Temple, aplomo, discreción. Saber escuchar y
valorar los silencios. Mandar. Estas características del presidente
Tabaré Vázquez son también arquetípicas del buen “hermano masón”.
Cuando fue electo presidente de la República por primera
vez, en 2004, hacía ya tiempo que solo pagaba la cuota mensual y no
concurría a los “trabajos” semanales de su logia General Artigas, pero
Vázquez, en efecto, parece haber hecho suyas algunas de las
características más sobresalientes de los “hermanos” que buscan el
“perfeccionamiento filosófico” junto a “la acción esforzada y
responsable”.
Cuando en la década de 1980 comenzó su camino como
“aprendiz” —el primer grado de esta escuela iniciática a la que se
ingresa por invitación y luego de un proceso riguroso y pautado— ya era
un destacado profesor de medicina y trabajaba en la mutualista
Asociación Española, cuyo gerente era el fallecido “hermano masón” y ex
diputado colorado Oscar Magurno.
·Uno de la casa. Vázquez, como los demás
integrantes de la orden, había jurado sobre una Biblia, una escuadra y
un compás y declarado creer, si no en Dios, al menos en el “gran
arquitecto del universo”.
Años después, su llegada al Edificio Libertad —entonces sede
de la Presidencia—, como antes al cargo de Intendente de Montevideo,
fueron buenas noticias para la hermandad, aunque a decir verdad casi
ninguno de los grado 33 (máxima jerarquía dentro de una orden tan
vertical como un ejército; su número provendría de la edad de Cristo y
del número de vértebras del cuerpo humano) simpatizara con la izquierda,
algo que tampoco ocurre ahora, cuando el ex gerente bancario Noé dos
Santos, el director de Ancap y convencional colorado José Garchitorena,
y el escribano Jorge Caillabet son las máximas autoridades. Este
último, supremo gran comendador, es el grado 33 elegido por sus 33 pares
más destacados.
No obstante la distancia en el “mundo profano” (como los
masones llaman al resto de la sociedad), las razones para esta
satisfacción hay que buscarlas en el hecho de que habían pasado muchos
años desde que uno de los hermanos llegara a ocupar un cargo tan
importante, explica el politólogo y diputado colorado Fernando Amado en
el libro “La Masonería uruguaya. El fin de la discreción”.
Aunque algunos presidentes como José Batlle y Ordoñez y
Julio Sanguinetti tuvieron un entorno masónico, antes que Vázquez
Uruguay tuvo nueve jefes de Estado que integraron la orden: Manuel
Oribe, Juan Francisco Giró y Atanasio Aguirre (blancos), y Gabriel
Pereira, Francisco Vidal, Feliciano Viera, Gabriel Terra y Tomás Berreta
(colorados).
El 13 de julio de 2005, el entonces venerable gran maestro
Carlos Bolaña y su vice, Mario Risso, un empresario y un marino militar
respectivamente, pudieron recibir a Vázquez en el templo de Mario
Casinoni 1481 con honores y ritual.
El presidente Vázquez, que había sido electo por el Frente
Amplio, continuó así con la tradición de sus antecesores —Sanguinetti,
Luis Alberto Lacalle y Jorge Batlle— pero, a diferencia de estos, quien
llegaba como primer mandatario a dar una conferencia sobre laicidad era
uno de la casa.
En 2010, el presidente José Mujica rompió con la tradición:
recibió al venerable gran maestro de manera discreta en la Torre
Ejecutiva y prometió una visita al templo que hasta ahora no hizo.
· Eslabones de la cadena. Según la
investigación de Amado, durante el gobierno de Vázquez la Masonería
duplicó el número de sus integrantes. Entre 2005 y 2011 se crearon 21
nuevas logias (se llegó a 92 en todo el país), mientras que el número de
masones pasó de 3.100 a unos 6.000, lo que desató un debate interno
acerca de cuántos de los que ingresaban buscaban apenas ascender en sus
carreras, en lugar de superación personal y servicio a la sociedad.
No todos los masones, sin embargo, fueron motivo de orgullo:
el ex comandante de la Armada, Juan Fernández Maggio, y otros tres
oficiales “hermanos” fueron condenados por fraude. Miguel Dalmao, un
oficial masón del Ejército ascendido a general por Vázquez, fue
condenado por coautoría en la muerte por torturas de una militante
comunista durante la dictadura. No solo se trató de un presidente masón
que ascendió a un “hermano”. El juez que condenó a Dalmao también es
masón, en un fallo confirmado por un Tribunal de Apelaciones. “Yo no la
maté” reiteró el general promovido por Vázquez, pero durante el juicio
se estableció que, aunque era apenas alférez (el grado más bajo de la
oficialidad), estaba a cargo ese día y le correspondió responsabilidad
funcional. El juez de primera instancia, Rolando Vomero, y el acusado no
eran los únicos masones involucrados en el juicio “profano”: también el
abogado defensor, Miguel Langón, es parte de la orden, así como el
médico que años atrás había certificado los hematomas en el cuerpo de la
militante fallecida, el luego intendente de Canelones, Marcos
Carámbula.
A pesar de esos serios tropiezos —que, por otra parte,
desmienten que los masones se protegen entre sí bajo cualquier
circunstancia— la Masonería siguió de moda durante el primer gobierno de
Vázquez.
Sin embargo, no habrá tantos “hermanos” en los primeros planos del gobierno que se instalará el 1º de marzo de 2015.
Dos de los tres comandantes de las Fuerzas Armadas, más el
coordinador de Inteligencia, José Bonilla, si no es relevado, lo son.
El nuevo comandante de la Armada, Leonardo Alonso, y el de
la Fuerza Aérea, Washington Martínez, que continúa en el cargo, integran
una logia masónica. Sin embargo, a pesar de que los dos últimos
comandantes del Ejército también fueron masones (Pedro Aguerre y el
actual Juan Villagrán), así como el jefe del Estado Mayor de la Defensa
(Esmade) saliente, Milton Ituarte, el nuevo jefe de la fuerza de tierra,
Guido Manini, que proviene de una familia con fuerte impronta riverista
y es profesor de historia militar, no solo no tiene carné de la,
Masonería sino que está cerca de los Tenientes de Artigas, una logia
militar que, en teoría, está en las antípodas.
Alonso y Martínez fueron edecanes de Vázquez durante su
primer gobierno (2005-2010), mientras que el entonces edecán de la
fuerza de tierra y ahora general Nelson Pintos, sin identificación
directa con ninguno de los dos “bandos” y nacido en una familia humilde
del Cerro, fue designado a partir de febrero al frente del Esmade.
Entre los ministros designados por Vázquez no hay masones,
pero sí en el círculo más estrecho de asesores: Álvaro Vázquez, uno de
sus hijos, y Juan Salgado, amigo personal y presidente de Cutcsa, son
masones. A su vez, Miguel Ángel Toma, designado como próximo secretario
de la Presidencia, es “sensible al pensamiento masónico”, según fuentes
de la orden.
Álvaro Vázquez, médico como su padre, recibió formación como
seminarista y es uno de los atípicos casos de un católico masón, algo
tolerado por la orden pero prohibido por la Iglesia desde 1738.
En junio de 2005, durante una tenida en la calle Cassinoni,
Álvaro Vázquez defendió en su logia Ariel una posición contraria al
aborto, mientras participaba como aprendiz. Luego de que el hecho fuera
informado por “El Observador”, se produjo una crisis a causa de la
ruptura de la discreción, y el “taller” (como también se les llama a las
logias) quedó dividido en dos: Ariel y Tel Ariel.
· Juan, el “vazquista”. Juan Salgado es un
empresario multifacético que se formó junto a Oscar Magurno. El
presidente de Cutcsa desde hace 18 años es el primer suplente del
presidente del club Peñarol, Juan Pedro Damiani, construyó un gran
centro comercial donde estaba la planta industrial de Cutcsa y preside
la Comisión Honoraria del estatal Patronato del Encarcelado y el
Liberado, entre otras actividades.
“Yo no tengo por qué decirlo. Creo que no es un tema para
conversar” respondió sobre su pertenencia a la Masonería, durante una
entrevista publicada en marzo pasado por la revista “Seisgrados”.
Con Vázquez está relacionado desde hace años por varias
vías: además de integrar la Masonería, dirige la compañía transportista
que tiene el 65% del mercado en Montevideo, donde Vázquez fue
intendente, y también es directivo de la Asociación Española, la
mutualista donde el presidente electo trabajó hasta ahora como oncólogo.
Ambos construyeron una amistad que incluye a las familias, excursiones
de pesca y paseos al balneario La Paloma, en Rocha.
Durante la campaña electoral, Salgado se convirtió en una
persona con peso decisivo en el comando que funcionó en el primer piso
del hotel Four Points, que se obtuvo gracias a su gestión. El empresario
puso un micro y automóviles al servicio de la fórmula Vázquez-Sendic
para recorrer el país, ofreció variado apoyo logístico y hasta la
colaboración directa de varios de los principales gerentes de la
empresa.
El estrado desde el cual Vázquez habló en varios actos de la
campaña pertenece a Cutcsa; Salgado no solo aportó medios sino que
ayudó en la recolección de fondos y actuó como operador en algunos
contactos políticos bajo orden directa de Vázquez y por fuera de la
estructura del Frente Amplio, algo que creó tensiones al interior del
partido de gobierno, ya que reemplazó a la fuerza política.
Aunque aumentó la frecuencia en los últimos meses, las
apariciones de Salgado junto al ahora presidente electo no son nuevas.
En junio de 2012, por ejemplo, transportó a su amigo hasta Florida en
una camioneta 4X4 para el acto en el que la senadora socialista Mónica
Xavier asumió la Presidencia del Frente Amplio en reemplazo de Jorge
Brovetto.
El empresario advirtió que no aceptaría cargos, pero tampoco
lo descartó y se proclamó “vazquista”, por primera vez el 29 de
setiembre pasado, en declaraciones a El Observador TV.
“Simplemente le doy mi opinión. No siento que soy su asesor.
No estoy dentro del plano político ni de la arena política”, indicó
durante esa entrevista.
Toma, por su parte, es un abogado de origen colorado que
adhiere al pensamiento masónico. En ocasiones ha sido puente con
“hermanos” para resolver problemas. Se relacionó con Vázquez después de
que, en calidad de director del Departamento Jurídico del Ministerio de
Salud Pública, firmó un dictamen que descartó cualquier responsabilidad
del ahora presidente electo en la compra de un programa informático de
una empresa integrada por su hijo Ignacio. Vázquez, que cuando se
produjo la compra era director del Instituto de Oncología (Indo), luego
elogió la independencia técnica que observó en Toma, durante un proceso
que estuvo muy politizado. Durante el primer gobierno del Frente Amplio,
Toma fue director de la Oficina del Servicio Civil y también secretario
de la Presidencia, pero mantiene bajo perfil.
Otros connotados masones que se sumaron a Vázquez durante la
campaña electoral de este año son los ex dirigentes colorados Alberto
Scavarelli y Daniel Borrelli.
“Le puedo decir que yo soy masón. Y soy masón por
convencimiento desde hace muchos años; 25 años. No le puedo decir quién
otro es masón. Pero le puedo decir claramente que quien viene a la
masonería para acomodarse, para buscar un cargo, o para estar mejor en
su trabajo, está muy equivocado y así como entra tiene que salir. (...)
Soy un masón convencido y admiro la masonería. Me ha dado una filosofía
de vida que es lo más importante. Lo tengo de mi abuelo italiano que
llegó allá por el 1800 y pico. Él me fue dando determinados principios
de la Masonería. Allí puede encontrar —tal vez— el porqué de que yo esté
acá. Porque tengo libre pensamiento. No me ato a dogmas; la Masonería
me enseñó a tener libre pensamiento, si no, no sería un buen masón”,
dijo Borrelli acerca de su pertenencia a la hermandad (Búsqueda Nº 1.779).
Además, el primer diputado electo por el Partido Colorado,
Guillermo Facello —también masón— visitó a Vázquez en su cuartel general
de la calle Ejido, antes del balotaje del 30 de noviembre pero después
de que el líder de ese partido, Pedro Bordaberry, anunciara el apoyo a
Lacalle Pou para esa instancia.
· Masones twitteros. Aunque son de los más
conservadores y cerrados del mundo, los masones uruguayos se han
modernizado en algunos aspectos. Por ejemplo, emplean un carné digital
para ingresar al templo.
La apertura llegó también al Partido Socialista (PS), porque
si bien el ex presidente de Chile, Salvador Allende, fue un caso
emblemático, los socialistas uruguayos perseguían a los masones en sus
filas.
El senador socialista Daniel Martínez integra, precisamente,
la logia Salvador Allende de la Gran Logia de la Masonería del Uruguay.
Aprendiz desde 2014 en la misma logia es el ex secretario
general del PS y ex presidente del sindicato bancario AEBU, Eduardo
Fernández, aunque mantiene la discreción.
Aunque no forma parte del círculo de Vázquez, quien renunció
al PS siendo presidente, Martínez es uno los candidatos del Frente
Amplio para suceder a la comunista Ana Olivera en la Intendencia de
Montevideo. Olivera y Salgado se enfrentaron, entre otros temas, por el
corredor Garzón, una discusión que terminó ganando el transportista, ya
que quedó evidenciado que los ingenieros de la Intendencia habían
realizado mal los cálculos geométricos.
A fines de la semana pasada, cuando fue proclamado
candidato, Martínez recibió un mensaje por la red social Twitter de otro
hermano, el diputado frenteamplista canario Horacio Yanes, quien,
rompiendo con la cultura y las normas de discreción, se puso “de pie y a
la orden” de Martínez utilizando un término clásico del lenguaje
masónico. Consultado por Búsqueda, Martínez prefirió no hacer comentarios.
|
Masonería trabaja para el Sanedrín-Gran Rabinato, y es una de las Órdenes que desarrolla el plan talmúdico de dominación mundial (Nuevo Orden Mundial). Impulsan Socialismo como proceso gradual de transformación social con meta en comunismo real o prisión planetaria. Marx (Kissel Mordekay) fue miembro y escribió sus obras bajo dictado mediúmnico. / Los grados más allá del 33, son sólo para judíos (falsos judíos) talmúdicos, porque es orden luciferina oculta detrás de fachada humanista. Grados bajos y medios lo ignoran (como jesuitas).
ResponderEliminar