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El piloto Julio Poch de los vuelos de la muerte
RATIFICAN QUE JULIO POCH ADMITIO HABER PARTICIPADO EN VUELOS DE LA MUERTE
Confesiones de un piloto
El piloto Tim Eisso Weert dio detalles de la cena en
la que el teniente de fragata mencionó su supuesta intervención en los
vuelos de la muerte. “Tendríamos que haberlos matado a todos”. “Eran
terroristas y no se merecían algo mejor”, contó que dijo.
Tim
Eisso Weert es un piloto holandés. Ayer declaró vía videoconferencia en
la audiencia oral por los crímenes de la ESMA. Es uno de los testigos
directos de la cena en Bali en la que el teniente de fragata retirado y
piloto Julio Poch mencionó supuestamente su intervención en los vuelos
de la muerte. Era la primera vez que un testigo de aquella cena hablaba
en una audiencia pública. En la sala escucharon jueces, fiscales,
querellas y el propio Poch. En Holanda, jueces, fiscales, periodistas y
dos traductoras, una oficial y otra de la Justicia holandesa. Weert
contó sobre aquella noche: “Me acuerdo que le pregunté a Julio: ‘¿Cómo
pudo participar en la ejecución de personas que no tuvieron un debido
proceso?’. La reacción fue agitada hacia mí”. Habló en inglés. Y
explicó: “Que quiere decir que eran terroristas y no se merecían algo
mejor”. Después agregó: “Le pregunté por qué no les devolvieron el
cuerpo de los que él llama terroristas a los familiares, luego de haber
sido ejecutados”. Y Poch respondió: las “madres no tendrían que haber
permitido que los hijos salieran a la calle de noche’. Luego de lo cual
hizo un comentario muy fuerte que se escuchó en otras partes de la mesa:
‘Tendríamos que haberlos matado a todos’. Como se imaginará –explicó
Weert–, eso causó un gran impacto. Mi ultimo comentario fue decirle que
en mi opinión fue una forma muy inhumana para ejecutar a personas. La
respuesta del señor Poch fue que ‘estaban drogados’. Luego de esto me
quise levantar de la mesa, pero el señor (Edwin) Brouwer me detuvo y
puso la mano en mi hombro”.
Weert conoció a Poch en 1988, cuando el piloto argentino entró a
Transavia, la línea aérea franco-holandesa con la que volaron a Bali en
diciembre de 2003. Hasta ese momento habían compartido un vuelo en 1990 y
otro en 2002. “Lo considero muy respetuoso, y tranquilo –dijo–.
Vivíamos bastante cerca, en dos ciudades cercanas, y para ese vuelo
incluso le ofrecí pasar a buscarlo para viajar juntos al aeropuerto. Por
lo demás, a Julio lo conozco como un piloto serio, bueno, una persona
muy amable que merece mi respeto.”En 2003 la compañía envió a un grupo de tripulantes a Indonesia. Como en la temporada de invierno la empresa no necesitaba tantos aviones ni para charter ni para vuelos de línea, los aviones se alquilaban solos o con tripulación a otras compañías. Por esa razón se trasladaron a Bali con la tripulación completa.
“La cena tuvo lugar la última noche que estuve en Bali –dijo–. Nos llevaron con taxis del hotel al restaurante. A la llegada nos ofrecieron una copa. La mesas estaban en la playa. Cenamos afuera. Si no me equivoco, yo me senté en la mesa que estaba más alejada del bar.”
A su izquierda estaba otro piloto, Edwin Reijnhoudt Brouwer, próximo testigo. A la izquierda de Brouwer, un tercer testigo y frente a él estaba Poch. También estaba Gretha, la esposa de Poch. Y al lado de Gretha, una persona del servicio técnico, igual que hacia la derecha de Weert. En 2011 tuvo que reconstruir la ubicación de las personas en un croquis a pedido de la Justicia.
“Nos sirvieron un primer plato, el plato principal, un postre, vino y había agua en la mesa –dijo–. Y durante la cena las conversaciones eran sobre temas sin demasiada importancia. En algún momento el tema es el príncipe y su novia, la princesa Máxima. Me acuerdo que el señor Brouwer hizo un comentario sobre el suegro de nuestro príncipe heredero. Se trataba de que él tendría que haber sabido de la desaparición de personas. En ese momento cambió la actitud corporal de Poch”, dijo Weert.
Para explicarlo, Weert dijo una frase en inglés. En la sala se iniciaron así una serie de planteos por cuestiones de la “traducción”. “¡Está haciendo un comentario en inglés!”, se quejó la traductora oficial. No es que no supiera inglés o no pudiera traducirlo, sino que “oficialmente” no estaba contratada para hacerlo. “¡No lo puedo traducir!”, dijo justo cuando el testigo se disponía a contar uno de los tramos más relevantes. “Le rogaría que se exprese en holandés”, intercedió el presidente del tribunal argentino, Daniel Obligado, porque en estas cosas se iban cuestiones determinantes.
Muchos de los que estaban ahí llevan años esperando la audiencia y ayer agregaron otras larguísimas tres horas mas: el Servicio Penitenciario Federal debía llevar a Poch de Marcos Paz a Tribunales a las 8 de la mañana, pero lo hizo tres horas más tarde.
Poch se sentó con una notebook, tomó apuntes vestido de traje, lentes y look de abogado. Estuvo al lado de su defensor Gerardo Ibáñez. Le tiró del saco cada tanto. Y se lo oyó quejarse varias veces de la traducción. Hasta aquí ésa fue su mayor defensa: dijo que en aquella cena hubo un malentendido, que no dijo lo que dijo, y habla de una confusión en el diálogo con Weert en el uso del “you”, entre un “tú” y un “ustedes inclusivo”: “How terrible this should have been sor you that you have had to do this” (“Qué terrible que debe haber sido para vos que vos hayas tenido que hacer eso”, pero Poch argumenta que entendió “para ustedes”, como si fuera un genérico, para los militares argentinos, y que eso no lo involucra directamente). Ayer, Weert reconstruyó los párrafos originales en inglés y ratificó la interpretación en holandés que ya había hecho y que señala a Poch como responsable.
Jorge Zorreguieta y Videla
“El señor Poch explicó que (Zorreguieta) era ministro de Agricultura –afirmó el testigo–. Y ahí comenzó a contar de la dictadura argentina. Contó que personas fueron ejecutadas tirándolas desde un avión. Mi primera reacción fue como diciendo: ‘¿Esto qué es?’. Y el señor Poch me daba pena.”
Más tarde dijo: “Puedo agregar que sí me llamó la atención el cambio en el lenguaje corporal, el lenguaje no verbal, que me dio la impresión de que de pronto se puso como una persona muy fanática y tuvo reacciones fuertes”.
Weert mencionó presiones. Mensajes de texto. Correos electrónicos. Pedidos para que cambie un oficio que había circulado como denuncia dentro de la compañía. Allí puso la palabra “confesión”. El hijo de Poch fue a verlo dos veces. La última vez, en mayo de este año. Le dijo que su padre estaba preso por esa palabra “confesión”. Le pidió que la sacara. “Le puedo contar lo que pasó y usted después puede concluir si son amenazas o lo que fue”, les dijo a los fiscales. También mencionó que la empresa generó un expediente interno, pero que luego lo cerró. Poch generó una campaña de imagen para defenderse y cuenta con el apoyo de buena parte de la prensa holandesa. Weert en un momento dijo por qué estaba haciendo todo esto: “Llegué a la conclusión de que si no participaba de esto, mi silencio se podía interpretar como que yo estaba favoreciendo a la parte equivocada”.
Por video conferencia desde La Haya declararon los testigos
DECLARAN TESTIGOS QUE ESCUCHARON A JULIO POCH DECIR QUE HABIA PARTICIPADO DE LOS VUELOS DE LA MUERTE
El piloto que se jactaba de los crímenes
El juicio oral por los delitos cometidos en la ESMA
entra en un tramo dedicado a los vuelos de la muerte. Hoy está previsto
que declaren dos pilotos holandeses a quienes Poch les contó en 2003
cómo habían arrojado personas con vida desde aviones.
La empresa
Transavia es la compañía aérea franco-holandesa en la que trabajó el
piloto y teniente de fragata retirado Julio Poch desde el 1º de marzo de
1988. En noviembre de 2003, un grupo de empleados de la compañía viajó a
Indonesia por cuestiones de trabajo. En el grupo estaban Poch y su
esposa Grethe, junto a pilotos y tripulantes: Tim Eisso Weert, Edwin
Reijnhoudt Brouwer, Christiaan Duijker y Frederik Van Heukelom, entre
otros. Como una parte del grupo debía irse antes de tiempo, el día 2 de
diciembre se organizó una cena con todas las personas de Transavia y de
otra empresa. La cena se hizo en el restaurante Gado-Gado, de Bali. Los
invitados, miembros de la tripulación y del equipo técnico, se
encontraban distribuidos en tres mesas largas y rotaron sus ubicaciones a
medida que transcurría la velada. En aquella cena, reconstruida en la
“elevación a juicio” de la megacausa ESMA, Poch se jactó ante sus
compañeros de haber intervenido en los vuelos de la muerte durante la
dictadura: los asesinatos masivos de personas que eran arrojadas con
vida desde aviones, al mar o al Río de la Plata.
A partir de hoy, una parte de aquellos compañeros de Bali comenzarán
a declarar en Comodoro Py, en el contexto del juicio oral y público por
los crímenes de lesa humanidad cometidos en la ESMA. El proceso ingresa
de esta manera en el tramo de los vuelos de la muerte, entre cuyos
acusados se encuentra Julio Poch. En total, está previsto que declaren
siete holandeses durante las próximas dos semanas. Todos son pilotos,
algunos citados por la defensa. Hoy es el turno de dos de ellos: Tim
Eisso Weert y Edwin Reijnhoudt Brouwer, que aquel día compartieron la
mesa con Poch.“Más que nada a la fiscalía le interesa que los testigos sean sinceros con el relato de lo que han escuchado”, dijeron a este diario los fiscales del juicio, Mercedes Soiza Reilly y Guillermo Friele. “Nos interesa que cuenten qué escucharon, después la fiscalía alegará y evaluará cómo hará la acusación sobre el testigo.”
Este es el núcleo de lo que esperan quienes acusan, tanto fiscales como querellas. Durante estos años, los testigos más importantes de aquella cena fueron sometidos a distintas presiones. Recibieron correos electrónicos en los que les pedían que se retractaran de sus declaraciones. Y el tema fue silenciado en los primeros años dentro de la compañía. Poch impulsó una campaña pública en Holanda, donde consideran el asunto como una especie de causa nacional: cada vez que habla provoca revuelo. Y en su indagatoria, en la sala del juicio, estuvo presente el embajador de Holanda.
En este momento, Poch está detenido en Marcos Paz y acusado por privación ilegal de la libertad, aplicación de violencia y coautoría de homicidios en el caso de 30 víctimas de esta causa, entre los que están los casos de la Santa Cruz. En la acusación, la confesión de Bali es sólo uno de los elementos en juego. Sin embargo, Poch construyó buena parte de su defensa sobre ese punto. Negó haber dicho lo que los testigos escucharon, asegura que se trató de un malentendido, construyó una defensa técnica en la que sostiene que no condujo aviones de pasajeros, sino de caza y ataque y en su indagatoria intentó más bien mejorar su perfil más político: “Por supuesto que, como a la mayoría de los que vivimos ese período –dijo– (saber de los vuelos) me provocó incredulidad y rechazo”.
En este contexto, para quienes acusan en este juicio uno de los aspectos más importantes de las próximas declaraciones será reconstruir no sólo la escena de Bali, sino reconstruir quién era el piloto dentro de la línea aérea antes de aquella confesión. En ese sentido, se esperan varios aportes de algunos testigos. Hay quienes presenciaron distintos episodios en los que Poch aparece embanderado con la dictadura. Aunque eso no sirve directamente como prueba, permitiría poner en duda el supuesto perfil de demócrata. Uno de los ejemplos que citan es que tan conocido era ese perfil que dentro de la aerolínea había comenzado a circular como un chiste que, cuando él piloteaba un avión, las azafatas decían: “Hoy maneja Poch, no se acerquen a las puertas”.
Hoy declararán dos de los testigos más importantes del caso. Tim Eisso Weert y Edwin Reijnhoudt Brouwer estuvieron en Bali y se sentaron en la mesa con Poch. Weert quiso hacer público rápidamente todo lo que había escuchado, pero a poco de empezar se encontró con presiones de la compañía. Brouwer volvió de Bali y a la vuelta denunció el hecho ante el jefe del servicio aéreo, pero nadie le preguntó nada más. Pasaron dos años o tres, y recién entonces un jefe piloto se enteró por comentarios en los pasillos e hizo la denuncia. Además, se espera que Brouwer relate un episodio con Poch y otro piloto que ocurrió en la casa de Aldo Ingmar Knip, un piloto jubilado de esa misma línea aérea.
El resto de los testigos va a declarar la semana siguiente. El miércoles 20 también será otro día importante: está previsto que declaren Knip y Geert Jeroen Engelkes. Knip hoy es un testigo convocado por los defensores de Poch y es la persona que escribió e-mails a otros testigos. Engelkes podrá dar cuenta en forma indirecta de lo que sucedió en Bali, porque dijo haber escuchado el relato de los pilotos holandeses cuando hablaban de la confesión de Bali.
Otro testigo relevante por los datos que puede aportar sobre Poch es Geronimus Johannes Weidenhoff, que no estuvo presente en la cena pero tuvo una conversación con Poch en la cabina de un avión el 18 de abril de 2005.
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