LA REPÚBLICA con el Grupo de Investigación en Antropología Forense
“La Operación Zanahoria no existió”
Publicado el 31/8/2014La búsqueda no se detiene; en qué están las excavaciones, dónde aportar información.
“La Operación Zanahoria, no existió”.
Así de tajante, fue la respuesta de los integrantes del Grupo de Antropología Forense, responsable de la búsqueda de restos de compatriotas desaparecidos en la dictadura.
Para estos expertos, la información vertida a la Comisión para la Paz, sobre que los cuerpos habrían sido exhumados, cremados y sus cenizas arrojadas al Río de la Plata, puede ser desmentida”.
“Tenemos elementos de convicción científica para descartar esta operación” se afirmó.
Tras la renuncia de José López Mazz, a la coordinación del grupo de antropólogos forenses que entiende en el caso de la búsqueda de restos de detenidos-desparecidos, se ha entrado en una nueva etapa de investigación, estudio, resoluciones y conclusiones.
En un extenso diálogo que LA REPÚBLICA mantuvo con el Grupo de Investigación en Antropología Forense, (GIAF), permitió conocer los alcances logrado en su trabajo y la actividad que desarrollará ahora en más. Hoy, al conmemorarse el Día Internacional del Detenido Desaparecido, era una jornada más que propicia para reflexionar y enterarse de cuáles son las últimas novedades en este tan sensible tema para las sociedad uruguaya.
“Este equipo tiene continuidad y vamos a seguir investigando” se dijo a LA REPÚBLICA.
Luego de la renuncia de José López Mazz, a la coordinación del equipo, ¿habrá algún cambio en la metodología del trabajo que se realiza, o se continuará con la misma?
Lo primero que hay que decir es que el equipo tiene continuidad, va a permanecer investigando. Nosotros trabajamos en función de la demanda de la Justicia. No trabajamos a instancia de una investigación académica, sino que esto responde a un pedido de la Justicia, y a una demanda histórica que desde el año 2005, todos conocemos.
En cuanto a la variación metodológica que pueda haber a las directivas, eso es propio del resultado de diez años de trabajo. No podemos seguir haciendo, otros diez años, siempre lo mismo. Porque también los escenarios cambian. Porque las hipótesis evolucionan, se modifican, y requiere de la aplicación de nuevas metodologías, de relecturas de planteos anteriores.
Digamos que lo que se pretende es despejar algunas dudas y clarificar cosas…
Siempre fue nuestro trabajo, despejar y clarificar. Ahora las hipótesis que ya estaban planteadas no cambian porque el coordinar (López Mazz) haya dejado su cargo. Este trabajo tenía una autonomía en lo profesional, y de trabajo, que es independiente de eso.
Consideran que la etapa pasada, por decirlo así, fue fructífera…
Sí, sin duda, la etapa pasada fue fructífera. Este es un equipo universitario que se formó inicialmente en torno a la figura del coordinador. Pero indudablemente que en estos diez años, ha habido maduración, se han creado áreas de intereses diferentes, dentro del equipo. De intereses personales, pero también respondiendo a la jerarquización que la investigación iba teniendo.
¿En qué está el equipo, hoy día?
Seguimos trabajando en el escenario en que estábamos. Estamos siempre dentro de los lineamientos de la cautela judicial, y dentro de lo que son las pautas que la Justicia comparte con nosotros en esta investigación.
Estamos excavando en una unidad militar, pero no podemos decir los lugares precisos, identificarlos. Nosotros tenemos un contrato de confidencialidad. Pero además como son pedidos de la Justicia, también nos debemos a todos los recaudos que le caben a los técnicos que trabajan en lo judicial, todo lo que es secreto y presumario.
Pero están trabajando en el Batallón 13 y en La Tablada…
Estamos trabajando en el Batallón 13, y en el Servicio de Material y Armamento. En La Tablada ha habido algunas intervenciones. Pero no trabajos en el marco de una causa judicial.
Y con la búsqueda en el Batallón 14, ¿qué pasó? ¿Se terminó?
Hay una cosa que se debe aclarar. En estos cosas no se termina en forma tan abrupta, tan categórica, tan radical. Lo que se aplica son procedimientos sobre hipótesis trazadas en función de los testimonios que hay. Lo que tratamos es dar respuesta dentro de esos marcos. Ahora, si aparece más información, y si la Justicia así lo requiriere, las investigaciones se pueden reabrir. Se puede volver a los mismos lugares, en función de la información. Pero el término de enterrar, terminar, en esto, es un término demasiado fuerte para lo débil que son puntos de partida y para la información con la que contamos.
De acuerdo a la información que ustedes están recibiendo, que se dan y se obtienen por diferentes canales, fuera de estos tres lugares que mencionábamos ¿hay otros sitios para la búsqueda de restos de desaparecidos?
Sí. No nos animamos a decir todos porque es una lista bastante larga. Pero excede a Montevideo. En cada departamento, hay testimonios que son relativos a la existencia de tumbas clandestinas. Ese sería el punto, a partir de que las líneas de información, convergen.
Ahora hay otro tipo de información que no necesariamente se refiere a lugares de enterramientos, sino que tiene que ver con el autoritarismo, la represión, que excede el ámbito de nuestro trabajo, más allá que nosotros todo el tiempo estamos recibiendo ese tipo de información.
Cada lugar requiere su cautela. Se recibe la información, se estudia por diferentes medios, fotografía área, por ejemplo, después se evalúa la intervención en esos lugares, siempre tomándolo con mucha cautela. Esos lugares todavía están en estudio para ver si se abordan en algún momento, o si se junta más información.
El trabajo nuestro desde un principio fue muy dependiente del tema de la información. Toda la labor nuestra es muy sensible al tema. Cuando hablábamos de los departamentos, lo que debemos decir es que hay una gran deficiencia en cuanto a la investigación en lo que tiene que ver con la búsqueda de información de base, para hacer la propia investigación. El trabajo nuestro de campo, que es ir a excavar en busca de tumbas clandestinas, es el final de un proceso que empieza mucho antes con las entrevistas y el recabar información.
De manera de que habría que diseñar un plan más amplio, que abarcara todo el país, para hacernos de esa información, que estamos reclamando. Ese es otro trabajo.
En este tema se habló mucho de los cementerios rurales, y de la existencia de tumbas en ellos. Hubo un caso muy concreto en Cerro Largo. ¿Se sigue atento a estos lugares? ¿Tienen información que en los cementerios rurales puedan haber enterramientos clandestinos?
Información siempre hay. El problema es que la información tiene que ser de una calidad aceptable. Que sea manejable en términos de plantear un trabajo de esa naturaleza. Y lo otro es que la Justicia, actúe. Porque los enterramientos están en algún lugar, y en determinado régimen de propiedad. Entonces un juez tiene que autorizar todo el procedimiento. No es algo que nosotros solo con la voluntad nuestra de plantearlo, ya se inicie la investigación. Información disponible hay. El problema es la calidad de esa información.
En el caso del Batallón 13, ¿se está buscando algo específico? Se habla de que allí pudieran estar enterrado los restos de María Claudia García de Gelman.
Ese es el marco legal dentro del cual estamos actuando, sin perjuicio de que se puedan producir otros hallazgos. Esa es la causa que nos permite ingresar al Batallón 13. Allí se encontraron los restos del escribano Miranda. Ya hay antecedentes de una lista de personas que pasaron por ese lugar y que están denunciadas como desaparecidas.
López Mazz ha dicho que se está como a punto de descubrirse el lugar donde estarían enterrados los detenidos trasladados desde Buenos Aires. ¿Es tan así?
Nuestro trabajo es plantearnos hipótesis en función de la información que tenemos, y sobre ese camino que es una pista, lo que hacemos es ir y constatar esas hipótesis, pero en el terreno. En este tipo de trabajo, no corresponde hacer pronósticos.
El equipo no tiene la evidencia en esto, para afirmar ni descartar. Nosotros no podemos hablar de un hallazgo, hasta que no se realice efectivamente. Hay información de que hay testimonios de que plantean ese escenario, como hay información de mucha naturaleza y mucho tipo.
Los datos y la referencia no se transforman automáticamente en hechos. Lo que se transforma en hechos, es en virtud del trabajo nuestro. Cuando aparecen los restos como fueron los casos del escribano Miranda, lo de Chaves Sosa, y otro, esos sí. Pero otro tipo de afirmaciones, no.
Creemos que hay que tener un poco de cautela al hacer afirmaciones sobre la eventualidad de un hallazgo, o antes que se produzca. En eso hay que tener muchísimo cuidado. No hay que generar expectativa cuando hay muchos actores involucrados, que están expectante a lo que se pueda comunicar. Ese es otro aspecto, el de la comunicación sobre los resultados, independientemente de que se trate de hallazgos o no. La información puede producir daños. Y el daño es muy difícil de reparar. Por eso entendemos que la información debe ser vertida en el contexto del protocolo.
¿Han recibido información de los militares?
Muy parcialmente. La información que se nos ha trasmitido de los militares en actividad, siempre ha sido por vía oficial, por vía administrativa, más que nada en el 2005 y 2006. Son informes que las diferentes ramas le hacen al Poder Ejecutivo. El Ejército no abandona esa estructura, excepto cuando sus integrantes, pasan a retiro.
Algunos militares, que no están en actividad, han dado testimonios.
En octubre habrá elecciones. En este caso, ¿qué visión tienen ustedes si hay un cambio de gobierno, si tenemos en cuenta que algunos partidos políticos ha expresado que no continuarán con la búsqueda de restos, a diferencia del Frente Amplio?
Que pueda pasar, no sabemos. Pero esto debería trascender los partidos. No debería ser con banderas políticas, si hablamos de derechos humanos, y de hacer justicia, y devolverles los restos a los familiares. Debería ir más allá de banderas políticas. Ahora estamos en la búsqueda de los restos de María Claudia a petición de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Esto va más allá del Estado, también.
Nos parece que sea el gobierno que sea, esto debería continuar. Va a depender, también, de quién esté en el gobierno, porque es éste el que está financiando las investigaciones.
Lusiardo será el nexo con la Secretaría de DDHH
¿Cómo va a trabajar ahora el equipo?
A partir de esta nueva etapa, el equipo se ha restructurado en diferentes áreas. Un área de información preliminar, donde se recibe testimonio, entrevistas, un área de comunicación, un area de laboratorio y un área de campo.
El equipo funciona ahora con comisiones y referentes por área, donde. Alicia (Lusiardo) es el nexo entre el equipo y la Secretaria de Derechos Humanos de la Presidencia de la República cuya titular es Graciela Jorge.
Operación Zanahoria. El paradigma “se quebró”
“Cuatro cuerpos en posición primaria”
Los integrantes del GIAF, dijeron a LA REPÚBLICA, que la “Operación Zahahoria, tal como fuera informada a la Comisión para la Paz, “debe ser desmentida”.
“Hasta el momento no existe evidencia científica para afirmar la llamada “Operación Zanahoria” señalaron.
“Si bien existen algunos testimonios sobre su realización, estos no han sido contrastados, y por tanto se debe seguir investigando. La posibilidad de su realización en los términos en los que fuera informado a la Comisión para la Paz por fuentes militares, la cual refiere a que los cuerpos habrían sido exhumados, cremados y sus cenizas arrojadas al Río de la Plata, puede ser desmentida”.
“Tenemos elementos de convicción científica para descartar esta operación. Es que fueron hallados cuatro cuerpos en posición primaria, es decir, que no fueron removidos luego de su inhumación, como lo fueron los casos de Ubagesner Chaves Sosa, Fernando Miranda, Julio Castro y Ricardo Blanco”.
“Se dijo que se hizo de una manera sistemática afectando a todos los casos, por lo cual el tema estaría cerrado”.
“Evidentemente que el trabajo nuestro demostró, que eso no es así. Independientemente de que hay testimonios, de que hubo oficiales que participaron en esa supuesta operación de remoción de restos”.
“El modelo de la Operación Zanahoria, como salida, como solución de los militares para de los enterramientos clandestinos, no”.
“La Operación Zanahoria se impone como un paradigma sobre el destino de los detenidos desaparecidos. Pero ese paradigma, ya se quebró, ya se rompió.
“Si nosotros seguimos una cierta lógica científica, lo único de que podemos tener certeza, concreta y clara, es que, la Operación Zanahoria, tal como se informa a la Comisión para la Paz, no existió”.
El GIAF: ¿Quiénes son?
El Grupo de Investigación en Antropología Forense (GIAF), está integrado por Nicolás Batalla, Rodrigo Bongiovanni, Ximena Salvo, Natalia Azziz, Matías López, Diego Aguirrezábal, Octavio Nadal, Nicolás Gazzán, Gustavo Casanova y Alicia Lusiardo.
Por información
Todo aquel que desee aportar información y datos sobre el tema de los detenidos-desaparecidos, los pueden hacer llegar a Grupo de Investigación en Antropología Forense (GIAF) por los teléfonos: Cel 098814004 o 24032026. Correo: arqfo@yahoo.com . En todos los casos, existe la confidencialidad, y reserva absoluta de la identidad de quien, o quienes la brinde / o brinde.
GILBERTO VÁZQUEZ – CORONEL RETIRADO entrevista de María José Frías
.“La orden fue que cuando muriera alguno, no apareciera”
El coronel (r) Gilberto Vázquez aseguró que la decisión de desaparecer gente durante la dictadura respondió a “razones económicas” y que la tortura era “útil” y “necesaria”. Un día antes de que la Justicia inicie las citaciones a militares por su participación en torturas, Vázquez dijo a Ultimas Noticias que “no había más remedio” que recurrir a ese método de interrogación y admitió que “con algunos se nos fue la mano”. Con una condena de 25 años que cumple en la cárcel de Domingo Arena, el militar afirmó que los uruguayos que retornaron desde Argentina en el “primer vuelo” no fueron “rescatados” por “cuestiones humanitarias” sino porque “eran fuente de información”. Calificó la muerte de María Claudia García como un “daño colateral” y dijo estar “orgulloso” de haber participado en la dictadura.
Por María José Frías
-¿Por qué empezó la tortura?
-Era útil. Cambió la cosa porque la realidad era que al principio no se podía prender a nadie. Una vez agarramos a una mujer que tenía una pistola. Cuando llegó al juez le dijo: “Me la pusieron”. Nosotros sabíamos a cara de perro de leyes militares pero no de leyes civiles. Al final, los culpables éramos nosotros. Así no podíamos hacer nada. Después se nos escaparon los tupamaros de Punta Carretas y la sensación de derrota fue total. No se podía con aquella gente, no había forma.
-¿Y torturarlos los detuvo?
-Claro. Cuando los empezamos a cascar y los tipos entraron a hablar, ellos nos enseñaron cómo funcionaba el MLN (Movimiento de Liberación Nacional) y dónde estaba cada uno. En un año se vinieron abajo. Pasamos de estar achicados a achicarlos a ellos. Andaban a los saltos. Agarrábamos a uno y el tipo ya llegaba al cuartel pensando: “Acá me van a hacer pelota”. Entonces muchos llegaban y decían: “Vamos a hablar bien” y no precisaba mucha tortura.
-Pero igual los torturaban…
-Sí. Se hacía lo que hiciera falta para tener la información porque del otro lado estaba la vida de nuestros soldados y la paz de la República. Se vivía en un estado de inquietud permanente.
-¿Cómo torturaban?
-Nosotros antes de aplicar la tortura entera, nos dábamos unos choques eléctricos. Nos metíamos picana para ver lo que era y no es tanta cosa. Lo que pasa es que era entre nosotros. Uno sabe que no lo van a matar pero cuando es el enemigo, la cosa cambia radicalmente. Uno no va a traicionar las ideas y los compañeros por un dolorcito, pero cuando la cosa viene de que lo van a matar, cambia.
Igual se ha hecho una historia negra de que además se robaba y se violaba y no era así. Nosotros no permitíamos que esas cosas pasaran. Si pasaba, iba preso.
-Pero no solo se denunciaron torturas, también se denunciaron violaciones.
_No. No se permitía ni reírse. Era algo doloroso, triste y lamentable. A uno torturar le pesa en la conciencia toda la vida pero no había más remedio. Terminaron en el psicólogo los torturados y los torturadores porque es llegar al último nivel de violencia. La guerra es brutal.
-¿Torturadores fueron todos? ¿Esto abarcó a todas las Fuerzas Armadas?
-Yo no le voy a decir quiénes, ni cómo, ni dónde pero parece que tienen listas de cientos de tipos (la Justicia). Lo que pasa es que a todos les tocaba algo que tenía que ver. De repente le tocaba estar preparando soldados, o haciendo la comida para los que iban a combatir. Es como hacer un informativo. Uno pone la cara pero atrás hay un montón de gente que colabora. La guerra es obediencia y por las buenas o las malas, el mando se impone. Cada uno hacía su parte.
-¿Por qué desaparecieron gente?
-Fueron casos mínimos. No se mataba a nadie. En Chile los mataban, en Argentina el sistema era hacer desaparecer. Acá está (José) Mujica presidente, el Ñato (Eleuterio Fernández Huidobro) senador, (Eduardo) Bonomi de ministro. Acá fueron veinte. Con algunos se nos fue la mano y otros eran tipos enfermos, que de repente llegaban y sin tocarlos, les daba un infarto. El tema fue que entre miles de tipos, alguno se quedaba. Ese desaparecía.
-¿Por qué no devolvían los cuerpos?
-Al principio se entregaban. Después los altos mandos nos explicaron que el país tenía un drama económico. El petróleo había subido, la carne había bajado a la mitad, lo mismo pasaba con la lana. El problema económico era tremendo y el país se salvaba por el turismo y se necesitaba dar una sensación de tranquilidad para favorecer la inversión. ¿Quién va a invertir en el Congo? Entonces, la orden fue que cuando muriera alguno, no apareciera. Eso vino de arriba. Fue por razones económicas y parecía razonable.
-Usted actuó también en Argentina, ¿ahí que hizo?
-Estuve allá. Yo traje a una muchacha en un avión de línea. Nos vinimos en Pluna sin ningún drama. Era Pilar Nores Montedónico. Acá la tuvimos un tiempito y la largamos.
-¿Y los del primero y el segundo vuelo?
-El segundo vuelo es un invento. Yo nunca supe nada. En el primero los trajimos porque allá los iban a matar. Los salvamos, no por cuestiones humanitarias sino porque para nosotros eran fuente de información importante. Nos servían, pero nos trajo terribles problemas con Argentina porque el sistema de ellos era otro.
-Más allá de lo que les hicieron a los adultos, ¿por qué robaron niños?
-Acá no lo hicimos. Eso fue en Argentina.
-Acá se quedaron con Macarena Gelman, por ejemplo…
-Eso fue una cosa rara. Cuando nosotros teníamos a un argentino, se lo dábamos a ellos porque les podía servir como fuente de información y nos traíamos a los uruguayos pero traerse a una argentina para acá, no tiene la menor lógica.
-¿Y por qué lo hicieron?
-Cosas que pasan en la guerra. Son daños colaterales, como cuando tiramos para matar en un lado y uno se tara o le erra y encaja un bombazo en una escuela. Son cosas que salen del objetivo militar. Nunca pude entender para qué la trajeron.
-¿Dónde está ella? ¿La incluyeron en la Operación Zanahoria?
-Ni idea porque yo no estaba. No lo hubiera permitido porque esas cosas no se hacían. Yo me enteré cuando ya estaba retirado y no tuvo sentido que fuera por la niña porque en el Consejo del Niño hay niños a patadas.
-¿A qué atribuye que hayan terminado presos después de haber pasado veinte años sin que fueran juzgados por estos delitos?
-A una venganza del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP), que fueron los que tuvieron más desaparecidos en Argentina. Los tipos fueron a la guerra con la mujer y niños chicos. Encima la embarazaban y la metían en el baile, una cosa que a un militar no se le pasa por la cabeza. Mi mujer no sabe nada de nada, y mis hijos menos. Nosotros con los tupa tuvimos contacto hasta que nos metieron presos y siempre quedó claro que ellos no guardan rencor. Los tupa no hicieron denuncias, las denuncias son las del PVP y parte del PCU.
-¿Usted se arrepiente de lo que pasó?
-No, al contrario. Yo estoy orgulloso de haber podido participar en la salvación del país. ¿Se imagina lo que hubiera sido un Uruguay comunista en medio de la guerra fría? ¿Vio lo que pasó en Vietnam? Acá hubiera sido espantoso. Era una cuestión práctica.
-Y de haber torturado y desaparecido gente, ¿tampoco se arrepiente?
-No había más remedio. Lo otro era permitir que me siguieran matando los soldados y por omisión, hubiera sido cómplice. Ni muerto. Yo tengo en mi celda las fotos de los camaradas muertos y viene gente joven del Ejército y no saben quiénes son. En cambio, por los que murieron del otro lado han hecho calles y plazas y son héroes nacionales. Yo no iba a dejar que los siguieran matando aunque me tuviera que embarrar las manos hasta la manija. Me dolía en el alma y me sigue doliendo pero no había otra. Lamentablemente la vida tiene una parte de guerra, violencia y brutalidad. Cuando a uno le toca, tiene que elegir el mal menor. O los reventaba a palos o dejaba que siguieran matando a mis camaradas. Hicimos las cosas lo mejor que pudimos. Algunas cosas lamentables, las tuvimos que hacer. Fue como cuando un cirujano tiene que amputar una pierna porque con la gangrena, la persona se muere. No corta la pierna porque le guste. Había que hacerlo. Nosotros salvamos al país y estamos orgullosos.
UN CONFLICTO EVITADO CON EL MLN EN 1993
El coronel (r) Gilberto Vázquez dijo a Ultimas Noticias que el contacto de los ex represores con las principales figuras del Movimiento de Liberación Nacional (MLN) se mantuvo hasta que terminaron presos. Agregó que en el año 1993, ambas partes evitaron un nuevo enfrentamiento al investigar en conjunto el asesinato de Ronald Escarzella, un ex tupamaro asesinado en Rocha el 23 de abril de ese año.
“Cuando pasó eso me llamó el Ñato (Eleuterio Fernández Huidobro) y me dijo: ‘La información que tenemos es que es del lado de ustedes’. Yo le contesté que si era del lado nuestro, le rompía los dientes y le pedí que no se metieran porque si nos mataban a uno, la cosa no paraba más. Al final se arregló porque se vio que no venía del lado militar y nos evitamos un segundo enfrentamiento porque esas cosas empiezan y no se sabe cuándo paran”.
Aclaró que el intercambio se mantuvo con el MLN pero no con el Partido por la Victoria del Pueblo (PVP), a cuya “venganza” atribuyó los procesamientos de militares. “Son distintos. Los anarquistas son bravísimos”, afirmó. A modo de ejemplo, aseguró que “no dejaban entrar profesionales en la organización para que no se aburguesara. Entonces lo llevan a (Sergio) Molaguero, lo atan con alambre y lo lastiman y no tenían un médico para curarlo. Lo curaba Jorge Vázquez (subsecretario del Interior) con alcohol iodado, pero no era que lo quisieran torturar. Era que no tenían médico. Los tupas tenían médicos por todos lados”.
MIRANDA Y CHÁVEZ SOSA APARECIERON
PORQUE LA “LIMPIEZA” NO FUE “PERFECTA”
-Ya está preso y no pierde nada si dice la verdad. ¿Dónde están los desaparecidos?
-No están. Vino la Operación Zanahoria. A fines de 1984 se desenterraron los que había, se quemaron y se tiraron las cenizas a un arroyo, creo que en Manga. No hay nada. Lo saben en las Fuerzas Armadas, en el MLN y en el Partido Comunista.
-¿Pero aparecieron los cuerpos de Miranda y Chávez Sosa?
-Porque en la limpieza, alguno quedó. Como todas las cosas, nunca es perfecto. No hay más. Los reclamos son por desaparecidos en Argentina, que tenían otro sistema. Ahí desaparecían.
-¿Quién ordenó la Operación Zanahoria?
-La orden la dio el general Washington Varela, que era el director del Servicio de Información y era el que sabía los detalles. Ahora está muerto. Éramos amigos y en aquel momento me dijo que era una decisión política porque había gente que ya estaba muy cerca y entre los militares algunos querían seguir y volver a la democracia. Había políticos muy próximos a la gente que quería volver a la democracia.
-¿Qué pidieron los políticos, según lo que le dijo Varela?
-Me dijo que la idea era salir con todo limpio y el tema de los desaparecidos era el más complicado. Todavía es difícil, porque es complicado ver a la familia esperando que pueda volver un hijo. Es espantoso pero no hay más que decir. En la Operación Zanahoria se sacó todo lo que estaba enterrado y ya no hay más.
-¿Usted participó personalmente en los desenterramientos?
-No, porque yo estaba en Estados Unidos haciendo un curso, pero no era un secreto. Esas cosas se conversaban entre los camaradas. Yo era teniente coronel en aquella época y me pareció razonable.
“TODO ESTO YA FUE NEGOCIADO CON EL GOBIERNO”
-¿No ha pensado en dar alguna información de lo que se reclama para ver si puede mejorar su situación?
-Es que esto ya fue negociado. Para el gobierno esto no es un tema de Justicia. Es un negocio. Al principio nos dijeron: “Si aparece algo de la Gelman (María Claudia García), el fiscal tranca las cosas, desactiva el caso y el presidente (Tabaré Vázquez) hace un discurso para decir que se da vuelta la página y esto se terminó”. El tema fue que en el lugar que marcaron no estaba la Gelman y ahí volvió a empezar la cosa.
No sé si estuvo en la Operación Zanahoria porque eso fue todo compartimentado. Nadie conoce los detalles y además pasó hace treinta años. La mayoría están muertos.
-¿Quién les hizo la oferta desde el gobierno? ¿Quién habló con usted?
-El comandante en jefe del Ejército, que al principio fue (Ángel) Bertolotti y después (Carlos) Díaz. Él me dijo: “Lo quieren preso sí o sí. Son ocho años y hay que hacerse cargo del caso Soba”. Uno de los camaradas que estaba ahí, dijo: “Yo estuve en miles de operativos, ¿me tengo que hacer cargo de alguien que no se quién es?”. Y además ocho años a nuestra edad, es como perpetua.
Así se empezó a generar un espíritu de resistencia, que ahora florece de nuevo porque ahora no se negocia.
-Usted dice que negociaron, pero los metieron presos igual…
-Claro, pero con comodidades y en la Fuerza Aérea, por ejemplo, no fue nadie. Lo que pasa es que cambiaron los que hicieron el negocio. No está (el comandante Enrique) Bonelli y no está Tabaré y la cosa cambió.
CONTRARIO A LA CADUCIDAD
El coronel (r) Gilberto Vázquez es contrario a la Ley de Caducidad y asegura que siempre se opuso. “A mí nunca me gustó. No estaba de acuerdo. Siempre dije que si cometí errores, me tenían que juzgar porque a cada error, le corresponde una sanción”. Sin embargo, está convencido que aún sin Ley de Caducidad, no debió terminar en la cárcel porque aunque admite las torturas y las desapariciones, no se siente culpable. “Creo que no merezco estar preso. Di lo mejor de mí mismo, hice lo mejor que pude, asumí responsabilidades”, argumentó. Por otra parte, señaló que la realidad que viven los militares procesados por violaciones a los derechos humanos constituye “una fantasía, una payasada” porque Domingo Arena “no es una cárcel. Acá estamos como en un geriátrico”.
FUENTE : WWW.ULTIMASNOTICIAS.COM.UY
OPERACIÓN ZANAHORIA
La existencia de una ‘Operación Zanahoria’ en la que se habrían exhumado los cuerpos de los desaparecidos fue revelada por la revista Posdata el 16 de noviembre de 1996, con la publicación de una entrevista que Diego Achard le había realizado al general Alberto Ballestrino. El militar dijo que cuando el país volvía a la democracia se encomendó al coronel Alfredo Lamy la misión de encontrar los restos y reubicarlos en un mismo lugar. Los cuerpos se pusieron en toneles de 200 litros, enterrados verticalmente con un árbol plantado encima. Ésa era la zanahoria. Entre los militares, el lugar pasó a llamarse ‘Arlington’, en referencia al cementerio de combatientes estadounidenses.
En agosto de 2006 el verborrágico coronel Gilberto Vázquez, preso entonces en la Cárcel Central por requisitoria de extradición desde Argentina y sin que aún se le condenara en Uruguay por su participación en el Plan Cóndor, confirmó la Operación Zanahoria cuando en varias cartas a varios medios de comunicación sostuvo que en 1984, por “órdenes superiores […] desenterramos entre 20 y 30 cuerpos” del Batallón 14 de Toledo. “Limpiamos todo el terreno [y] cambiamos la geografía del lugar”, subrayó el oficial del Ejército, que se afiliaba a la conveniente hipótesis de que los restos exhumados fueron cremados y las cenizas arrojadas al mar.
Gilberto Pilín Vázquez advirtió en aquellas declaraciones que aunque algún militar quisiera aportar datos, podría equivocarse. “Ni yo me ubico en ese lugar, porque cambiamos su geografía y ningún militar ubicaría realmente los puntos donde hubo enterramientos”, dijo. Aclaró incluso: “A mí me lo dijo el general [Washington] Varela [director de Inteligencia de la época], que fue Sanguinetti quien dio las órdenes para borrar las huellas [en el Batallón 14] y para que Wilson [Ferreira Aldunate] no entrara en carrera [por el sillón presidencial]", relató el militar.
http://elmuertoquehabla.blogspot.nl/2012/09/en-busca-de-la-tumba-del-omnibus.html
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Lo dijo en 2006
Zanahorias somos todos por el_muerto
Oscar Pereyra dice que la Operación Zanahoria son datos falsos, fue una operación de inteligencia para despistar.
Continua invest 2do vuelo por el_muerto.
Mire que se les dijo!
01/11/05 El Presidente Tabaré Vázquez se reunió en la Residencia Suárez, con el Secretario de la Presidencia, Gonzalo Fernández; los Comandantes de la Fuerza Aérea, Enrique Bonelli; del Ejército, Ángel Bertolotti, y de la Armada, Tabaré Daners; la Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, Beatriz Argimón, y el antropólogo José M. López Mass.
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