Los hijos en la miseria que dejaron los uruguayos en Haití 2.11.0.0
Defensa rechazó condenas de Haití a pagar pensión a hijos de cascos azules
A principios de abril de este año, la Misión Permanente de Uruguay ante Naciones Unidas recibió una denuncia por la actuación de un casco azul durante una misión en el Congo. La notificación hacía referencia a un caso viejo, del año 2002, pero traía un cambio:
Esa novedad, que no estaba presente cuando se investigó hace 20 años, obligó al Ministerio de Defensa a reabrir la investigación. El Sistema Nacional de Operaciones para el Mantenimiento de la Paz (Sinomapa) designó a un oficial que debió ubicar al efectivo en cuestión, que ya no forma parte del Ejército, y realizó una investigación preliminar que está en su etapa final para contestarle a la ONU si es necesario seguir trabajando o si consideran que puede cerrarse
el caso.
El ministerio ya había hecho algunas actuaciones pero este caso tiene algunas particularidades. La política de tolerancia cero a la explotación y abuso sexual de la ONU (con su correspondiente código de conducta) es de 2003 y el caso es anterior. Además de temas de prescripción", aseguró a El Observador la abogada de Sinomapa Carina de los Santos.
Sin embargo, lo ocurrido en esta misión en el Congo no es un hecho aislado. Desde que se implementó la política de tolerancia cero, Uruguay recibió 47 denuncias por la actuación de soldados en misiones de paz. El 80% de esas notificaciones fueron por casos de abuso o explotación sexual, según surge de la respuesta a un pedido de acceso a la información pública al Ministerio de Defensa realizado por El Observador.
La mayoría de esos casos están vinculados a la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah).
En nueve de ellos (incluido el del Congo) existió una atribución de paternidad y existen al menos cuatro casos confirmados por pruebas de ADN. Sin embargo, casi ninguno de los efectivos se hizo cargo de sus hijos.
En 2018, el Ministerio de Defensa rechazó nueve sentencias de la justicia de Haití que condenaban a soldados uruguayos a 'servir pensiones alimenticias a presuntos hijos". "Las sentencias no cumplían con los aspectos de forma y procedimiento requeridos por la normativa nacional e internacional, haciéndose inviable en el sistema penal uruguayo", dice la respuesta del ministerio.
"No hubo notificación a las partes, ni comunicación oficial. Pedían un dinero que era superior al salario de un soldado. Eran copias simples sin certificar que no cumplían con los estándares internacionales", explicó De los Santos. La resolución de Defensa fue comunicada a la ONU y esos casos no generaron nuevas actuaciones a nivel judicial pero sí hubo otros movimientos.
"Hola, papá. Soy la hija que abandonaste", fueron las palabras escritas por una niña haitiana de 9 años a través de Facebook a principio de este año a un efectivo de la Armada que estuvo en una misión de paz en ese país. "¿Qué hicimos para que nos trates de esta formar, agregó según consigna una nota de Buzz Feed publicada a fines de agosto.
Esa paternidad, según corroboró El Observador, fue confirmada por un examen de ADN y la justicia haitiana determinó que el efectivo debía pasar una pensión alimenticia. Hasta ahora, la víctima no ha recibido ni un solo peso.
"No hubo ningún progreso en el caso. Continúo con las acciones, es decir entablar negociaciones con el Ministerio de Relaciones Exteriores de Haití, pero nada ha cambiado", dijo desde el país centroamericano a El Observador Mario Joseph, abogado de la madre de la niña.
La decisión de someterse a un examen de ADN es totalmente voluntaria al igual que las responsabilidades que deben asumir aquellos a los que se les confirma la paternidad. Aunque, en general, los cascos azules uruguayos no asumen la manutención, también existe la excepción que confirma la regla.
En 2011 un casco azul uruguayo que participaba de la Minustah se "relacionó con una mujer local" y fue denunciado por explotación sexual. El Ministerio de Defensa realizó una investigación administrativa que comprobó los hechos, adoptó medidas y pasó el caso a la justicia militar, que lo condenó por desobediencia. El efectivo se sometió voluntariamente a un examen de ADN que dio positivo en un caso de paternidad de mellizos.
En este caso también hubo una sentencia de la justicia haitiana por pensión alimenticia declarada inaplicable por Defensa. Sin embargo, el efectivo decidió hacerse cargo de la manutención de sus hijos. El caso sigue abierto para el Estado uruguayo, ya que prosiguen las actuaciones a través de la Dirección de Derechos Humanos de la Cancillería, que actúa en los casos de atribución de presunta paternidad.
"Se trabajó con nueve casos hasta el momento, en algunos (4) se sometieron a test de ADN confirmándose la paternidad y en otros no se han querido someter al test (el cual no es obligatorio), así como otros no han podido ser identificados como efectivos uruguayos", explicaron fuentes de cancillería a El Observador.
Difícil de controlar
Los solados que van en misiones de paz llegan a una cultura diferente, no tienen una especial afinidad con la población local y en general su día a día es tedioso. Al mismo tiempo, llegan a los países más pobres, donde la gente "solo trata de sobrevivir. "Un dólar o simplemente un dulce es un poderoso elemento para manipular a mujeres locales o incluso hombres", explicó a El Observador Chen Kertcher, investigador de la Universidad de Ariel (Israel) especializado en relaciones internacionales y resolución de conflictos.
Uno de los principales problemas, dice el investigador, es que es muy difícil acceder a información en este tipo de casos y, según entiende, los incidentes que se conocen son apenas "la punta del iceberg".
A fines de 2019, un estudio académico elaborado por las docentes Sabine Lee (Universidad de Birmingham) y Susan Bartels (Universidad de Queen), indicaba que el 28,3% del personal involucrado en casos de abuso en Haití era uruguayo. El país quedaba así como uno de los principales señalados en estos casos. El Ministerio de Defensa de la época respondió rápidamente alegando que las denuncias hechas hasta entonces eran 24.
"No tenemos reportes, no es información pública, para los investigadores es muy difícil conseguir datos o llegar a esos mismos lugares, porque son peligrosos. Es un ambiente cerrado, no sabemos realmente lo que está pasando allí", resumió.
Las denuncias
Uruguay ha desplegado 43 mil cascos azules en misiones de paz desde el 2003, cuando se aprobó el protocolo de la ONU. En ese tiempo, recibió 47 denuncias y 37 de ellas fueron por casos de abuso o explotación sexual.
Según la información a la que accedió El Observador, en 30 de las denuncias vinculadas a abuso o explotación sexual se tomaron medidas (arresto a rigor en la mayoría de ellas), mientras que en otras 7 se concluyó que la denuncia era infundada. Las restantes 10 (accidentes de tránsito, ausentarse sin permiso, mal manejo de municiones) recibieron sanciones.
Sin embargo, entre esas denuncias que no están englobadas como ataques sexuales se incluye una como "violencia privada", por ese delito fue procesado por la justicia uruguaya, en el que el motivo dice "denuncia por presunto abuso sexual a joven haitiano".
La "punta del iceberg" muestra aue al menos cuatro cascos azules uruguayos son padres de los denominados "niños Minustah", un problema que, según • la formación academica. involucra a 265 menores.
>>> Una nación devastada
Esos niños de tez mas clara son uruguayos abandonados en Haití
Decenas de mujeres preñadas por los "cascos azules" en Haití
El personal de mantenimiento de la paz de la ONU engendró a decenas de niños en Haití. Las mujeres que explotaron están tratando de obtener manutención infantil.
Un fallo histórico en un tribunal haitiano ofrece algo de esperanza a las familias que buscan manutención infantil, pero los padres pacificadores no tendrán que pagar a menos que intervengan sus países de origen.
Karla Zabludovsky BuzzFeed News Reporter
Reportando desde
Jacmel, Haití
30 agosto 2021
JACMEL, Haití - Una noche de
noviembre pasado, Jui abrió Google Translate en su iPad y comenzó a
redactar su primer mensaje para su padre.
“Hola,
papá”, escribió en criollo, las palabras aparecieron en español en el
lado derecho de la pantalla. "Soy la hija que abandonaste".
La
niña de 9 años le dijo al pacificador uruguayo de Naciones Unidas que
la dejó cuando apenas había salido del hospital que no albergaba ningún
odio y que solo buscaba la respuesta a una sola pregunta: ¿Qué hicimos para que nos atendiera? ¿Por aquí?
Nueve meses después, sigue revisando Facebook Messenger en busca de una respuesta de su padre, Héctor Dilamar Silva Borges.
Su
ausencia se ha cernido sobre su joven vida. Durante tres años, ella y
su madre, Phanie, esperaron que su caso de manutención infantil pasara
por los tribunales de Haití. Luego, en diciembre, más de dos años
después de que la ONU confirmara que Borges es el padre de Jui a través
de una prueba de ADN, un juez emitió un sin precedentes fallo ,
ordenándole pagar $ 3,590 por mes, una decisión histórica con el
potencial de impactar a familias de todo el país con problemas
similares. casos.
Jui y su madre, Phanie
El personal de mantenimiento
de la paz de la ONU engendró decenas de niños mientras estaban
estacionados en Haití entre 2004 y 2017, a menudo con mujeres a las que
les proporcionaban dinero y alimentos: comportamiento de la política de
la ONU " fuertemente desalentado "
debido a la "dinámica de poder inherentemente desigual". Inicialmente
desplegados en respuesta a un intento de golpe de Estado y al
derrocamiento del ex presidente Jean-Bertrand Aristide, su fuerza creció
tras el catastrófico terremoto de 2010. Pero ninguno se quedó mucho
tiempo, y cuando terminaron sus rotaciones, abandonaron a sus bebés,
dejando atrás a una generación de niños nacidos en una nación que
luchaba por reconstruirse, con acceso limitado a alimentos, educación y
atención médica.
Los llamamientos a la ONU para nuevos cascos azules resonaron en que
envíe todo el mundo después de que el asesinato en julio del presidente
Jovenel Moïse amenazara con causar confusión en el país, y antes de que
un terremoto de magnitud 7,2 azotara la costa sur en agosto, matando a
más de 2.200 personas y destruyendo pueblos enteros. .
Para
algunas de las mujeres en Haití que aún buscan el apoyo de las fuerzas
de paz que entraron hace una década, la posibilidad de una nueva
afluencia de ellas provocó resentimiento. Todos menos uno de sus
reclamos de manutención de niños por parte de las fuerzas de paz de la
ONU se han estancado en los tribunales de Haití. Los abogados que
representan a las mujeres dijeron que la ONU y las naciones de origen de
las fuerzas de paz están reteniendo algunos de los documentos
necesarios para seguir adelante, y que los jueces son reacios a fallar
en contra de una institución internacional o países que están
proporcionando a Haití recursos críticos, incluidos fondos,
capacitación, y trabajos que ofrecen un camino fuera del país, o un buen
salario.
En
respuesta a las preguntas para esta historia, un portavoz de la ONU le
dijo a BuzzFeed News que la organización tiene una política de
tolerancia cero para la explotación y el abuso sexuales, y dijo que se
relaciona con las comunidades locales para alentar a las personas a
presentarse si tienen reclamos, incluso a través de la reciente
distribución de 6.000 folletos sobre el tema en Puerto Príncipe. El
portavoz dijo que el fallo a favor de Jui era "muy importante" y que la
ONU estaba dispuesta a cooperar más con las autoridades nacionales.
La
oficina de Uruguay a cargo de supervisar la capacitación de las fuerzas
de paz y la vinculación con la ONU, el Sistema Nacional Uruguayo de
Apoyo a las Operaciones de Paz, dijo a BuzzFeed News que no ha recibido
una notificación sobre el fallo contra Borges y que el sistema judicial
del país “no permite la entrada. convicciones en ausencia ".
El
bufete de abogados que representa a Phanie y Jui, Bureau des Avocats
Internationaux, con sede en Puerto Príncipe, inició reclamos de
manutención de menores de las fuerzas de paz de la ONU en nombre de
otras nueve familias en 2017. No está claro cuántos casos de este tipo
siguen pendientes en los tribunales de Haití.
“Crucé
los dedos para obtener este fallo porque si hay uno, obtendremos más”,
dijo Mario Joseph, abogado gerente de la firma. “Abrirá puertas en
otros tribunales”.
Sin
embargo, incluso esa esperanza era limitada. En agosto, ocho meses
después del fallo, Jui y Phanie aún no han recibido un solo dólar de
Borges, quien sigue siendo un miembro activo de la Armada uruguaya y no
respondió a una solicitud de comentarios.
Desde 1948, los cascos azules característicos del
personal de mantenimiento de la paz de la ONU se han convertido en un
espectáculo común en los escenarios de devastación y agitación en todo
el mundo. Aquellos que visten el uniforme de la organización suelen ser
miembros del ejército de su país de origen, que la ONU reembolsa con una
tarifa por cada persona que alista. Al presentarse a sí mismos como una
fuerza independiente que alimenta a los hambrientos e interviene en
genocidios, el personal de mantenimiento de la paz desarrolló
credibilidad en la mayor parte del mundo como una especie de brújula
moral para la era global. Pero la evidencia de abuso en varias misiones
en los últimos años ha empañado su reputación, quizás en ningún lugar
más que en Haití, donde las fuerzas de paz estaban a cargo de construir
refugios y distribuir alimentos después del terremoto del 12 de enero de
2010, que mató a más de un cuarto de millón. gente y arrasó mucho el
país.
Incluso
cuando las réplicas continuaban retumbando, algunos miembros del
personal de mantenimiento de la paz comenzaron a intercambiar comida por
sexo en las tiendas de campaña que surgieron para albergar a los
cientos de miles de familias desplazadas y en las áreas alrededor de las
bases de la ONU.
"Traté
de señalar con el dedo tanto como pude y hacer sonar la alarma", dijo
Lina AbiRafeh, una activista por los derechos de las mujeres que
coordinó la respuesta de la ONU a la violencia de género tras el
terremoto de 2010. Recibió informes de abuso y explotación con
frecuencia y "actuó en cada informe, a través de todos los canales
disponibles", pero los funcionarios de la ONU no los tomaron en serio ni
los investigaron de manera oportuna, dijo.
El
abuso y la explotación se hicieron comunes. Los pacificadores
comenzaron a “ir a la playa, actuar como turistas, beber, perseguir a
las niñas”, según un estudio publicado
el año pasado por Stability: International Journal of Security and
Development. Dos de los autores del estudio, Sabine Lee y Susan Bartels,
supervisaron una 2017 encuesta de
de aproximadamente 2500 haitianos. De ellos, 265 dijeron que tenían un
hijo con un pacificador de la ONU o conocían a alguien que lo tenía.
Casi la mitad de las fuerzas de paz de la ONU informadas en la encuesta
eran de Uruguay y Brasil.
De
los 120 informes de abuso o explotación sexual que la ONU dice haber
recibido en Haití desde 2007, ha abierto 88 investigaciones y enviado a
casa a 41 uniformados, según la de la organización base datos de .
De ellos, 12 han pasado una cantidad de tiempo no revelada en la cárcel
en sus países de origen, nueve han sido expulsados del ejército de su
país y dos han enfrentado sanciones financieras en casa.
El
problema de las fuerzas de paz que abusan sexualmente o explotan a las
mujeres locales no es exclusivo de Haití: ha habido 1.143 denuncias
desde 2007, en al menos una docena de países, según la base de datos.
Pero Haití, uno de los países más pobres del mundo, ha sufrido múltiples
escándalos, incluido una red sexual en la que más de 130 cascos azules
de Sri Lanka explotaron a nueve niños haitianos, según una investigación de
Associated Press. No fue hasta 2015 que la ONU comenzó a exigir a los
países de origen de las fuerzas de paz que certificaran que el personal
militar desplegado no tenía denuncias previas de violaciones de derechos
humanos, según el portavoz de la ONU.
Y no es solo la ONU: en 2011, el personal superior de Oxfam GB no actuó ante los informes de que sus trabajadores humanitarios abusaron sexualmente de niñas haitianas de 12 años. Varios misioneros estadounidenses han sido encarcelados por abusar sexualmente de niños en Haití.
Las
luchas privadas de las familias abandonadas por las fuerzas de paz de
la ONU tienen lugar contra las luchas más amplias de una nación que ha
sufrido una serie aparentemente interminable de tragedias.
Rose
Mina Joseph, que entonces tenía 16 años, conoció a Julio Cesar Posse,
un marino uruguayo de 35 años, en una fiesta en la playa en la ciudad
costera de Port-Salut, en el suroeste, unos meses después del terremoto
de 2010. Posse presionó a Rose Mina para que tuviera sexo, dijo.
“No
entendía lo que estaba haciendo”, dijo Rose Mina durante una entrevista
en su casa este mes. Según la ley haitiana en ese momento, se
consideraba un estupro.
Poco
después, Rose Mina se dio cuenta de que estaba embarazada, y pocos
meses después del nacimiento de su hijo Anderson, Posse regresó a casa.
Rose Mina dependía de familiares para alimentar a su recién nacido.
Una vez, Posse le dio alrededor de $ 100 a través de un servicio similar
a Western Union. Fue, dijo, la única vez que envió ayuda.
Rose Mina Joseph y su hijo, Anderson Joseph
Posse fue miembro de la Armada
de Uruguay hasta 2018, dijo a BuzzFeed News el portavoz de la Armada,
Alejandro Chucarro. Carina de los Santos, asesora legal del Sistema
Nacional Uruguayo de Apoyo a Operaciones de Paz, dijo que a Posse se le
impusieron “severas sanciones que restringen su libertad”, pero que su
retiro de la Marina no guarda relación con su caso de paternidad en
Haití. No especificó qué implican las sanciones. Posse no respondió a
una solicitud de comentarios.
Aunque
el terremoto de 2010 trajo una variedad de organizaciones
internacionales a Haití, su impacto fue a menudo abrumador y, en
ocasiones, dañino.
Mientras Anderson todavía estaba amamantando, el cólera, introducido por
las fuerzas de paz de la ONU nepalesas a través de una fuga de aguas
residuales en una de sus bases, se convirtió en una epidemia, matando al
menos a 10,000 personas y enfermando a más de 800,000. Al mismo tiempo,
las donaciones internacionales para los esfuerzos de reconstrucción
comenzaron a evaporarse sin explicación: con los 500 millones de dólares
que recaudó la Cruz Roja Americana, construyó solo seis casas, según
una investigación de ProPublica. Un parque industrial de 300 millones de dólares inaugurado por los Clinton y Sean Penn, que fue muy promocionado cumplió lo suficiente , no , lo que generó pocos puestos de trabajo y atrajo a menos inquilinos. Mientras tanto, el gobierno haitiano desfalcó gran
parte de un préstamo de $ 2 mil millones de Venezuela destinado a ser
invertido en educación, iniciativas sociales y de salud, e
infraestructura, lo que involucró a una administración tras otra en
escándalos de corrupción.
En 2016, cuando Anderson se preparaba para ingresar al jardín de infancia, el huracán Matthew se abalanzó sobre Haití, matando al menos a 1.000 personas
y destruyendo 30.000 casas a lo largo de la costa sur, incluida la de
su familia. Se vieron obligados a trasladarse a una pequeña cabaña a lo
largo de un camino sin pavimentar, una habitación individual con paredes
de bloques de cemento y un techo de hojalata ondulada.
En
los últimos meses, cuando Anderson terminó el cuarto grado y el país
atravesó las secuelas del asesinato del presidente, el crimen ha
aumentado drásticamente, ya que las pandillas han tomado el control de
las rutas de transporte clave dentro y fuera de Puerto Príncipe,
obligando a miles de personas a mudarse. en otra parte.
“Cada
día se vuelve más difícil”, dijo Rose Mina en una entrevista este mes,
mientras se sentaba en la cama que compartían con su hijo, secándose el
sudor de la frente mientras él tomaba una siesta a su lado.
El
único objeto que lo vincula con su padre, una fotografía de Posse, yace
escondido en una maleta en un rincón de la habitación. Ella dijo que
solo lo saca cuando Anderson le pregunta dónde está su padre.
Becheline Appoliner, la madre de Dominic Antonio Cortez, cuyo padre era un pacificador de la ONU de Argentina
Los recién nacidos se convirtieron en niños pequeños y los niños pequeños en la escuela. Pronto, comenzaron a hacer preguntas.
¿Donde esta mi padre? ¿Por qué no me parezco a los otros niños?
La
piel leonada de Dominic Antonio Cortez y el nido de rizos de 2 pulgadas
de alto en su cabeza resaltaban en marcado contraste con la tez más
oscura y los cortes de pelo de los otros chicos del vecindario. En la
escuela, dijo, los compañeros de clase susurraban sobre él a sus
espaldas y se burlaban de él en la cara, llamándolo con desdén, "Pequeña
Minustah", por el nombre de la misión de la ONU en Haití: MINUSTAH.
“No les agrado a los profesores”, dijo. "Otros niños no me quieren en la escuela".
El
niño de 9 años dijo que prefiere estar en casa, donde duerme en un
colchón delgado que comparte con sus dos hermanos en la sala de estar y,
a menudo, se acuesta con el estómago vacío.
En
un ataque de ira, Dominic acusó recientemente a su madre, Becheline
Appoliner, de impedirle encontrar a su padre y amenazó con hacerse daño.
El niño dice que quiere ser un pacificador de la ONU cuando sea
grande.
En 2011,
Appoliner conoció al pacificador argentino Marcelo Cortez mientras
caminaba hacia un mercado local en Puerto Príncipe, y él la invitó a Jet
Set, un club nocturno popular entre los extranjeros, dijo. Pronto, él
estaba pasando tiempo con su familia y durmiendo en su casa. Cuando
ella le dijo que estaba embarazada, Appoliner lo recuerda feliz, pero
solo dos meses después, cuando terminó su rotación, se fue de Haití y
poco después la bloqueó en Facebook. Cortez no respondió a una
solicitud de comentarios.
Cuando
Dominic tenía 3 meses, Appoliner dijo que fue a una de las oficinas de
la ONU en Puerto Príncipe, desesperada por recibir ayuda financiera.
Anotaron su información, pero no hicieron seguimiento hasta que Dominic
tenía 7 años, según Appoliner.
Un
conocido que vivía cerca de ella en 2016, consciente de que ya no podía
enviar al hermano mayor de Dominic a la escuela, le sugirió que se
pusiera en contacto con cierto abogado que podría ayudarla.
Omése Theódore, con sus hijos, Carl Michel Armand (izquierda), Jacques Andre Theódore (centro) y Jean Christ Theódore (derecha)
Pronto, Appoliner se encontró
sentada frente a Mario Joseph en su oficina, en un edificio sin
señalizar a lo largo de una de las calles estrechas y sinuosas de la
capital. Para entonces, Joseph, junto con el Instituto para la Justicia
y la Democracia en Haití, con sede en EE. UU., Se había acostumbrado a
luchar contra la ONU: habían presentado una demanda colectiva en un
tribunal federal de EE. UU. En nombre de las víctimas de la epidemia de
cólera, un caso perdieron cuando el tribunal confirmó la inmunidad de la
ONU por daños y perjuicios.
Joseph,
de 58 años, ha trabajado en algunos de los casos de derechos humanos
más emblemáticos del país, en representación de víctimas de la masacre de Raboteau y del ex dictador Jean-Claude Duvalier .
Creció en una casa sin electricidad ni agua corriente y cree que muchas
de las injusticias cometidas en Haití son el resultado del racismo y el
imperialismo, endémico no solo entre los forasteros que interfieren en
el país, sino también dentro del gobierno haitiano.
Tomó
el caso de Appoliner y comenzó a armar un archivo para Cortez. En
agosto de 2016, el bufete de abogados de Joseph envió notificaciones
legales a la MINUSTAH informándoles que planeaban presentar demandas por
manutención infantil y solicitando información sobre los presuntos
padres, incluida cualquier investigación relacionada con casos de
paternidad por parte de la Unidad de Conducta y Disciplina de la ONU y
los resultados de ADN. pruebas, algunas de las cuales se habían
presentado a la organización ya en 2014. La respuesta, dijo Joseph, era
opaca e incompleta .
No proporcionaron detalles sobre las investigaciones internas de los
casos de los demandantes ni certificación de que la inmunidad del
personal de mantenimiento de la paz no impidió que estos casos avanzaran
en los tribunales haitianos.
En diciembre de 2017, Joseph presentó demandas en nombre de 10 mujeres en tribunales de Haití.
"Dicen que están promoviendo los derechos humanos, pero están violando los nuestros", dijo Joseph sobre la ONU.
Un
portavoz de la ONU dijo a BuzzFeed News que la organización ha
proporcionado "documentación e información a las madres, así como a las
autoridades nacionales de Haití", y que 31 mujeres haitianas y 36 niños
están recibiendo asistencia que "varía de acuerdo con sus necesidades
individuales". e incluye fondos para el próximo año escolar.
El
Ministerio de Relaciones Exteriores, que es la entidad que se
corresponde directamente con la ONU, ha mantenido a Joseph al margen,
dijo, incluso manteniendo reuniones con las mujeres sin la presencia de
sus abogados. Claude Joseph, quien inicialmente asumió el cargo de
primer ministro después del asesinato de Moïse y ahora se desempeña como
ministro de Relaciones Exteriores, rechazó una solicitud de entrevista
de BuzzFeed News.
Los
casos de mujeres se han estancado en gran medida en sus respectivos
tribunales. Mario Joseph piensa que parte del problema es que los
jueces son reacios a fallar en contra de la ONU o sus países miembros
porque muchos de ellos han recibido capacitación de la ONU o esperan
conseguir un trabajo allí algún día.
Durante
una entrevista, Bernard Saint-Vil, decano del Tribunal de Primera
Instancia en Puerto Príncipe, inicialmente dijo que el temor a
represalias por parte de la ONU "también puede ser un factor" en la
demora de estos casos, pero luego retrocedió, diciendo los jueces deben
aplicar la ley. Sentado en su oficina a pocas cuadras del Palacio
Nacional, que fue parcialmente destruido durante el terremoto de 2010 y
nunca reconstruido, Saint-Vil aclaró que la presión para que los casos
avancen debe provenir del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Después
de casi cuatro años, solo un juez, en el caso de Jui, ha emitido un
fallo favorable para una mujer que presenta una demanda de manutención
infantil contra un pacificador de la ONU. Pero debido a que es casi
imposible hacer cumplir el fallo en Uruguay, Joseph dijo que todo lo que
puede hacer ahora es informar a otros países miembros de la ONU sobre
el fallo con la esperanza de que aumenten la presión diplomática.
Algunas
de las mujeres intentan localizar a los padres de sus hijos ellas
mismas. El 8 de febrero de 2020, Appoliner le escribió al hijo de
Cortez, Jorge, en Facebook Messenger: “Soy un niño de 8 años. Quiero
conocer a Marcelo Antonio Cortez, mi padre ”.
Al día siguiente, Jorge respondió: “¿Qué tengo que ver con esto? Encuéntrelo y escríbale. "
Unas
semanas más tarde, Appoliner le envió un mensaje nuevamente. “Tu padre
tenía un hijo conmigo, mira la foto”, y adjuntó una foto de Dominic.
Al mes siguiente, Jorge respondió: "Hablé con él y dice que estás
mintiendo".
Appoliner se aferra a
cualquier esperanza que pueda. En su bolso, lleva una tarjeta de visita
vieja y desgastada que pertenece a Carla Pessanha Loque, una ex
funcionaria de derechos de las víctimas en la ONU, aunque no recuerda la
última vez que Pessanha atendió su llamada. Aún así, "siento que es un
apoyo", dijo.
A principios de agosto, estaba atrasada en el pago del alquiler y a punto de ser desalojada.
Sobre las colinas de Port-au-Prince, Jalousie luce vibrante.
El
barrio pobre, ubicado en el medio de Pétionville, un vecindario
exclusivo donde muchos diplomáticos viven en villas escondidas detrás de
altos muros de concreto, fue pintado por el gobierno con verdes
pasteles, púrpuras y rosas en 2013 como un intento de mejorar la
vista de los ricos. alrededores. Pero detrás de las paredes brillantes,
se hizo poco para mejorar el saneamiento, introducir agua corriente o
proporcionar más electricidad a los residentes.
En
una pequeña choza azul en una de las calles empinadas de Jalousie,
Omése Théodore vive con sus tres hijos, cada uno engendrado por un
pacificador de la ONU diferente, dijo.
En
2009, Théodore estaba estudiando comunicaciones en la universidad y
cuidaba de su primer hijo, un hijo que dice es de un pacificador
camerunés que había abandonado recientemente el país. Cuando ocurrió el
terremoto, perdió su casa y se vio obligada a dormir en la calle
durante un mes.
Con
las tasas de desempleo por encima del 50% y un niño pequeño que criar,
Théodore comenzó a “buscar a alguien más que me ayudara con mi hijo” con
dinero para la comida y la escuela. Encontró a un pacificador de
Ruanda que le ofreció dinero "y una cosita para el niño". Cuando se
enteró de que estaba embarazada de su hijo, poco después, la instó a
abortar, lo cual es ilegal en Haití. Unos meses más tarde y seis meses
después de su embarazo, su rotación terminó y se fue a casa, dijo
Théodore.
Al año
siguiente, Théodore conoció a otro pacificador de Benin. Quedó
embarazada, él le ordenó que abortara y ella se negó. Esta vez, amenazó
con dispararle, dijo.
Théodore
fue a la base de la ONU en Puerto Príncipe para pedir dinero para sus
hijos. La organización debe brindar “asistencia y apoyo para abordar las
consecuencias médicas, legales, psicológicas y sociales que surgen
directamente de la explotación y el abuso sexuales” por parte del
personal de la ONU, según un documento de
la Defensoría de los Derechos de las Víctimas. Pero Théodore y otras
tres mujeres le dijeron a BuzzFeed News que solo han recibido apoyo
monetario limitado e intermitente, incluido un estipendio único de $
1,500 para vivienda y alrededor de $ 660 para la escuela cada año.
Théodore
dijo que la organización solo hizo pruebas de ADN en dos de sus tres
hijos, y que solo ha publicado los resultados de uno de esos dos. A
través de una organización sin fines de lucro con sede en Italia, la ONU
envía dinero para ayudar a pagar la comida y la educación de sus hijos,
pero dijo que no ha recibido ningún apoyo desde marzo. La ONU le dijo a
BuzzFeed News que no puede abordar casos individuales debido a
problemas de confidencialidad.
En los últimos años, la ONU comenzó a tomar medidas para abordar la historia de la explotación sexual entre sus filas.
En
2019, la Misión de Apoyo a la Justicia de la ONU en Haití organizó un
programa en varias ciudades del país para crear conciencia sobre los
abusos sexuales perpetrados por su personal. Denominado “Teatro de los
oprimidos”, animaba a los espectadores a subir al escenario para ofrecer
soluciones al problema.
En
2020, más de una década después de que las mujeres haitianas comenzaran
a denunciar el abuso de las fuerzas de paz, la ONU aprobó un fondo fiduciario para
sobrevivientes de explotación sexual por parte de su personal en Haití.
Hasta junio, Uruguay y Brasil, los dos países con más denuncias de
explotación sexual en Haití, no habían aportado dinero.
El
fondo fiduciario "está tan mal financiado que es una vergüenza para la
ONU", dijo Paula Donovan, codirectora de Code Blue Campaign, una
organización que aboga por las sobrevivientes de abuso sexual por parte
del personal de la ONU. Agregó que si bien la ONU ha alentado a los
países que aportan tropas a hacer cumplir la legislación sobre
manutención infantil, no ha logrado establecer ningún requisito.
“Simplemente ya no es un obstáculo cuando las mujeres reclaman la paternidad”, dijo Donovan.
El
portavoz de la ONU dijo que la organización pide "a quienes engendraron
a estos niños en Haití que asuman su responsabilidad parental
individual hacia ellos", y que ha proporcionado a "varias madres
haitianas los resultados de las pruebas de ADN". El portavoz agregó que
la ONU apoya los acuerdos de intermediación entre los padres, aunque
estos "no siempre son posibles ya que dependen de la cooperación del
padre".
Chucarro,
vocero de la Armada uruguaya, dijo que el país adoptó “una serie de
medidas para implementar la política de tolerancia cero de la ONU ante
el abuso y la explotación sexual” en 2003, y remitió BuzzFeed News al
Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay para obtener respuestas a
preguntas específicas. La cancillería uruguaya no respondió a una
solicitud de información.
Durante
una tarde reciente, los hijos de Théodore se reunieron en su sala de
estar, que era lo suficientemente grande para dos sillas, una cómoda y
una pequeña nevera. Jean Christ, de 4 años, se sentó en el regazo de su
madre. Jacques Andre, que acababa de perder su tercer diente, cantó
descaradamente una canción que escuchó en la radio. Carl Michel Armand,
de once años, sostenía un cuaderno de bocetos que representaba el
universo de "Macsi Puissant", la familia de superhéroes que él había
creado, dando a cada miembro un poder diferente: uno podía hacer
árboles, otro podía armar robots y un tercero podía reunir suficiente
electricidad para alimentar su casa.
Siempre que tenían hambre, los tres chicos le pedían a Théodore que buscara a sus padres.
La nevera a la altura de las caderas estaba vacía, excepto por cuatro recipientes de hojalata llenos de agua.
Los videos que Jui publica
en TikTok generalmente la muestran cantando o bailando frente a un
mural pintado por su madre, Phanie. Vienen de una familia de artistas y
amantes del arte. Las pinturas de algunos de los maestros del aceite más
famosos de Haití yacen apiladas contra las paredes de su casa. Édith
Piaf y el jazz suenan a menudo de fondo. Jui está aprendiendo a tocar el
piano.
Pero no fantasea con convertirse en artista cuando sea mayor. Recientemente, Jui decidió que quiere ser enfermera.
Ella
cree que cuando sea mayor, Borges, su padre, algún día enfermará, y
ella quiere ser la que le devuelva la salud. Sueña con el momento en que
trabaja en un turno en el hospital y ve el nombre de su padre en la
lista de pacientes. Ella tiene todo planeado: Cuando esto sucede, ella
pedirá a ser su enfermera, salir a comprarle las medicinas que necesita,
y luego ver que se sintiera avergonzado de que él no ayudó a su .
Por
ahora, la estudiante A estudia mucho más en su clase de ciencias,
asegurándose de memorizar qué hierbas medicinales tratan qué enfermedad y
cuál es la mejor manera de administrarlas. Da largos paseos con su tío
en un jardín cercano, donde él le enseña qué hojas se pueden usar para
preparar tés curativos.
Jui
todavía posee lo único que tiene de Borges: los $ 120 que le dio a
Phanie antes de irse hace una década, escondidos debajo de la funda de
su almohada. ●