Una placa que homenajeaba al polémico comisario Víctor Castiglioni volvió a ser colocada en los últimos días en el salón de actos de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (DNII), en la esquina capitalina de Maldonado y Paraguay. La información fue publicada este martes por el diario El País y confirmada por la diaria, en base a fuentes del Ministerio del Interior.
Castiglioni estuvo a cargo de la inteligencia policial durante la dictadura militar (dejó su cargo en la DNII en 1982) y ha sido denunciado por su responsabilidad en los crímenes que allí se cometieron. Entre otras cosas, el inspector general planificó el secuestro de Elena Quinteros; efectivos que estaban al mando de Castiglioni secuestraron a la maestra del jardín de la embajada de Venezuela y la hicieron desaparecer.
En 1981, unos meses antes de dejar su cargo, Castiglioni informó al Ministerio del Interior que en cuatro años la DNII había investigado a 300.000 personas, que eran catalogadas en las categorías A, B y C, según su “fe democrática”, según han denunciado organizaciones defensoras de los derechos humanos.
En julio de 2016, a instancias de un colectivo de ex presos que habían sido torturados en la sede de la DNII, el Ministerio de Educación y Cultura colocó afuera de la sede una placa que dice: “Esta no es una esquina cualquiera. En este edificio funcionó la inteligencia policial en la última dictadura cívico militar hasta 1985. Aquí se organizó el espionaje y la persecución contra la sociedad. Se secuestró y torturó, se violó y humilló”.
En ese mismo acto, el entonces ministro Eduardo Bonomi leyó una resolución que ordenaba retirar la placa de Castiglioni del salón de actos de la DNII. La placa en cuestión decía: “Al señor. Insp. Gral. (R) Víctor Castiglioni en homenaje a su liderazgo sustentado en firme convicción, fuerza moral y una visión profesional ejemplar”. Bonomi explicó que esa placa había sido retirada “cuando era ministra del Interior Daisy Tourné, y durante ese mismo tiempo se volvió a poner sin que la ministra lo supiera”.
También se resolvió en aquel momento modificar la leyenda de los tres directores de ese organismo durante la dictadura: Castiglioni, Mario Ferreira Toma y Máximo Acosta Rocha. Los nuevos textos habían incluido la referencia a la etapa histórico como “período en que se aplicó el terrorismo de Estado”.
La decisión de restituir la placa de Castiglioni generó rápida polémica. El senador Charles Carrera (Frente Amplio) elevará un pedido de informes al Ministerio del Interior para conocer cómo se procesó esa resolución. “Me parece realmente lamentable, creo que es un mensaje muy complicado. En ese lugar se practicaron torturas en forma sistemática y Castiglioni es un responsable. Es preocupante, a casi 47 años del golpe de Estado, tener que recordar que víctimas de terrorismo de Estado tuvimos todos los partidos políticos”, señaló Carrera.
El ex director de secretaría del MI recordó que en 2016 se redactó una resolución para retirar la placa de homenaje a Castiglioni en el marco de las leyes reparatorias: “queremos saber, y lo vamos a incluir en el pedido, si existe una resolución del ministro Larrañaga o cómo se llega a esta decisión de colocarla nuevamente”. El senador recordó además que el salón de actos se rebautizó con el nombre Julio Guarteche, que falleció en junio de 2016. “Tomamos esa decisión porque lo consideramos un gran policía, que reformuló la actividad policial. Queremos saber si con esta decisión se deja sin efecto ese homenaje”, señaló.
En dicha oportunidad, fue retirada la placa recordatoria de Castiglioni del salón de honor –al que se denominó comisario general ( r ) Julio Guarteche, en homenaje al fallecido director nacional de Policía – y en su lugar se colocó en el edificio una de las marcas de la memoria a propuesta del Colectivo de ex Presos y Torturados en la DNII, pedido que concretó el Ministerio de Educación y Cultura.
En el acto, en el Círculo Policial, se recordó la carrera “meteórica” de Castiglioni desde sus inicios al ingresar como simple agente de 2ª en la Guardia Metropolitana, hasta llegar –en mayo de 1972- a convertirse en la máxima jerarquía de la novel y recién creada Dirección Nacional de Información e Inteligencia (DNII) hasta su pase a retiro en octubre de 1985. Se recordó que Castiglioni asumió “con energía y mucha inteligencia las tareas de represión e infiltración de organizaciones clandestinas” y que “entre sus logros más resonantes, se recuerda el reclutamiento del exintegrante del Partido Comunista Jorge Guldenzoph”.
“Castiglioni fue temido por los delincuentes, terroristas y sediciosos, por la eficiencia a la hora de reprimirlos”, se agregó.
Parece una terrorífica pesadilla.
>>> Carta a Larrañaga
*Sr. Ministro del Interior*
*Dr. Jorge Larrañaga*
Presente
En el día de ayer, 16/06/20, nos enteramos de la reinstalación de la placa de homenaje al Inspector Víctor Castiglioni en la Sala de Actos de sede de la ex DNII de Maldonado y Paraguay.
Le recordamos que, en el año 2011, una cincuentena de ex presas y presos de la DNII hicimos una denuncia en la justicia penal (que aún se tramita), dando detalles de los horrores allí vividos con especial énfasis durante la gestión de Castiglioni.
Usted conoció personalmente, y de primera mano, a integrantes de este colectivo. Tal es el caso de su colega en la Cámara de Representantes, el Dr. Gonzalo Carámbula, cuya denuncia sobre los tormentos recibidos allí (en el año 1976), fue presentada en el Parlamento Nacional, junto a varias otras.
Su propio Partido Nacional fue objeto de saña represiva, siendo detenidos múltiples veces sus dirigentes y militantes, encapuchados y humillados.
Con el espíritu de construir una sociedad y sus instituciones en consonancia con los valores democráticos, fue que un grupo de militantes sociales y políticos que fuimos torturados en la sede de la entonces DNII (Maldonado y Paraguay, actual DGII), solicitamos, en el año 2016 retirar de esa sala la placa que homenajeaba a Victor Castiglioni ubicándolo como un ejemplo a las nuevas generaciones de policías que por allí pasan, trabajan y se forman.
Finalmente esto se llevó a cabo en la misma instancia en que se colocó, en el marco de la Ley 18.596, una placa recordatoria de sitio de memoria del terrorismo de estado y del uso ilegítimo del poder del estado uruguayo.
Es así que nos preguntamos, y le preguntamos, con dolor e indignación, Sr. Ministro, ¿por qué vuelve esta placa a homenajear a ese individuo? ¿qué valores se transmiten a la sociedad, y a la Policía Nacional, cuando se restituye esa placa?
Y es por ello que le solicitamos, como Ministro del Interior y responsable del área, pero sobre todo como demócrata, que revea esta decisión que afrenta a la República, a la Institución Policial y a la Democracia.
Decisión que lastima, especialmente, a todos los que fueron víctimas del terrorismo de estado.
Montevideo, 17/06/20
*Por colectivo de denunciantes de violaciones de los DDHH durante la dictadura en la ex DNII (Dirección Nacional de Información e Inteligencia)*:
Gisella Marsiglia, Enrique Rodriguez, Silvia Sena, Eduardo Macchi, Ariel Casco,
Sergio Sommaruga
La tentación autoritaria es una tragedia para la sociedad, en la que cualquier gobierno puede sucumbir.
Incluso con el riesgo de la adicción.
Para los pueblos que aman su libertad y sus derechos fundamentales, estar lúcidos y atentos a los peligrosos movimientos del autoritarismo, es esencial. Porque el único freno genuino a la voracidad del poder, está en los límites que los pueblos sean capaces de erigir. Y esa tarea, no amerita dormirse en los laureles.
El autoritarismo es un problema real siempre, porque está latente en la propia naturaleza del poder y porque suele pasar que quien tiene poder, tiende a regocijarse con su ostentación.
Como se sabe, el riesgo del autoritarismo aumenta, cuando empiezan a aflorar las tensiones que traen aparejado el ajuste económico y la crisis social.
Situación que claramente esta aterrizando en nuestro país.
En muy pocos días se han precipitado una serie de acciones, declaraciones y circunstancias que deberían preocuparnos y llamarnos poderosamente la atención.
Veamos.
Un ministro, ni más ni menos que el que tiene bajo su mando las fuerzas armadas, sale a cuestionar públicamente una sentencia judicial ante una condena por la ejecución de un preso político.Invocando la terrorífica obediencia debida y poniendo en tela de juicio el carácter universal de los delitos de lesa humanidad.
Al mismo tiempo que esto ocurre, se precipitan declaraciones de varios senadores de cabildo abierto llamando a revisar la normativa vigente para reforzar el mensaje del ministro, casi que clamando por un “nuevo orden”.
Concurriendo en tiempo real, el otro ministro que maneja el poder de la violencia física del Estado, autoriza la restitución de una placa en homenaje a un connotado represor, acusado de participar en torturas, asesinatos y desapariciones, en la dirección de inteligencia policial.
Un poco antes en el tiempo, el nuevo director de los medios públicos de comunicación, emitió una orden donde explicitó el uso de la censura previa en los medios que dirige, contraviniendo el artículo 29 de la constitución.
Un desfile de personas pasan estos días por los juzgados por haber publicado comentarios alusivos al vínculo comercial de la candidata del gobierno para la intendencia de Montevideo, con alguno de los criminales implicados en la red de explotación sexual de menores.
Todo lo anterior, con el gran poder simbólico que representa (y que nunca hay que despreciar) en nada se asemeja al riesgo político inminente que representa el movimiento autoritario contenido en la LUC.
En la ley de "urgente" consideración hay todo un repertorio de disposiciones que claramente atentan con el ejercicio de libertades públicas.
Desde la posibilidad de las ejecuciones extrajudiciales, las limitaciones groseras a la libertad de expresión, la instauración del indeterminado delito de agravio a la policía, hasta la despótica limitación al legítimo derecho a la protesta que tienen los trabajadores para enfrentar las injusticias laborales.
Ahora bien.
¿Hay ahora mismo una situación de autoritarismo desembozado en el gobierno? No.
Pero tampoco son nada buenas las señales que estamos viendo.
No hay que esperar a estar dentro del pozo cuando se empiezan a escuchar los ruidos de las palas que lo están cavando.
Enfrentar la LUC y su fuerte orientación autoritaria, resulta clave para contrarrestar a tiempo la tentación autoritaria del gobierno.
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