Dos tres horas de bombardeo diario en las noticias de TV, ...y dale con el coronavirus, cuando la verdadera pandemia que está sufriendo el Uruguay es el hambre. El estado no tiene capacidad de afronatar la pandemia en los hospitales dejando de lado otras patologías, ni el hambre en los barrios. Entonces surge espontaneamente la solidaridad, un camino paralelo al estado que puede terminar armoniosamente en comunidades agrarias y de producción dandole la solución de vida a todos los uruguayos.
55 mil puestos de trabajos perdidos
163 mil desocupados
2000 personas en la calle
190mil Uy en Asentamientos
>>> Hay hambre
La gente está armando ollas populares en sus barrios para alimentar a los vecinos más humildes.
La trajo la pandemia, ...o ya estaba?
>>> Parando la olla
En Durazno
Vecinos de la Zona Oeste organizaron y entregaron 8000 viandas de comida en 20 días
Con la ayuda de este grupo, también se elaboraron otros 3.000 platos en otros barrios de la capital.
Miles de uruguayas y uruguayos se están organizando a lo largo y ancho del país, en ollas populares e iniciativas sociales de todo tipo. Es una demostración de solidaridad y organización que tenemos que reconocer y escuchar desde la política.
Demuestra que el hambre estaba latente en Uruguay, aún luego del mayor ciclo de crecimiento económico.
>>> Quedaron en orsai
Cada día vienen mas salteños
....y entonces?
El ministro de Desarrollo Social Pablo Bartol dijo en una entrevista con Telemundo que más de 250.000 personas pidieron ayuda al ministerio, y que más del 40% de ese total son personas que nunca habían requerido apoyo estatal. “En este momento hay personas pasando hambre en Uruguay”, enfatizó el ministro, y agregó que “duele mucho que haya uruguayos con ese grado de necesidad”. En cuanto a las ollas populares, el secretario de Estado sostuvo que “hay una gran espontaneidad”. “Nos llaman de muchos lados, desde clubes a gente que se junta entre varios y reparten”, agregó. Asimismo, el ministro dijo que prevé que la crisis del coronavirus provoque un aumento en la pobreza y en la indigencia. “Cuando un barco entra en la tormenta, lo primero que uno piensa es ‘sujetemos a todo el mundo’. Porque tal estaba en el borde o en tal otro lado, lo vamos a ver después. Ahora tenemos que abrazar a todos para que no se caiga nadie del barco”
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