El Consejo de Educación Secundaria prohibió en liceos el uso de tapabocas con la leyenda "educar no lucrar".
Sergio Sommaruga
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Tres de los imputados en el aberrante crimen social asociado a la explotación sexual de menores, eran docentes en centros de enseñanza privada.
Muchas de las gurisas explotadas sexualmente por esa red criminal, eran estudiantes de centros de enseñanza privada.
La ANEP, que por ley tiene la responsabilidad institucional de la enseñanza privada, parece no tener tiempo para implantar protocolos de protección del acoso sexual contra las y los estudiantes de la enseñanza privada.
Pero…si tienen tiempo para confundir laicidad con censura.
Faltan garantías contra la violencia en los centros educativos y sobran censuras y abusos...que siempre son violentos.
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Tres de los imputados en el aberrante crimen social asociado a la explotación sexual de menores, eran docentes en centros de enseñanza privada.
Muchas de las gurisas explotadas sexualmente por esa red criminal, eran estudiantes de centros de enseñanza privada.
La ANEP, que por ley tiene la responsabilidad institucional de la enseñanza privada, parece no tener tiempo para implantar protocolos de protección del acoso sexual contra las y los estudiantes de la enseñanza privada.
Pero…si tienen tiempo para confundir laicidad con censura.
Faltan garantías contra la violencia en los centros educativos y sobran censuras y abusos...que siempre son violentos.
Sergio Sommaruga
18 de junio
La LUC y la tentación autoritaria.
La tentación autoritaria es una tragedia para la sociedad. Una tentación en la que cualquier gobierno puede sucumbir.
Incluso con el riesgo de la adicción.
Para los pueblos que aman su libertad y sus derechos fundamentales, estar lúcidos y atentos a los peligrosos movimientos del autoritarismo, es esencial. Porque el único freno genuino a la voracidad del poder, está en los límites que los pueblos sean capaces de erigir. Y esa tarea, no amerita dormirse en los laureles.
El autoritarismo es un problema real siempre, porque está latente en la propia naturaleza del poder y porque suele pasar que quien tiene poder, tiende a regocijarse con su ostentación.
Como se sabe, el riesgo del autoritarismo aumenta, cuando empiezan a aflorar las tensiones que traen aparejado el ajuste económico y la crisis social.
Situación que claramente esta aterrizando en nuestro país.
En muy pocos días se han precipitado una serie de acciones, declaraciones y circunstancias que deberían preocuparnos y llamarnos poderosamente la atención.
Veamos.
Un ministro, ni más ni menos que el que tiene bajo su mando las fuerzas armadas, sale a cuestionar públicamente una sentencia judicial ante una condena por la ejecución de un preso político.Invocando la terrorífica obediencia debida y poniendo en tela de juicio el carácter universal de los delitos de lesa humanidad.
Al mismo tiempo que esto ocurre, se precipitan declaraciones de varios senadores de cabildo abierto llamando a revisar la normativa vigente para reforzar el mensaje del ministro, casi que clamando por un “nuevo orden”.
Concurriendo en tiempo real, el otro ministro que maneja el poder de la violencia física del Estado, autoriza la restitución de una placa en homenaje a un connotado represor, acusado de participar en torturas, asesinatos y desapariciones, en la dirección de inteligencia policial.
Un poco antes en el tiempo, el nuevo director de los medios públicos de comunicación, emitió una orden donde explicitó el uso de la censura previa en los medios que dirige, contraviniendo el artículo 29 de la constitución.
Un desfile de personas pasan estos días por los juzgados por haber publicado comentarios alusivos al vínculo comercial de la candidata del gobierno para la intendencia de Montevideo, con alguno de los criminales implicados en la red de explotación sexual de menores.
Todo lo anterior, con el gran poder simbólico que representa (y que nunca hay que despreciar) en nada se asemeja al riesgo político inminente que representa el movimiento autoritario contenido en la LUC.
En la ley de "urgente" consideración hay todo un repertorio de disposiciones que claramente atentan con el ejercicio de libertades públicas.
Desde la posibilidad de las ejecuciones extrajudiciales, las limitaciones groseras a la libertad de expresión, la instauración del indeterminado delito de agravio a la policía, hasta la despótica limitación al legítimo derecho a la protesta que tienen los trabajadores para enfrentar las injusticias laborales.
Ahora bien.
¿Hay ahora mismo una situación de autoritarismo desembozado en el gobierno? No.
Pero tampoco son nada buenas las señales que estamos viendo.
No hay que esperar a estar dentro del pozo cuando se empiezan a escuchar los ruidos de las palas que lo están cavando.
Enfrentar la LUC y su fuerte orientación autoritaria, resulta clave para contrarrestar a tiempo la tentación autoritaria del gobierno.
18 de junio
La LUC y la tentación autoritaria.
La tentación autoritaria es una tragedia para la sociedad. Una tentación en la que cualquier gobierno puede sucumbir.
Incluso con el riesgo de la adicción.
Para los pueblos que aman su libertad y sus derechos fundamentales, estar lúcidos y atentos a los peligrosos movimientos del autoritarismo, es esencial. Porque el único freno genuino a la voracidad del poder, está en los límites que los pueblos sean capaces de erigir. Y esa tarea, no amerita dormirse en los laureles.
El autoritarismo es un problema real siempre, porque está latente en la propia naturaleza del poder y porque suele pasar que quien tiene poder, tiende a regocijarse con su ostentación.
Como se sabe, el riesgo del autoritarismo aumenta, cuando empiezan a aflorar las tensiones que traen aparejado el ajuste económico y la crisis social.
Situación que claramente esta aterrizando en nuestro país.
En muy pocos días se han precipitado una serie de acciones, declaraciones y circunstancias que deberían preocuparnos y llamarnos poderosamente la atención.
Veamos.
Un ministro, ni más ni menos que el que tiene bajo su mando las fuerzas armadas, sale a cuestionar públicamente una sentencia judicial ante una condena por la ejecución de un preso político.Invocando la terrorífica obediencia debida y poniendo en tela de juicio el carácter universal de los delitos de lesa humanidad.
Al mismo tiempo que esto ocurre, se precipitan declaraciones de varios senadores de cabildo abierto llamando a revisar la normativa vigente para reforzar el mensaje del ministro, casi que clamando por un “nuevo orden”.
Concurriendo en tiempo real, el otro ministro que maneja el poder de la violencia física del Estado, autoriza la restitución de una placa en homenaje a un connotado represor, acusado de participar en torturas, asesinatos y desapariciones, en la dirección de inteligencia policial.
Un poco antes en el tiempo, el nuevo director de los medios públicos de comunicación, emitió una orden donde explicitó el uso de la censura previa en los medios que dirige, contraviniendo el artículo 29 de la constitución.
Un desfile de personas pasan estos días por los juzgados por haber publicado comentarios alusivos al vínculo comercial de la candidata del gobierno para la intendencia de Montevideo, con alguno de los criminales implicados en la red de explotación sexual de menores.
Todo lo anterior, con el gran poder simbólico que representa (y que nunca hay que despreciar) en nada se asemeja al riesgo político inminente que representa el movimiento autoritario contenido en la LUC.
En la ley de "urgente" consideración hay todo un repertorio de disposiciones que claramente atentan con el ejercicio de libertades públicas.
Desde la posibilidad de las ejecuciones extrajudiciales, las limitaciones groseras a la libertad de expresión, la instauración del indeterminado delito de agravio a la policía, hasta la despótica limitación al legítimo derecho a la protesta que tienen los trabajadores para enfrentar las injusticias laborales.
Ahora bien.
¿Hay ahora mismo una situación de autoritarismo desembozado en el gobierno? No.
Pero tampoco son nada buenas las señales que estamos viendo.
No hay que esperar a estar dentro del pozo cuando se empiezan a escuchar los ruidos de las palas que lo están cavando.
Enfrentar la LUC y su fuerte orientación autoritaria, resulta clave para contrarrestar a tiempo la tentación autoritaria del gobierno.
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