El coronel retirado Carlos Siva de la logía "Tenientes de Artigas"
A nombre de quién "hablaron" a espaldas del Frente Amplio, de la izquierda, de familiares y de sus propios muertos con los sectores mas golpistas del ejército?
Quienes hablaron?
27.12.2007 En Cache
Los extremos se tocan
Según el coronel retirado Carlos Silva, los Tenientes de Artigas y los tupamaros planeaban firmar una declaración conjunta para "dar vuelta la página", proyecto truncado por "seudo intelectuales como Rafael Michelini y Javier Miranda".
Así lo sostuvo el líder de los Tenientes de Artigas, considerada el "ala dura" de las FFAA, en una entrevista con el Semanario Cien, realizada por el periodista Diego Barbosa.
"Nosotros conocemos al MLN no de ahora, desde hace muchos años", afirma Silva, "estamos hablando desde que se iniciaron las operaciones en la década de los '70 (...) Al MLN a raíz de la prisión y de las conversaciones, aportó una cantidad de información no sólo a los Tenientes de Artigas sino en general a las Fuerzas Armadas y de ahí hubo contactos permanentes después del proceso".
"Yo personalmente tomé contacto con José Mujica y Eleuterio Fernández Huidobro. Se trató de hacer una especie de declaración conjunta de manera de dar vuelta la página: 'entre nosotros se terminó todo, vamos a seguir adelante porque no podemos seguir atados a una división del país para toda la vida'. Ellos nunca tuvieron problemas. Sí hubo problemas en otras ramas de la izquierda, que yo identifico como seudo intelectuales, que siguieron adelante con todo este tema de los derechos humanos".
Consultado sobre cuáles son los seudo intelectuales, responde: "Estoy hablando de Javier Miranda, Rafael Michelini, de todos esos personajes". A su vez, Silva asegura que Mujica y Huidobro estaban dispuestos a firmar el acuerdo en su momento, pero ahora no sabe "porque la situación cambió". Asegura que al MLN mantiene activo el aparato de investigación de otra época y que hay gente dentro de la facción que "está haciendo investigaciones"
Silva también afirma que las Fuerzas Armadas no deben pedir perdón por las violaciones a los derechos humanos porque "los parlamentarios y el gobierno decretaron un estado de guerra, se producen enfrentamientos y la aparición de terroristas. Aparecen las fuerzas armadas y actúan militarmente. Cuando se juega a los soldados el resultado es muy claro: aparecen muertos, heridos, prisioneros de guerra y desaparecidos. Esa es la lógica de la guerra, que no nos guste es otro problema".
Montevideo Portal
CIEN PAG. 14 18 octubre 2007
"Los militares son tan fuertes como débiles sean los civiles que los mandan", afirmó en un reportaje. Dijo que el eventual pacto entre el presidente, Tabaré Vázquez, y el ex comandante en jefe Ángel Bertolotti para cerrar el tema de los desaparecidos es una prueba de ello. Sostuvo que los tupamaros desconocen "la interna militar".
El régimen político vigente es una "democracia cívico-militar" a causa de los atavismos que lo sujetan a una relación de poder entre la sociedad civil y las Fuerzas Armadas que data de la dictadura, mientras que los tupamaros "no conocen la interna militar" ya que ésta no existe como tal. Así lo expresó el general retirado Osear Pereira, en el marco de un reportaje realizado por la investigadora María Noel Domínguez y publicado en el tercer número de los "Cuadernos de la historia reciente", serie editada por Ediciones de la Banda Oriental.
Este militar jubilado se autodefine como un "uruguayo típico", que ingresó a la Escuela Militar "en el año 1959, cuando Fidel Castro se hizo cargo de Cuba", por lo que se considera "un producto desde dentro del Ejército de la época predictadura cívico-militar".
Esa caracterización de la composición social del régimen de facto instalado tras el golpe de Estado del 27 de junio de 1973, es utilizada por Pereira para nombrar al régimen posterior a la dictadura: la "democracia cívico militar" de la que "estamos saliendo" pero en la que aún "estamos adentro en muchas cosas".
Una de ellas, entiende el militar, es "la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado", a la que definió como "el monumento a la impunidad", cuya vigencia "se está confirmando" a causa de las "actitudes actuales de los liderazgos políticos". Se trata de una "ratificación" procesada por la vía de la "omisión y después de la prueba de los acontecimientos".
Esa afirmación surge del hecho que "cuando el pueblo votó" en el plebiscito de abril de 1989, "todos los delitos de lesa humanidad eran negados" por sus perpetradores así como por un amplio arco del sistema político. En la etapa política en curso, en cambio, fueron "tímidamente reconocidos, no repudiados" ni negados, por lo que "mientras esa ley permanezca vigente" el país seguirá "manteniendo la impunidad del criminal militar".
Un ejemplo reciente de lo afirmado por Pereira remite al libro "Presos a la uruguaya", de Alvaro Alfonso, donde el autor sugiere que el presidente de la República Tabaré Vázquez, y el ex comandante en jefe del Ejército Ángel Bertolotti, acordaron cerrar las investigaciones sobre el destino de los desaparecidos. "Eso es parte del criterio de mi afirmación de democracia cívico-militar. Si sucedió es la confirmación de lo que digo", explicó Pereira, porque considera "inconcebible en un Estado de derecho una negociación o un pacto de ninguna naturaleza con ningún militar".
Su lógica se sustenta en las relaciones de la propia sociedad. "Los militares son tan fuertes como débiles sean los civiles que los mandan", razonó.
Tupamaros.
Pese a haber revistado durante 41 años en las filas activas del Ejército uruguayo, Pereira admite "no" conocer "la interna militar" debido a que, en gran medida, "es una generalidad, no es una interna" sino una intrincada trama de "grandes organizaciones diferentes: el Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea, dentro del Ejército el tema de las armas, las afinidades, los pequeños grupos o logias, que hacen que los temas sean mucho más complejos de lo que parecen". Sobre esas precisiones, Pereira afirma con naturalidad que los tupamaros "no conocen la interna" de las Fuerzas Armadas, aunque explica que entre los principales líderes guerrilleros vivos y los militares que "actuaron en los servicios de Inteligencia" se produjo un "reconocimiento mutuo, sobre la base de actitudes heroicas o semi heroicas en una determinada coyuntura histórica".
Un factor identificado por Pereira como coadyuvante de ese proceso es que "los líderes más conspicuos sobrevivieron", desenlace que lleva al militar a creer que los ex guerrilleros "deben tener un gran agradecimiento porque salvaron la vida". Sin embargo, el militar no tiene una visión positiva de la empatia aludida.
"No creo en esa afinidad natural o ese mutuo respeto, que a veces resulta hasta un poco empalagoso", valoró. "Le tengo respeto a un senador de la República, pero no se lo puedo tener a una persona que salió a asesinar", del mismo modo en que puede guardarle "respeto a un coronel, pero no a quien agarró una chiquilina, la vendó, la ató, la torturó denigrándole la vida y la hizo desaparecer denigrándole la muerte".
Es que el polémico oficial rechaza la "tendencia a la generalización", que en lugar de "aclarar las cosas, las confunde", como en el caso de la "actitud violenta de los tupamaros, no así al discurso político inicial contra la corrupción y contra el estado en que estaba todo el esquema institucional de la época en el Uruguay".
Se trata de una observación aproximada a la defensa histórica que los tupamaros han hecho - de las razones que los llevaron a tomar las armas cuando existía un régimen constitucional vigente. Según Pereira, "por más que había una democracia, el Estado de derecho estaba, hasta cierto punto, corrupto".
Con relación al movimiento judicial en curso y a las detenciones de violadores de los derechos humanos, Pereira dijo que "faltan detenidos", porque "si es que acá hubo una guerra", la cual "obviamente duró muy poco", la mayoría de las víctimas fueron producto de "la tortura y la desaparición, no del enfrentamiento directo", recordó el general.
Cuadernos de la historia reciente, Autores Varios, Edición de la Banda Oriental, 2007.
El régimen político vigente es una "democracia cívico-militar" a causa de los atavismos que lo sujetan a una relación de poder entre la sociedad civil y las Fuerzas Armadas que data de la dictadura, mientras que los tupamaros "no conocen la interna militar" ya que ésta no existe como tal. Así lo expresó el general retirado Osear Pereira, en el marco de un reportaje realizado por la investigadora María Noel Domínguez y publicado en el tercer número de los "Cuadernos de la historia reciente", serie editada por Ediciones de la Banda Oriental.
Este militar jubilado se autodefine como un "uruguayo típico", que ingresó a la Escuela Militar "en el año 1959, cuando Fidel Castro se hizo cargo de Cuba", por lo que se considera "un producto desde dentro del Ejército de la época predictadura cívico-militar".
Esa caracterización de la composición social del régimen de facto instalado tras el golpe de Estado del 27 de junio de 1973, es utilizada por Pereira para nombrar al régimen posterior a la dictadura: la "democracia cívico militar" de la que "estamos saliendo" pero en la que aún "estamos adentro en muchas cosas".
Una de ellas, entiende el militar, es "la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado", a la que definió como "el monumento a la impunidad", cuya vigencia "se está confirmando" a causa de las "actitudes actuales de los liderazgos políticos". Se trata de una "ratificación" procesada por la vía de la "omisión y después de la prueba de los acontecimientos".
Esa afirmación surge del hecho que "cuando el pueblo votó" en el plebiscito de abril de 1989, "todos los delitos de lesa humanidad eran negados" por sus perpetradores así como por un amplio arco del sistema político. En la etapa política en curso, en cambio, fueron "tímidamente reconocidos, no repudiados" ni negados, por lo que "mientras esa ley permanezca vigente" el país seguirá "manteniendo la impunidad del criminal militar".
Un ejemplo reciente de lo afirmado por Pereira remite al libro "Presos a la uruguaya", de Alvaro Alfonso, donde el autor sugiere que el presidente de la República Tabaré Vázquez, y el ex comandante en jefe del Ejército Ángel Bertolotti, acordaron cerrar las investigaciones sobre el destino de los desaparecidos. "Eso es parte del criterio de mi afirmación de democracia cívico-militar. Si sucedió es la confirmación de lo que digo", explicó Pereira, porque considera "inconcebible en un Estado de derecho una negociación o un pacto de ninguna naturaleza con ningún militar".
Su lógica se sustenta en las relaciones de la propia sociedad. "Los militares son tan fuertes como débiles sean los civiles que los mandan", razonó.
Tupamaros.
Pese a haber revistado durante 41 años en las filas activas del Ejército uruguayo, Pereira admite "no" conocer "la interna militar" debido a que, en gran medida, "es una generalidad, no es una interna" sino una intrincada trama de "grandes organizaciones diferentes: el Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea, dentro del Ejército el tema de las armas, las afinidades, los pequeños grupos o logias, que hacen que los temas sean mucho más complejos de lo que parecen". Sobre esas precisiones, Pereira afirma con naturalidad que los tupamaros "no conocen la interna" de las Fuerzas Armadas, aunque explica que entre los principales líderes guerrilleros vivos y los militares que "actuaron en los servicios de Inteligencia" se produjo un "reconocimiento mutuo, sobre la base de actitudes heroicas o semi heroicas en una determinada coyuntura histórica".
Un factor identificado por Pereira como coadyuvante de ese proceso es que "los líderes más conspicuos sobrevivieron", desenlace que lleva al militar a creer que los ex guerrilleros "deben tener un gran agradecimiento porque salvaron la vida". Sin embargo, el militar no tiene una visión positiva de la empatia aludida.
"No creo en esa afinidad natural o ese mutuo respeto, que a veces resulta hasta un poco empalagoso", valoró. "Le tengo respeto a un senador de la República, pero no se lo puedo tener a una persona que salió a asesinar", del mismo modo en que puede guardarle "respeto a un coronel, pero no a quien agarró una chiquilina, la vendó, la ató, la torturó denigrándole la vida y la hizo desaparecer denigrándole la muerte".
Es que el polémico oficial rechaza la "tendencia a la generalización", que en lugar de "aclarar las cosas, las confunde", como en el caso de la "actitud violenta de los tupamaros, no así al discurso político inicial contra la corrupción y contra el estado en que estaba todo el esquema institucional de la época en el Uruguay".
Se trata de una observación aproximada a la defensa histórica que los tupamaros han hecho - de las razones que los llevaron a tomar las armas cuando existía un régimen constitucional vigente. Según Pereira, "por más que había una democracia, el Estado de derecho estaba, hasta cierto punto, corrupto".
Con relación al movimiento judicial en curso y a las detenciones de violadores de los derechos humanos, Pereira dijo que "faltan detenidos", porque "si es que acá hubo una guerra", la cual "obviamente duró muy poco", la mayoría de las víctimas fueron producto de "la tortura y la desaparición, no del enfrentamiento directo", recordó el general.
Cuadernos de la historia reciente, Autores Varios, Edición de la Banda Oriental, 2007.
El Ñato la cagó y ahora la niega
Uruguay, 26 de abril de 2011
ENTREVISTA
“Una cosa son los muertos en combate y otra en las torturas”
Eleuterio Fernández Huidobro habló sobre el documento publicado por El Observador sobre el acuerdo trunco entre militares y tupamaros; reconoció que hubo reuniones con los militares pero dijo que no se acordó nadaN. Scafiezzo
-¿Qué sabe del documento sobre un pacto trunco con los militares en 1998?
Nada. Absolutamente nada.
-Usted reconoce que existieron reuniones con los militares, ¿hubo coincidencias de algún tipo?
Hubo reuniones y seguirá habiendo, pero no tiene nada que ver con ese documento, no lo conozco. Nadie se propuso redactar nada de esas reuniones. No sé, es un invento.
-¿Puede ser que algún militar lo escribió y no llegó a mostrárselo?
No, nadie. Se lo mostraron a El Observador ahora, justo cuando se discute la ley que elimina la de Caducidad. Esto es una campaña muy barata, 50 pesos le debe haber costado, el ómnibus para encontrarse en una esquina con el periodista. Capaz que alguien lo escribió, yo qué sé, no sé quién fue. Si me dijeran quién lo redactó, la persona concreta. Hoy (este lunes) recibí llamadas de la logia de los Tenientes de Artigas que dicen que no tienen nada que ver con esto, pero no puedo acreditarlo.
-¿Quién lo llamó?
Militares que yo conozco, de esa logia, sé que pertenecen a ella, pero como están muy divididos, como el Frente Amplio, no puedo decir si son representativos.
-Más allá del documento, ¿coincide con el contenido?
No, leí un poco y creo que es desopilante. Citan a (Martin) Heidegger, dónde vio usted que en un cuartel citen a Heidegger (ríe a carcajadas), ni en el ejército alemán lo citaban.
-Allí se dice que militares y tupamaros se reunieron para saber qué pasó con los desaparecidos
Claro, claro, yo cada vez que me veo con un militar le pregunto dónde están los desaparecidos, y cuando me encuentro con (José) Catusa Silva le pregunto cuál va a ser el cuplé de la próxima murga.
-¿Coincide con los militares en que los muertos fueron producto de una guerra?
No, por favor, eso es descabellado.
-¿El MLN nunca lo manejó en esos términos?
No, nunca, y nunca nadie nos planteó una cosa de esas.
-Pero los tupamaros han dicho que las muertes fueron producto de un enfrentamiento
Dijimos que hubo un enfrentamiento, ni que hablar, una cosa son los muertos en combate, que para eso estaban, para tirar tiros y matarse unos a los otros y bueno, si le tocó a uno caer no tenemos por qué estar haciéndonos los mimosos. Pero otra cosa son los muertos en las torturas, las mujeres violadas, eso no tiene que ver con ninguna guerra, son violaciones enormes a los derechos humanos. La mayoría de los que murieron o desaparecieron no fue por ningún enfrentamiento.
-Algún militar puede pensar que su renuncia después de votar el proyecto que elimina la ley de Caducidad obedece a ese acuerdo que tenían sobre el pasado
No, no. Nosotros peleamos más que nadie contra la impunidad. El otro día tuvimos una discrepancia con un proyecto que creemos que no va a lograr lo que dice que va a lograr. La renuncia mía no fue por otra cosa, fue porque no se llama a un plebiscito.
-En resumen, ¿usted dice que nunca se acordó nada con los militares, ni escrito ni de palabra?
La prueba está en que no conseguimos averiguar el destino de ningún desaparecido. Esto rompe los ojos que es una movida política, hasta con timing, el lunes después de Turismo para que tenga bastante prensa, salió barato, 50 pesos.
(Observa)
Nada. Absolutamente nada.
-Usted reconoce que existieron reuniones con los militares, ¿hubo coincidencias de algún tipo?
Hubo reuniones y seguirá habiendo, pero no tiene nada que ver con ese documento, no lo conozco. Nadie se propuso redactar nada de esas reuniones. No sé, es un invento.
-¿Puede ser que algún militar lo escribió y no llegó a mostrárselo?
No, nadie. Se lo mostraron a El Observador ahora, justo cuando se discute la ley que elimina la de Caducidad. Esto es una campaña muy barata, 50 pesos le debe haber costado, el ómnibus para encontrarse en una esquina con el periodista. Capaz que alguien lo escribió, yo qué sé, no sé quién fue. Si me dijeran quién lo redactó, la persona concreta. Hoy (este lunes) recibí llamadas de la logia de los Tenientes de Artigas que dicen que no tienen nada que ver con esto, pero no puedo acreditarlo.
-¿Quién lo llamó?
Militares que yo conozco, de esa logia, sé que pertenecen a ella, pero como están muy divididos, como el Frente Amplio, no puedo decir si son representativos.
-Más allá del documento, ¿coincide con el contenido?
No, leí un poco y creo que es desopilante. Citan a (Martin) Heidegger, dónde vio usted que en un cuartel citen a Heidegger (ríe a carcajadas), ni en el ejército alemán lo citaban.
-Allí se dice que militares y tupamaros se reunieron para saber qué pasó con los desaparecidos
Claro, claro, yo cada vez que me veo con un militar le pregunto dónde están los desaparecidos, y cuando me encuentro con (José) Catusa Silva le pregunto cuál va a ser el cuplé de la próxima murga.
-¿Coincide con los militares en que los muertos fueron producto de una guerra?
No, por favor, eso es descabellado.
-¿El MLN nunca lo manejó en esos términos?
No, nunca, y nunca nadie nos planteó una cosa de esas.
-Pero los tupamaros han dicho que las muertes fueron producto de un enfrentamiento
Dijimos que hubo un enfrentamiento, ni que hablar, una cosa son los muertos en combate, que para eso estaban, para tirar tiros y matarse unos a los otros y bueno, si le tocó a uno caer no tenemos por qué estar haciéndonos los mimosos. Pero otra cosa son los muertos en las torturas, las mujeres violadas, eso no tiene que ver con ninguna guerra, son violaciones enormes a los derechos humanos. La mayoría de los que murieron o desaparecieron no fue por ningún enfrentamiento.
-Algún militar puede pensar que su renuncia después de votar el proyecto que elimina la ley de Caducidad obedece a ese acuerdo que tenían sobre el pasado
No, no. Nosotros peleamos más que nadie contra la impunidad. El otro día tuvimos una discrepancia con un proyecto que creemos que no va a lograr lo que dice que va a lograr. La renuncia mía no fue por otra cosa, fue porque no se llama a un plebiscito.
-En resumen, ¿usted dice que nunca se acordó nada con los militares, ni escrito ni de palabra?
La prueba está en que no conseguimos averiguar el destino de ningún desaparecido. Esto rompe los ojos que es una movida política, hasta con timing, el lunes después de Turismo para que tenga bastante prensa, salió barato, 50 pesos.
(Observa)
Familiares sienten que el gobierno “excluyó” a los desparecidos de la agenda
Sostienen que hubo un viraje desde la asunción de José Mujica, y que se abandonó la búsqueda en los batallones militares en procura de los restosLuego de la gran expectativa generada durante el gobierno de Tabaré Vázquez por el ingreso a los batallones en búsqueda de desaparecidos, los familiares de las víctimas aseguran que hubo un cambio de enfoque tras la asunción de José Mujica y advierten que el tema dejó de estar en la agenda.
Los descontentos con Mujica acerca de temas vinculados a los derechos humanos surgieron cuando aún no llevaba ni siquiera una hora como presidente. Ante la atenta mirada de todo el país, el 1° de marzo del año pasado Mujica pronunció su discurso ante la Asamblea General y no realizó ningún comentario sobre los pasos que su administración daría en la materia. El hecho no pasó inadvertido y motivó un llamado de atención del Partido Comunista del Uruguay (PCU), un aliado electoral para que Mujica sorteara la interna del Frente Amplio y llegara a la Presidencia. El viernes 5 de marzo, El Popular, el órgano oficial del PCU, marcó la cancha y cuestionó las “ausencias” que hubo en las palabras pronunciadas por Mujica.
“Nos llamaron la atención algunas de las ausencias nada menores como la verdad y justicia”, decía el editorial del órgano de propaganda. Cinco años antes, cuando era Tabaré Vázquez quien asumía la Presidencia, los planes para lograr dar con el paradero de los desaparecidos durante la dictadura ocuparon una parte central del discurso. Desde la explanada del Palacio Legislativo, Vázquez anunció en su discurso que su gobierno ingresaría en los batallones 13 y 14 en búsqueda de los restos.
“Queremos saber qué pasó con estos ciudadanos, si están o no enterrados allí”, sostuvo. Esas diferencias de énfasis entre las dos administraciones son marcadas hoy en día por los familiares de detenidos desaparecidos. “En el plano de la verdad, con el gobierno estamos en foja cero”, dijo a El Observador Óscar Urtasun, representante de la organización. “Ellos expresan buena voluntad pero lo que nos interesan son los hechos”, agregó. Ya desde la campaña electoral, los familiares y otros impulsores de intensificar la búsqueda de desapreciados miraban con reojo el poco tiempo que Mujica le dedicaba al tema durante sus discursos. Hoy, ya con más de un año al frente del Poder Ejecutivo, reclaman resultados y una línea de acción más clara de cara al futuro.
Gimena Gómez, otra delegada de Familiares, dijo que al gobierno “le ha faltado concretar” y agregó que por temas “burocráticos” la comisión que funciona en la búsqueda de la verdad tiene “pocos poderes reales” para lograr nuevos resultados.
“Avances no ha habido. Antes el tema estaba en la agenda. Hoy es evidente que no está”, dijo Gómez. Macarena Gelman también ha cuestionado con dureza al gobierno. “Se ha hecho muy poco o prácticamente nada. Lo único que me queda en relación a eso son muchas dudas y muchas incógnitas”, dijo Gelman consultada por Montevideo Portal en marzo.
(Observa)
Fecha: 26/04/2011 | 06:40 | Montevideo, Uruguay
El Ñato y el Pepe en la sombra de los milicos
Los muertos en combate
Cuáles fueron los muertos en combate en enfrentamientos militares? los que estaban para "tirar tiros"
El matrimonio Martirena que fue acribillado ante su propia nariz desarmado y a sangre fría.
Es otra gruesa falsificación de la historia, ya que casi todos los tupamaros muertos fueron asesinados por la espalda, desarmados y después de rendirse, está bien?
Eleuterio Fernandez escribió libros de como acribillaron a tupamaros después de rendirse en Pando cuando ya estaban desarmados .
Un tiro en la nuca, y otros se salvaron porque había periodistas cerca (Arturito Dubra y el Quique Ozano) o al Negro Lopez Mercao que giró la cabeza y se salvó.
Casi todos los muertos no fueron en enfrentamiento sino muertos por la espalda y sin enfrentamiento
Quienes cayeron en enfrentamientos? que nos de los nombres
.
Despues de todos estos dimes y diretes algo hay ,que no venga Mujica hacerse el boludo porque no lo es y lo digo con mucho respeto,esto demuestra que algunos integrantes del MLN se creian el agujero del mate o los unicos portavoces del bando enemigo de la dictadura civico-miltar,nadie es portavoz de nadie o sea aqui hubieron muertos,desaparecidos,torurados,niños robados exiliados de diferentes fuerzas politicas y algunos que solo fueron sindicalistas ,resumiendo que la gente se de cuenta a quien voto porque me da la impresion que Huidobro y Mujica la embarraron y ya lo hizo Huidobro pero Mujica tambien se tendria que ir a su casa y pedirle perdon publicamente por transar con fascistas y torturadores y pedirle perdon a todos los uruguayos por transar con multinacionales y con la oligarquia dejando a un pais igual o peor que si estubieran gobernando blancos o colorados.
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