Gabriel –Saracho- Carbajales
/ Montevideo, 28 de abril de 2014.
A un cuarto de siglo de la muerte de “El Bebe”
“(...) Todos andábamos
conmovidos y aturdidos ante la muerte de Sendic; era la hora del dolor y no del
razonamiento,
los días de haberlo
perdido y no, todavía, los de apreciar, con los ojos secos y las manos firmes,
la lección que heredábamos.
Escribo en el plural pero
no estoy refiriéndome esta vez sólo a quienes lo querían o a quienes lo
seguían. Estoy hablando de
todos; de la sociedad
entera de este país pobre y atormentado donde hasta los políticos más
conservadores o los dueños de todas las cosas materiales sintieron de pronto,
siquiera por un instante y aunque no lo dijeran nunca, lo que todos sentíamos
como una idea aún confusa: que había muerto un hombre necesario y que, de un
modo inexpresable, la falta de ese ser humano empobrecía nuestro futuro (...)”.
(Carlos María Gutiérrez / Brecha / 2005).
Mis huesos flacos, pulverizados.
Mi piel quieta, hojas caídas, pisoteadas.
Mi pélvis oxidada, sin curiosidad, sin deseos.
Mi humanidad, licuado triste de cañadas mugrientas.
Soy el terreno plomizo y enfermo del suburbio.
Ando encorbado rezongando a un carrito sin caballo.
Me arrastro, me caigo, me levanto, me muero.
Pero no, la muerte no me quiere. Me desprecia.
Soy un guacho en chancletas lleno de mocos.
Manos frías y labios secos sin asco al mal olor.
Revuelvo con la habilidad de una rata.
No mastico, solamente trago y escupo.
Nadie sabe quién soy.
Nadie dice: “Ahí va el Viejo Sucio del carrito”.
Sólo yo sé que soy el mismo al que me incorporé.
Sólo yo me reconozco en una miseria que venceré.
Porque es así de simple: soy el pasado y el futuro.
Soy la luz de la sombra que un día alumbrará la mañana.
Soy la cosa más sencilla y elemental.
Soy la humanidad que saltará de la cañada y atacará.
Soy el que fuí y el que será.
Porque la muerte no me quiere. Me desprecia.
Gabriel –Saracho- Carbajales / Montevideo, 28 de abril de
2014.
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