La orden de Mujica: "no cedan en ningún aspecto"
"El presidente José Mujica dio la orden a sus ministros y a las autoridades de la educación de que de ahora en más no cedan en ningún aspecto de la negociación con los profesores de Secundaria, que están en conflicto por el método de elección de horas docentes."
"En los corrillos del gobierno interpretaron la orden de Mujica como una señal política de endurecimiento de las relaciones con un gremio que ha sido fuerte opositor a todo intento de cambio en la enseñanza. El cambio de estrategia se da en el medio de la campaña electoral y con la oposición política al gobierno pegando duro en contra de los gremios."
"La orden de Mujica fue transmitida previo a Semana Santa. El gremio de docentes liceales tenía prevista una reunión con el ministro de Educación, Ricardo Ehrlich, para el viernes 11 de abril. Pocas horas antes del encuentro, el secretario de Estado lo canceló y adujo “problemas de agenda”, pero advirtió que los convocaría para otro día. Sin embargo, hasta el día de hoy la reunión no se ha concretado y tampoco se ha fijado una nueva fecha, informó a El Observador el dirigente de Fenapes, Mario Bango."
Se
veía venir. No podía ser de otra manera ya que la "burrocracia"
oficialista elabora planes qué no están basados en la realidad. Los
hacen allá arriba, en las cúpulas, y se creen que es a partir de esos
planes que la realidad deberá amoldarse a sus esquemas y agendas y no al
revés como nos dictamina la vida. El esquema del aparato
gubernamental-partidario (y por desgracia se le plegó) el sindical,
partía de la cúspide de la pirámide, de los intereses propios y de sus
planes y objetivos para lograrlos. Partieron de la base de que el
interés de ellos mismos es igual al interés de todos, del pueblo
trabajador por ejemplo. El objetivo central de los aparatos durante los
próximos meses son las elecciones tal cual lo evidencian con claridad
las trifulcas "internas" que de internas poco tienen ya que en realidad
se dirimen públicamente a través de los medios de comunicación en su
casi totalidad controlados por la derecha. Ese es SU interés central en
este momento y a partir de colocarlo como punto de partida de sus planes
es la base para la construcción de un edificio teórico en el cual todos
los otros problemas en presencia pasan a ser elementos secundarios
supeditados al gran objetivo electoral. Dado que son secundarios su rol
es el de ladrillos que sustenten esta construcción teórica. Y como
ladrillos para que cumplan una función deberán estar en orden, en fila,
alineados y claro está quietos como un ladrillo. Así las cosas entran a
tallar las "etapas" perfecta y burocráticamente cronometradas tal como
se van colocando los ladrillos. Por lo tanto, el que algunos ladrillos
designados en ese rol desde arriba se "descarrilen", se salgan de su
lugar o sencillamente se nieguen a ser ladrillos, genera una reacción
destemplada y violenta por parte del vértice de la pirámide que teme, o
constanta, que sus planes teóricos corren el riesgo de pasar a la
categoría de teoría, o ilusiones, o producto del enceguecimiento
cupular.
Como
estamos comprobando y a pesar de que la mayoría del PIT-CNT anunció con
bombos (faltaron los platillos) que para ellos también lo central en
este período son las elecciones y por eso no van a molestar con paros,
huelgas, movilizaciones y menos aún reclamos, los conflictos echan por tierra esta postura cupular. La clave del razonamiento
de esta mayoría de la cúpula del PIT-CNT es que no van a "poner palos en
la rueda" como Mujica siempre ha calificado la lucha de los
trabajadores, cuando el gobierno es suyo, palabra más palabra menos ese
es el concepto. "Estamos en el gobierno" (aunque no faltan los que digan
que estamos en el poder, obviando la enorme diferencia entre poder y
gobierno) sostienen y, por lo tanto, no vamos a hacer huelgas contra
nosotros mismos. De allí que le extienden un cheque en blanco al
gobierno y prometen no movilizarse ni tampoco luchar. Suena muy duro por
cierto, más el problema REAL reside en que no pasa de ser una promesa
que vamos a ver si la pueden cumplir. Hacer una promesa de ese tipo es
también cupular y burocrático ya que de la misma manera como lo hace la
cúpula gubernamental-partidaria ellos edifican su ilusión sin considerar
(y bien que deberían saberlo, o, peor aún, bien que lo saben como
experientes militantes sindicales) la realidad y a los intereses de
clase en permanente conflicto y choque.
Es imposible aún para los que creen que tienen un férreo control de afiliados y sindicatos el prometer algo que en gran parte estará sujeto a lo que haga el enemigo de clase de acuerdo a sus propios intereses. Un par de pruebas concretas se han visto ya ahora mismo en el gremio de la bebida y en el transporte. Viejos sindicalistas deberían saber que las patronales aprovechan la ocasión y si encima se anda pregonando inmovilismo más le sacan partido al momento. Las patronales saben que el gobierno y el FA está en la línea del "no hagan olas" y si paralelamente la central sindical anuncia que se la va a tomar con calma para no estorbar lo que se piensa será un triunfo electoral del oficialismo, es hasta lógico que las patronales hagan uso de del momento y como en el caso de la bebida hasta desmonten y se lleven la fábrica entera. Son sus jugadas y eso lo sabe todo el mundo. Ahora bien, queda por verse que hará la cúpula sindical ante estos casos que automáticamente generan respuesta y reacción de los trabajadores. O rompe su promesa de paz electoral o apoya a sus afiliados agredidos. Si no hace nada arriesga a un creciente descontento de las bases que sienten que sus intereses son relegados a segundo lugar en función de intereses partidarios. Por lo cual se verifica que es un grave error el someter los intereses de los trabajadores a los intereses de los partidos políticos. El no atarse ni a partidos ni a gobiernos es lo único que garantiza que se mantenga lo genuino de los intereses de los trabajadores. Ahora se sigue rompiendo con esa tradición y eso va a pasarle factura a las cúpulas que creen que se pueden manejar a los sindicatos de variado componente y membracía política tal cual si fueran seccionales partidarias.
Es imposible aún para los que creen que tienen un férreo control de afiliados y sindicatos el prometer algo que en gran parte estará sujeto a lo que haga el enemigo de clase de acuerdo a sus propios intereses. Un par de pruebas concretas se han visto ya ahora mismo en el gremio de la bebida y en el transporte. Viejos sindicalistas deberían saber que las patronales aprovechan la ocasión y si encima se anda pregonando inmovilismo más le sacan partido al momento. Las patronales saben que el gobierno y el FA está en la línea del "no hagan olas" y si paralelamente la central sindical anuncia que se la va a tomar con calma para no estorbar lo que se piensa será un triunfo electoral del oficialismo, es hasta lógico que las patronales hagan uso de del momento y como en el caso de la bebida hasta desmonten y se lleven la fábrica entera. Son sus jugadas y eso lo sabe todo el mundo. Ahora bien, queda por verse que hará la cúpula sindical ante estos casos que automáticamente generan respuesta y reacción de los trabajadores. O rompe su promesa de paz electoral o apoya a sus afiliados agredidos. Si no hace nada arriesga a un creciente descontento de las bases que sienten que sus intereses son relegados a segundo lugar en función de intereses partidarios. Por lo cual se verifica que es un grave error el someter los intereses de los trabajadores a los intereses de los partidos políticos. El no atarse ni a partidos ni a gobiernos es lo único que garantiza que se mantenga lo genuino de los intereses de los trabajadores. Ahora se sigue rompiendo con esa tradición y eso va a pasarle factura a las cúpulas que creen que se pueden manejar a los sindicatos de variado componente y membracía política tal cual si fueran seccionales partidarias.
Si
de patronales hablamos tenemos al gobierno al frente de la patronal
Estado que se pone en una postura aún más "radical" contra los
trabajadores y sus reclamos. Es el caso de la obsesión de Mujica contra
los educadores, sean los maestros o los profesores. Cuando se trata de
estos últimos son atacados directamente y sin contemplaciones porque
presentan reclamos que son directamente calificados como "radicales" por
los personeros gubernamentales, a pesar de ser reclamos como de que les
paguen lo adeudado por meses, o bancos para los alumnos, o reclamo de
conserje para algún instituto. Y la respuesta de Mujica ha sido, una vez
más, su enfermiza política hacia los educadores expuesta en su "orden":
"de ahora en más no
cedan en ningún aspecto de la negociación con los profesores de
Secundaria". Para Mujica lo
comunicado públicamente por la cúpula del PIT-CNT fué luz verde para
atacar a los sindicatos de los educadores. Tanto es así que el Mujica
que supuestamente iba a mediar en Colombia así como en Venezuela, según
su propia oferta y el pedido de algunos ultraderechistas venezolanos,
enarbolando un "mensaje de paz y comprensión mutua", saca el garrote del
poder estatal y dá la orden de no "ceder en nada" en una negociación,
cuestión bastante contradictoria en sí misma, ya que si se está
negociando no se puede arrancar con que no van a ceder en nada, eso no
es negociación sino imposición e intransigencia que lleva a que no vaya a
haber ninguna negociación. Naturalmente. Hace bien poco Mujica se
agrandó en una entrevista de la CNN y alardeo de sus "triunfos" contra
los sindicatos. "Les gané" (obsérvese el enfermizo YO , les gané) a los
docentes y a los trabajadores de la salud, declaró. Pero resulta que a
la vuelta de pocas semanas ahí está nuevamente el conflicto. Eso parece
exasperar en extremo al Presidente "de la paz", "líder regional" por
decisión yanqui y se descarga contra los sindicatos de los educadores al
mejor estilo de las patronales bravas.
El
intento de Mujica y el oficialismo es ignorar la existencia de clases
sociales en PERMANENTE CONFLICTO a causa de que sus intereses están en
eterna contradicción y choque dado que ellas existen porque existe la
contraria. Sin trabajadores las patronales desaparecerían, nadie les
haría el trabajo del cual sacan su ganancia para ser clase poosedora, a
la inversa, los trabajadores dejarían de ser clase explotada si no
hubieran explotadores que se apropiaran del resultado de su trabajo. Eso
ha sido así a lo largo de la historia como bien lo explicaron en los
albores del movimiento obrero organizado los barbudos de la época, se
llamásen Marx, Engels, Bakunin y tantos otros y más tarde lo explicaron
didácticamente para toda América Latina los barbudos de la Cuba
Revolucionaria, Fidel, el Ché y también aquí tantos otros,
pedagógicamente explicado en la Segunda Declaración de La Habana, y en
Uruguay divulgaron ese mensaje revolucionarios de la talla de Raúl
Sendic, Gerardo Gatti y tantos más. En suma, a través de la historia, en
todo el mundo, en cada país y región y en todas las épocas, el choque de
los intereses de las clases que es el que genera la lucha de clases ha sido, según los grandes
pensadores "el motor de la historia", lo que ha hecho posible los
avances de la humanidad. Cuando el oficialismo pretende ignorar o por
decreto anular de ser posible la lucha de clases debe de sustituir esta
concepción por la de las clases propietarias que el llamado progresismo ha hecho suyas como
líneas rectoras.
O la prédica de Mujica que tantos aplausos recoje en los medios controlados por el imperio, medios que son los mismos que promueven y generan cada guerra en todos los rincones del planeta, prédica que habla en función de una supuesta "unidad nacional", habla de todos los ciudadanos, por igual y sin conflictos, como si el ser uruguayos haya significado un pasaporte al oasis de la paz. Además de absurdo no es realista (tanto que le gusta a Mujica hacerse el realista). La tal ciudadanía tiene intereses de clase y por ellos está profundamente dividida y en conficto irreconciliable. Cuando los trabajadores reclaman una parte de lo que les es expropiado tanto los privilegiados como los que creen administrar la lucha de clases, ponen el grito en el cielo y dirigen sus ataques contra el abajo que se mueve, nunca contra el arriba que se atrinchera y ataca.
En
conclusión: los intereses de clase y el choque entre las clases no
están regulados naturalmente, por ningún cronograma cupular,
transcurren por vías paralelas y cada cual tiene vida propia. Los
esquemas aplicados desde las cúpulas para domar la lucha de clases a
veces funcionan por un período pero a la larga siempre son quebrados por
los embates del choque de intereses irreconciliables. Mujica pretende
presentar una imagen de tener controlada la situación y que con él no
hay lucha de clases. Es la imagen ante la visita a la fortaleza imperial
y en la pesca de los tiburones saqueadores llamados los inversores.
Estos conflictos rompen esa imágen y de allí esta reacción brutal ante
los profesores. En relación a las elecciones el gobierno cree que las
ganaría o las ganaría más fácil si no vuela una mosca y así muestra de
que es
capaz de controlar la situación. Como el FA ha dejado de ser la
izquierda para colocarse en una posición de centro que dice trabajar en
función de todos los intereses (que al final resulta que no conforma a
ninguna de las clases en conficto) pone el acento en no identificarse
con los reclamos de los trabajadores para así ser considerado "neutral"
por las otras clases o sectores sociales
que no abandonan su "destino manifiesto" de ser ellos mismos los que
administren su sistema y proseguir con su eterna prédica de "mano
dura" contra los trabajadores. Mujica se cree que gana su confianza o
los calma cuando él mismo toma esa postura. Al final los trabajadores le
irán dando la espalda a esta supuesta alternativa ya que constatan, una
vez más, que solo el pueblo salva al pueblo. O la prédica de Mujica que tantos aplausos recoje en los medios controlados por el imperio, medios que son los mismos que promueven y generan cada guerra en todos los rincones del planeta, prédica que habla en función de una supuesta "unidad nacional", habla de todos los ciudadanos, por igual y sin conflictos, como si el ser uruguayos haya significado un pasaporte al oasis de la paz. Además de absurdo no es realista (tanto que le gusta a Mujica hacerse el realista). La tal ciudadanía tiene intereses de clase y por ellos está profundamente dividida y en conficto irreconciliable. Cuando los trabajadores reclaman una parte de lo que les es expropiado tanto los privilegiados como los que creen administrar la lucha de clases, ponen el grito en el cielo y dirigen sus ataques contra el abajo que se mueve, nunca contra el arriba que se atrinchera y ataca.
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