La cantidad de transacciones por débito o
crédito se multiplicaron por 6 y los montos por 3,5 desde la puesta en
vigor el 1° de agosto de la ley de Inclusión Financiera, lo cual
demuestra la efectividad del sistema y la oportunidad de extenderlo.
Esta iniciativa se alinea con la instalación de la Ventanilla Única
Social en cuatro ciudades para simplificar trámites y avanzar en
reformas del Estado, informó el Poder Ejecutivo.
Al
término de la finalización del Consejo de Ministros este lunes en la
Residencia de la calle Suárez, el titular de la cartera de Desarrollo
Social, Daniel Olesker, informó de los asuntos analizados en la reunión y
entregó a los medios presentes en la conferencia los primeros datos que
surgen tras dos semanas de puesta en práctica de la ley de Inclusión
Financiera.También dio cuenta a la prensa sobre los avances e inauguraciones detalladas en la reunión por los ministros Francisco Beltrame, de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, y Susana Muñiz, de Salud Pública, y luego enfocó los datos sobre la creación de la llamada Ventanilla Única Social, que se suma a otras ya existentes bajo la misma modalidad en busca de reformar la estructura estatal.
El Gobierno anunció la instalación de la Ventanilla Única Social (VUS), en principio en cuatro ciudades.
OTRA VEZ, GANA LA BANCA.
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OTRA VEZ, GANA LA BANCA.
Con
el nombre pomposo de inclusión financiera y uso de medios de pago
electrónicos se irá obligando a los asalariados, jubilados, trabajadores
por cuenta propia, microempresarios, a aceptar un intermediario
financiero en sus cobros y transacciones comerciales. Con el anzuelo de
una pequeña rebaja en el IVA, se dan pasos en dirección a incrementar el
poder de los Bancos y promover mayores procesos de concentración de
riquezas
La
ley 19210, de “bancarización” establece un cronograma mediante el cual
en un plazo aproximado de dos años obligará de manera progresiva a la
población uruguaya a optar en que institución financiera se le
acreditarán sus ingresos.
Lo
que se publicita como un derecho al uso de medios de pago electrónicos,
se irá convirtiendo en una obligación. La mayor parte de la población
deberá a aceptar un intermediario financiero que se lleva una tajada.
Obviamente, la misma saldrá del que paga o del que cobra.
Salarios,
jubilaciones, y diferentes ingresos propiedad de los trabajadores
quedarán obligatoriamente aprisionados en manos de los grandes Bancos
que recibirán así una enorme masa de depósitos por los que no pagarán
ningún tipo de tasa de interés, ni siquiera un ajuste por la evolución
de precios. Por más rápido que el usuario saque su dinero del cajero
automático mediante su tarjeta, una enorme cantidad de sus saldos de
diferente cuantía será usada por el sistema bancario sin pagar nada a
sus legítimos dueños, obligados a elegir un intermediario que hará
negocio con su dinero.
Otra
cara del mismo proceso es la posibilidad ampliada de acuerdos entre
grandes Bancos y el gran comercio para otorgarse beneficios mutuos en
función de la enorme cantidad de transacciones que se habilitarán
mediante las tarjetas y lo que significan en lo que refiere a su
potencial de compras y ventas.
En
consecuencia las grandes superficies comerciales pueden contribuir a
direccionar las cuentas de asalariados y jubilados hacia determinados
Bancos y a su vez las instituciones financieras pueden otorgar
beneficios a quienes compren en tal o cual cadena comercial. La dinámica
de estos procesos significará ir marginando o excluyendo del mercado a
los jugadores “pequeños” y hasta medianos.
Como
ni siquiera se establece la obligación de aceptar pagos con todas las
tarjetas de débito, el poseedor de dinero electrónico, puede verse
limitado en su posibilidad de acceso a una cantidad de bocas de venta de
los más diversos productos. Es decir una especie de dinero que solo se
acepta en algunos comercios.
A
todo esto se deben agregar problemas prácticos, tales como
posibilidades de saturación del sistema, cortes de energía, dificultades
de pequeños comercios para acceder o mantener en funcionamiento los
aparatitos de lectura del dinero electrónico. El riesgo es mayor
obviamente en ciudades y localidades pequeñas, donde no abunden Bancos
ni comercios.
Como
la información es poder, se le otorga también a los Bancos un potente
instrumento para sus negocios, en cuanto conocer el estado económico y
financiero de los usuarios de sus servicios, que serán prácticamente
todos los habitantes del país. Se incluye además la posibilidad que por
dificultades financieras los receptores de créditos acepten que la
institución acreedora le descuente directamente de su nómina de salarios
o jubilación.
El
anzuelo inmediato es una pequeña rebaja en el IVA, que gozarán
provisoriamente quienes usen tarjetas de débito o crédito siempre y
cuando se la acepten en el comercio que desea comprar. La promesa
preelectoral de rebaja del tributo queda limitada a los usuarios de
dinero electrónico y en consecuencia la intermediación financiera se
apropiará por otras vías del posible beneficio ya que los trabajadores
son obligados a depositar sus ingresos en los grandes Bancos con tasa de
interés cero y los Bancos prestan ese dinero con tasas de interés
galácticas.
El gobierno y la conducción económica mantienen absoluta coherencia. Una vez más sus medidas determinan que gane la Banca.
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