¿Cómo es el módulo en el que murió un hombre en el Comcar?
6 de abril de 2019 | Escribe: Denisse Legrand
Investigan responsabilidades en la atención médica al fallecido. Petit propone habilitar otro módulo como centro de salud de baja complejidad.
Ricardo tenía 57 años. Estaba privado de libertad en el sector
de prisiones preventivas del módulo 8 de la Unidad 4 Santiago Vázquez
(ex Comcar). Es el módulo de mayor complejidad de todo el
establecimiento.
Allí se concentra gran parte de las prisiones preventivas del sistema. Luego de los cambios en el Código del Proceso Penal estas prisiones –en las que se detiene a la persona acusada de un delito en espera del juicio– tienen que estar separadas del resto de la población carcelaria.
Ricardo estaba allí hacía poco tiempo. A pesar de ser hipertenso, hiperuricémico, dislipémico, hipotiroideo y de sufrir insuficiencia cardíaca y renal, se encontraba recluido en el sector con peores condiciones de todo el sistema penitenciario.
Sus problemas de salud eran conocidos. Tal es así que, según la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE), había informes que solicitaban a la sede judicial competente que se buscara una alternativa a la reclusión del fallecido, ya que soportaba “una pesada carga mórbida” que comprometía “su pronóstico vital y funcional a corto, mediano y largo plazo, lo que se potencia con su encierro”.
El sábado de tarde, Ricardo se sintió mal. Lo llevaron a la policlínica de ASSE que funciona en el Comcar. Le administraron medicación para compensarlo y ordenaron que volviera a su celda. Y ahí fue donde colapsó y tuvo un paro cardiorrespiratorio. En su agonía, se puede ver claramente en su brazo una vía que se observa impoluta, ya que había sido colocada minutos antes para estabilizarlo en la enfermería previo a llevarlo de vuelta a su celda. Decenas de personas privadas de libertad de su celda y las aledañas gritaron por ayuda.
Según se informa, la guardia policial del módulo llamó al servicio de salud. En ese momento el médico que estaba de guardia atendía a otras personas que presentaban heridas de arma blanca tras una pelea con cortes. Cuando llegó la asistencia sólo pudieron constatar su fallecimiento.
En un comunicado de ASSE dicen que el fallecido “habría ingerido alcohol y otras sustancias psicoactivas”. Como fuente para afirmar esto se remiten al “relato de otros privados de libertad” y no citan información oficial o la autopsia.
“El hombre se murió. Lo llevaron a enfermería, lo devolvieron y se murió. Se acaba de morir en su celda. Para que vean cómo nos tienen en la preventiva. Ese hombre tiene una familia y lo dejaron morir. Lo llevaron hace una hora a enfermería, no lo internaron y lo dejaron morir. Acá nos dejan morir”, dicen los privados de libertad que acompañaron el deceso de Ricardo en el video que grabaron tras su muerte y que se viralizó.
En otro video, en el que se ve a Ricardo agonizando, también se observan las condiciones de las celdas en un recorrido que hace la cámara mientras los reclusos transmiten su reclamo: “Así nos tienen en la preventiva del módulo 8. Este hombre está mal, a ver si les parece que un humano puede estar así, en estas condiciones. No tenemos agua, pasamos días sin agua. A ver si les parece que en estas condiciones se puede vivir y si así nos podemos rehabilitar. O si cada vez salimos peor. Mirá el estado en que está el tipo. Recién lo sacaron de enfermería y lo trajeron de arrastre y lo tiraron para acá. Esto no es así. Miren las instalaciones que tenemos que hacer para calentar agua, con peligro de prendernos fuego. Así, en estas condiciones, estamos trancados todo el día, meses sin salir al patio. Díganme las autoridades si en este estado podemos estar, si en estas condiciones un ser humano puede vivir. ¿Les parece que nos podemos rehabilitar en este estado?”, dicen mientras muestran los pocos metros de celda en los que se alojan.
Según dijo a la diaria, no tiene información para evaluar el acto médico. Se espera por el avance de investigaciones administrativas del Instituto Nacional de Rehabilitación y de ASSE para determinar responsabilidades. También se dio cuenta a Fiscalía. “Hemos recogido múltiples elementos sobre lo ocurrido. Las investigaciones en curso determinarán la causa exacta de la muerte y qué fue lo que ocurrió. Lo que queda muy claro en la recorrida es que las condiciones de reclusión del módulo 8 son violatorias de la dignidad humana, por falta de recursos humanos, por falta de actividades, por dificultades de acceso de los servicios, por malas condiciones de habitabilidad sobre las que hemos informado ampliamente desde tiempo atrás”.
Afirmó que “hay un contexto penitenciario totalmente inadecuado, con un módulo en condiciones de inhabitabilidad”. Destacó los altos niveles de hacinamiento y que el sector de preventivas no cuenta con ninguna actividad. “Este contexto influye en la atención médica. Es difícil valorar el acto médico sin su contexto, es como valorar una cirugía si el cirujano va en una moto a 200 kilómetros por hora. La actuación médica en este caso fue en un contexto adverso, con una situación paralela en la que otro interno se encontraba gravemente herido tras una pelea. El hecho revela un contexto penitenciario inadecuado que da una señal tras otra, todos los días”.
Petit dijo que “salta a los ojos la total inadecuación de la estructura carcelaria” y que “existen una cantidad de casos de salud que deben ser tratados y que no pueden tener la atención que requieren por diversos motivos. Porque es inaccesible, por seguridad, porque falta personal, porque no son trasladados”.
Para reducir los daños de esta realidad y sortear las dificultades que existen para la atención de privados de libertad en el Comcar, donde se encuentra uno de cada tres presos del país, elevaron una nota al Ministerio del Interior y a ASSE en la que proponen que el módulo 12, que quedó vacío tras un motín que hubo el año pasado sea habilitado como un centro de salud de baja complejidad.
“Allí podrían atenderse casos de pre y posoperatorio, personas heridas, en particular apuñaladas, que hay prácticamente todos los días. Permitiría descongestionar traslados fuera de la unidad y serviría para abordar casos de tuberculosis. Es un lugar con buena vigilancia, ventilación e iluminación, podría cumplir una función que hace falta en el servicio de salud y actuar en casos de emergencia que hoy no pueden tener respuestas adecuadas en este contexto”.
Es una propuesta que debe estudiarse y que requiere recursos materiales y logísticos. “Bajar la violencia y la reincidencia implica un conjunto de acciones en planos que se comunican entre sí: educación, trabajo, cultura, relación con la familia, y como elemento central están la salud y la salud mental. Sin políticas consistentes en salud y salud mental no vamos a poder bajar la reincidencia”.
El grueso de la atención sanitaria en cárceles está en la órbita del Sistema de Atención Integral a las Personas Privadas de Libertad (SAI-PPL) de ASSE. Aún quedan unidades penitenciarias que dependen de Sanidad Policial. Se espera por la transición total a ASSE como continuidad de la reforma penitenciaria.
Hace algunas semanas se resolvió que el director de SAI-PPL, Lauro Meléndez, pase a jubilación tras un episodio en que se le negó un fármaco a un preso con riesgo de contagio de VIH. ASSE está trabajando en los pasos a seguir, es probable que haya una reestructura integral del sistema.
En lo que va de año ha habido diez muertes en custodia, de las cuales siete han sido violentas. Si se abarca desde 2015 hasta hoy, 181 personas murieron bajo la tutela del Estado en las cárceles. La mayoría fueron homicidios; el suicidio es la segunda causa de muerte y la tercera es la muerte por causas naturales.
El informe –publicado en noviembre de 2018– lo define como un módulo de “trato cruel, inhumano y degradante”. Se destaca la importancia de considerar las condiciones en las que viven estas personas porque, cada día, entre una y dos personas recuperan su libertad y salen –sin escala– desde el módulo 8 a la calle.
Hay 502 personas distribuidas en 12 planchadas con hileras de diez celdas cada una. En el sector C se alojan las prisiones preventivas; en el C1, los reincidentes, y en el C2 los primarios.
A pesar de que la reforma penitenciaria logró, entre otras cosas, reducir el hacinamiento, en el módulo 8 este alcanza cifras asombrosas. Según información oficial hay 310 plazas disponibles. El hacinamiento es de 160%, 50% más que el máximo aceptado por Naciones Unidas, que es 110%. Sin embargo, según el informe del comisionado, se contabilizaron 215 camas, por lo que el hacinamiento asciende a 234%.
294 personas (59%) no tienen cama para dormir. Duermen en el piso, sobre telas, cartones o pedazos de colchón. “Hay un hacinamiento muy crítico, no sólo por la sobrepoblación sino por el régimen de encierro permanente en celda que predomina en el módulo”. Uno de los lugares más críticos es, justamente, el sector de prisiones preventivas. Allí la población triplica la cantidad de camas disponibles.
Las ratas abundan. También las cucarachas y otros insectos. Con mecanismos caseros se intentan tapar los caños y el wáter para que las ratas no entren a las celdas. Pero circulan de todas formas.
Las celdas miden 5 metros por 2,40 metros. En 12 metros cuadrados hay un promedio de cuatro personas por celda. Cada preso tiene menos de tres metros cuadrados para vivir las 24 horas. Otras celdas tienen sobrepoblación, llegando a encontrarse entre seis y ocho personas; algunas celdas llegan a contener a diez personas.
La comida se sirve a través de una pequeña apertura de la celda, las puertas no se abren. Cada preso tiene su táper o similar, y el rancho (la comida) pasa por el sapo (la apertura). La basura se tira a los pasillos y los fajineros la recogen cada día.
Las personas privadas de libertad salen solamente los días de visita. Si no tienen visita no salen de la celda. Salen al patio una vez por semana, y apenas por unos minutos. La otra salida posible es la policlínica, siempre que la situación lo amerite. También hay quienes pasan semanas, meses e incluso años sin salir.
Sólo 41 (8,2%) de las 502 personas trabajan. Tres lo hacen fuera del módulo y el resto (39) desarrolla tareas de limpieza y mantenimiento en el mismo módulo. Todo el trabajo es informal, ninguno recibe salario. 67 (13,3%) de 502 realizan actividades socioeducativas. Una sola persona estaba registrada en actividades socioeducativas y de trabajo a la vez.
Es un módulo policial. Hay un solo operador penitenciario civil. Es visto dentro de Comcar como un módulo de castigo, muchos presos que “no caminan” –que tienen conflictos que les impiden estar en otros lugares– son depositados en este espacio.
El informe de Juan Miguel Petit y su equipo concluye que “el módulo 8 violenta masivamente las normas mínimas de Naciones Unidas para el tratamiento de personas privadas de libertad”. Y cierra considerando que “todo lo anterior requiere de una intervención basada en recursos institucionales que exceden la disponibilidad operativa del Instituto Nacional de Rehabilitación, siendo necesarios insumos y recursos de la autoridad rectora –Ministerio del Interio– articulada con otros organismos del Estado con mandato competente sobre los servicios sociales de las personas privadas de libertad (Codicen, Ministerio de Desarrollo Social, Ministerio de Educación, Ministerio de Trabajo, Intendencia de Montevideo, ASSE)”.
El reporte plantea elementos estratégicos “para las necesarias y urgentes intervenciones que deben realizarse para promover el derecho a la vida de las personas privadas de libertad y de las personas que se relacionarán con ellos en un futuro muy cercano, es decir, la sociedad toda”.
Allí se concentra gran parte de las prisiones preventivas del sistema. Luego de los cambios en el Código del Proceso Penal estas prisiones –en las que se detiene a la persona acusada de un delito en espera del juicio– tienen que estar separadas del resto de la población carcelaria.
Ricardo estaba allí hacía poco tiempo. A pesar de ser hipertenso, hiperuricémico, dislipémico, hipotiroideo y de sufrir insuficiencia cardíaca y renal, se encontraba recluido en el sector con peores condiciones de todo el sistema penitenciario.
Sus problemas de salud eran conocidos. Tal es así que, según la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE), había informes que solicitaban a la sede judicial competente que se buscara una alternativa a la reclusión del fallecido, ya que soportaba “una pesada carga mórbida” que comprometía “su pronóstico vital y funcional a corto, mediano y largo plazo, lo que se potencia con su encierro”.
El sábado de tarde, Ricardo se sintió mal. Lo llevaron a la policlínica de ASSE que funciona en el Comcar. Le administraron medicación para compensarlo y ordenaron que volviera a su celda. Y ahí fue donde colapsó y tuvo un paro cardiorrespiratorio. En su agonía, se puede ver claramente en su brazo una vía que se observa impoluta, ya que había sido colocada minutos antes para estabilizarlo en la enfermería previo a llevarlo de vuelta a su celda. Decenas de personas privadas de libertad de su celda y las aledañas gritaron por ayuda.
Según se informa, la guardia policial del módulo llamó al servicio de salud. En ese momento el médico que estaba de guardia atendía a otras personas que presentaban heridas de arma blanca tras una pelea con cortes. Cuando llegó la asistencia sólo pudieron constatar su fallecimiento.
En un comunicado de ASSE dicen que el fallecido “habría ingerido alcohol y otras sustancias psicoactivas”. Como fuente para afirmar esto se remiten al “relato de otros privados de libertad” y no citan información oficial o la autopsia.
“El hombre se murió. Lo llevaron a enfermería, lo devolvieron y se murió. Se acaba de morir en su celda. Para que vean cómo nos tienen en la preventiva. Ese hombre tiene una familia y lo dejaron morir. Lo llevaron hace una hora a enfermería, no lo internaron y lo dejaron morir. Acá nos dejan morir”, dicen los privados de libertad que acompañaron el deceso de Ricardo en el video que grabaron tras su muerte y que se viralizó.
En otro video, en el que se ve a Ricardo agonizando, también se observan las condiciones de las celdas en un recorrido que hace la cámara mientras los reclusos transmiten su reclamo: “Así nos tienen en la preventiva del módulo 8. Este hombre está mal, a ver si les parece que un humano puede estar así, en estas condiciones. No tenemos agua, pasamos días sin agua. A ver si les parece que en estas condiciones se puede vivir y si así nos podemos rehabilitar. O si cada vez salimos peor. Mirá el estado en que está el tipo. Recién lo sacaron de enfermería y lo trajeron de arrastre y lo tiraron para acá. Esto no es así. Miren las instalaciones que tenemos que hacer para calentar agua, con peligro de prendernos fuego. Así, en estas condiciones, estamos trancados todo el día, meses sin salir al patio. Díganme las autoridades si en este estado podemos estar, si en estas condiciones un ser humano puede vivir. ¿Les parece que nos podemos rehabilitar en este estado?”, dicen mientras muestran los pocos metros de celda en los que se alojan.
Inadecuación de la estructura
Para conocer las circunstancias en las que sucedieron los hechos, Juan Miguel Petit, comisionado parlamentario penitenciario, visitó el módulo. Habló con los compañeros de celda de Ricardo y con otros privados de libertad que estuvieron presentes mientras moría. También con los funcionarios policiales y el equipo de salud.Según dijo a la diaria, no tiene información para evaluar el acto médico. Se espera por el avance de investigaciones administrativas del Instituto Nacional de Rehabilitación y de ASSE para determinar responsabilidades. También se dio cuenta a Fiscalía. “Hemos recogido múltiples elementos sobre lo ocurrido. Las investigaciones en curso determinarán la causa exacta de la muerte y qué fue lo que ocurrió. Lo que queda muy claro en la recorrida es que las condiciones de reclusión del módulo 8 son violatorias de la dignidad humana, por falta de recursos humanos, por falta de actividades, por dificultades de acceso de los servicios, por malas condiciones de habitabilidad sobre las que hemos informado ampliamente desde tiempo atrás”.
Afirmó que “hay un contexto penitenciario totalmente inadecuado, con un módulo en condiciones de inhabitabilidad”. Destacó los altos niveles de hacinamiento y que el sector de preventivas no cuenta con ninguna actividad. “Este contexto influye en la atención médica. Es difícil valorar el acto médico sin su contexto, es como valorar una cirugía si el cirujano va en una moto a 200 kilómetros por hora. La actuación médica en este caso fue en un contexto adverso, con una situación paralela en la que otro interno se encontraba gravemente herido tras una pelea. El hecho revela un contexto penitenciario inadecuado que da una señal tras otra, todos los días”.
Petit dijo que “salta a los ojos la total inadecuación de la estructura carcelaria” y que “existen una cantidad de casos de salud que deben ser tratados y que no pueden tener la atención que requieren por diversos motivos. Porque es inaccesible, por seguridad, porque falta personal, porque no son trasladados”.
Para reducir los daños de esta realidad y sortear las dificultades que existen para la atención de privados de libertad en el Comcar, donde se encuentra uno de cada tres presos del país, elevaron una nota al Ministerio del Interior y a ASSE en la que proponen que el módulo 12, que quedó vacío tras un motín que hubo el año pasado sea habilitado como un centro de salud de baja complejidad.
“Allí podrían atenderse casos de pre y posoperatorio, personas heridas, en particular apuñaladas, que hay prácticamente todos los días. Permitiría descongestionar traslados fuera de la unidad y serviría para abordar casos de tuberculosis. Es un lugar con buena vigilancia, ventilación e iluminación, podría cumplir una función que hace falta en el servicio de salud y actuar en casos de emergencia que hoy no pueden tener respuestas adecuadas en este contexto”.
Es una propuesta que debe estudiarse y que requiere recursos materiales y logísticos. “Bajar la violencia y la reincidencia implica un conjunto de acciones en planos que se comunican entre sí: educación, trabajo, cultura, relación con la familia, y como elemento central están la salud y la salud mental. Sin políticas consistentes en salud y salud mental no vamos a poder bajar la reincidencia”.
El grueso de la atención sanitaria en cárceles está en la órbita del Sistema de Atención Integral a las Personas Privadas de Libertad (SAI-PPL) de ASSE. Aún quedan unidades penitenciarias que dependen de Sanidad Policial. Se espera por la transición total a ASSE como continuidad de la reforma penitenciaria.
Hace algunas semanas se resolvió que el director de SAI-PPL, Lauro Meléndez, pase a jubilación tras un episodio en que se le negó un fármaco a un preso con riesgo de contagio de VIH. ASSE está trabajando en los pasos a seguir, es probable que haya una reestructura integral del sistema.
En lo que va de año ha habido diez muertes en custodia, de las cuales siete han sido violentas. Si se abarca desde 2015 hasta hoy, 181 personas murieron bajo la tutela del Estado en las cárceles. La mayoría fueron homicidios; el suicidio es la segunda causa de muerte y la tercera es la muerte por causas naturales.
¿Cómo es el módulo 8 del Comcar?
En setiembre del año pasado, el Juzgado Letrado de Primera Instancia en lo Penal de 34º Turno solicitó al comisionado parlamentario penitenciario que “se informe sobre la situación del módulo 8 del Comcar”. Específicamente pidió relevar el sector en que se encuentran los imputados que cumplen prisión preventiva, justamente donde días atrás murió Ricardo.El informe –publicado en noviembre de 2018– lo define como un módulo de “trato cruel, inhumano y degradante”. Se destaca la importancia de considerar las condiciones en las que viven estas personas porque, cada día, entre una y dos personas recuperan su libertad y salen –sin escala– desde el módulo 8 a la calle.
Hay 502 personas distribuidas en 12 planchadas con hileras de diez celdas cada una. En el sector C se alojan las prisiones preventivas; en el C1, los reincidentes, y en el C2 los primarios.
A pesar de que la reforma penitenciaria logró, entre otras cosas, reducir el hacinamiento, en el módulo 8 este alcanza cifras asombrosas. Según información oficial hay 310 plazas disponibles. El hacinamiento es de 160%, 50% más que el máximo aceptado por Naciones Unidas, que es 110%. Sin embargo, según el informe del comisionado, se contabilizaron 215 camas, por lo que el hacinamiento asciende a 234%.
294 personas (59%) no tienen cama para dormir. Duermen en el piso, sobre telas, cartones o pedazos de colchón. “Hay un hacinamiento muy crítico, no sólo por la sobrepoblación sino por el régimen de encierro permanente en celda que predomina en el módulo”. Uno de los lugares más críticos es, justamente, el sector de prisiones preventivas. Allí la población triplica la cantidad de camas disponibles.
Las ratas abundan. También las cucarachas y otros insectos. Con mecanismos caseros se intentan tapar los caños y el wáter para que las ratas no entren a las celdas. Pero circulan de todas formas.
Las celdas miden 5 metros por 2,40 metros. En 12 metros cuadrados hay un promedio de cuatro personas por celda. Cada preso tiene menos de tres metros cuadrados para vivir las 24 horas. Otras celdas tienen sobrepoblación, llegando a encontrarse entre seis y ocho personas; algunas celdas llegan a contener a diez personas.
La comida se sirve a través de una pequeña apertura de la celda, las puertas no se abren. Cada preso tiene su táper o similar, y el rancho (la comida) pasa por el sapo (la apertura). La basura se tira a los pasillos y los fajineros la recogen cada día.
Las personas privadas de libertad salen solamente los días de visita. Si no tienen visita no salen de la celda. Salen al patio una vez por semana, y apenas por unos minutos. La otra salida posible es la policlínica, siempre que la situación lo amerite. También hay quienes pasan semanas, meses e incluso años sin salir.
Sólo 41 (8,2%) de las 502 personas trabajan. Tres lo hacen fuera del módulo y el resto (39) desarrolla tareas de limpieza y mantenimiento en el mismo módulo. Todo el trabajo es informal, ninguno recibe salario. 67 (13,3%) de 502 realizan actividades socioeducativas. Una sola persona estaba registrada en actividades socioeducativas y de trabajo a la vez.
Es un módulo policial. Hay un solo operador penitenciario civil. Es visto dentro de Comcar como un módulo de castigo, muchos presos que “no caminan” –que tienen conflictos que les impiden estar en otros lugares– son depositados en este espacio.
El informe de Juan Miguel Petit y su equipo concluye que “el módulo 8 violenta masivamente las normas mínimas de Naciones Unidas para el tratamiento de personas privadas de libertad”. Y cierra considerando que “todo lo anterior requiere de una intervención basada en recursos institucionales que exceden la disponibilidad operativa del Instituto Nacional de Rehabilitación, siendo necesarios insumos y recursos de la autoridad rectora –Ministerio del Interio– articulada con otros organismos del Estado con mandato competente sobre los servicios sociales de las personas privadas de libertad (Codicen, Ministerio de Desarrollo Social, Ministerio de Educación, Ministerio de Trabajo, Intendencia de Montevideo, ASSE)”.
El reporte plantea elementos estratégicos “para las necesarias y urgentes intervenciones que deben realizarse para promover el derecho a la vida de las personas privadas de libertad y de las personas que se relacionarán con ellos en un futuro muy cercano, es decir, la sociedad toda”.
>>> Carceles uruguayas, la solución
Por.: Sirio López Velasco,
Filósofo (Doctor y Posdoctor en Filosofía); profesor universitario durante 33 años; autor de una veintena de libros; E-mail: lopesirio@hotmail.com
FAVOR DIVULGAR AMPLIAMENTE
Estimado Ing. Agrónomo Ricardo Brasesco: Acabo de ver en Youtube el programa de hoy 5/4/19 de "Esta boca es mía" de TV 12 de Mdeo, con la participación de Alvaro Garce, asesor de seguridad de Lacallito, y media docena de contertulios, dedicado a las cárceles uruguayas con la pregunta "¿Qué hacemos con las carceles?" y NINGUNO de los participantes planteó nuestra idea de las Granjas Correccionales Estatales donde todos quienes entre los actuales 11.500 presos (o sea nada menos que uno de cada 300 uruguayos, contando bebés y ancianos, en una proporción alarmante) que sean aprobados por un Comité de Especialistas, podrían producir abundantes y sanos alimentos orgánicos para su propia cocina, para sus familias, hospitales, asilos, guarderias, escuelas, liceos, Facultades, etc. y para vender en ferias , y quiza tambien para exportar; allí también podrían capacitarse en profesiones indispensables para la agropecuaria uruguaya e industrias asociadas; a todo eso yo le agrego la idea de que las familias de los presos que lo deseen podrian instalarse en poblaciones aledañas a esas Granjas, para también participar de su producción y/o prepararse para recibir con su familiar detenido un campo de Colonización cuando el mismo salga en libertad, a fin de seguir allí produciendo para beneficio de esa familia y del país, y repoblando el campo hoy vaciado por el latifundio y la falta de una Reforma Agraria inspirada de Artigas y de Sendic. Un abrazo: Sirio
Cada una de las 120 celdas del módulo 8 del Comcar tiene unos 12 metros cuadrados. En promedio, las habitan cuatro reclusos, tres metros cuadrados por persona. Menos de la mitad tienen una cama para dormir. Y hasta hay unas decenas que no cuentan ni siquiera con una colchoneta. Hay quienes conviven con goteras. Las duchas no funcionan y contar con elementos básicos de higiene depende de que las visitas los lleven. Abandonar la celda está reservado para momentos excepcionales. Las salidas al patio no superan los 90 minutos por semana y las actividades educativas y laborales son para menos de la cuarta parte de los presos.
El diagnóstico es penoso y no sorprende, ya que en los informes de los años 2016 y 2017, elaborados por el comisionado parlamentario para el sistema de cárceles, Juan Miguel Petit, ese lugar fue categorizado como de “trato cruel, inhumano y degradante”. En el marco de una investigación, la Justicia le pidió a Petit que le diera detalles de lo que allí ocurría y aprovechó para realizar entre el 10 y 12 de octubre un censo en las celdas. De allí surge un informe, que también fue entregado el miércoles 14 al Parlamento, y al que accedió Búsqueda.
En el módulo 8 conviven 502 de los cerca de 3.200 presos recluidos en la Unidad Nº 4 Santiago Vázquez (Comcar). El lugar, según cifras del Ministerio del Interior, es para 310 reclusos, cerca de 200 menos de los que cumplen sentencia allí. Sin embargo, en el informe, Petit dice que su relevamiento mostró que la situación es aún peor. La cantidad de camas que su equipo constató fueron 215, lo que muestra que la población supera el doble.
En el módulo
8 conviven 502 de los cerca de 3.200 presos recluidos en la Unidad Nº 4
Santiago Vázquez (Comcar). El lugar, según cifras del Ministerio del
Interior, es para 310 reclusos, cerca de 200 menos de los que cumplen
sentencia allí.
En algunos casos, como los sectores B2, C1 y C2, el escenario
es aún más complicado y la población ronda el triple de la cantidad de
camas. Y por ejemplo, en la planta alta del sector C2 hay una sola cama
en todo el pabellón, donde están presas 30 personas. El paliativo es que
tengan colchones. Pero de acuerdo con el relevamiento, hay 448 y varios
en realidad son pedazos de colchonetas muy rotas. Esto significa que a
la falta de camas se suma que para 57 presos no hay ni una colchoneta
donde dormir. Petit indica en el informe que “en todos los sectores hay un hacinamiento muy crítico” debido a la cantidad de plazas y el espacio en el que habitan los presos, pero además por “el régimen de encierro permanente en celda que predomina en el módulo”.
De hecho, uno de los funcionarios le dijo que “la capacidad operacional del lugar está colapsada”, y que “sencillamente, no puede funcionar con ningún fin”. Y esto no solo afecta a la hora del descanso sino que las consecuencias están en cada dinámica diaria. En la teoría, todos los días, según se relata en el informe, se abren las puertas para retirar la basura. Pero en la práctica no ocurre. Y los presos la tiran por una especie de ventana que tienen al fondo de las celdas, sobre lo que originalmente era una ducha. Los desechos caen en corredores que separan las hileras de celdas y una cuadrilla de cinco presos tiene que limpiarlos a diario por la enorme cantidad de basura que se produce, pero no alcanza. El resultado: aparecen las ratas y las cucarachas.
La comida se entrega a través de un pasaplatos del cual los presos se sirven en sus tuppers, lo que hace que en muchos casos las celdas se abran solamente para los días de visita. Y para ilustrarlo, Petit relata que durante el recorrido vio cómo un recluso le decía a otro que dormía en un colchón: “Despertate, despertate. Mirá que hoy abrieron la puerta”.
El comisionado constató que en varias de las celdas hay goteras. No hay ducha en casi ninguna y los reclusos se bañan con tachos caseros de agua. Jabón, pasta de dientes, papel higiénico y otros artículos de limpieza básicos llegan si los llevan las visitas, únicamente. Y el agua caliente es una excepción para aquellos que tienen la “motito”, que consiste en un calentador artesanal que crean ellos mismos.
Para lograr una rehabilitación, las actividades educativas y laborales son fundamentales. Esos son momentos en que los presos pueden salir de sus celdas así como cuando tienen un tiempo para estar en el patio o cuando reciben visitas. En el módulo 8 son excepcionales.
La teoría marca que una vez por semana los reclusos salen al patio. En la realidad, el régimen es variado entre sectores y celdas. El tiempo también depende del funcionario. En algunos casos puede llegar hasta 90 minutos semanales y en otros, apenas 15. Y en algunos sectores se constató que hace varios meses que los presos no van al patio.
Para lograr una
rehabilitación, las actividades educativas y laborales son
fundamentales. Esos son momentos en que los presos pueden salir de sus
celdas así como cuando tienen un tiempo para estar en el patio o cuando
reciben visitas. En el módulo 8 son excepcionales.
La visita tampoco es garantía de abandonar la
celda al menos por un rato. Varios reclusos han roto los vínculos con
sus familiares. Para quienes sí mantienen las relaciones hay otro
problema y son las condiciones del lugar destinado a la visita. Los
baños no tienen agua. Los salones no tienen luz ni electricidad. Las
salas para visitas conyugales no se usan, por lo que se realizan en otro
lugar. Las sillas y mesas son de cemento y en el patio deben sentarse
en el suelo. “El estado general de las salas y el patio es muy malo. Hay
mala iluminación, mala limpieza. En particular, es totalmente
inapropiado para la presencia de menores porque “el clima es triste y
tenso, seguramente traumático para los niños”, dice Petit en el
documento.El acceso al trabajo está reservado para unos pocos, menos del 10%. De los 502 presos que viven allí, 41 están registrados en las planillas de trabajo. Solo tres de ellos realizan tareas fuera del módulo. Algo similar ocurre con las actividades socioeducativas. En el registro de personas que han recibido alguna actividad figuran 67 reclusos, de los cuales 51 acceden a la educación formal –22 en Primaria y 29 en Secundaria– y de los restantes 16 hay 13 que asisten a talleres que brinda una ONG.
Solo una persona trabaja y estudia a la vez, lo que significa que entre ambos tipos de actividades hay involucrados 107 reclusos —21,3% del total—. Para Petit, “la falta de perspectivas reales de que aumenten la dotación de programas” genera “un clima de depresión y falta de horizontes”.
Todo esto lleva a Petit a concluir que en el módulo 8 se “violentan masivamente” las Reglas Mandela, término con que se denomina a las normas mínimas para el tratamiento de los presos establecidas por Naciones Unidas. En todas las áreas “se observan enormes carencias que comprometen de manera extrema una inserción no violenta o conflictiva de los privados de libertad en la sociedad abierta”.
Y por ello pide que se dé una intervención del Ministerio del Interior articulada con organismos de la salud, de la educación y el trabajo, para “promover el derecho a la vida” de los presos y de con quienes “se relacionarán en un futuro muy cercano, es decir, la sociedad toda”.
“Señales claras y muy duras que deben ser atendidas”
Lunes 01 Abril , 2019
El Comisionado Parlamentario realizó un relevamiento en el Módulo 8 de COMCAR luego que un interno con prisión preventiva muriera el sábado, hecho que fue recogido por un video que se viralizó pidiendo mejor asistencia y condiciones dignas de reclusión.
El sábado 30, en horas de la tarde, el interno R.G.V., de 57 años, falleció en su celda del Módulo 8 de COMCAR, en el sector de prisión preventiva para primarios, en circunstancias que son escrutadas ahora por una investigación administrativa del Instituto Nacional de Rehabilitación, la Fiscalía y las autoridades sanitarias. La muerte fue registrada con un celular por otros internos y circuló masivamente en las redes sociales. Los internos dijeron que la asistencia no fue adecuada y denunciaron muy malas condiciones de reclusión.
El lunes 1º de abril, el Comisionado Parlamentario, con dos asesores, realizó un relevamiento en la señalada unidad carcelaria para interiorizarse de lo ocurrido, recorriendo la celda donde falleció el interno, las celdas vecinas, conversando con los internos que vieron el fatal desenlace y los momentos previos. También visitó el servicio médico y se interiorizó de la atención médica que había recibido el interno, quien tenía antecedentes cardíacos. También se reunió con autoridades de la unidad para analizar el hecho y el contexto del mismo. El interno se sintió mal sobre el mediodía, fue atendido en el servicio médico de la cárcel y retornado rato después a su celda cuando se entendió estaba estabilizado. Allí volvió a sentirse mal. Otros internos reclamaron nuevamente la urgente atención médica del interno, pero cuando llegaron el paciente ya había fallecido. Estos dramáticos momentos fueron los recogidos por un registro hecho por los internos y circulado masivamente por redes sociales.
El Comisionado Parlamentario señaló que: “Hemos recogido múltiples elementos sobre lo ocurrido. Las investigaciones en curso determinarán la causa exacta de la muerte y qué fue lo que ocurrió. Lo que queda muy claro en la recorrida es que las condiciones de reclusión del Módulo 8 son violatorias de la dignidad humana, por falta de recursos humanos, por falta de actividades, por dificultades de acceso de los servicios, por malas condiciones de habitabilidad sobre las que hemos informado ampliamente desde tiempo atrás. No es aceptable en el siglo 21 que las personas privadas de libertad, en régimen de prisión preventiva, primarios por ejemplo, técnicamente inocentes, a la espera de juicio, no tengan actividad de tipo alguno y su único respiro sea salir un rato al patio una vez por semana. Las condiciones generales de muy mala convivencia y habitabilidad sin duda influyen en cada persona que está allí y directamente en su salud física y mental, lo que luego repercute en la salud general y la seguridad de la población”.
Sobre los pasos a seguir el Comisionado señaló: “Hemos anotado una y otra vez, en múltiples foros y textos, lo mucho que se hizo –y está haciendo– con la reforma penitenciaria. Pero también que hay enormes sectores del sistema penitenciario que están en muy malas condiciones. En el COMCAR hay casi uno de cada tres presos que tiene el país. Eso requiere una atención especial. Su organización y estructura actual es inviable. Su dotación de recursos y su logística, también es totalmente insuficiente, explosivamente insuficiente. En febrero presentamos al Ministerio del Interior una propuesta de reorganización para transformar esa unidad en un complejo penitenciario. También presentamos en 2018 una auditoría sobre el Módulo 8, donde identificamos condiciones de reclusión que no deben existir. Hay señales claras y muy duras que deben ser atendidas. El sector de prisión preventiva, que debe ser un sector de espera del juicio penal, se ha vuelto en muchas unidades un régimen de castigo y de condiciones que no están acordes a la ley. Hay que lograr acuerdos amplios, interinstitucionales, de política pública, basados en consensos parlamentarios de mediano y largo plazo, para que la reforma penitenciaria pueda crecer”.
El Comisionado dijo que informará en las próximas horas a la Comisión de Seguimiento Carcelario del Poder Legislativo sobre lo ocurrido y que recomendará a las autoridades sanitarias (Servicio de Atención Integral de las Personas Privadas de Libertad de ASSE) y penitenciarias investigar la atención que recibió el interno, los tiempos y recursos con que la misma fue realizada y el contexto del establecimiento, tanto las condiciones físicas del Módulo donde ocurrió el fallecimiento como el funcionamiento del mismo y sus condiciones físicas.
En lo que va del 2019 ha habido 10 muertes en custodia, de las cuales 7 han sido violentas.
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