Verità e giustizia per i desaparecidos dell'Uruguay 2.0
Mariana Zaffaroni Islas declaró el viernes 10 de julio de 2015 en el juicio oral en curso en Roma por víctimas de la Operación Cóndor. La IIIa Corte penal romana examina entre otros - el caso de su madre italo-uruguaya, María Emilia Islas, detenida desaparecida en Argentina desde el 27 de setiembre de 1976, junto a su esposo Jorge Zaffaroni (y la misma Mariana cuando era casi una beba).
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Mariana es una hija y nieta recuperada que - no sin dificultades y conflictos personales - ha decidido asumir su verdadera historia, su identidad y también la lucha en Italia de su abuela materna uruguaya Maria Esther Gatti, una de las primeras denunciantes ante la justicia italiana, por la desaparición forzada de su hija embarazada Maria Emilia Islas. Maria Esther no llegó a ver el juicio penal actualmente en curso en Roma porque falleció antes. Sin embargo, el año pasado, su nieta recuperada Mariana asumió su denuncia y se constituyó como parte civil ante la Corte italiana. Mariana Zaffaroni Islas llegó a Roma acompañada por su esposo, ese "muchacho" en quien Maria Esther Gatti depositó durante años sus esperanzas de poder tejer una buena relación con su nieta recuperada.
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Mariana Zaffaroni fue entrevistada en los pasillos de la IIIa. Corte Penal de Roma por la periodista italiana Nadia Angelucci (para el cotidiano 'La Diaria' de Montevideo) y entre otros temas Mariana habló sobre su relación con la "comunidad" de los nietos recuperados, o sea con otros niños robados a padres detenidos desaparecidos de varias nacionalidades durante la última dictadura argentina y la Operación Cóndor. "...La verdad es que cuando los conocí me di cuenta de que, si bien en un montón de cosas no coincidimos, porque cada historia y cada uno tiene su forma de pensar y su forma de asumir lo que pasó, tenemos algo en común. Y eso es que nadie va a entender mejor que nosotros cómo nos sentimos respecto de muchas cosas, cómo percibimos sentimientos, cómo tenemos experiencias en común. Eso es lo importante, lo que yo destaco; entre los nietos recuperados el hincapié es siempre en lo que tenemos en común".
Mariana Zaffaroni hace campaña en busca de identidades robadas a niños desaparecidos
Mariana Zaffaroni Islas, quien protagonizó uno de los casos de terrorismo de Estado más sonados de los años 70, realiza una gira por Europa promoviendo el derecho a la identidad de cientos de hijos de desaparecidos que no saben que fueron robados.
La embajada de Argentina en Francia, en colaboración con varias organizaciones, como la de Abuelas de la Plaza de Mayo, acaba de lanzar la campaña en París.
La caída del gobierno militar en 1983 suscitó una huida al extranjero de cómplices de la dictadura, llevándose posiblemente a bebes robados, a Europa o a otras partes del mundo.
Zaffaroni Islas, nació el 22 de marzo de 1975. Un año después fue secuestrada junto a sus padres, ambos uruguayos, en el marco del Plan Cóndor. Jorge Zaffaroni y María Emilia Islas fueron desaparecidos en Buenos Aires cuando Mariana tenía 18 meses. Fueron vistos por última en Automotores Orletti. La madre de Mariana estaba embarazada de tres meses.
Ella fue localizada en 1983 y gracias al Banco Nacional de Datos Genéticos, recuperó su identidad en 1993.
Había sido apropiada por Miguel Ángel Furci, agente de inteligencia, e integrante de la Secretaría de Informaciones del Estado (SIDE). Él y su esposa Adriana María González la llamaron Daniela Romina Furci, como nacida el 29 de septiembre de 1975.
Mariana habló con Radio France International(RFI). Podés ver el video aquí
Mariana Zaffaroni Islas en los estudios de RFI con Jordi Batallé
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“Apropiarme de mi historia”
En pocas palabras.
Llegó al Aula del juicio del Plan Cóndor el viernes, una de las
jornadas más calurosas del verano, acompañada por su esposo. Mariana
Zaffaroni Islas, que protagonizó uno de los casos de apropiación más
conocidos de los años 70, y que tuvo que trabajar duramente en el camino
por la recuperación de su identidad, parece una mujer serena, dispuesta
a hablar de su historia y ponerla al servicio de una campaña que se
está realizando en Europa para ubicar a otros niños secuestrados. “Se
hizo justicia en Argentina y en Uruguay por los casos de mis padres.
Pero yo necesito saber lo que pasó con ellos. No me importa conocer
quién los mató, me importa conocer cuál fue el destino final de ellos. Y
en el caso de mi mamá, quisiera saber si su embarazo llegó a término,
si tengo un hermano o una hermana. Son cosas importantes de saber. Es
fundamental que quien sabe lo diga, que los documentos -que tienen que
existir- se puedan conocer. No hay forma de cerrar estos capítulos si no
se sabe toda la historia”.
-Tu posición sobre esta historia cambió mucho en el transcurso de los años.
-Hoy traté de representar la lucha de mi abuela María Esther Gatti, que fue la persona que empezó ese juicio en Italia, y representar a la familia de mi padre. Ella inició y yo trato de dar una finalización a lo que ella no pudo concluir. Siento que mi obligación es estar en este lugar contribuyendo a la Justicia.
-¿Y desde el punto de vista personal? Durante tu declaración en la Corte hablaste de tu familia de crianza como tus “apropiadores”; es un gran cambio.
-En Uruguay saben que mi proceso de recuperación de la identidad fue largo pero continuo, y eso es un paso más. A partir de que dejé de resistirme a mi historia, a mi familia, a mi nombre, todo empezó a fluir lentamente hacia la persona que soy hoy, y que tiene una postura muy diferente a la que tenía hace muchos años. Estoy muy contenta con eso.
-¿Lograste descubrir el por qué de tu resistencia?
-Por un lado estuvo relacionado con mi edad. Todo eso me pasó en la adolescencia, en la época de más rebeldía, y yo estaba en contra de todo. Eso no aportaba madurez para que yo contribuyera con algo a esa historia. Pero fueron muchos los factores de mi resistencia. A medida que avanzo en mi introspección surgen cosas. No sé si puedo saber las causas, pero cada vez más me entero que algunas cosas, que yo percibía como naturales en aquel momento de mi vida, hoy puedo mirarlas y darme cuenta de que eran sólo energía puesta en resistir, en no querer hacerme cargo de mi historia, de apropiarme de mi historia. Esa resistencia en realidad lo único que hacía era dañarme a mí misma, para tratar de tapar algo que no se podía tapar de ninguna manera.
-Acerca de tu resistencia, tu abuela María Esther dijo que al momento de ser madre entenderías muchas cosas. ¿Tenía razón?
-Sí. En un primer momento yo me enteré de que la maternidad me había cambiado desde el punto de vista más evidente; ser madre pone de manifiesto la importancia de los lazos de sangre y de todo lo que una madre es capaz de hacer por un hijo. En los últimos tiempos, a raíz de cursos vivenciales que estuve haciendo, me di cuenta de que toda esa resistencia de muchos años, de alguna manera, salió cuando tuve mi hija. Dejé de resistir y parí mi historia junto con ella. Desde allí todo empezó a fluir lenta, pero permanentemente.
-¿Cómo es tu relación con la familia que te crió?
-Yo estoy sumamente agradecida; los años que viví con ellos los viví muy feliz. Luego uno puede mirar atrás y criticar y encontrar cosas que fueron mal hechas. Hoy por hoy, la relación no es tan fluida como antes, pero no dejo de reconocer todas las cosas que me dieron, no cosas materiales, sino la crianza y el amor. Yo soy una mezcla de lo biológico y de la crianza que tuve, entonces no puedo renegar en ningún momento que todo el tiempo que viví con ellos me constituye como persona. Aunque ahora no estoy viéndolos mucho.
-Leí que te sentís muy bien con la “comunidad” de los nietos recuperados. ¿Qué características tiene ese lugar?
-Durante mucho tiempo tenía un prejuicio con ellos porque, como yo mantuve una relación con mi familia de crianza, con mis apropiadores, pensaba que no podía encajar con ellos, que nunca podrían entenderme, que me iban a cuestionar. Entonces me mantenía apartada. La verdad es que cuando los conocí me di cuenta de que, si bien en un montón de cosas no coincidimos, porque cada historia y cada uno tiene su forma de pensar y su forma de asumir lo que pasó, tenemos algo en común. Y eso es que nadie va a entender mejor que nosotros cómo nos sentimos respecto de muchas cosas, cómo percibimos sentimientos, cómo tenemos experiencias en común. Eso es lo importante, lo que yo destaco; entre los nietos recuperados el hincapié es siempre en lo que tenemos en común.
10-07-2015: en la 20a. audiencia del juicio oral y público ante la Tercera Corte Penal de Roma - por el secuestro y homicidio de víctimas de la dictadura de Pinochet en Chile y de la Operación Cóndor en varios países sudamericanos - comparecieron cinco testigos: Carla Artès, Mariana Zaffaroni Islas, Beatriz Barboza, Estela Carlotto y Javier Peralta.
Fueron niños uruguayos detenidos desaparecidos en tiempos de la Operación Cóndor: Amaral García, Carlos D'Elia, Victoria y Anatole Julien, Macarena Gelman y Mariana Zaffaroni. En 2009 se reunieron en Uruguay en favor de la anulación de la Ley de Caducidad de la pretensión punitiva del Estado uruguayo con respecto a los crímenes violentos y aberrantes de la dictadura civico-militar (1973-1985) que - en su gran mayoría - siguen impunes y sin investigaciones judiciales en Uruguay hasta hoy.
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> Amaral García Hernández, hijo de Mirtha Yolanda Hernández y Floreal García
> Carlos D'Elia Casco, hijo de Yolanda Casco y Julio Cesar D'Elia
> Victoria Julien Grisonas, hija de Victoria Grisonas y Roger Julien
> Analole Julien Grisonas, hijo de Victoria Grisonas y Roger Julien
> Macarena Gelman García, hija de Maria Claudia García y Marcelo Gelman (argentinos)
> Mariana Zaffaroni Islas, hija de Maria Emilia Islas y Jorge Zaffaroni
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(Foto@EstelaPeri)
-Tu posición sobre esta historia cambió mucho en el transcurso de los años.
-Hoy traté de representar la lucha de mi abuela María Esther Gatti, que fue la persona que empezó ese juicio en Italia, y representar a la familia de mi padre. Ella inició y yo trato de dar una finalización a lo que ella no pudo concluir. Siento que mi obligación es estar en este lugar contribuyendo a la Justicia.
-¿Y desde el punto de vista personal? Durante tu declaración en la Corte hablaste de tu familia de crianza como tus “apropiadores”; es un gran cambio.
-En Uruguay saben que mi proceso de recuperación de la identidad fue largo pero continuo, y eso es un paso más. A partir de que dejé de resistirme a mi historia, a mi familia, a mi nombre, todo empezó a fluir lentamente hacia la persona que soy hoy, y que tiene una postura muy diferente a la que tenía hace muchos años. Estoy muy contenta con eso.
-¿Lograste descubrir el por qué de tu resistencia?
-Por un lado estuvo relacionado con mi edad. Todo eso me pasó en la adolescencia, en la época de más rebeldía, y yo estaba en contra de todo. Eso no aportaba madurez para que yo contribuyera con algo a esa historia. Pero fueron muchos los factores de mi resistencia. A medida que avanzo en mi introspección surgen cosas. No sé si puedo saber las causas, pero cada vez más me entero que algunas cosas, que yo percibía como naturales en aquel momento de mi vida, hoy puedo mirarlas y darme cuenta de que eran sólo energía puesta en resistir, en no querer hacerme cargo de mi historia, de apropiarme de mi historia. Esa resistencia en realidad lo único que hacía era dañarme a mí misma, para tratar de tapar algo que no se podía tapar de ninguna manera.
-Acerca de tu resistencia, tu abuela María Esther dijo que al momento de ser madre entenderías muchas cosas. ¿Tenía razón?
-Sí. En un primer momento yo me enteré de que la maternidad me había cambiado desde el punto de vista más evidente; ser madre pone de manifiesto la importancia de los lazos de sangre y de todo lo que una madre es capaz de hacer por un hijo. En los últimos tiempos, a raíz de cursos vivenciales que estuve haciendo, me di cuenta de que toda esa resistencia de muchos años, de alguna manera, salió cuando tuve mi hija. Dejé de resistir y parí mi historia junto con ella. Desde allí todo empezó a fluir lenta, pero permanentemente.
-¿Cómo es tu relación con la familia que te crió?
-Yo estoy sumamente agradecida; los años que viví con ellos los viví muy feliz. Luego uno puede mirar atrás y criticar y encontrar cosas que fueron mal hechas. Hoy por hoy, la relación no es tan fluida como antes, pero no dejo de reconocer todas las cosas que me dieron, no cosas materiales, sino la crianza y el amor. Yo soy una mezcla de lo biológico y de la crianza que tuve, entonces no puedo renegar en ningún momento que todo el tiempo que viví con ellos me constituye como persona. Aunque ahora no estoy viéndolos mucho.
-Leí que te sentís muy bien con la “comunidad” de los nietos recuperados. ¿Qué características tiene ese lugar?
-Durante mucho tiempo tenía un prejuicio con ellos porque, como yo mantuve una relación con mi familia de crianza, con mis apropiadores, pensaba que no podía encajar con ellos, que nunca podrían entenderme, que me iban a cuestionar. Entonces me mantenía apartada. La verdad es que cuando los conocí me di cuenta de que, si bien en un montón de cosas no coincidimos, porque cada historia y cada uno tiene su forma de pensar y su forma de asumir lo que pasó, tenemos algo en común. Y eso es que nadie va a entender mejor que nosotros cómo nos sentimos respecto de muchas cosas, cómo percibimos sentimientos, cómo tenemos experiencias en común. Eso es lo importante, lo que yo destaco; entre los nietos recuperados el hincapié es siempre en lo que tenemos en común.
10-07-2015: en la 20a. audiencia del juicio oral y público ante la Tercera Corte Penal de Roma - por el secuestro y homicidio de víctimas de la dictadura de Pinochet en Chile y de la Operación Cóndor en varios países sudamericanos - comparecieron cinco testigos: Carla Artès, Mariana Zaffaroni Islas, Beatriz Barboza, Estela Carlotto y Javier Peralta.
Fueron niños uruguayos detenidos desaparecidos en tiempos de la Operación Cóndor: Amaral García, Carlos D'Elia, Victoria y Anatole Julien, Macarena Gelman y Mariana Zaffaroni. En 2009 se reunieron en Uruguay en favor de la anulación de la Ley de Caducidad de la pretensión punitiva del Estado uruguayo con respecto a los crímenes violentos y aberrantes de la dictadura civico-militar (1973-1985) que - en su gran mayoría - siguen impunes y sin investigaciones judiciales en Uruguay hasta hoy.
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> Amaral García Hernández, hijo de Mirtha Yolanda Hernández y Floreal García
> Carlos D'Elia Casco, hijo de Yolanda Casco y Julio Cesar D'Elia
> Victoria Julien Grisonas, hija de Victoria Grisonas y Roger Julien
> Analole Julien Grisonas, hijo de Victoria Grisonas y Roger Julien
> Macarena Gelman García, hija de Maria Claudia García y Marcelo Gelman (argentinos)
> Mariana Zaffaroni Islas, hija de Maria Emilia Islas y Jorge Zaffaroni
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(Foto@EstelaPeri)
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