Los gobernantes de Chile pidieron a los estudiantes que vuelvan a las aulas y cesen sus protestas contra el polémico proyecto de ley de educación promovido por la presidenta Michelle Bachelet. El pasado miércoles miles de estudiantes marcharon por las avenidas del centro de Santiago. Una vez más fueron reprimidos con gases y agua por carabineros, deteniendo a 34 jóvenes. La ministra de Educación Mónica Jiménez dijo que "no son la mayoría de los jóvenes de país, aunque a ellos les duela, sino que son un grupo con mucha mística, con mucha convicción, con mucha energía". Los estudiantes, afirman que la ley amplía la brecha entre ricos y pobres, mantienendo ocupados varios colegios en Santiago. Anunciaron que continuarán con sus movilizaciones de manera indefinida hasta que se retire el proyecto. "La ley no se va a retirar, la ley va a seguir en su trámite en el Senado. Va a haber un mes para conversar, ellos pueden participar en la comisión de educación del Senado, pueden ser escuchados," dijo la ministra Jiménez.
A los jóvenes se sumaron los profesores. Aprobada en la Cámara de Diputados, la polémica norma debe pasar ahora al Senado donde será votada fácilmente. En ambas cámaras el gobierno cuenta con los votos de la oposición de ultraderecha. Pero la ley genera resistencias dentro de la propia Concertación oficialista. El senador socialista Alejandro Navarro dijo que “se está orquestando una pasada de aplanadora contra el Parlamento. Jamás se había utilizado el presidencialismo de manera tan brutal a favor de la aprobación de una ley”. El demócrata cristiano Mariano Ruíz exhortó al Gobierno a no apremiar a los parlamentarios para poder discutir como corresponde. La resistencia social está encabezada por la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios y Universitarios (ACEUS) y la Asamblea Metropolitana de Estudiantes Secundarios.
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