viernes, 22 de abril de 2011

Cuando las máscaras caen






Cuando las cosas se vuelven tan turbias, confusas o demasiado explícitas como es el caso en  Uruguay en relación a todo lo que tiene que ver con la impunidad, es tiempo de analizar los acontecimientos  desde  un punto de vista crítico o antagónico al orden     establecido; a menos de que se considere a la ley o las leyes emanadas de las instituciones de un estado burgués como justas e irrevocables por representar  supuestamente al soberano.
El zafarrancho o el drible que tuvo que hacer el gobierno progresista para dar la impresión de que se terminaría con la impunidad     proponiendo una ley interpretativa de la ley  de caducidad, que ampara los crímenes cometidos en la última dictadura cívico militar en Uruguay en los años 70, ha provocado  una  emboscada a la dignidad  de casi un millón de uruguayos. Por eso desde un punto de vista crítico al sistema ni hay lugar a discutir las formas de esta ley o de otra ley, ni de otro plebiscito  si no es su anulación pura y simplemente.  
Ello seria posible solamente con la gente movilizada en la calle, lo que constituye todo un desafío habida cuenta  de que el progresismo se ha encargado muy bien de desarticular todo el movimiento social y  de criminalizar a  todos aquellos que han sido consecuentes con las luchas.

Si consideramos las cosas desde el punto de vista de las leyes establecidas de todas formas esta ley, le ley de caducidad,  es totalmente ilegítima ( ver texto de Sarthou).
  La estrategia de este gobierno progresista ha sido tirar para más adelante los problemas más escabrosos que tiene nuestra sociedad para resolver, a fin de que el tiempo oficie de colchón, y de que con ello la gente, el pueblo, se vaya distanciando de sus heridas hasta terminar agobiado, derrotado en sus anhelos de justicia o lo que es peor, indiferente.
Esta es la obra más siniestra que estos gobernantes hayan llevado acabo, seguro que la historia no los absolverá.
Digamos lo que hay que decir; el parlamento uruguayo no consideró el tema hasta que por exigencias de organismos internacionales se vieron en la obligación de intentar una salida; pero resulta que la misma  parece imposible, dado que del decir del presidente Mujica esto podría afectar la “unidad nacional”    
¿Desde cuando los uruguayos somos uno? Esta mentada “unidad nacional” es la más pura ficción y no se la cree nadie.
Este país como casi todos está dividido por intereses de clases antagónicos, dividido entre los que tienen desmesuradamente los medios para hacer lo que quieran, inclusive cometer crímenes y que luego el presidente les rinda visita y hasta reclame al cielo por una reconciliación.
Veamos si todos los miles de presos que pueblan las cárceles uruguayas y que son pobres, se arrepienten: ¿podrán recobrar su libertad?    Por lo tanto son  uruguayos y también forman parte de la “unidad nacional”   de esa que al parecer nos brinda una suerte de éxtasis, de felicidad intocable y única.
Este pueblo necesita hacer su catarsis, juntarse  para decir un! ya basta de  circo ¡y reclamar por verdad y justicia.
Claro ahora como siempre, cuando lo necesitan, aparecen las encuestas  diciendo que un 70 % de la población no quiere que se anule la ley de caducidad.  Pero cuidado, porque ellas, las empresas encuestadoras son pagas y trabajan para formar opinión pública; así funciona el sistema.
No olvidar la última gran marcha por la anulación de la ley de caducidad  más de 52.000 personas y casi un millón que votaron por la anulación.
También hay que estar atentos para ver qué otra estratagema van   a ensayar, ¿algún militar arrepentido? ¿para luego encaminar el tema a una suerte de gran reconciliación nacional?
¿Por qué renuncia Huidobro? ¿Por qué lo haría también Rosadilla?
Lo menos que podemos decir en este caso es que Huidobro siempre fue un consecuente con él mismo y con sus pactos con las logias militares; entonces es lógico que renuncie.      Su amigo el Presidente lo abraza porque lo  apoya, ¿qué quiere decir esto? ¿Como se nombra?¿Por qué?   
Digamos que Huidobro es hasta más coherente que el presidente Mujica, que también debería haber renunciado y ahora termina enredado en sus propias contradicciones.  
¿Qué le dejan a la juventud de este país?¿cuál es el mensaje que están enviando?
En todo caso la ética  es algo que no les importa para nada, que todo vale, ¿total?  Eso sí, ellos mismos son capaces de encerrar en módulos de aceros a jóvenes que nunca han recibido otro  mensaje que no sea ,“  hace la tuya” o “ me importa un pomo tu vida” todo estos jóvenes primero, son reproductores de un modelo que atraviesa todas las capas de la  sociedad uruguaya, comenzando por los de arriba.
Esto tiene un nombre:    IMPUNIDAD  
Seguramente que en los días que siguen asistiremos a una intensa movida de la corte política; mientras tanto otros le llamaran  a esto, victoria; la realidad es muy otra lamentablemente. 
Pero para algo  ha servido todo este proceso y es para asistir a un triste espectáculo en donde caen las máscaras de los actores,  dejándolos  desnudos tal cuál son a los ojos de los espectadores, único rol asignado al pueblo. 
Estemos atentos a como se van a desarrollar las cosas, dado que todavía mucha agua puede pasar debajo del puente.

Luna  Para Semanario Alternativas y Kaosenlared
19/04/ 2011 
http://www.alternativas-uy.org

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