“No hubo más remedio; la tortura era útil”
“Con algunos se nos fue la mano”, admitió el coronel retirado Gilberto Vázquez en entrevista con Últimas Noticias. Afirmó que no está arrepentido y que la tortura fue útil y necesaria: “se hacía lo que hiciera falta para tener la información porque del otro lado estaba la vida de nuestros soldados y la paz de la República”. Sobre los desaparecidos, dijo que fueron “casos mínimos”, que obedecieron a “razones económicas” y remarcó que “no se mataba a nadie”.
31 de enero de 2011
Por: Redacción 180
Consultado sobre si arrepiente de lo sucedido, Gilberto Vázquez respondió: “No, al contrario”. Dijo estar orgulloso de haber participado “en la salvación del país”. “¿Se imagina lo que hubiera sido un Uruguay comunista en medio de la guerra fría? ¿Vio lo que pasó en Vietnam? Acá hubiera sido espantoso. Era una cuestión práctica”, señaló el coronel retirado.
Ante la pregunta de si tampoco se arrepiente de haber torturado y desaparecido gente, contestó que “no había más remedio”. La otra opción, dijo, era permitir que siguieran matando soldados. “Yo no iba a dejar que los siguieran matando aunque me tuviera que embarrar las manos hasta la manija. Me dolía en el alma y me sigue doliendo, pero no había otra”, agregó. “Cuando a uno le toca, tiene que elegir el mal menor. O los reventaba a palos o dejaba que siguieran matando a mis camaradas”.
“Hicimos las cosas lo mejor que pudimos. Algunas cosas lamentables tuvimos que hacer”, dijo. “Fue como cuando un cirujano tiene que amputar una pierna porque con la gangrena, la persona se muere. No corta la pierna porque le guste. Había que hacerlo. Nosotros salvamos al país y estamos orgullosos”.
“La tortura era útil”
Gilberto Vázquez recordó que cuando los 106 tupamaros se escaparon de la cárcel de Punta Carretas, el 5 de setiembre de 1971, la sensación en las Fuerzas “fue de derrota total”. “No se podía con aquella gente, no había forma”, agregó: por eso los torturaban, para detenerlos, justificó.
“Cuando los empezamos a cascar y los tipos entraron a hablar, ellos nos enseñaron cómo funcionaba el MLN y dónde estaba cada uno”, contó. “En un año se vinieron abajo. Pasamos de estar achicados a achicarlos a ellos. Andaban a los saltos. Agarrábamos a uno y el tipo ya llegaba al cuartel pensando: 'Acá me van a hacer pelota'. Entonces muchos llegaban y decían: 'Vamos a hablar bien' y no precisaba mucha tortura”.
De todas formas, reconoció que los torturaban porque “se hacía lo que hiciera falta para tener la información, porque del otro lado estaba la vida de nuestros soldados y la paz de la República”.
Vázquez señaló que antes de aplicar la tortura entera, se daban choques eléctricos entre sí “para ver lo que era”. “No es tanta cosa”, opinó. “Lo que pasa es que era entre nosotros. Uno sabe que no lo van a matar pero cuando es el enemigo, la cosa cambia radicalmente. Uno no va a traicionar las ideas y los compañeros por un dolorcito, pero cuando la cosa viene de que lo van a matar, cambia”.
Por otra parte, sostuvo que se creó “una historia negra” con que los militares violaban y robaban, “pero no era así”. “Nosotros no permitíamos que esas cosas pasaran. Si pasaba, iba preso. No se permitía ni reírse. Era algo doloroso, triste y lamentable. A uno torturar le pesa en la conciencia toda la vida pero no había más remedio”.
Pocas desapariciones, por motivos económicos
El coronel retirado dijo que “al principio”, se entregaban los cuerpos de los fallecidos. Luego, por un pedido de los altos mandos, comenzaron a desaparecerlos. “Nos explicaron que el país tenía un drama económico. El petróleo había subido, la carne había bajado a la mitad, lo mismo pasaba con la lana”, contextualizó. “El problema económico era tremendo y el país se salvaba por el turismo y se necesitaba dar una sensación de tranquilidad para favorecer la inversión. ¿Quién va a invertir en el Congo? Entonces, la orden fue que cuando muriera alguno, no apareciera. Eso vino de arriba. Fue por razones económicas y parecía razonable”.
Luego, “fueron casos mínimos”, indicó, al tiempo que sostuvo que no se mataba a nadie. “En Chile los mataban, en Argentina el sistema era hacer desaparecer. Acá está (José) Mujica presidente, el Ñato (Eleuterio Fernández Huidobro) senador, (Eduardo) Bonomi de ministro. Acá fueron veinte. Con algunos se nos fue la mano y otros eran tipos enfermos, que de repente llegaban y sin tocarlos, les daba un infarto. El tema fue que entre miles de tipos, alguno se quedaba. Ese desaparecía”.
Respecto al segundo vuelo, señaló que se trata “de un invento”. “Yo nunca supe nada. En el primero los trajimos porque allá los iban a matar. Los salvamos, no por cuestiones humanitarias sino porque para nosotros eran fuente de información importante. Nos servían, pero nos trajo terribles problemas con Argentina porque el sistema de ellos era otro”, argumentó.
Por otro lado, afirmó que no robaron niños. Sobre el caso de Macarena Gelman, dijo que “eso fue una cosa rara”. “Cuando nosotros teníamos a un argentino, se lo dábamos a ellos porque les podía servir como fuente de información y nos traíamos a los uruguayos; pero traerse a una argentina para acá, no tiene la menor lógica”, explicó, al tiempo que calificó el caso como un daño colateral. “Es como cuando tiramos para matar en un lado y uno se tara o le erra, y encaja un bombazo en una escuela. Son cosas que salen del objetivo militar. Nunca pude entender para qué la trajeron”.
Dijo no tener “ni idea” dónde está María Claudia. “Yo no estaba. No lo hubiera permitido porque esas cosas no se hacían”.
Cuando la periodista de Últimas Noticias preguntó dónde están enterrados los desaparecidos, Vázquez respondió: “no están” porque “vino la Operación Zanahoria”. Contó que a fines de 1984 “se desenterraron a los que había, se quemaron y se tiraron las cenizas a un arroyo”, cree que al Manga. Ahora, “no hay nada: lo saben en las Fuerzas Armadas, en el MLN y en el Partido Comunista”.
“En la limpieza, alguno quedó”, dijo, en referencia a los cuerpos de Miranda y de Cháves Sosa.
La Operación Zanahoria la ordenó el general Washington Varela, ahora fallecido. “Éramos amigos y, en aquel momento, me dijo que era una decisión política porque había gente que ya estaba muy cerca y entre los militares algunos querían seguir y volver a la democracia”, contó el coronel retirado, en este momento preso en la cárcel de Domingo Arena (a la que definió como un geriátrico).
Presos a pesar de los acuerdos
Según Gilberto Vázquez, los militares fueron presos por “una venganza del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP), que fueron los que tuvieron más desaparecidos en Argentina”.
“Los tipos fueron a la guerra con la mujer y niños chicos. Encima la embarazaban y la metían en el baile, una cosa que a un militar no se le pasa por la cabeza”, comentó. “Mi mujer no sabe nada de nada, y mis hijos menos”.
A diferencia de la relación con el PVP, con los tupamaros -dijo Vázquez- tuvieron contacto hasta que los militares fueron presos. “Siempre quedó claro que ellos no guardan rencor. Los tupa no hicieron denuncias, las denuncias son las del PVP y parte del Partido Comunista”.
Para el gobierno, “esto no es un tema de Justicia: es un negocio”, afirmó el coronel retirado. “Al principio nos dijeron: 'Si aparece algo de la Gelman (María Claudia García), el fiscal tranca las cosas, desactiva el caso y el presidente (Tabaré Vázquez) hace un discurso para decir que se da vuelta la página y esto se terminó'. El tema fue que en el lugar que marcaron no estaba la Gelman y ahí volvió a empezar la cosa”.
El comandante en jefe del Ejército -primero Ángel Bertolotti y después Carlos Díaz- habló directamente con Gilberto Vázquez. “Me dijo: 'Lo quieren preso sí o sí. Son ocho años y hay que hacerse cargo del caso Soba'. Uno de los camaradas que estaba ahí, dijo: 'Yo estuve en miles de operativos, ¿me tengo que hacer cargo de alguien que no se quién es?'. Y además ocho años a nuestra edad, es como perpetua”.
Fueron presos igual, “pero con comodidades y en la Fuerza Aérea, por ejemplo, no fue nadie”, remarcó. “Lo que pasa es que cambiaron los que hicieron el negocio. No está (el comandante Enrique) Bonelli y no está Tabaré (Vázquez) y la cosa cambió”.
Para el Serpaj no hay intenciones del ministro Fernandez Huidobro de avanzar en la investigación de la violación de DD.HH. en dictadura
El informe sobre Derechos Humanos del Servicio de Paz y Justicia denuncia incumplimiento en la investigación de los crímenes de la dictadura.
Desde Serpaj Madelón Aguerre sostuvo:
“Hubo pronunciamientos de la SJC el año pasado, los traslados de magistrados y fiscales cuando se está llegando a procesos de investigación importantes en causas del pasado reciente. De alguna forma la falta de respuesta que tiene el ministro de Defensa cada vez que se le pide una información en un archivo. De alguna manera son varios gestos que indican la voluntad no solo de no querer avanzar sino de frenarlo.
Huidobro no ha sido una persona que ha colaborado para llegar a la verdad en lo absoluto, nada indicaría que él fuese a cambiar. A nosotros nos concierne seguir pidiendo, reclamando y exigiendo que de alguna forma toda esa historia se integre sanamente y que conforme a una historia del Uruguay”
El informe sobre Derechos Humanos del
Servicio de Paz y Justicia denuncia incumplimiento en la investigación
de los crímenes de la dictadura.
El ministro de Defensa Nacional, Eleuterio Fernández Huidobro, explicó en una carta pública la decisión de restituir el pago total de la jubilación al exmilitar Gilberto Vázquez, condenado por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.
Carta completa
La Fuga de Gilberto Vázquez
El día 4 de julio de 2006, el preso Gilberto Vázquez se fugó del Hospital Militar. Estaba procesado y bajo custodia del Ejército.
Al hacerlo, violó la palabra de Honor del Comandante en Jefe Gral. Carlos Díaz ante el Poder Ejecutivo.
Por ende dicho Comandante presentó su renuncia ante la Sra. Ministra de Defensa Dra. Azucena Berruti y al mismo tiempo convocó un Tribunal de Honor para juzgar la flagrante conducta del citado Coronel (retirado).
Dicho Tribunal, integrado por los Sres. Generales Héctor Islas, Juan Couture y Luis Pérez, dictaminó la peor sanción que puede aplicar cualquier Tribunal de Honor: el pase a “Reforma” del citado Coronel. Esto es: la pérdida de su “estado militar” con las prohibiciones y pérdida de derechos sociales que incluyen pasar a percibir sólo un tercio de su haber jubilatorio. Los otros dos tercios se le pagan a la esposa u otros familiares con derechos a esa pensión.
Queda meridianamente claro que no fue sometido a Tribunal de Honor por violación a los Derechos Humanos sino por una fuga cantinflesca.
La Causa por Violación de los Derechos Humanos siguió su curso en la Sede Penal correspondiente y el procesado, ahora penado, cumpliendo la correspondiente reclusión.
Años después el ahora simple recluso Gilberto Vázquez, amparándose en la Ley solicitó la unificación de su haber de Retiro, derecho que les cabe a todos cuantos pasen por la misma circunstancia, para lo que debe citarse un nuevo Tribunal de Honor que dictamine si en los últimos cinco años luego de la sanción recibida mantuvo buena conducta.
Este Tribunal de Honor ineludiblemente citado de acuerdo a la Ley estuvo integrado por los Sres. Generales Luis Pérez, Juan Villagrán y Nelson Pintos quienes, no pudiendo ni debiendo mentir, corroboraron la buena conducta del presidiario.
El Poder Ejecutivo, previo asesoramiento jurídico, homologó dicho fallo.
No se entiende qué es lo que reclaman ciertos periodistas e internautas:
¿El incumplimiento de la Ley?
¿La incautación de los haberes jubilatorios de los presos?
¿Que les peguemos?
¿Que los torturemos?
¿Que persigamos a sus familias?
¿Hasta qué generación?
¿Hasta qué lazo de consanguinidad?
Por más que griten, no somos ni seremos verdugos ni fascistas.
Eleuterio Fernández Huidobro
La mascota
por Hugo Bruschi en el Año de la Dignidad.
"Los milicos me adoran", dijo el Ministro de Defensa uruguayo, Sr. Fernández Huidobro, cual perrito abandonado que por fin encontró un hogar. Agradecido a la familia que le abrió las puertas, él salta a la falda de sus Amos y se convirtió en la mascota de la casa. Y hará todo lo que esté a su alcance, para no perder ese status, para merecer las simpatías, para hacerle saber a sus patrones que ya es parte de la familia. Final feliz para un cortometraje de Disney. Triste final para un guerrillero.
Muchas veces nos hemos preguntado, que se esconde, que misterios anidan en estos cambios de conducta, que fenómenos o mecanismos se ponen en práctica en la mente de una persona, que lo lleva a renegar de su pasado y lo convierte en traidor. La tortura es un método inventado para arrancar información y al mismo tiempo quebrar al torturado. No exiten los superhombres, pues el dolor tiene límites, cuando el instinto de preservación así lo requiere. Nadie que no haya pasado por estos sufrimientos, está moralmente habilitado para juzgar al hombre que habló. Siempre es saludable hacer estas precisiones, para aventar alguna duda y para que nadie intente mezclar la baraja.
La colaboración es otra cosa muy distinta. La colaboración con el que está torturando a los compañeros, no tiene otro nombre que traición. Y el traidor siempre será un ser despreciable y no merece el más mínimo respeto, porque su conducta jamás podrá tener atenuantes. Y la traición por lo general, siempre tiene 2 etapas. En la primera, el traidor lucha con su conciencia y se engaña al tratar de engañar, tratando de disfrazar su felonía, con "jugadas tácticas", con "acuerdos para una tregua que permita reagruparnos", con supuestas "coincidencias" en tal o cual tema, con "sectores progresistas" en el seno del ejército, ejemplos 4 y 7., como una "forma inteligente de infiltrar al enemigo", bla, bla,bla. Luego se mueve enchastrando a todos aquellos que no creyeron en sus argumentos y juzgan su conducta. Y cuando nota que aún aquellos que callan por conveniencia, no lo acompañan en sus explicaciones, entonces cuando ya no puede convencer a nadie, cuando comienza a sospechar de todo el mundo, pasa a la segunda etapa. Y ahora sí, ya con la máscara caida y sin escrúpulos, se manifiesta tal cual es o quizás como siempre fue. Y en esa suerte de revancha, contra los que un día fueron sus compañeros, provoca y se ríe de quienes le critican. Basta observar sus declaraciones y sus cartas, para comprobar lo que afirmamos.
Y cuando ya puesto nuevamente al servicio de la familia, no hay marcha atrás. Sólo caben esperar más agravios y descalificaciones contra los que reclaman Verdad y Castigo para quienes cometieron crímenes de lesa humanidad, y que él protege. Cuida esa casa, como el perrito abandonado que encontró su hogar y no quiere volver a las calles. La mascota defenderá su nuevo hogar con uñas y dientes y hará todo lo que esté a su alcance, para tener a la familia contenta y complacida de haberlo recibido.
Respuesta de la Asociación Donde Están-Francia
a la "carta abierta" del Ministro de la Defensa
Eleuterio Fernandez Huidobro:
Las preguntas formuladas por el Ministro de Defensa, Eleuterio
Fernández Huidobro, al final del comunicado difundido el 5 de
diciembre de 2014 constituyen un agravio sin precedentes para
las víctimas de la dictadura y los familiares de las víctimas que
piden justicia. También para las organizaciones de defensa de los
derechos humanos que bregan por el fin de la impunidad y que,
durante los terribles años de la dictadura tanto se movilizaron por
los presos políticos, de los cuales formaba parte el ministro.
Una vez más, el ministro, al igual que los principales voceros de la
dictadura y de los defensores de la impunidad, intenta presentar a
los que reclaman justicia como personas con sed de venganza,
violentadores del orden jurídico, que no respetan los derechos y la
dignidad de la personas.
Se trata, justamente de lo contrario. Pedir justicia es lo opuesto a
la venganza. Nadie pide que se "incumpla la ley", se pide que no
se forme un Tribunal de honor para amparar a un torturador. Se
pide lo que se prometió hace bastante y no se ha cumplido,
tribunales de honor para todos los militares presos por la actitud
deshonrosa que tuvieron mientras vistieron el uniforme, porque
torturaron, detuvieron ilegítimamente, mataron, mientras estaban
en funciones y sus funciones legales no eran esas, entonces el
cumplimiento de la ley seria que se hicieran tribunales de honor
para quitarles la condición de militares -ahora retirados.
"¿La incautación de haberes jubilatorios de los presos?"
Los funcionarios civiles que cometen delito en ocasión del
desempeño de sus funciones se les quita sus haberes jubilatorios,
no se pueden jubilar .
No tienen derecho a percibir jubilación por haber desempeñado la
función en forma claramente contraria a lo que la sociedad que les
paga les indicó.
"¿Que les peguemos? ¿Que los torturemos?"
Preguntar esto es burlarse de la gente, menospreciar a sus
interlocutores, poner en la cabeza de la gente la violencia que
nunca tuvo el uruguayo, salvo precisamente los que torturaron y
mataron. Pretende atribuir ánimo de venganza que el pueblo
uruguayo no tuvo ni tiene, es fomentar una confrontación que
solo existe en su cabeza, acá solo se confronta impunidad con
justicia.
"¿Que persigamos a sus familias? ¿Hasta qué
generación? ¿Hasta qué lazo de consanguinidad?"
Es inaudito atribuirle a las víctimas, a los familiares de los
desaparecidos, el comportamiento que en Uruguay sólo tuvieron
los militares. Que el Ministro de Defensa diga eso, que plantee que
se piensa eso respecto de estos militares es situarlos a estos
violadores de los Derechos Humanos en el lugar de los
perseguidos, de los que se pretenden exterminar, menuda
comparación, de victimarios ahora son víctimas, no se sabe de
quién, seguramente son víctimas de un sistema judicial que no
funciona, o de unos grupos de personas que reclaman saber lo
que pasó, donde están sus familiares, y que se haga justicia.
Finaliza diciendo "por más que griten no somos ni seremos
verdugos ni fascistas"
Fascistas son muchos de los militares a los que tanto defiende. En
cuanto a lo de verdugos el ministro debiera, antes de hablar,
mirarse un poco en el espejo de su pasado.
La Asociación ¿Donde Están? rechaza rotundamente los dichos
del ministro y pide a la dirección del Frente Amplio que los
condene en forma contundente.
Respuesta de la Asociación Donde Están-Francia
ResponderEliminara la "carta abierta" del Ministro de la Defensa
Eleuterio Fernandez Huidobro:
Las preguntas formuladas por el Ministro de Defensa, Eleuterio
Fernández Huidobro, al final del comunicado difundido el 5 de
diciembre de 2014 constituyen un agravio sin precedentes para
las víctimas de la dictadura y los familiares de las víctimas que
piden justicia. También para las organizaciones de defensa de los
derechos humanos que bregan por el fin de la impunidad y que,
durante los terribles años de la dictadura tanto se movilizaron por
los presos políticos, de los cuales formaba parte el ministro.
Una vez más, el ministro, al igual que los principales voceros de la
dictadura y de los defensores de la impunidad, intenta presentar a
los que reclaman justicia como personas con sed de venganza,
violentadores del orden jurídico, que no respetan los derechos y la
dignidad de la personas.
Se trata, justamente de lo contrario. Pedir justicia es lo opuesto a
la venganza. Nadie pide que se "incumpla la ley", se pide que no
se forme un Tribunal de honor para amparar a un torturador. Se
pide lo que se prometió hace bastante y no se ha cumplido,
tribunales de honor para todos los militares presos por la actitud
deshonrosa que tuvieron mientras vistieron el uniforme, porque
torturaron, detuvieron ilegítimamente, mataron, mientras estaban
en funciones y sus funciones legales no eran esas, entonces el
cumplimiento de la ley seria que se hicieran tribunales de honor
para quitarles la condición de militares -ahora retirados.
"¿La incautación de haberes jubilatorios de los presos?"
Los funcionarios civiles que cometen delito en ocasión del
desempeño de sus funciones se les quita sus haberes jubilatorios,
no se pueden jubilar .
No tienen derecho a percibir jubilación por haber desempeñado la
función en forma claramente contraria a lo que la sociedad que les
paga les indicó.
"¿Que les peguemos? ¿Que los torturemos?"
Preguntar esto es burlarse de la gente, menospreciar a sus
interlocutores, poner en la cabeza de la gente la violencia que
nunca tuvo el uruguayo, salvo precisamente los que torturaron y
mataron. Pretende atribuir ánimo de venganza que el pueblo
uruguayo no tuvo ni tiene, es fomentar una confrontación que
solo existe en su cabeza, acá solo se confronta impunidad con
justicia.
"¿Que persigamos a sus familias? ¿Hasta qué
generación? ¿Hasta qué lazo de consanguinidad?"
Es inaudito atribuirle a las víctimas, a los familiares de los
desaparecidos, el comportamiento que en Uruguay sólo tuvieron
los militares. Que el Ministro de Defensa diga eso, que plantee que
se piensa eso respecto de estos militares es situarlos a estos
violadores de los Derechos Humanos en el lugar de los
perseguidos, de los que se pretenden exterminar, menuda
comparación, de victimarios ahora son víctimas, no se sabe de
quién, seguramente son víctimas de un sistema judicial que no
funciona, o de unos grupos de personas que reclaman saber lo
que pasó, donde están sus familiares, y que se haga justicia.
Finaliza diciendo "por más que griten no somos ni seremos
verdugos ni fascistas"
Fascistas son muchos de los militares a los que tanto defiende. En
cuanto a lo de verdugos el ministro debiera, antes de hablar,
mirarse un poco en el espejo de su pasado.
La Asociación ¿Donde Están? rechaza rotundamente los dichos
del ministro y pide a la dirección del Frente Amplio que los
condene en forma contundente.