Veronika Engler
Mientras en México nuestro presidente Mujica es galardonado con el
premio Amalia Solórzano de Cárdenas en reconocimiento a su lucha y trabajo a
favor de, entre otras cosas, los derechos humanos, en nuestro país la impunidad
sigue su curso. La jueza Merialdo y el fiscal Zubía vuelven al ataque para
recomenzar a tomar declaraciones a las doce compañeras y compañeros que
eligieron entre un montón de ciudadanos que apoyamos a la jueza Mariana Mota el
15 de febrero de este año, cuando firmó el traslado que la separa de las
investigaciones y los casos de DDHH que atendía.
Mientras en algunos ámbitos se
discute la candidatura de Vázquez y se argumenta a favor de las políticas
progresistas, mientras se justifica la relación de nuestro país con los EE.UU.
que él tanto promueve, se critica fieramente a quienes proponen candidaturas
múltiples o diversas alternativas y el reclamo por verdad y justicia es visto
como un osado atrevimiento de ”ultras”.
Mientras se declara que el
presupuesto no es suficiente para mejorar la educación y la salud, se fortalece
al aparato represivo y se presupuesta, por ejemplo, dinero para comprar
carísimos programas espías que sirven para controlarnos.
La ”justicia” intenta
ejemplificar y atemorizarnos citando a 12 personas que representan apenas una
ínfima parte de un sentir colectivo. Mientras tanto, muchos genocidas, asesinos
impunes de la dictadura, sonríen compinches y festejan esta política de
impunidad, permitida, tolerada y justificada por quienes deberían haberla
erradicado hace tiempo.
A esta altura comienzo a
sentir la misma desazón e impotencia que sentí cuando mi padre era encarcelado
y torturado sin justicia que mediara y sin posibilidad de defensa. Por supuesto
no hemos llegado a ese extremo, pero la “justicia” en nuestro país es capaz de
perpetuar ese sentimiento, acusa a las víctimas y protege a los victimarios,
acusa a quienes exigen justicia, a quienes ya fueron torturados o perseguidos,
a sus familias, para encubrir a sus verdugos.
Ahora, con un gobierno
progresista llevamos la impunidad grabada en la frente, trasladaron a la jueza
Mota, anularon la ley interpretativa de la ley de caducidad, milicos y vallas
rodean la Suprema Corte de Justicia. En este contexto, citan a algunos de los
que fueron pacíficamente a apoyar a la jueza el día de la firma de su traslado,
mientras amparan a quienes deberían juzgar por torturas, violaciones, crímenes,
secuestros y asesinatos.
Que se sepa en México, en Cuba,
que se sepa en Escandinavia, en Europa y en la China, que se sepa en todo el
mundo cual es la verdadera situación y posición del país con respecto al tema
de los DDHH.
Veronika Engler 03/08/2013
El video que señala el desproporcionado acoso policial en la SCJ
Galeano: “Corte de Justicia parece muy suprema pero en la injusticia”
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