viernes, 6 de agosto de 2010

Homicidio especialmente agravado para Gavazzo





El hermano de Roberto "Tito" Gomensoro testimonió durante horas en el Juzgado Letrado de Primera Instancia de Paso de los Toros, a cargo de la jueza Lilián Elorriburu.
Alli se confrontó con sus asesinos José Nino Gavazzo y su cómplice en la tortura y muerte
Juan Carlos Gómez.

Roberto Gomensoro Josman nació el 30 de octubre de 1949. Casado, estudiaba Agronomía y era docente en esa facultad.


Arnaldo, hermano de "Tito" Gomensoro, dijo que los imputados son los "asesinos por mano propia. No se trata de que hayan mandado a otros a realizar la ejecución. A mi hermano lo mataron Gavazzo y Gómez con sus
propias manos". Un testigo que fue torturado junto al joven de 24 años
fue clave con sus .

Una importante cantidad de policías testimoniaron sobre los comentarios de un suboficial hoy fallecido, que concurría ebrio a los burdeles de Paso de los Toros, donde contaba con detalle cómo habían
matado a Gomensoro.

Lo inminente del procesamiento fue informado al matutino por el abogado de la familia Gomensoro, Guillermo Paysseé.

"Tito" había sido detenido el 12 de marzo de 1973 y probablemente conducido al Grupo de Artillería Nº1, en las cercanías del Cerro de Montevideo, donde fue sometido a interrogatorios bajo tortura. El 18 de
marzo su cuerpo fue encontrado flotando en el lago de la represa de
Rincón del Bonete. Estaba desnudo, sujetado con alambres en pies y
manos, envuelto con una malla y atado a tres piedras.
La detención de Gomensoro

El 12 de marzo de 1973 de madrugada se presentaron personas de civil en el domicilio de su madre, diciéndole que Roberto corría peligro, pues unos brasileros querian matarlo. Fue trasladada por ellos hasta la casa del hijo y al llegar allí se identificaron como integrantes de las Fuerzas Conjuntas y procedieron a detenerlo, ante su madre y su esposa. Según el informe de Madres y Familiares de Uruguayos detenidos desaparecidos, es probable que luego haya sido llevado al Grupo de Artilleria Nº 1, en La Paloma, cerca del Cerro. El 14 de febrero de 1973 las Fuerzas conjuntas emitieron un comunicado por el que ponen en conocimiento que Gomensoro había fugado en las inmediaciones de la Facultad de Agronomía.
El 24 de noviembre de ese año, un comunicado conjunto emitido por los ministerios del Interior, Defensa y Educación y Cultura, indicaba que el dirigente había sido procesado como uno de los "sediciosos vinculados a la Universidad". Hay una mentira enorme, pues si el 14 de marzo se encontraba fugado, no se entiende que el 24 de noviembre, 20 meses después, aparece como procesado. Esto es un ocultamiento de la situación real de Gomensoro, una mentira que se mantuvo aún en 1987 cuando el fiscal militar José Sambucetti -encargado de montar la farsa en torno a la investigación de desaparecidos- sostuvo que el Estado nada sabía sobre el paradero de Gomensoro. El coronel Sambucetti obvió que el 18 de marzo de 1973 había aparecido el cuerpo de un hombre en el lago de Rincón del Bonete, atado con alambres y piedras.

l cuerpo de Roberto Gomensoro fue encontrado el 18 de marzo de 1973 flotando en el lago de la represa de Rincón del Bonete. Estaba desnudo, sujetado con alambres de pies y manos, envuelto con una malla para evitar que partes del cuerpo se desprendieran y atado a tres piedras. Fueron testigos del hecho el dueño de un campo en la zona, su peón y un vecino del lugar, quienes encontraron el cuerpo.

El 15 de marzo de 1973 la Oficina de Prensa de las Fuerzas Conjuntas informó que Gomensoro logró huir cuando se iba a establecer un contacto en Millán y Ariel. Otro comunicado del 21 de marzo de 1973 requiere su captura.

El 18 de marzo de 1973 Aparicio Torres, propietario de un campo lindero al Batallón de Ingenieros Nº 3 de Paso de los Toros, encontró flotando en las aguas del lago de Rincón del Bonete un cuerpo atado con gruesos alambres y rodeado de una malla de alambre, asegurado a tres pesadas piedras con la intención de "fondearlo" en el agua.

Torres y los peones Eduardo Cardozo y Ramón Rodríguez sacaron el cuerpo del agua y dieron cuenta de lo ocurrido a la unidad militar, que envió al cabo Catalino Rosa, el cual dio cuenta a su superior Zenón L. Romero, el que avisó a la Policía local, que encomendó el caso al oficial Darci Ordeix y dos agentes.

El cuerpo fue finalmente enviado a la morgue del hospital departamental, donde el médico policial Emilio Laca le realizó la autopsia el 23 de marzo de 1973. En ella constató que se trataba de un hombre joven de 1,75 metros y complexión delgada que estaba literalmente "amortajado" en una malla de alambre.

En 1987 el fiscal militar José Sambucetti ­encargado de montar la farsa en torno a la investigación de desaparecidos­ sostuvo que el Estado nada sabía sobre el paradero de Gomensoro.

Casi treinta años después, en 1993, se descubrió que el médico forense Emilio Laca había conservado el cráneo para "estudiarlo". Se practicaron estudios de ADN y se corroboró que correspondía a Gomensoro.

La tumba fue profanada en 2001 cuando una investigación de Serpaj permitió recuperar su cráneo e identificarlo.

Años más tarde, el antropólogo, Horacio Soya descubrió que los restos óseos que extrajo de una fosa común del cementerio de Tacuarembó corresponden a una mujer y dos hombres, e informó al juez Dardo Martínez que era necesario realizar estudios de ADN para verificar si corresponden a cuerpos de víctimas de desaparición forzada.

La desaparición de "Tito" Gomensoro, aunque ocurrió tres meses antes del golpe de 1973, fue amparada en la impunidad por el presidente Julio María Sanguinetti el 16 de octubre de 1987, cuando ordenó archivar la denuncia radicada el 9 de junio de 1985 por su madre, Marta Josman, ante el juez Jorge Ruival Pino del Juzgado Penal de 1er. Turno.

Otro de los hermanos de "Tito", Hugo Ernesto Gomensoro Josman, también fue secuestrado y desaparecido en Buenos Aires, el 30 de marzo de 1976. Su cadáver, arrojado al Río de la Plata por la dictadura argentina, fue hallado en la costa el 25 de mayo y también enterrado como NN. Su cuerpo fue repatriado y enterrado en Uruguay en junio de 2007.



Casi treinta años después se descubrió que el médico forense Emilio Laca había conservado el cráneo para estudiarlo. Se practicaron estudios de ADN y se corroboró que correspondía a Gomensoro. Ahora falta saber si el resto del cuerpo fue enterrado en la fosa común abierta en agosto y a quiénes pertenecen los otros huesos. Pero además, la investigación debería determinar quiénes son los ejecutores materiales del crimen y los mandos que impartieron las órdenes. Esa responsabilidad le cabe al juez Martínez, que lleva más de tres años sin profundizar en los aspectos medulares de la indagatoria.

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