martes, 8 de septiembre de 2015

La imagen del padre Francisco Guarino




La Justicia Penal restituyó la imagen del cura salesiano Francisco Guarino Moscatelli, muerto en 1982.

03 septiembre2015

 El cura salesiano Francisco Guarino Moscatelli falleció el 9 de marzo de 1982 en el Hospital Maciel. Según el parte policial de la época, Guarino estaba en la calle Ciudadela en busca de los servicios sexuales de una prostituta cuando cayó por un agujero y de manera “accidental” quedó politraumatizado grave con heridas que le ocasionaron la muerte.

Ni la familia ni la comunidad salesiana creyeron nunca en la versión oficial y en marzo de 2010 promovieron ante el juzgado penal del tercer turno una causa, amparados “en el derecho a conocer la verdad”, dado que aquella versión de los hechos pretendía “manchar una vida de servicio”


 En noviembre del año 2010, se había logrado sacar el caso de la ley de Caducidad, en aquél momento uno de sus sobrinos decía a la prensa: “Gracias a dios lo pudimos sacar”, señaló, Guillermo uno de los sobrinos del sacerdote fallecido, “hacía años que estábamos en eso y siempre por una cosa u otra no salía” agregó. “Lo conocí, nos enfermamos todos cuando pasó. No podíamos creerlo era una persona única y ayudaba mucho”, dijo Marcelo otro de sus sobrinos, mientras llegaba en tractor hasta su casa en el departamento de Salto, para darle la noticia a Enrique, hermano del sacerdote. Al ser consultado sobre las circunstancias de su muerte respondió: “Lo único que supimos que se había accidentado y no había sido así. A mí lo que más dolió en el alma fue que la noche del accidente lo dejaron tirado como un perro. Dijeron que había caído de un edificio en Ciudad Vieja”. Tras enterarse de la noticia, Enrique Guarino dijo l que el caso se presentó ante el Poder Ejecutivo para asegurarse que estuviera fuera de la Ley de Caducidad ante la sospecha de que podría haber implicados “policías y militares”. Guarino señaló que su hermano no tenía militancia política, pero defendía los intereses de la educativos de los alumnos y eso le había generado algunos encontronazos con las autoridades de la enseñanza. Según Guarino, el cambio de una de las autoridades episcopales facilitó muchísimo el avance del caso, que está a cargo del abogado Guillermo García.


. http://archivo.presidencia.gub.uy/sci/resoluciones/2010/11/mdn_446.pdf





El fallo del juez Gustavo Iribarren, si bien reconoce que no logra consolidar una verdad judicial sobre cómo ocurrieron los hechos, afirma que la muerte del cura Guarino Moscatelli “se verificó en el contexto represivo de la dictadura” y “en época en que la comunidad salesiana estaba siendo investigada por el Órgano Coordinador de Operaciones Antisubersivas (OCOA)”.


Padre Francisco Guarino Moscatelli SDB.

El 9 de marzo de 1982, víctima de una feroz golpiza en época de la Dictadura Militar fallecía el sacerdote salteño P. Francisco Guarino Moscatelli sdb, integrante de la Comunidad del Colegio Pío.

Hacía pocos días, visitando a su familia comentaba que sabía que lo estaban siguiendo. No tenía miedo y continuaba su esfuerzo diario por la educación de los niños y jóvenes confiados a sus cuidados de educador salesiano.

El expediente elaborado, vía policial, hablaba de su muerte como un hecho fortuito en un episodio vivido en una vieja casona de ciudad vieja, al caer al espacio desde un piso superior por el agujero de una claraboya del piso a la cual le faltarían vidrios, lo que le habría provocado heridas que ocasionaron su muerte. Retirado de allí por fuerzas policiales alertadas por vecinos, y entregado en el Hospital Maciel donde falleció mientras se intentaba salvarle la vida. Citados los salesianos del Colegio Pío para que pasaran por la morgue a reconocer y retirar el cadáver, fueron informados del escandaloso episodio. Luego de la Misa en el Santuario de María Auxiliadora del Pío, fue trasladado por los familiares a Salto para ser sepultado en su tierra, sin que se permitiera abrir el cajón durante su velatorio, la Misa fúnebre en la Iglesia del Carmen y su sepelio.

Tampoco se permitió realizar una autopsia con médico de la familia para reconocer el estado del cadáver de Francisco.

El superior salesiano informó a los hermanos y familiares del hecho informado por la Policía.

Conociendo a nuestro hermano Francisco, nadie de la familia creyó aquel perverso informe. Algunos familiares iniciaron de inmediato la búsqueda de la verdad de lo sucedido. ¿Por qué aquello de velatorio con el cajón cerrado que ni los papás ni los familiares pudieran observar su cadáver y darle el beso de despedida?

La investigación realizada dejó entrever inmediatamente que aquel informe había sido urdido para que no se intentara averiguar más nada, propiamente un perverso “cuento” infantil, que lucía nombres y firmas de testigos y demás. Una de las cosas más alentadoras que recibimos fue la Carta escrita de puño y letra por su compañero sacerdote el P. Cacho Alonso, que confirmaba nuestra sospecha y decía así:

Carta a Francisco

Querido hermano Francisco,
Tu muerte golpeó con dolor profundo en mi ser,
Porque te mataron amigo!
Te mataron con saña, rabiosamente.
Puños asesinos, amaestrados para matar acabaron
Con tu generosa entrega, en el Trigal del Maestro.
Quisieron ensuciar tu memoria, pero no temas, querido
Hermano, tu imagen luminosa, tu sonrisa límpida,
Tu mirada llena de luz, permanecerá hasta el reencuentro.
La Verdad os hará libres! Nos anuncia el Evangelio pero los
Discípulos ponemos la confianza en el poder de las tinieblas.
¡Qué triste!
En ese seno oscuro se mueve el poder del Maligno.
¡Creo en ti, hermano! ¡Creo en tu sacerdocio!
¡Creo en tu fidelidad! ¡ Creo en tu amor y en tu martirio!
¡Creo en el Espíritu Santo que por tres veces derramó sobre
Tu cuerpo el óleo que consagra, que convierte en templo
Viviente punto de contacto del cielo con la tierra.
Tu anatomía destrozada!
Pero llegas íntegro a la cumbre de la victoria como
Cuando jóvenes juntos escalábamos la montaña nevada.
¡Creo en ti amigo! Lloro por ti, hermano!


(9 de marzo de 1982) Padre Cacho Alonso

Después de años de archivado el expediente sin investigación alguna, el mismo fue recuperado a pedido del entonces Inspector de los Salesianos, hoy Cardenal Daniel Sturla. Se presentaron informaciones recogidas por la familia, y entre otras, el informe detallado de su cadáver al momento de reducir sus restos realizado con la presencia de médico forense Dr. Cambrilla y autoridades de la Facultad de Medicina, actuando el médico salteño Dr. Andrade. El informe es terminante en demostrar su no coincidencia con los datos del informe policial explicitado en el Expediente judicial. A partir de allí fueron citados a declarar al Juzgado todos los que figuran como testigos, con la presencia del Abogado elegido por Mons. Sturla. Ninguno de ellos sabía de la existencia del hecho y confesaron que fueron llevados y obligados a firmar algo que ni siquiera pudieron leer. La familia fue informada de la falsedad del expediente y el caso continúa en la órbita judicial.

En el Colegio Pío, con la presencia de docentes, amigos y numerosas familias de alumnos y ex alumnos de aquella época, se descubrió una placa que quedó fijada como testimonio, a los muros que lo vieron trabajar hasta el último día. En ella se lee:

“Padre Francisco Guarino, Salesiano Sacerdote. 1932-1982. En tu vida hecha de trabajo y sonrisa vimos florecer el corazón de Dios”.

Estamos seguros de que muy pronto saldrá ala luz la razón por la cual el P. Francisco entregó su vida y quiénes cumplían órdenes de realizar semejante atrocidad.

Luis Antonio Guarino

PUBLICADO EN EL PERIÓDICO INFORMATIVO DE LA DIÓCESIS DE SALTO- URUGUAY – MAYO 2015 – n| 74 “ALGO NUEVO”.



Histórico. La directora de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo, Mirtha Guianze, fue la fiscal penal del caso en su primera etapa.

Consultada por Búsqueda, Guianze señaló que se trata de un fallo “histórico”, ya que si bien el derecho a saber la verdad se utilizó en otros casos, esta es la primera vez “que no se usa para buscar la culpabilidad” de alguien o encontrar responsables, sino para “restituir la imagen” de una persona “ante su comunidad y la sociedad”.

En la sentencia el juez sostiene que en 1982 el médico forense “se limitó a constatar erosiones en cara, hematomas múltiples de tórax y a establecer como causa de muerte: contusión grave de pulmón, rotura de hígado, hemoperitoneo”.

Sin embargo, en 1986 se exhumaron los restos y en una nueva autopsia se constataron “lesiones omitidas en el primer examen, tales como: fractura de fémur izquierdo, fractura de base de cráneo, fractura de una vértebra lumbar y múltiples fracturas en parrilla costal izquierda”.

En el año 2010 una Junta Médica del Instituto Técnico Forense, integrada por los médicos Beatriz Balbela, Raúl Noya y Ruben Arias, realizó una autopsia histórica y concluyó que las lesiones que presentaba Guarino “no son compatibles con una caída accidental desde una altura aproximada de cinco metros”.

Para el magistrado “ya un primer análisis de las opiniones técnicas (...) arroja severas interrogantes sobre la veracidad de la versión policial y sobre la diligencia del médico forense actuante”.

“A las falencias del informe producido al tiempo de los hechos (...) deben agregarse las contradicciones que emergen de las declaraciones vertidas en autos por los funcionarios policiales que entendieron en el hecho y por quienes entonces fueron indicados como testigos del suceso; testimonios que presentan inconsistencias allí donde una correcta intervención policial hubiera dejado certezas, cuando menos respecto a detalles elementales para cualquier investigación de una muerte violenta, tales como el preciso lugar en que fue encontrada la víctima, sobre las circunstancias en que se tomó conocimiento del hecho y sobre quiénes, y qué hacían allí, las personas indicadas como testigos”, añadió.

“Y si todo ello no bastara para inferir que la muerte investigada en autos está teñida de sospechas, alcance con señalar que la misma se verificó en el contexto represivo de la dictadura militar (1973 – 1985) y en época en la que la comunidad salesiana estaba siendo investigada por el Órgano Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA)”, concluyó.







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