BRICS celebrado al día siguiente de la Cumbre de BRICS.
Rusia invitó a la Argentina a la cumbre de los BRICS
Hace dos semanas, China y Argentina firmaron un acuerdo de inversión de miles de millones, lo que indica claramente que, para China, Argentina había riesgo 1 .
Hoy Dagong, la agencia de calificación mundial con sede en China,
decidió rebajar calificación en moneda extranjera de la deuda soberana
de Argentina de CC a D, pero para mantener la moneda local calificación
crediticia soberana del país en el CCC: «Puesto que el default de la
deuda en moneda extranjera fue causado por terceros factores que no ha
puesto en peligro la solvencia fundamentalmente en moneda local de
Argentina, Dagong mantiene la moneda local calificación de crédito
soberano de la Argentina en el CCC » 2 .
Visto desde Occidente, Argentina se convierte en un país de inversión arriesgada y poco fiable.
Visto desde los BRICS, Argentina es ahora un país libre, con no más de
deuda, la tercera potencia económica en América del Sur, una tierra de
oportunidades.
Dos mundos: una sanción y multar a uno; una inversión y cooperación del otro.
LA DEUDA PÚBLICA URUGUAYA. Pesificación mentirosa y sus horrores
29 de julio de 2014
Autor: William Yohai
Sobre el tema de la falsa pesificación de la deuda pública uruguaya hemos escrito ya en varias ocasiones
1. Periódicamente el economista y ex funcionario público (subsecretario del Ministerio de Economía y Finanzas, Director del Banco Central del Uruguay, etc.) Javier de Haedo se refiere al tema y ensalza esta política, la de “pesificar” la deuda pública, como la adquisición de un “seguro” ante
eventuales devaluaciones bruscas y el riesgo que la deuda pública nominada en moneda extranjera supone ante tales eventualidades. “Se habla mal, en ocasiones por desconocimiento, y a veces por política partidaria menor. El súmmum del maltrato se da cuando el cóctel combina desconocimiento e intereses subalternos.
Así, por ejemplo, se dice que "la deuda pública subió mucho desde 2004" pero no se analizan los factores que la hicieron crecer. Se dice que "al desdolarizarse la deuda se contrató un seguro caro", pero se olvida que todo seguro parece caro hasta que se lo utiliza y que nadie choca su auto a propósito para cobrarlo. Se dice que "justo se les ocurrió pasar la deuda a pesos cuando el dólar bajaba" como si fuera posible hacerlo en otro contexto”
No sabemos a quien o quienes se refiere el Ec. De Haedo cuando tal dice. Lo que está claro es que, una vez más, sale en defensa de la actual política económica en relación a la deuda pública. No analizaremos en este trabajo la parte referida a la evolución cuantitativa de la deuda pública y los diversos factores que es necesario considerar para evaluarla. Diremos simplemente que no alcanza relacionar la misma con el producto bruto interno (pbi) para obtener un panorama que se acerque a la realidad. Nos concentraremos en considerar el tema de la supuesta “pesificación” y sus consecuencias.
Llama mucho la atención, a estas alturas, que De Haedo se siga refiriendo al cambio de monedas en la denominación de la deuda pública como “pesificación”. En efecto: lo que se ha llevado a cabo en estos años ha sido, en realidad, un cambio de deuda nominada en moneda extranjera, casi exclusivamente dólares de los EEUU, por deuda en unidades indexadas (ui).
Ésta es una unidad de cuenta creada en 2003, a la salida de la crisis financiera y de la deuda pública que asoló nuestro país en aquella época. La ui reajusta diariamente de acuerdo a las variaciones del índice de precios al consumo que elabora el instituto nacional de estadística (ine).
NO ES CIERTO, POR LO TANTO QUE LA DEUDA SE PESIFIQUE.
Del análisis de la deuda pública al 31 de marzo surge que el 59% de la misma estaba “pesificada”. De ella la mayor parte estaba, directamente, emitida en ui. Tal es el caso de la emitida por la tesorería en títulos. De los algo más de 8.000 millones de U$S emitidos en moneda nacional por el bcu una parte está también denominada directamente en ui. El resto está emitido en pesos no reajustables. Pero el efecto sobre los niveles de endeudamiento y las variaciones de la inflación que refleja el ipc no cambia. Y esto es así porque prácticamente la totalidad de esta deuda emitida en pesos no reajustables lo ha sido a plazos menores a dos años. La tasa de interés de estas emisiones (que ha oscilado desde el entorno del 13% al 15% los primeros 6 meses de este año) capta las expectativas de inflación que los agentes prevén para esos plazos y le agrega el interés que pagan los títulos en dólares y ui. Podemos considerar, por tanto, que toda o casi toda la deuda nominada en pesos (tal cual lo reflejan las planillas del bcu) es en realidad deuda en unidades indexadas.
Una aproximación teórica al estudio de los beneficios-perjuicios relativos de cada variante, o sea, emitir deuda en moneda extranjera (en la práctica dólares de EEUU) versus hacerlo en moneda constante (que es el equivalente de deuda nominada en pesos que reajusta por inflación) indicaría que, desde el punto de vista del deudor, es mejor la variante en moneda extranjera. Y esto es así porque el dólar está sometido a un continuo proceso de depreciación. Esta depreciación está cuantificada, en principio, por la inflación en EEUU. No existen, prácticamente, períodos de inflación nula o de deflación en la historia de aquel país. A simple modo de ejemplo podemos considerar la evolución de los precios de algunos bienes esenciales para evidenciar el fenómeno. El petróleo crudo que hasta hace 10 años cotizaba por debajo de los 20 dólares el barril ha estabilizado su precio los últimos 3 años por encima de los 100. El oro que lo hacía debajo de los 300 dólares la onza troy se ha estabilizado ampliamente por encima de los 1000. Y así podríamos hacer una lista interminable de commodities de todo tipo con resultados similares.
Si estudiamos el tema basándonos en los antecedentes concretos acerca de la evolución de ambas variables (devaluación e inflación) las conclusiones son abrumadoras.
Una deuda de 1000 dólares contraída en dicha moneda en 1969, dejando de lado los intereses, tendría hoy, obviamente, un valor de 1000 dólares.
Pero si se hubiera contraído una deuda de 1000 dólares, expresada en pesos uruguayos de la época, y se los hubiera reajustado por inflación, ésta equivaldría hoy a tantos pesos como los necesarios para adquirir 12.000 dólares. Dicho de otra forma, entre 1969 y 2014 la inflación marchó 12 veces más rápido que la devaluación. Esto es fácil de comprobar recurriendo a las planillas correspondientes del ine.
Si tomamos el cálculo desde el origen de la unidad indexada, comparando para reducir variaciones bruscas el promedio de dicha unidad del año 2003 con el de los primeros 6 meses de 2014; el resultado no es menos asombroso: la deuda de 1000 dólares (también excluyendo los intereses) se ha transformado, al pasarla a pesos uruguayos y reajustarla por inflación, en una deuda de 2.750 dólares. En este caso se han sumado dos efectos: la inflación (entre los períodos considerados un factor de variación de 2,2 enteros) y una revaluación del peso uruguayo en relación al dólar por un factor de 0,8.
Para que este trabajo no parezca sesgado en un sentido diremos, también, que es posible encontrar períodos en que la variación de la inflación es inferior a la devaluación. Un ejemplo reciente lo vemos al considerar dos momentos puntuales: marzo de 2013 con junio de 2014. Entre ambas fechas mientras que el dólar varió su cotización por un factor de 1,19, la inflación lo hizo por un factor de 1,1. Ambas cifras aproximadas. O sea, una deuda de 1000 dólares de aquella fecha equivaldría, nominada en pesos ajustados por inflación a 924 dólares de junio de 2014.
Javier De Haedo nos diría entusiastamente que “el seguro pagó”.
Lamentablemente la frase implica un grueso error de concepto. En efecto, los seguros son contratos que se realizan para cubrir la aparición de un fenómeno posible pero no probable. Su fundamento es que al ocurrir de dicho fenómeno el asegurado no va a tener recursos para cubrirlo o el mismo va a poner en riesgo sus finanzas personales o negocio. La diferencia entre las probabilidades de ocurrencia del fenómeno y la prima que paga el asegurado representa el margen de ganancia de la compañía aseguradora.
La historia demuestra que las devaluaciones bruscas en nuestro país suceden entre intervalos largos de tiempo. En Uruguay las 3 últimas ocurrieron, más o menos, cada 10 y 20 años. Y cuando suceden si bien el tipo de cambio se “adelanta” en relación a la inflación; rápidamente, ésta se acelera dado el carácter pronunciadamente abierto de nuestra economía y la relación entre ambas variables vuelve a sus fundamentos: igual que sucede en su país de origen y en el resto del mundo el dólar pierde continuamente poder adquisitivo. O sea, contraemos un seguro carísimo (una deuda que habría crecido 12 veces en dólares entre 1969 y 2014 o 2,76 veces entre 2003 y 2014) para cubrir un riesgo barato, que se presenta, eventualmente cada 10, 20 o más años, y que después de aparecer “se cura solo” por el paso del tiempo y la inevitable equiparación de la inflación con la devaluación.
Podemos agregar para completar el tratamiento de este asunto que las tasas de interés a que se emiten los títulos nominados en unidades indexadas (o pesos a corto plazo) no reflejan significativas diferencias con aquellas a las que se emiten los nominados en dólares. Una anomalía de mercado que no sucede, por ejemplo, con los escasos títulos de deuda pública que emite la tesorería de los EEUU que reajustan por inflación (conocidos en la jerga como “TRIPS”). Estos sí descuentan la inflación y sus rendimientos nominales son, en la actualidad, negativos.
El tema no está sobre el tapete en estos tiempos de campaña electoral. Y es que hay poderosos sectores económicos que ganan cuando el estado nacional pierde. En particular el sector financiero integrado a estos efectos por bancos privados y AFAP's obtienen suculentas ganancias a través de la tenencia y compra-venta de estos títulos de deuda.
Si se conocieran con exactitud los orígenes del financiamiento de los partidos políticos sabríamos las razones de ésta y tantas otras omisiones en la temática de las campañas electorales.
1
Ver: a)“PESIFICACIÓN” DE LA DEUDA PÚBLICA
Cuando un Banco Central corrige el rumbo (de cayetano)
b) “PESIFICACIÓN” DE LA DEUDA PÚBLICA
MENTIRA QUE ANTICIPA LA CATÁSTROFE O: QUE NOS LEEN, NOS LEEN. Ambos en
www.resonandoenfenix.blogspot. com <http:// www.resonandoenfenix.blogspot.c om/>
2 <https://mail.google.com/mail/ u/0/ ?tab=wm#1478e00bdc3d785e_sdfoot note2anc>
El dólar en 2003 cotizaba encima de los 28 pesos mientras que los primeros 6 meses de 2014 lo hizo a un promedio de 22,70 aproximadamente.
29 de julio de 2014
Autor: William Yohai
Sobre el tema de la falsa pesificación de la deuda pública uruguaya hemos escrito ya en varias ocasiones
1. Periódicamente el economista y ex funcionario público (subsecretario del Ministerio de Economía y Finanzas, Director del Banco Central del Uruguay, etc.) Javier de Haedo se refiere al tema y ensalza esta política, la de “pesificar” la deuda pública, como la adquisición de un “seguro” ante
eventuales devaluaciones bruscas y el riesgo que la deuda pública nominada en moneda extranjera supone ante tales eventualidades. “Se habla mal, en ocasiones por desconocimiento, y a veces por política partidaria menor. El súmmum del maltrato se da cuando el cóctel combina desconocimiento e intereses subalternos.
Así, por ejemplo, se dice que "la deuda pública subió mucho desde 2004" pero no se analizan los factores que la hicieron crecer. Se dice que "al desdolarizarse la deuda se contrató un seguro caro", pero se olvida que todo seguro parece caro hasta que se lo utiliza y que nadie choca su auto a propósito para cobrarlo. Se dice que "justo se les ocurrió pasar la deuda a pesos cuando el dólar bajaba" como si fuera posible hacerlo en otro contexto”
No sabemos a quien o quienes se refiere el Ec. De Haedo cuando tal dice. Lo que está claro es que, una vez más, sale en defensa de la actual política económica en relación a la deuda pública. No analizaremos en este trabajo la parte referida a la evolución cuantitativa de la deuda pública y los diversos factores que es necesario considerar para evaluarla. Diremos simplemente que no alcanza relacionar la misma con el producto bruto interno (pbi) para obtener un panorama que se acerque a la realidad. Nos concentraremos en considerar el tema de la supuesta “pesificación” y sus consecuencias.
Llama mucho la atención, a estas alturas, que De Haedo se siga refiriendo al cambio de monedas en la denominación de la deuda pública como “pesificación”. En efecto: lo que se ha llevado a cabo en estos años ha sido, en realidad, un cambio de deuda nominada en moneda extranjera, casi exclusivamente dólares de los EEUU, por deuda en unidades indexadas (ui).
Ésta es una unidad de cuenta creada en 2003, a la salida de la crisis financiera y de la deuda pública que asoló nuestro país en aquella época. La ui reajusta diariamente de acuerdo a las variaciones del índice de precios al consumo que elabora el instituto nacional de estadística (ine).
NO ES CIERTO, POR LO TANTO QUE LA DEUDA SE PESIFIQUE.
Del análisis de la deuda pública al 31 de marzo surge que el 59% de la misma estaba “pesificada”. De ella la mayor parte estaba, directamente, emitida en ui. Tal es el caso de la emitida por la tesorería en títulos. De los algo más de 8.000 millones de U$S emitidos en moneda nacional por el bcu una parte está también denominada directamente en ui. El resto está emitido en pesos no reajustables. Pero el efecto sobre los niveles de endeudamiento y las variaciones de la inflación que refleja el ipc no cambia. Y esto es así porque prácticamente la totalidad de esta deuda emitida en pesos no reajustables lo ha sido a plazos menores a dos años. La tasa de interés de estas emisiones (que ha oscilado desde el entorno del 13% al 15% los primeros 6 meses de este año) capta las expectativas de inflación que los agentes prevén para esos plazos y le agrega el interés que pagan los títulos en dólares y ui. Podemos considerar, por tanto, que toda o casi toda la deuda nominada en pesos (tal cual lo reflejan las planillas del bcu) es en realidad deuda en unidades indexadas.
Una aproximación teórica al estudio de los beneficios-perjuicios relativos de cada variante, o sea, emitir deuda en moneda extranjera (en la práctica dólares de EEUU) versus hacerlo en moneda constante (que es el equivalente de deuda nominada en pesos que reajusta por inflación) indicaría que, desde el punto de vista del deudor, es mejor la variante en moneda extranjera. Y esto es así porque el dólar está sometido a un continuo proceso de depreciación. Esta depreciación está cuantificada, en principio, por la inflación en EEUU. No existen, prácticamente, períodos de inflación nula o de deflación en la historia de aquel país. A simple modo de ejemplo podemos considerar la evolución de los precios de algunos bienes esenciales para evidenciar el fenómeno. El petróleo crudo que hasta hace 10 años cotizaba por debajo de los 20 dólares el barril ha estabilizado su precio los últimos 3 años por encima de los 100. El oro que lo hacía debajo de los 300 dólares la onza troy se ha estabilizado ampliamente por encima de los 1000. Y así podríamos hacer una lista interminable de commodities de todo tipo con resultados similares.
Si estudiamos el tema basándonos en los antecedentes concretos acerca de la evolución de ambas variables (devaluación e inflación) las conclusiones son abrumadoras.
Una deuda de 1000 dólares contraída en dicha moneda en 1969, dejando de lado los intereses, tendría hoy, obviamente, un valor de 1000 dólares.
Pero si se hubiera contraído una deuda de 1000 dólares, expresada en pesos uruguayos de la época, y se los hubiera reajustado por inflación, ésta equivaldría hoy a tantos pesos como los necesarios para adquirir 12.000 dólares. Dicho de otra forma, entre 1969 y 2014 la inflación marchó 12 veces más rápido que la devaluación. Esto es fácil de comprobar recurriendo a las planillas correspondientes del ine.
Si tomamos el cálculo desde el origen de la unidad indexada, comparando para reducir variaciones bruscas el promedio de dicha unidad del año 2003 con el de los primeros 6 meses de 2014; el resultado no es menos asombroso: la deuda de 1000 dólares (también excluyendo los intereses) se ha transformado, al pasarla a pesos uruguayos y reajustarla por inflación, en una deuda de 2.750 dólares. En este caso se han sumado dos efectos: la inflación (entre los períodos considerados un factor de variación de 2,2 enteros) y una revaluación del peso uruguayo en relación al dólar por un factor de 0,8.
Para que este trabajo no parezca sesgado en un sentido diremos, también, que es posible encontrar períodos en que la variación de la inflación es inferior a la devaluación. Un ejemplo reciente lo vemos al considerar dos momentos puntuales: marzo de 2013 con junio de 2014. Entre ambas fechas mientras que el dólar varió su cotización por un factor de 1,19, la inflación lo hizo por un factor de 1,1. Ambas cifras aproximadas. O sea, una deuda de 1000 dólares de aquella fecha equivaldría, nominada en pesos ajustados por inflación a 924 dólares de junio de 2014.
Javier De Haedo nos diría entusiastamente que “el seguro pagó”.
Lamentablemente la frase implica un grueso error de concepto. En efecto, los seguros son contratos que se realizan para cubrir la aparición de un fenómeno posible pero no probable. Su fundamento es que al ocurrir de dicho fenómeno el asegurado no va a tener recursos para cubrirlo o el mismo va a poner en riesgo sus finanzas personales o negocio. La diferencia entre las probabilidades de ocurrencia del fenómeno y la prima que paga el asegurado representa el margen de ganancia de la compañía aseguradora.
La historia demuestra que las devaluaciones bruscas en nuestro país suceden entre intervalos largos de tiempo. En Uruguay las 3 últimas ocurrieron, más o menos, cada 10 y 20 años. Y cuando suceden si bien el tipo de cambio se “adelanta” en relación a la inflación; rápidamente, ésta se acelera dado el carácter pronunciadamente abierto de nuestra economía y la relación entre ambas variables vuelve a sus fundamentos: igual que sucede en su país de origen y en el resto del mundo el dólar pierde continuamente poder adquisitivo. O sea, contraemos un seguro carísimo (una deuda que habría crecido 12 veces en dólares entre 1969 y 2014 o 2,76 veces entre 2003 y 2014) para cubrir un riesgo barato, que se presenta, eventualmente cada 10, 20 o más años, y que después de aparecer “se cura solo” por el paso del tiempo y la inevitable equiparación de la inflación con la devaluación.
Podemos agregar para completar el tratamiento de este asunto que las tasas de interés a que se emiten los títulos nominados en unidades indexadas (o pesos a corto plazo) no reflejan significativas diferencias con aquellas a las que se emiten los nominados en dólares. Una anomalía de mercado que no sucede, por ejemplo, con los escasos títulos de deuda pública que emite la tesorería de los EEUU que reajustan por inflación (conocidos en la jerga como “TRIPS”). Estos sí descuentan la inflación y sus rendimientos nominales son, en la actualidad, negativos.
El tema no está sobre el tapete en estos tiempos de campaña electoral. Y es que hay poderosos sectores económicos que ganan cuando el estado nacional pierde. En particular el sector financiero integrado a estos efectos por bancos privados y AFAP's obtienen suculentas ganancias a través de la tenencia y compra-venta de estos títulos de deuda.
Si se conocieran con exactitud los orígenes del financiamiento de los partidos políticos sabríamos las razones de ésta y tantas otras omisiones en la temática de las campañas electorales.
1
Ver: a)“PESIFICACIÓN” DE LA DEUDA PÚBLICA
Cuando un Banco Central corrige el rumbo (de cayetano)
b) “PESIFICACIÓN” DE LA DEUDA PÚBLICA
MENTIRA QUE ANTICIPA LA CATÁSTROFE O: QUE NOS LEEN, NOS LEEN. Ambos en
www.resonandoenfenix.blogspot.
2 <https://mail.google.com/mail/
El dólar en 2003 cotizaba encima de los 28 pesos mientras que los primeros 6 meses de 2014 lo hizo a un promedio de 22,70 aproximadamente.
Cuando se agotaba el ciclo largo expansivo del capitalismo, se impuso
el debate sobre las razones de ese agotamiento y las formas de retomada
del desarrollo económico. Triunfó la renacida versión del liberalismo,
vocalizada en particular por Ronald, quien dijo que habría que suspender
los límites a la libre circulación del capital, habría que
desreglamentar. El capital volvería a circular, habría inversiones, las
economías volverían a crecer y todos ganarían.
Se promovió la libre circulación del capital en escala global, mediante la apertura de los mercados nacionales, la privatización de patrimonios públicos, la mercantilización de lo que antes eran derechos, la precarización de las relaciones de trabajo, la retracción del Estado y la centralidad del mercado. Pero lo que pasó fue distinto de lo previsto.
Es que, como recordaba siempre Marx, el capital no está hecho para producir, sino para acumular. Liberado de las trabas del período anterior, el capital se dirigió, masivamente, hacia la esfera financiera, donde gana más, tiene liquidez total y ejerce fuerte presión sobre los gobiernos. (Una agencia de apoyo a los especuladores, una vez concluyó sus sugerencias, diciendo, literalmente: Aprovechen la fiesta, pero quédense cerca de la puerta.) En escala mundial se dio una gigantesca trasferencia de recursos del sector productivo al especulativo, con el capital financiero asumiendo el rol de sector hegemónico en la era neoliberal del capitalismo.
El bajo crecimiento o el estancamiento o incluso la retracción de las economías se debe justamente al hecho de que el sector hegemónico en la economía es un sector parasitario, que no produce bienes, ni empleos. Es el capital financiero bajo su forma especulativa, que no financia el consumo, ni la investigación, ni tampoco la producción. Vive de la compra y venta de papeles.
Los fondos buitre son el ejemplo más radical de ese carácter parasitario del capital especulativo, típico de la era neoliberal. En ese caso, se han valido de la crisis de la deuda de los países latinoamericanos para imponer normas draconianas a gobiernos subalternos, parte fundamental de la herencia maldita recibida por los gobiernos antineoliberales. Préstamos a intereses brutales a cambio de renunciar a la soberanía nacional.
Así, aun los gobiernos que han reaccionado en contra del neoliberalismo, empezando a construir alternativas a ese modelo agotado, tienen que enfrentar todavía esa herencia. Para la derecha seria señal de fracaso de los gobiernos progresistas, cuando en realidad son todavía rezagos de los gobiernos de la misma derecha.
Los Brics han empezado a apuntar hacia la alternativa: un Banco de Desarrollo para el Sur del Mundo, un fondo de apoyo frente a problemas que puedan enfrentar los países del Sur del mundo. El conflicto actual con Argentina representa los estertores del modelo contra el cual fueron elegidos los gobiernos progresistas y frente al cual construyen un modelo posneoliberal.
- Emir Sader, sociólogo y cientista político brasileño, es coordinador del Laboratório de Políticas Públicas de la Universidade Estadual do Rio de Janeiro (Uerj).
Se promovió la libre circulación del capital en escala global, mediante la apertura de los mercados nacionales, la privatización de patrimonios públicos, la mercantilización de lo que antes eran derechos, la precarización de las relaciones de trabajo, la retracción del Estado y la centralidad del mercado. Pero lo que pasó fue distinto de lo previsto.
Es que, como recordaba siempre Marx, el capital no está hecho para producir, sino para acumular. Liberado de las trabas del período anterior, el capital se dirigió, masivamente, hacia la esfera financiera, donde gana más, tiene liquidez total y ejerce fuerte presión sobre los gobiernos. (Una agencia de apoyo a los especuladores, una vez concluyó sus sugerencias, diciendo, literalmente: Aprovechen la fiesta, pero quédense cerca de la puerta.) En escala mundial se dio una gigantesca trasferencia de recursos del sector productivo al especulativo, con el capital financiero asumiendo el rol de sector hegemónico en la era neoliberal del capitalismo.
El bajo crecimiento o el estancamiento o incluso la retracción de las economías se debe justamente al hecho de que el sector hegemónico en la economía es un sector parasitario, que no produce bienes, ni empleos. Es el capital financiero bajo su forma especulativa, que no financia el consumo, ni la investigación, ni tampoco la producción. Vive de la compra y venta de papeles.
Los fondos buitre son el ejemplo más radical de ese carácter parasitario del capital especulativo, típico de la era neoliberal. En ese caso, se han valido de la crisis de la deuda de los países latinoamericanos para imponer normas draconianas a gobiernos subalternos, parte fundamental de la herencia maldita recibida por los gobiernos antineoliberales. Préstamos a intereses brutales a cambio de renunciar a la soberanía nacional.
Así, aun los gobiernos que han reaccionado en contra del neoliberalismo, empezando a construir alternativas a ese modelo agotado, tienen que enfrentar todavía esa herencia. Para la derecha seria señal de fracaso de los gobiernos progresistas, cuando en realidad son todavía rezagos de los gobiernos de la misma derecha.
Los Brics han empezado a apuntar hacia la alternativa: un Banco de Desarrollo para el Sur del Mundo, un fondo de apoyo frente a problemas que puedan enfrentar los países del Sur del mundo. El conflicto actual con Argentina representa los estertores del modelo contra el cual fueron elegidos los gobiernos progresistas y frente al cual construyen un modelo posneoliberal.
- Emir Sader, sociólogo y cientista político brasileño, es coordinador del Laboratório de Políticas Públicas de la Universidade Estadual do Rio de Janeiro (Uerj).
jue jul 31 2014 10:59
"Siento mucho que no se pueda hacer algo",
dijo el presidente de la República, José Mujica, sobre el default de
Argentina luego de que ayer fracasaron las negociaciones entre ese
gobierno y los fondos buitre en Nueva York.
"Todavía no tengo un panorama claro", dijo Mujica a Búsqueda a quien también se refirió sobre las consecuencias: "Hay teorías de todos los gustos".
"Siento mucho que no se pueda hacer algo. Esto se estuvo discutiendo bastante en el Mercosur y todo el mundo expresó su solidaridad, pero no se pudo hacer mucho más. Acá se ve la importancia de este banco que están creando los BRICS. Hay necesidad de alternativas de carácter internacional para pedir plata. Ahora está por empezar el Banco del Sur también", agregó.
"Todavía no tengo un panorama claro", dijo Mujica a Búsqueda a quien también se refirió sobre las consecuencias: "Hay teorías de todos los gustos".
"Siento mucho que no se pueda hacer algo. Esto se estuvo discutiendo bastante en el Mercosur y todo el mundo expresó su solidaridad, pero no se pudo hacer mucho más. Acá se ve la importancia de este banco que están creando los BRICS. Hay necesidad de alternativas de carácter internacional para pedir plata. Ahora está por empezar el Banco del Sur también", agregó.
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