Se suicidó Hugo Guillén, formalizado por delitos de lesa humanidad en Los vagones
24 de octubre de 2020
Estaba en prisión preventiva desde diciembre de 2019.
Uno de los tres ex policías que fueron formalizados en diciembre con prisión preventiva por la causa “Los vagones”, Hugo Guillén, se suicidó este sábado.
Guillén integró la Dirección de Investigaciones de Canelones y fue identificado por sobrevivientes como uno de los responsables de torturas en el centro clandestino Los vagones. Tanto él como Winston Vitale y Alejandro Ferreira fueron formalizados por los delitos continuados de privación de libertad, abuso de autoridad contra los detenidos y lesiones graves.
Los tres ex policías cumplían prisión preventiva en la cárcel de Domingo Arena, pero en marzo el juez de Canelones Luis Alberto Sobot les concedió la prisión domiciliaria. La defensa de los acusados presentó testimonios médicos para solicitar el beneficio por razones de salud.
La última audiencia de la causa de Los vagones fue suspendida en setiembre, mientras el juez analiza un recurso de reposición contra el fiscal especializado en delitos de lesa humanidad, Ricardo Perciballe, presentado por las defensas de los policías retirados Winston Vitale y Alejandro Ferreira.
El centro clandestino de torturas Los Vagones del barrio Olímpico
Por testimonios recabados entre militantes comunistas, socialistas y sindicalistas, sabemos que a los Vagones de la Escuela de Policía iban detenidos los capturados en el eje obrero de la Ruta 5 entre la ciudad de Canelones y el límite departamental con Montevideo, así como del eje de la Ruta 11. Algunos de l os “delitos” cometidos fueron haber participado en las manifestaciones del 1º de mayo o en luchas sindicales dentro de la Federación Obrera de la Industria de la Carne y Afines para conseguir que los trabajadores de los frigoríficos industriales de Canelones tuvieran los mismos derechos que los de El Cerro de Montevideo. En momentos de detenciones masivas los vagones se quedaron pequeños y también fueron usados los baños del edificio. En este lugar las torturas desarrolladas pasaron por el mantenimiento permanente de las capuchas y los grilletes. Los ex detenidos también señalan los plantones de días, hasta el delirio o el desmayo, y sesiones de variadas torturas dentro de los vagones: golpizas, colgamientos, caballete, submarino, picana eléctrica, y sostener libros de temática política con los brazos extendidos requisados en el momento del secuestro. Algunas de estas torturas fueron vistas por los vecinos. No obstante, son varios los casos en los que los policías del lugar negaron tener allí a detenidos, ante las preguntas de los familiares, desarrollando por tanto los primeros ensayos de clandestinidad.
Aún es pronto para poder consignar un número aproximado de secuestrados que pasaron por este lugar, aunque gracias al corpus de entrevistas realizadas podemos determinar que las principales víctimas fueron tanto militantes comunistas como socialistas, que hubo hombres y mujeres, que, aunque destacaban los detenidos jóvenes, también se secuestró y torturó a personas de avanzada edad, y que raramente habría más de 20 secuestrados a la vez. También podemos afirmar que el periodo de uso intensivo fueron los últimos meses de 1975 y el año 1976. Los testimonios para el lapso 1977-1979 son muy puntuales y aluden a un lugar prácticamente vacío. Lo que sí puede asegurarse es que Los Vagones del Barrio Olímpico estuvieron gestionados por la Policía Departamental de Canelones y supeditados a la coordinación represiva de OCOA. Esta afirmación se sustenta en la fecha de apertura coincidiendo con la Operación Morgan, el propio funcionamiento de OCOA que coordinaba a militares y policías, y las visitas que algunos oficiales de las Fuerzas Armadas hicieron al lugar para llevarse a varios secuestrados al 300 Carlos.
“Nos tenían en un baño, todos de plantón. Cada tanto entraban,
sabíamos por el olor a cigarro, y si te habías aflojado o recostado un poco a
la pared, ya te daban. Los vagones se usaban para interrogatorios, en el
pasillo que los separaba te colgaban con las manos hacia atrás hasta que te
desmayabas”
Eran alrededor de 15; los policías los llamaban “cerdos” o “ratas de caño”.
“El primer ablande –dice– era usarte de pelota de fútbol.” “Había un patio al que nos llevaban cuando traían a alguien de Punta Carretas. Nos sacaban de la mano con unos lentes sellados, para que no pudiéramos ver, y nos dejaban ahí unos días mientras atormentaban a los compañeros que habían traído”, relata el ex preso. También había simulacros de fusilamiento: “Te llevaban a un terreno, te decían ‘acá vinimos a fusilarte, como ya fusilamos a tu hijo’, y te mostraban una camiseta con manchas que parecían sangre”.
https://brecha.com.uy/rastros-de-unos-vagones-perdidos/
>>> Defensa de la tortura de Cabildo Abierto
Hugo Guillén, de 80 años, un policía retirado que cumplía prisión domiciliaria después de haber pasado 3 meses preso en Domingo Arena, acusado por violaciones a los derechos humanos, se quitó la vida en las últimas horas.
Así lo informó el diputado de Cabildo Abierto Carlos Testa a través de su cuenta de Twitter. Testa afirmó que conoció a Guillén hace más de un año y pocos meses antes «de esta pesadilla».
Agregó que se trataba de un hombre «gentil, culto y amable» pero también «muy enfermo» a quien «le costaba hablar y no podía caminar; sin embargo, al despedirme quiso ponerse de pie como se despiden los caballeros y lo hizo».
Agregó el legislador que «aunque he tenido testimonios de que la acusación que se le imputó es falsa es cosa de la justicia y eso se respeta».
Agregó que «quienes lo acusaron y están recibiendo por su procesamiento una renta de dinero, sientan en propia conciencia el juicio que la verdad y la moral les reclame».
«Para mí este asunto no terminará aquí», expresó. Por último, Testa señaló que no fue testigo de aquellos años por su edad «pero sí conocí a Hugo Guillén en el final de su vida» y agregó que «este hombre sufrió el deterioro que la prisión agregó a su enfermedad, el cual precipitó su final. Se despidió de pie, como un caballero».
Guillén, junto a los también policías retirados Winston Vitale y Alejandro Ferreira habían sido formalizados por el fiscal de lesa humanidad por crímenes cometidos en el centro de reclusión clandestino conocido como «Los Vagones».
La denuncia había sido presentada en mayo pasado por la Secretaría de Derechos Humanos de la Intendencia de Canelones y patrocinada por el Observatorio Luz Ibarburu, en el marco del nuevo Código del Proceso Penal. La defensa de los policías argumentó que, debido a la cantidad de años transcurridos, los delitos debían prescribir.
El magistrado no hizo lugar al pedido de la defensa de los policías. Las torturas, las vejaciones, las atrocidades, se produjeron aproximadamente entre los años 1968 y 1979 aunque no se descarta que haya casos por fuera de ese período del que se tienen decenas de testimonios.
Se trata la primera vez que tres funcionarios policiales fueron formalizados por delitos de lesa humanidad bajo el régimen del nuevo Código del Proceso Penal (CPP). «Con el nuevo CPP se están investigando crímenes que le interesan a la humanidad, crímenes de lesa humanidad cometidos por el aparato estatal, por funcionarios públicos», comentó el abogado denunciante Pablo Chargoñia.
>>>> Denuncia de amenazas de Gerson Abogado y Edil.
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