>> Jorge Zabalza
El sábado 26
nos movilizamos al influjo de la consigna “Bebe Sendic vive, la lucha sigue”. Bastaría
con publicar los poemas que escribió y dijo Miguel Ángel Olivera para resumir
los sentimientos de las cuatro o cinco centenas de corazones que rodeaban al
poeta tupamaro en el Cementerio de La Teja.
Entre ellos estaban los
trabajadores de Bella Unión que cargan sobre sus hombros la responsabilidad de
continuar la historia de UTAA, los que luchan por la tierra en la cooperativa
“15 de Enero”, en la Colonia “Raúl Sendic” y en Pay Paso. También vinieron los
compañeros de SUDORA (Sindicato Único de Obreros Rurales y Afines) y los obreros sanduceros agremiados en la
OSDOR (Organización Sindical de Obrero Rurales), que a puro corazón intentan
salir adelante en un campo del Instituto de Colonización sin créditos, sin
herramientas y sin capacitación técnica. Estaban los pescadores artesanales de
San Gregorio de Polanco, segregados y condenados a la pobreza, que reclaman agua
y pesca para el que trabaja; los acompañaban vecinos del barrio San Gabriel de
Tacuarembó y de la Agrupación “Encarnación Benítez”. No faltaron los que luchan
por sobrevivir en tierras de la Quebrada de los Cuervos, ni los que pelean
contra el puerto de aguas profundas en Rocha, la Paloma y Valizas.
La médula de
la actividad fue entonces los trabajadores del campo. A ellos pertenece el doble
legado de Raúl Sendic Antonaccio: la lucha por los derechos de los obreros
rurales y la lucha por cambiar este mundo de injusticia, alienación represiva y
super explotación. Por eso el homenaje al líder campesino de los ´60 trajo a la
ciudad la realidad de los postergados del campo, como habían hecho 50 años antes
aquellos setenta que asustaron al gobierno al grito de “UTAA, UTAA, por la
tierra y por Sendic”.
Cuando
anunciaron la presencia de un compañero del MST, muchos entendieron MPP y
quedaron azorados, hasta que los ánimos se tranquilizaron al ver el conocido
birrete rojo que lucía el orador. Más se tranquilizaron cuando lo oyeron decir que
la reforma agraria no es solamente la distribución de la propiedad de la
tierra, que está ligada a un cambio en las relaciones de producción en el campo
e implica el establecimiento de un nuevo
orden social, político y económico. Después de 30 años de lucha del MST, la
correlación de fuerzas sigue siendo favorable a los propietarios del
agronegocio, el principal enemigo de los trabajadores. En esas condiciones las fuerzas policíaco militares arrebataron la
vida a decenas de “sem terra”. En su nombre, el orador rescató la memoria de
Raúl Sendic, como una vida dedicada a la lucha por la tierra y a la revolución.
A mi entender, este reconocimiento marcó uno de los momentos importantes del
día.
Estaba el
Centro de Estudiantes de Magisterio y la Agrupación Celta, uno de cuyos integrantes
leyó la adhesión de la FEUU. En todo el proceso previo fue muy activa la
participación del Centro de Formación Popular (Colonia España). Muy clara la
intervención de Ignacio Narbondo en la Mesa Redonda que se organizó en la sede
de FUCVAM; También lo es el libro “El acceso a la tierra en cuestión”
presentado en la Escuela de Música, una interpretación crítica del actual
modelo productivo instalado en Bella Unión, especialmente en la Colonia “Raúl Sendic”. El colectivo que
lo escribió está muy involucrado en las acciones concretas de lucha por la
tierra. Sus argumentos dejan sin cuestión a los fundamentalistas que defienden
las políticas de apoyo a la expansión del capital extranjero simplemente porque
son medidas de “su” gobierno. Ya en tiempos de lo que José Díaz llama
“refundación del Partido Socialista”, Raúl Sendic Antonaccio se caracterizó por
su contracción al estudio: con Vivián Trías comprobaron documentadamente que
500 familias eran dueñas del Uruguay, aportando un instrumento de agitación que
empleó todo el movimiento popular de los ´60. En la cárcel de Punta Carretas tuvo
la inciativa de organizar el trabajo de elaboración de un proyecto que llamamos
“revolución rural”, en el aislamiento y
verdugueo de los calabozos cuarteleros escribió sus “Reflexiones sobre economía
política; y salió del Penal de Libertad con su “plan por la tierra y contra la
pobreza” bajo el brazo. La importancia que le daba al estudio le permitió
acumular los conocimientos teóricos que sirvieron de punto de apoyo a los remolinos
de hechos que creó durante toda su vida. Tal vez por esa actitud suya, la
presencia universitaria esté jugando un papel central en el rescate del
pensamiento de Raúl Sendic (padre).
A las 18
horas se quitaron las banderas de UTAA, del MLN-T y de Cuba que cubrían un
grupo de esculturas hechas por Horacio Faedo en homenaje a Raúl “Rufo” Sendic. Ambos
fueron compañeros entrañables en el Partido Socialista y en el movimiento
tupamaro. Las convicciones revolucionarias no son ajenas a la creatividad de
Horacio ni a su integración al movimiento artístico MADI arraigado en ambas
orillas del Plata. Al descubrir las esculturas, estaba el “Colectivo del Sauce”,
primeros en el trabajo y en la solidaridad militantes, con la energía necesaria
para la batalla contra las gigantescas corporaciones de la megaminería, una
lucha que sin dudas puede apoyarse en el contenido de varios artículos escritos
por el Bebe Sendic después de su liberación en 1985. Fue natural que el sábado
estuviera “Utopía é Luta”, un movimiento que comparte la esencia de las luchas
libertarias dadas por Raúl Sendic.
Medio siglo
cantando a la lucha, por la revolución, por los desaparecidos, convocando a los que sueñan, Daniel
Viglietti no podía faltar, porque está siempre. Como siempre está Mario
Benedetti, que en la voz de Ariel Silva acompañó el homenaje a su amigo
personal y político, con el que conspiró en tiempos de conspiración. Y estuvo Albérico Dacunha diciendo sus décimas con
aroma a marcha cañera. ¿Podía faltar la carta de Henry Engler a Raúl? No,
ninguno de los sobrevivientes podíamos dejar de estar. Henry agregó a los temas
en discusión en la plaza, la cuestión del desplazamiento que sufrió la jueza
Mariana Mota para frenar a la Verdad y la Justicia. Si en la Alemania de
posguerra, la suerte de los criminales nazis se hubiera definido en un
plebiscito, habría triunfado la impunidad y, sin embargo, seguiría siendo necesario
juzgarlos, afirmó en su carta Henry Engler. El cantar de Ezequiel Fascioli y del dúo
Arcavoces reanimó corazones ya viejos y renovó esperanzas postergadas en que
habrá un futuro de lucha, de un pueblo erguido en la pelea contra el
capitalismo, por su revolución social. El porvenir de lucha es una certeza actual:
para demostrarlo bastaría con reproducir un video del “Uruguay Rap
Underground”, cuyos integrantes andan por los 17/18 años y sus letras son de
crítica certera y despiadada a la sociedad capitalista. El grupo grafiteó la
“LUCHA” en un muro vecino a la plaza, una manera de asumir el compromiso de
continuar la senda abierta por Raúl Sendic, a 25 años de su muerte bastante
antes de nacer estos muchachos.
Sin que una
treintena de compañeras y compañeros se pusieran al hombro las tareas concretas,
no habría salido el desayuno ni el almuerzo, ni los puestos de venta, ni las
esculturas, ni la amplificación, ni los CD de “Cantares del Calabozo”, ni
pintadas ni nada. Todo fue gracias a la militancia y el esfuerzo. Tampoco
habría sido posible la jornada sin el apoyo financiero de un montón de cumpas y
organizaciones sociales, gracias a ellos hubo transporte, pintura y un largo
etcétera de costos. De una u otra manera, todas y todos los participantes quisieron que se siguiera oyendo el tango tupamaro
que, como dice Miguel Ángel Olivera “no acaba, ni ensilencia, ni termina: el
tango tupamaro solo espera que comience su música y se encienda su chispa”.
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