Compañera de Raúl Sendic Antonaccio
“El río da muchas vueltas
pero sabe a dónde va”
Nos citó en Mariano Soler y Ramón de
Santiago, donde se hacía un homenaje a las
“pibas de abril” y que para ella era una cita
ineludible. Terminado el acto caminamos tres
cuadras hasta un boliche donde tuvo lugar
la charla sobre Raul y su vigencia actual.
Ella aclara que siempre fue una militante de
base y que no tiene mucho para decir, se
cuida mucho de interpretar el pensamiento
de Sendic y se nota que hay muchas cosas
de las que prefiere no hablar. Xenia al igual
que Raul le dispara a las luces.
El pensamiento de Raúl sigue teniendo vigencia y
aparece permanentemente en diversos movimientos
latinoamericanos. ¿El era conciente del peso que
tenía desde el punto de vista teórico?
Creo que en alguna medida sí. Porque él discutía
mucho estos temas. Recuerdo cuando estuvimos en
Cuba y en Nicaragua discutía esto permanentemente.
Se interesaba por todo los temas de la economía
y se asesoraba y discutía con varios economistas.
En Nicaragua sobre todo, le llamaba la atención la
economía sumergida, informal, de gran gravitación
en aquella sociedad. Nosotros estuvimos cuando el
décimo aniversario de la Revolución Sandinista. De
todos modos no creo que fuera realmente conciente
de su peso, porque era una persona sumamente
modesta, que se vinculaba tanto con gente común
como con gente con la que pudiera discutir los temas
académicos.
Recuerdo que a él le interesaba mucho el tema del
Interferón y en Cuba los médicos le preguntaban si
había estudiado medicina o era doctor. Porque Raúl
había estudiado el tema en la cárcel. Siempre tuvo
una gran inquietud; todos los temas le interesaban,
desde los más sencillos hasta los más académicos. El
estaba siempre pendiente de los problemas de los
compañeros, hasta de los problemas chiquititos. Por
ejemplo, le decían que en la chacra del Movimiento
Por La Tierra una chancha se rompió la pata. Entonces
Raúl se preocupaba por eso y les sugería qué hacer.
O le decían que en el comedor Contra la Pobreza
no había para darle de comer a los chiquilines. Y él
empezaba a buscar cómo conseguir de pronto menudos
de pollos con una compañera de una avícola que
podía darles lo que no vendiera.
Pero todo esto lo planteo para que se vea la dimensión
humana de Raúl. Raúl no era solamente los
grandes temas. Lo digo sobre todo para los jóvenes,
que no lo conocieron y que les es más difícil ver esa
parte humana.
Hay un compañero que tenía una niña autista, que
vivía en el campo y que no sabía cómo enfrentar el
problema. Y se lo planteó a Raúl. Y Raúl que estaba
por ir a Francia le dijo que le iba a buscar allá todo
el material que pudiera sobre el autismo. Y me decía
el otro día ese compañero que aún tiene la carta de
Raúl. Incluso me la ofreció.
Sí, hay como una tendencia de llevarlo al bronce, y
ahí queda afuera esa capacidad de relacionarse con
la gente que lo distinguía.
Es cierto. Por eso cuento esas anécdotas.
Nosotros sentimos mucho su muerte en el Movimiento
por la Tierra, que era donde estaba trabajando
fuerte en sus últimos años.
¿Él tenía una especie de obsesión
con el tema de la tierra?
Sí, el decía que el tema de la tierra iba a volver al tapete
una y otra vez mientras no tuviera una solución.
Una vez le dije a un compañero cubano que Raúl
era un visionario. Y Raúl después me decía: “Xenia,
¿Cómo vas a ponerme en ridículo diciendo que soy
un visionario?” Y yo le decía que lo veía así.
Porque lo que asombraba a la gente que después
de tantos años presos pudiera salir así con las cosas
tan claras.
Ahí él hace el llamamiento a sumarse al Movimiento
por la Tierra y Contra la Pobreza. Y lo dice con énfasis,
esta es nuestra propuesta: no pago de la deuda
externa, la expropiación de los campos de más de
dos mil quinientas hectáreas, y toda la propuesta que
lanza en el Franzini.
Algo que no fue demasiado comprendido por
mucha gente en la izquierda. Incluso la idea del
Frente Grande tampoco se entendió.
Yo siempre digo que no puedo decir mucho, que hay
que remitirse a lo que dejo escrito, lo poco que dejo
escrito. Porque eso tiene tanta vigencia. Estos días
les leía a unos jóvenes unas palabras de Raúl: “La
Juventud y la tierra. ¿Qué es en concreto el Movimiento
por la Tierra? Actualmente hay una generación
que en buena medida no encuentra el lugar de
trabajo en las fábricas, en el campo y en el comercio.
Y si estudio, tampoco encuentra la posibilidad de
trabajar en su profesión. Entonces tenemos esa juventud
que se siente inútil, se siente marginada y la
idea es, de alguna manera integrarla a la sociedad.
No inventarle un trabajo, como lo hacen a veces en
Europa para mantenerla ocupada, no tanto porqueel Estado es justo sino porque el Estado es rico. Entonces
en estos momentos el desconcierto es grande
y la desmovilización es grande. E incluso cuando yo
decía que no hay en forma amplia un protagonismo
de la juventud en la lucha partidaria, yo creo
que en gran parte se debe a que se siente un poco
intrusa en un lugar, no se siente con derecho a opinar.
O sea; el joven que no puede trabajar y no se
puede decir que sea un estudiante al que le espera
un lugar de trabajo, no solo no se siente protagonista,
sino que tiene que irse de su medio, muchas
veces a otro país. Nosotros tenemos un éxodo que
según datos del censo de 1985 alcanza a aproximadamente
un tercio de nuestra población de entre 20
y 25 años. Entonces con el Movimiento por la Tierra
buscamos darle ubicación a un sector de nuestra
juventud. Queremos contribuir a revertir el éxodo
campo-ciudad a ciudad-campo. Y además colaborar
con la gente que se ha mantenido trabajando tan
penosamente en el medio rural.”
¿Ves la vigencia de esto?
Sí, tiene muchísima vigencia.
Claro, pero tampoco es la solución darle la tierra, tirarlo
ahí, en el medio del campo, sin maquinaria, sin
semillas, etc. ¡No! Hay que darles las condiciones. Y
eso está en la ley de Colonización de 1942. Está todo,
no hay que variar ni un punto ni una coma. Cómo
colonizar nuestro campo.
Qué difícil es imaginarse a Raúl Sendic hoy. Con su
curiosidad respecto a todo lo que eran los adelantos
científicos y su capacidad de aprendizaje.
Él siempre estaba incentivando a los jóvenes. Hay un
poema que le manda a la hija que dice:
Busca y busca luz y luz
en estudios y experiencias,
al crecer, como una planta
en el pozo de la Ciencia.
(…) que todo es plan y fantasía.
En las cartas desde la prisión a sus hijos él parecía
que estuviera conviviendo con ellos. Sabía que a su
hija le gustaba la danza y trataba de llevar todos los
temas por ahí. Y a los demás hijos también con sus
diferentes vocaciones. Con cada uno mantenía un
diálogo. Es difícil viendo esto imaginarse que estuviese
aislado como estaba. Él siempre pedía las revistas
científicas que dejaban entrar en los penales porque
supondrían que no era importante. Y él elucubraba y
sacaba sus conclusiones.
¿Ustedes se escribían mientras permanecieron
prisioneros?
No. En el primer período estuvimos en la FUSNA, y
fueron cinco meses incomunicados. El estaba todo
alambrado en ese momento por la operación. A los
cinco meses nos procesaron. A Raúl le dijeron que lo
iban a llevar y que le iban a hacer otra operación. Ahí
se dio todo lo del 9 de febrero y lo llevaron a Libertad.
A mí me pusieron con las demás compañeras, que éramos
quince que estábamos ahí. Recibí solo dos cartas
de Raúl estando en la Marina. Recién cuando estuvo
la Cruz Roja internacional en el 84 intercedió para que
pudiéramos escribirnos. Pasamos once años sin escribirnos.
Pero nos arreglamos para hacerle llegar cosas.
Yo le hacía llegar alguna boina tejida en crochet, una
colcha tejida por todas las compañeras del sector, toda
con cuadraditos de diferentes colores. Él le escribió a
un hermano y le dice que la había recibido y que le
había alegrado la celda.
¿Se reencontraron al salir?
Él cuando salió se fue con los hijos mayores. Ahí
habrá estado un mes. Yo lo fui a ver. Yo estaba en la
casa de Ejido 888. Recuerdo que vino Hugo Batalla,
que era su abogado, y me dijo que Raúl quería que
me llevara a verlo. Ahí hice contacto con los hijos,
aunque no sabía quiénes eran porque me llevaroncompartimentada. Me dijeron que tenía que agachar
la cabeza y no mirar dónde iba. Me acuerdo que me
reía porque pensaba: Pero cómo, se supone que esta
es otra época.
¿Y cómo fue el encuentro?
Muy raro. Habían pasado muchos años. Él estaba
totalmente rapado. Lo encontré tan chiquito. Y no
podía hablar, tenía la mitad de la lengua pegada al
maxilar. Se le entendía menos que después cuando
su reaparición ya más pública. Pero fue muy lindo el
reencuentro a pesar de todo, a pesar de las marcas
de la cárcel y el tiempo.
¿Él después
se muda contigo?
Sí, a Ejido. Pero como era impresionante el requerimiento
de la prensa, nos fuimos a vivir en uno de
los ranchitos de la casa del Pepe. Con el Pepe y Lucía.
Pero ellos estaban en la casa grande en Paso de la
Arena, donde vivían con la madre del Pepe, y nos
dieron un ranchito. Cuando vinieron el hermano
Alberto y la cuñada, de Francia, se querían morir. Nos
dijeron que seguíamos en cana, porque dormíamos
en un catre, teníamos un medio tanque como mesa,
y cocinábamos con un primus. Pero nos adaptamos a
eso. Además llegaban compañeros de todos lados, y
todos con problemáticas diferentes. Era la reunificación,
había que organizar todo eso.
Raúl jugó un rol muy
importante en todo eso.
Raúl era la confianza. La misma confianza que yo
sentía cuando nos detuvieron el 1º de setiembre.
Inspiraba esa confianza. Cuando llegan los milicos
y nos dicen que nos tenían rodeados, que nos
entregáramos, Raúl dice: “Vamos a pelear”. Pero
estábamos tan en desigualdad de condiciones…
teníamos un “fierro” cada uno. Sin embargo yo estaba
tranquila dentro de lo que se puede estar. Lo
peor era la muerte, sino nos esperaban la cana, la
tortura, todo el verdegueo. Pero esa fuerza la sentí;
siempre sentía esa fuerza al lado de él. Son cosas
intransferibles.
Después ya se van.
Sí, volvimos a Ejido, ya más tranquilos. Y preparando
el viaje. Fuimos a Cuba en noviembre del 85. Y ya
Raúl estaba más metido en el tema de Cantares del
Calabozo, del Movimiento por la tierra, y promoverlo
en el interior a través del canto. Hablaban mucho
con Henry Engler, que estuvo muy cerca de Raúl.
¿Habría que haber escuchado más a Raúl?
Yo creo que lo desaprovechamos bastante, quizás creyendo
que iba a vivir más tiempo.
¿Él era conciente de su enfermedad?
Sí. Estaba preocupado. Recuerdo el día que me dijo
que iba a mandar un mensaje por el voto verde. Con
un hilo de voz, que yo ponía el oído y trataba de entenderlo,
para después poder transmitir el mensaje,
porque ya no podía hablar más. Y después lo internaron
en la clínica de respiración para hacerle un diafragma,
porque ya no tenía fuerza para respirar. Ahí
no me dejaban quedar de noche. Esa noche me fui
con un gran pesar de despedirme. Me fui caminando
hasta la casa del hermano. Lo dejé, y al otro día fui
temprano, y ya me encontré con la puerta cerrada.
Se fue con 64 años. Un crimen, porque hasta lo último
estuvo lúcido.
¿Raúl se hubiera imaginado esta situación actual?
No, Raúl ya apostaba a otra cosa, a un trabajo con
la gente. Raúl no era de las luces, no era de hacer
poses. Raúl era auténtico. Yo lo conocí cuando llegó
a Bella Unión, en el 61, cuando fue a la radio en que
yo trabajaba para conseguir una audición para los
cañeros. Cuando llegó a la radio yo pensé: Pero este
hombre viene a meter lío acá en este pueblo que es
tan apacible.
Yo presentía que él iba a cambiar Bella Unión y mi
vida. Y que yo iba a tener que optar. Yo estaba en una
posición muy cómoda. La radio era de Jorge Batlle.
Recuerdo que cuando fue a pedir la audición le dije
que yo tenía que pedirles autorización a los directores.
Raúl andaba en una moto. Cuando fue a buscar
la contestación le dije que sí, pero que me tenía que
traer la audición un día antes porque yo tenía que
escucharla y corregirla. Entonces Raúl con una sonrisa
socarrona me preguntó si yo se la iba a censurar. Y le
dije que sí, que si había cosas que atacaran a la autoridad
o al Comisario, las iba a tener que tachar, que
eran condiciones puestas por los directores. Años después
cuando Carlos María Gutiérrez estaba haciendo
el libro, Raúl le decía: “¿Sabés Carlos que Xenia me
censuraba las audiciones en la radio?”.
¿Le llegaste a censurar algo?
Y sí, alguna cosa.
¿Y de qué temas hablaba en la audición?
Sobre todo de los conflictos de los “peludos”. No hay
que olvidar que él era el procurador. Hablaba de las
reivindicaciones, los juicios, y todo aquello cuando
ocuparon Cainsa
¿Te cambió la vida haber conocido a Raúl?
Sí. Es como dicen: El río da muchas vueltas, pero sabe
a dónde va. Tal vez yo hubiera cambiado de todos
modos sin ese hecho concreto, pero creo que sí, que
me cambió la vida.
¿Te arrepentís de algo?
No, no. Fueron momentos muy lindos de la lucha, en
que vos tenías toda la ilusión. Tocábamos el sol con
las manos. Cuando sos joven nada te detiene. Pero
no me arrepiento, más allá de algunas desilusiones.
Y Raúl tampoco. En épocas difíciles, a veces en que
lo veía preocupado, yo le decía: ¿Por qué no hacés
tal cosa? ¿Por qué no bajás un poco, que hay tantos
problemas? Y él me decía: “Yo no puedo, tengo que
seguir en esto”.
Tenía una visión estratégica poco común.
Sí. Y además las luces encandilan. Encandila el poder.
Pienso que Raúl le disparaba un poco a todo eso. Le
disparaba a las luces, pero también al hegemonismo.
Él combatía el hegemonismo. Hay documentos de ello.
Yo creo que él estaba muy comprometido con el
tema de la tierra. Y no acordaba evidentemente con
el proyecto que se estaba vislumbrando. No hay que
olvidar que él miraba siempre más allá.
Se dice que Raúl era tímido.
Era tímido. Hacía un gran esfuerzo. En Francia y
Suecia lo requerían permanentemente, y él tenía que
ir a hablar. Y hacía un gran esfuerzo. Para mí era admirable.
Pero se desenvolvía muy bien. Esa firmeza;
cómo se plantaba ante sus convicciones. Siempre me
pareció que lo que alucinaba a la gente era esa firmeza.
No era dubitativo, en todos los sentidos; en el
accionar y en el pensamiento.
¿A quién admiraba?
Hablaba mucho del Che. Se sentía muy cercano con
el Che, siempre hablaba de la austeridad, del ser austero,
del ser solidario, de no perder la ternura.
Y leía mucho a Rosa Luxemburgo.
jueves, 24 de abril de 2014
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