30 de marzo de 2009
¿El modelo sueco o el de Nueva Zelandia?
¡Me saco el sombrero!
¡Me saco el sombrero!
Alguna vez creímos que las únicas transformaciones sociales que valían la pena eran aquellas que no dejaban en pie nada del orden anterior. Pensábamos: “borrón y cuenta nueva; los cambios que de verdad valen la pena van a empezar con nosotros”.
Le erramos fiero y hay que tener la honestidad intelectual de decirlo a los gritos: ¡LE ERRAMOS FIERO!
A mí no me importa haber tenido razón, me importa que la gente viva bien. Me importa aprender de los países que hicieron bien las cosas para sus pueblos.
Y entonces miro a Suecia y me da envidia, miro a Dinamarca y me da envidia, miro a Nueva Zelandia y me da todavía más envidia, porque es como mirar la foto de lo que pudimos ser y no somos.
¿Son mundos perfectos?
No son perfectos, pero son mundos decentes.
Mundos dignos. Sigue existiendo lo mío y lo tuyo, pero hay sustantivamente una fraternidad humana y una solidaridad que vale la pena vivir.
Esos países son obra de generaciones de pacientes políticos reformistas.
Despacio, para ir aprendiendo en el camino han armado sociedades que a la vez que se hacen más prósperas se hacen más humanas…
El mundo es imperfecto y lo va a seguir siendo. ¡Pero se puede hacer tanta cosa para mejorarlo!
Hay tanto espacio para gobiernos de buena fe que estén de verdad dedicados a servir a su gente. Todos los días, tratando de bajar la pobreza, todos los días tratando de mejorar el empleo, todos los días preguntándose cómo se pueden tener servicios públicos más eficientes y baratos. Dale que dale, hoy, mañana y pasado, siempre en la misma dirección.
Para eso, más que para ninguna otra cosa, quiero ser presidente. Para llevar al gobierno un montón de gente, honesta, idealista, testaruda y valiente, que meta y meta sin parar.
Quiero un gobierno de luchadores sociales, con la cabeza fría, el corazón caliente, y bien altas las banderas de la utopía.
Dedicados a servir, no a ser servidos.
Y en esto, no hay medias tintas. En asuntos de buena fe, sí vale la pena ser extremista.
Le erramos fiero y hay que tener la honestidad intelectual de decirlo a los gritos: ¡LE ERRAMOS FIERO!
A mí no me importa haber tenido razón, me importa que la gente viva bien. Me importa aprender de los países que hicieron bien las cosas para sus pueblos.
Y entonces miro a Suecia y me da envidia, miro a Dinamarca y me da envidia, miro a Nueva Zelandia y me da todavía más envidia, porque es como mirar la foto de lo que pudimos ser y no somos.
¿Son mundos perfectos?
No son perfectos, pero son mundos decentes.
Mundos dignos. Sigue existiendo lo mío y lo tuyo, pero hay sustantivamente una fraternidad humana y una solidaridad que vale la pena vivir.
Esos países son obra de generaciones de pacientes políticos reformistas.
Despacio, para ir aprendiendo en el camino han armado sociedades que a la vez que se hacen más prósperas se hacen más humanas…
El mundo es imperfecto y lo va a seguir siendo. ¡Pero se puede hacer tanta cosa para mejorarlo!
Hay tanto espacio para gobiernos de buena fe que estén de verdad dedicados a servir a su gente. Todos los días, tratando de bajar la pobreza, todos los días tratando de mejorar el empleo, todos los días preguntándose cómo se pueden tener servicios públicos más eficientes y baratos. Dale que dale, hoy, mañana y pasado, siempre en la misma dirección.
Para eso, más que para ninguna otra cosa, quiero ser presidente. Para llevar al gobierno un montón de gente, honesta, idealista, testaruda y valiente, que meta y meta sin parar.
Quiero un gobierno de luchadores sociales, con la cabeza fría, el corazón caliente, y bien altas las banderas de la utopía.
Dedicados a servir, no a ser servidos.
Y en esto, no hay medias tintas. En asuntos de buena fe, sí vale la pena ser extremista.
Preocupaciones varias:
Suecia, la OTAN, Libia y las ”izquierdas latinoamericanas”
Tres aviones cazas JAS-39 Gripen de fabricación sueca pertenecientes a la Fuerza Aéra Sueca, salieron el sábado 2 de abril con destino a una base de la OTAN en Sicilia.
cazas JAS -39 Gripen en acción
Ayer domingo 3 de abril les siguieron cinco cazas más de igual modelo y hoy lunes dos Hércules C 130 de apoyo (uno para transporte de material y el otro para repostage en vuelo de los cazas). En total el destacamento sueco incluye 130 personas, la mayoría destacados en la base de Sigonella en Sicilia.
No pasaron por aquí, salieron de la base F17 en Blekinge, casi 400 km al sur de dónde yo vivo, pero igual los oigo volar sobre mi cabeza.
Estos aviones que están saliendo para participar en el bloqueo aéreo sobre Libia son suecos en todos los imaginables sentidos de la palabra:
* Son un producto sueco 100 %, en su desarrollo y su fabricación, y constituyen el único caza en el mercado que puede competir con los Rafale (Ráfaga) de la francesa Dassault y los F-18 de la estadounidense Boeing. Cómo dato a tener en cuenta, todavía está pendiente una desición brasilera sobre la compra de unos 36 cazas que fue postergada varias veces durante la administración de Luiz “Lula” Da Silva y en la cual el tema de la tranferencia de tecnología tiene un papel más impotante que el precio de los avioncitos.
* Son 100% suecos porque pertenecen a la Fuerza Aérea Sueca y porque su participación en las operaciones de la OTAN fue autorizada el viernes 1ro. de abril en una votación especial en el Parlamento por la casi unanimidad de sus integrantes, con la excepción del (por ahora) pequeño partido de los Suecos Demócratas (derecha xenofóbica).
* Son 100% suecos en su estilo porque para lograr ese concenso en el parlamento, el gobierno de “derecha” tuvo que conceder que los aviones suecos sólo colaborían en el patrullaje del espacio aéreo libio, con especial prohibición de atacar blancos en tierra. Como quien dice, si alguna amenaza se presentase desde tierra, “a rajar muchachos que nos vieron” y avisar a los aviones franceses, ingleses o yankees para que hagan el resto del trabajo.
Esta historia, la que entre otras cosas tiene mucho olor a exhibición de tecnología aeronáutica con fines comerciales, no me hace sentir nada bien. Aunque hay que reconocer que esta decisión del parlamento y la salida el año pasado del libro “La alianza oculta - Las relaciones secretas de Suecia con la OTAN”, en el cual se documenta la verdad sobre la famosa política de “no alineación” sueca en décadas pasadas, han dado un nuevo impulso a la discusión sobre la política de defensa en este país. Lástima que quienes en Uruguay hacen referencia a Suecia como un buen ejemplo en temas de defensa no hablen sueco. Por ahora podrán seguir hablando de lo que no saben excusándose en que no manejan el idioma.
Otra “virtud” (si se le puede llamar así) de este involucramiento sueco en la guerra en Libia es que me obliga a tratar de entender lo que realmente está pasando allí de otra manera: tratar de razonar sobre los hechos reales y no sobre supuestos ni consignas más o menos conocidas.
Y qué difícil se hace cuando toda la información está manipulada y deformada y todos los medios, sin excepción, son una arena más de la contienda político-militar! Muy difícil!
Leo artículos y análisis de aquí y de allá tratando de cruzar datos para quedarme con lo que pueda servir, con la esperanza de formarme una opinión seria. Y tengo que confesar que me preocupa muchísimo el ver como la mayoría de la "izquierda" en América Latina sigue sin ubicar lo que pasa en Libia en el contexto regional del Medio Oriente y el Norte de África y, en particular, en el contexto del levantamiento árabe iniciado con el suicidio de Mohamed Bouazizi en Túnez en diciembre de 2010 lo que "marcó el inicio de un proceso bien diferente". Hay quien inclusive lo considera como "la continuación del espíritu de la revolución mundial de 1968" (Immanuel Wallerstein, "La gran maniobra de distracción libia").
Mis temores sobre la suerte que puede correr la imagen de los principales dirigentes latinoamericanos frente a los pueblos árabes es lamentablemente compartida por otros compañeros, no se si verdaderos revolucionarios, intelectuales de pacotilla o simples militantes como lo fuimos nosotros (e intentamos seguirlo siendo). Como dice un tal John Brown (a cual no tengo es gusto de conocer):
"Y si esta parálisis de la acción internacionalista ya es algo pésimo en sí, puede haber aún algo mucho peor: que la identificación de los dirigentes de la izquierda con tiranos como Gadafi funcione, por la propiedad conmutativa de la igualdad, en el otro sentido. Esta siniestra identificación terminaría también operándose, no sólo en la propaganda imperialista -que no se priva de hacerla- sino también entre unos movimientos populares que, desde el primer momento, en la avenida Bourguiba de Túnez o en la plaza Tahrir del Cairo, tomaron como emblemas de su revuelta a Cuba, al Che y a Hugo Chávez." ("La revolución árabe y el internacionalismo perdido: Crear dos, tres, muchos Tahrir")
Por eso no puedo más que alegrarme cuando encuentro algún artículo que (aparentemente) con buen nivel de información ubica lo que está pasando en Libia en un contexto general y dan explicaciones que suenan más o menos creibles a mis oídos ignorantes:
Lo de Libia "constituye una gran maniobra de distracción -una distracción deliberada- que tiene como objetivo dejar en la penumbra la principal batalla política que se está llevando a cabo en el mundo árabe. Hay algo en lo que tanto Gadafi como los líderes occidentales, independientemente de sus puntos de vista políticos, están totalmente de acuerdo. Todos quieren ralentizar, canalizar, cooptar, limitar la segunda ola revolucionaria árabe y evitar que cambien las realidades políticas fundamentales del mundo árabe y su papel actual en el teatro geopolítico del sistema-mundo." (Immanuel Wallerstein, "La gran maniobra de distracción libia").
O este otro que dice: "Vosotros invadís Bahréin. Nosotros eliminamos a Muamar Gadafi en Libia" (Pepe Escobar, "Revelado el acuerdo entre EE.UU. y Arabia Saudí").
Por suerte parecen no ser pro OTAN y tampoco idiotas sobre lo que puede venir a instalarse en Libia. Y lo más importante, tampoco consideran ni remotamente la posibildad de una defensa de “El Coronel” del estilo "Si Gadafi es un héroe o es un villano, deberá decidirlo el pueblo libio libre de la injerencia imperialista, pero no hay dudas de que ahora lidera una lucha antiimperialista y patriótica, y debe ser apoyado por la izquierda consecuente". (Albert Escusa, "Libia y la transformación de la izquierda occidentalista en izquierda OTANista").
Sobre este último artículo quiero reconocer que es una excelente crítica a muchos sectores de la izquierda influenciada por conceptos no marxistas de dictadura y democracia y lo considero un muy buen aporte, aunque tampoco tengo idea de quien sea su autor. Ahora, como decimos nosotros, "tiene razón, pero marche preso": sus conclusiones son un argumento netamente defensivo y no ubica el problema en una forma que brinde herramientas a los pueblos árabes para profundizar la rebelión ni a la "izquierda" latinoamericana para vincular a aquellos revoltosos con los procesos en curso en nuestra Patria Grande.
Cómo dice la cita de Mao que encabeza el artículos de John Brown: "Grande es el desorden bajo el cielo, la situación es excelente". Aún en cualquier variante más uruguaya que a Uds. se les pueda ocurrir, esta cita sigue siendo muy apropiada para el momento que vivimos. Impecable!
Abrazos,
Gustavo Varela Arregui
Västerås
Suecia
Hace ya 200 años que Suecia mantiene una política de neutralidad en sus asuntos exteriores. Sin embargo, últimamente, con la participación activa del país nórdico en operaciones de la OTAN en Afganistán y Libia, parece que con Estocolmo el Pepe se va al maso. Será lo del síndrome...
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Ayer domingo 3 de abril les siguieron cinco cazas más de igual modelo y hoy lunes dos Hércules C 130 de apoyo (uno para transporte de material y el otro para repostage en vuelo de los cazas). En total el destacamento sueco incluye 130 personas, la mayoría destacados en la base de Sigonella en Sicilia.
No pasaron por aquí, salieron de la base F17 en Blekinge, casi 400 km al sur de dónde yo vivo, pero igual los oigo volar sobre mi cabeza.
Estos aviones que están saliendo para participar en el bloqueo aéreo sobre Libia son suecos en todos los imaginables sentidos de la palabra:
* Son un producto sueco 100 %, en su desarrollo y su fabricación, y constituyen el único caza en el mercado que puede competir con los Rafale (Ráfaga) de la francesa Dassault y los F-18 de la estadounidense Boeing. Cómo dato a tener en cuenta, todavía está pendiente una desición brasilera sobre la compra de unos 36 cazas que fue postergada varias veces durante la administración de Luiz “Lula” Da Silva y en la cual el tema de la tranferencia de tecnología tiene un papel más impotante que el precio de los avioncitos.
* Son 100% suecos porque pertenecen a la Fuerza Aérea Sueca y porque su participación en las operaciones de la OTAN fue autorizada el viernes 1ro. de abril en una votación especial en el Parlamento por la casi unanimidad de sus integrantes, con la excepción del (por ahora) pequeño partido de los Suecos Demócratas (derecha xenofóbica).
* Son 100% suecos en su estilo porque para lograr ese concenso en el parlamento, el gobierno de “derecha” tuvo que conceder que los aviones suecos sólo colaborían en el patrullaje del espacio aéreo libio, con especial prohibición de atacar blancos en tierra. Como quien dice, si alguna amenaza se presentase desde tierra, “a rajar muchachos que nos vieron” y avisar a los aviones franceses, ingleses o yankees para que hagan el resto del trabajo.
Esta historia, la que entre otras cosas tiene mucho olor a exhibición de tecnología aeronáutica con fines comerciales, no me hace sentir nada bien. Aunque hay que reconocer que esta decisión del parlamento y la salida el año pasado del libro “La alianza oculta - Las relaciones secretas de Suecia con la OTAN”, en el cual se documenta la verdad sobre la famosa política de “no alineación” sueca en décadas pasadas, han dado un nuevo impulso a la discusión sobre la política de defensa en este país. Lástima que quienes en Uruguay hacen referencia a Suecia como un buen ejemplo en temas de defensa no hablen sueco. Por ahora podrán seguir hablando de lo que no saben excusándose en que no manejan el idioma.
Otra “virtud” (si se le puede llamar así) de este involucramiento sueco en la guerra en Libia es que me obliga a tratar de entender lo que realmente está pasando allí de otra manera: tratar de razonar sobre los hechos reales y no sobre supuestos ni consignas más o menos conocidas.
Y qué difícil se hace cuando toda la información está manipulada y deformada y todos los medios, sin excepción, son una arena más de la contienda político-militar! Muy difícil!
Leo artículos y análisis de aquí y de allá tratando de cruzar datos para quedarme con lo que pueda servir, con la esperanza de formarme una opinión seria. Y tengo que confesar que me preocupa muchísimo el ver como la mayoría de la "izquierda" en América Latina sigue sin ubicar lo que pasa en Libia en el contexto regional del Medio Oriente y el Norte de África y, en particular, en el contexto del levantamiento árabe iniciado con el suicidio de Mohamed Bouazizi en Túnez en diciembre de 2010 lo que "marcó el inicio de un proceso bien diferente". Hay quien inclusive lo considera como "la continuación del espíritu de la revolución mundial de 1968" (Immanuel Wallerstein, "La gran maniobra de distracción libia").
Será tan así?
Mis temores sobre la suerte que puede correr la imagen de los principales dirigentes latinoamericanos frente a los pueblos árabes es lamentablemente compartida por otros compañeros, no se si verdaderos revolucionarios, intelectuales de pacotilla o simples militantes como lo fuimos nosotros (e intentamos seguirlo siendo). Como dice un tal John Brown (a cual no tengo es gusto de conocer):
"Y si esta parálisis de la acción internacionalista ya es algo pésimo en sí, puede haber aún algo mucho peor: que la identificación de los dirigentes de la izquierda con tiranos como Gadafi funcione, por la propiedad conmutativa de la igualdad, en el otro sentido. Esta siniestra identificación terminaría también operándose, no sólo en la propaganda imperialista -que no se priva de hacerla- sino también entre unos movimientos populares que, desde el primer momento, en la avenida Bourguiba de Túnez o en la plaza Tahrir del Cairo, tomaron como emblemas de su revuelta a Cuba, al Che y a Hugo Chávez." ("La revolución árabe y el internacionalismo perdido: Crear dos, tres, muchos Tahrir")
Por eso no puedo más que alegrarme cuando encuentro algún artículo que (aparentemente) con buen nivel de información ubica lo que está pasando en Libia en un contexto general y dan explicaciones que suenan más o menos creibles a mis oídos ignorantes:
Lo de Libia "constituye una gran maniobra de distracción -una distracción deliberada- que tiene como objetivo dejar en la penumbra la principal batalla política que se está llevando a cabo en el mundo árabe. Hay algo en lo que tanto Gadafi como los líderes occidentales, independientemente de sus puntos de vista políticos, están totalmente de acuerdo. Todos quieren ralentizar, canalizar, cooptar, limitar la segunda ola revolucionaria árabe y evitar que cambien las realidades políticas fundamentales del mundo árabe y su papel actual en el teatro geopolítico del sistema-mundo." (Immanuel Wallerstein, "La gran maniobra de distracción libia").
O este otro que dice: "Vosotros invadís Bahréin. Nosotros eliminamos a Muamar Gadafi en Libia" (Pepe Escobar, "Revelado el acuerdo entre EE.UU. y Arabia Saudí").
Por suerte parecen no ser pro OTAN y tampoco idiotas sobre lo que puede venir a instalarse en Libia. Y lo más importante, tampoco consideran ni remotamente la posibildad de una defensa de “El Coronel” del estilo "Si Gadafi es un héroe o es un villano, deberá decidirlo el pueblo libio libre de la injerencia imperialista, pero no hay dudas de que ahora lidera una lucha antiimperialista y patriótica, y debe ser apoyado por la izquierda consecuente". (Albert Escusa, "Libia y la transformación de la izquierda occidentalista en izquierda OTANista").
Sobre este último artículo quiero reconocer que es una excelente crítica a muchos sectores de la izquierda influenciada por conceptos no marxistas de dictadura y democracia y lo considero un muy buen aporte, aunque tampoco tengo idea de quien sea su autor. Ahora, como decimos nosotros, "tiene razón, pero marche preso": sus conclusiones son un argumento netamente defensivo y no ubica el problema en una forma que brinde herramientas a los pueblos árabes para profundizar la rebelión ni a la "izquierda" latinoamericana para vincular a aquellos revoltosos con los procesos en curso en nuestra Patria Grande.
Cómo dice la cita de Mao que encabeza el artículos de John Brown: "Grande es el desorden bajo el cielo, la situación es excelente". Aún en cualquier variante más uruguaya que a Uds. se les pueda ocurrir, esta cita sigue siendo muy apropiada para el momento que vivimos. Impecable!
Abrazos,
Gustavo Varela Arregui
Västerås
Suecia
Hace ya 200 años que Suecia mantiene una política de neutralidad en sus asuntos exteriores. Sin embargo, últimamente, con la participación activa del país nórdico en operaciones de la OTAN en Afganistán y Libia, parece que con Estocolmo el Pepe se va al maso. Será lo del síndrome...
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