Gabriel --Saracho-- Carbajales, Montevideo, 11 de diciembre de 2014, Primavera de la Dignidad.-
El momento es AHORA, sin pruritos de “capas medias ofendidas”...
En
1971, según todas las evidencias documentadas, las tropas brasileras al
servicio de la Casa Blanca y el Pentágono, estaban listas para invadir
Uruguay si de las elecciones de ese año resultaba victorioso el flamante
Frente Amplio.
En menos de 24 horas, el
pequeñísimo territorio oriental quedaría controlado militarmente por las
mismas fuerzas armadas fascistas que desde 1964 ejercían una despiadada
dictadura contra el movimiento popular brasileño que se había atrevido a
respaldar el ensayo de VERDADERAS reformas “progresistas” en su país.
Tal
extremo estaba previsto, por supuesto, con la anuencia de la crema
burguesa local vanguardizada por el pachecoloradismo y los llamados
“blancos baratos” de entonces, algunos de ellos sobrevivientes aun y
hasta fervientemente alineados con este FA que acaba de triunfar por
tercera vez mediante el bendito “sufragio universal”.
La
arremetida gorila externa, sin embargo, no fue necesaria entonces; el
temido FA apenas obtuvo el 18 % de respaldo en las urnas, según las
cifras surgidas de un proceso electoral ostensiblemente fraudulento,
altamente condicionado por la persecución político-ideológica que
ejerció la burguesía “nacional” resuelta a ejecutar el golpe de Estado
fascista que finalmente sería concretado unos meses después, siendo su
principal objetivo el aniquilamiento del pujante movimiento popular
uruguayo y la imposición plena del modelo neoliberal de acentuación de
la dependencia y de profundización del saqueo económico.
Mucha agua ha pasado bajo y sobre los puentes de la lucha de clases en el Uruguay...
Hace
10 años, cuando la victoria electoral “encuentrista” estaba cantada,
las visitas de Tabaré Vázquez y Danilo Astori a la Casa Blanca, fueron
suficientes para garantizarle a la mafia imperialista que el triunfo “de
la izquierda” criolla no representaba peligro alguno ni para la
oligarquía local ni para los intereses monopólicos multinacionales
ampliamente favorecidos ya desde los tiempos de Pacheco Areco y
Bordaberry.
No había que ser ninguna “mente
brillante” en 2004/05 para llegar a la conclusión de que los voceros “de
la izquierda encuentrista” se comprometieron a gobernar sin perjudicar
en lo más mínimo a la clase dominante ni en lo local ni en lo
internacional. Aunque ninguno de los dos visitantes al paraíso
capitalista lo haya reconocido, al Pentágono, a la CIA, a la Casa
Blanca, a la OTAN y a todos los satélites imperiales, “la fuerza
política” les dejó muy claro que el sistema no corría el más mínimo
riesgo con el advenimiento “democrático” del “progresismo”... Ni
siquiera sería puesto en tela de juicio el modelo neoliberal saqueador y
depredador consolidado con la dictadura “cívico-militar”.
Hoy
está más que claro que la desconfiada “izquierda radical” se quedó muy
corta en sus fundadísimas sospechas y en sus pronósticos de
“aguafiestas” de hace 10 años: la garantía “encuentrista” no se limitó a
comprometerse a “no hacer” nada perjudicial para la burguesía; tuvo el
plus absolutamente lógico de comprometerse a hacer todo lo que las
fuerzas imperialistas mandataran, aunque se lo haría a la manera
“progresista” de gobernar... Es decir, bajo el palabrerío “justiciero”,
demagógico y “humanista” que hasta ahora nadie ha sabido manejar
públicamente mejor que el señor José Alberto Mujica Cordano,
indiscutiblemente “el rey de la samba” del salvataje del sistema en el
Río de La Plata y el capo de un “humanismo” que compite magistralmente
con los versos más célebres de los sucesivos “santos padres” del
Vaticano de todos los tiempos.
Lo dicho no es
fruto de ninguna especulación intelectualoide ni tampoco de la visión
majadera o apocalítica de ultrazurdos a los que no les cabe nada. Si hoy
una parte importantísima del pueblo trabajador uruguayo aun no puede
percibirlo, bastará con que se apaguen los reflejos rutilantes del
actual espejismo de “crecimiento, desarrollo y prosperidad” con su
apariencia de estabilidad y fortaleza económico-financiera, para que
todas y todos comprobemos una vez más que, efectivamente, gane quien
gane en los santos comicios, los que perdemos seguimos siendo el pueblo
trabajador y los demás sectores oprimidos de la sociedad.
Ardua,
muy ardua y quimérica, habrá de ser con toda seguridad en no mucho
tiempo la tarea de explicarnos a los uruguayos qué genial “estrategia
antiimperialista” primó en el 2004 en lugar de llamarse a la ciudadanía a
las calles para enterarnos de “las condiciones” mafiosas impuestas y
aceptadas en la Casa Blanca para que el señor Tabaré Ramón Vázquez Rosas
hiciera de presidente del “paisito” en el que los árboles se
desplomarían de raíz ante la fuerza del “progreso” (rara metáfora: las
arboledas que se van desplomando cada vez con más frecuencia, son las de
la devastación de un clima alterado por las aventuras depredadoras del
extractivismo multinacional que hoy es el súmun del “avance
progresista”).
Difícil, muy difícil,
prácticamente imposible, será la tarea de explicar razonablemente SUS
HECHOS a las fuerzas políticas que aun invocando “la revolución” y “el
socialismo” y los “supremos intereses de la clase trabajadora”, han
participado y siguen participando activamente de este contubernio
antipopular y antinacional admirablemente sintetizado en el slogan “el
Uruguay no se detiene”...
¿Cómo harán para
justificar la “omisión” de no haberse desmarcado y haber salido a las
calles, los barrios, las fábricas, los centros de estudio, etc., etc.,
etc., denunciando el mandato imperial y la obediencia a él en nombre de
una causa por la que tanto sacrificio ha habido y seguirá habiendo, no
para terminar siendo simples súbditos de los enemigos de la clase obrera
y de todos los oprimidos del mundo?.
(No es la
estrategia burguesa la que hay que explicar, obviamente; ella se
explica por la misma naturaleza de la burguesía; la que hay que explicar
es la inexplicable “estrategia” que nos propone seguir “avanzando desde
la izquierda”... ¿Hacía dónde, hasta dónde, para qué?... ).
Capaz
que la ardua tarea se hace menos ardua, intentando dar las necesarias
explicaciones AHORA, y no cuando la gran burbuja “desarrollista” se haga
moco en menos de lo que canta el gallo.
Hacerlo
ya, es probable que al menos nos deje el beneficio de la humildad que
se necesita para reconocer gravísimas desviaciones ético-ideológicas,
que dañan menos cuanto antes se las asuma autocríticamente sin pruritos
de “capas medias ofendidas” por la acusación de eso que algunos
compañeros muy tímidamente califican de “apostasía”...
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