El "neodesarrolismo" como sustituto del "neoliberalismo"y las promesas asistencialistas del estado que nunca se cumplieron.
Alarma, la profunda y creciente fragmentación social que hay en el Uruguay y que no se atenúa, sino todo lo contrario, mediante las políticas meramente asistencialistas aplicadas desde el Estado, que no revierte situaciones sociales dramáticas y que, al revés, contribuyen a fomentar una creciente pérdida de valores fundamentales y enfermedades como la parasitosis consecuencia de ello.
Andrés López Reilly
El director de Salud de la Intendencia de
Montevideo, Pablo Anzalone, informó que en un conjunto de escuelas que
fueron relevadas en la capital se detectó que en promedio el 65% de los
niños tenía parásitos. "En algunas se llegó al 80% y en prácticamente la
mitad de los casos tenían múltiples parásitos", añadió el jerarca.
Anzalone advirtió que los efectos de estas situaciones
sobre la salud de los niños, sus capacidades de aprendizaje y su
interrelación social, son "de gran impacto".
"Muchas veces hablamos y discutimos sobre los
desempeños escolares, pero si detrás del desempeño hay una patología que
está incidiendo en ese plano, es muy difícil que algún equipo docente o
algún centro educativo logren de los niños los resultados que todos
aspiramos, porque existe un conjunto de determinantes que están
incidiendo para disminuir esa potencialidad", indicó.
"Tiene mucho que ver con la contaminación fecal
ambiental y con una línea de intervención que tiene que recoger
diferentes aspectos. Uno de ellos es la educación para la salud, y en
ese sentido es necesario trabajar con los niños y con sus familias sobre
la manera de manejar la situación y la información sobre ella, de
manera de generar conductas y prácticas saludables", agregó Anzalone.
Sin avance.
En agosto de 2010, El País daba cuenta que la
prevalencia de parásitos intestinales en alumnos de una escuela pública
de Malvín Norte (que las autoridades no identificaron para no
estigmatizarla) alcanzaba al 80%, situación que podía influir en el
retraso del crecimiento de los niños, como se explicaba en un estudio de
2009 que pone bajo la lupa este tipo de situaciones.
En el Informe de Actividades y Resultados de 2012 del
"Programa de Control de Enteroparasitosis en Escuelas Públicas" se
advierte sobre la subsistencia de cuadros similares en muchos
establecimientos de educación pública.
En 2011, a solicitud de la ANEP, la División de Salud
de la Intendencia de Montevideo tomó la iniciativa de implementar
actividades diagnósticas y de control de estas enfermedades
parasitarias. "En la educación, tratamiento médico y acción sobre los
factores ambientales está la base de cualquier estrategia en relación
con esta temática", dijo Anzalone.
La población objetivo del programa está constituida
por alumnos de primer a cuarto año de escuelas ubicadas en Lavalleja,
Casavalle, Piedras Blancas, La Paloma, Tomkinson, Casabó y Cerro Norte.
En todos estos barrios, 529 niños se realizaron un
estudio parasitario, lo que se consideró un "bajo" porcentaje de
adhesión al control sanitario. "Creemos se debe a la percepción de que
las enteroparasitosis, frecuentes en estas poblaciones, no son
consideradas enfermedades que incidan negativamente en el desarrollo del
niño", señala el estudio, en poder de El País.
Barométricas.
La situación sanitaria de varias escuelas de
contexto crítico fue analizada en la Junta Departamental en el marco de
una comisión especial creada para mejorar el servicio de las
barométricas en Montevideo. Participaron también de la reunión los
alcaldes de las zonas afectadas, el director de Saneamiento de la IMM,
Néstor Campal (quien el lunes asumirá al frente del Departamento de
Movilidad Urbana) y el doctor Daniel da Rosa, profesor adjunto del
Departamento de Parasitología de la Facultad de Medicina, quien trabaja
para la Intendencia de Montevideo.
Da Rosa enumeró los distinto tipos de parásitos que
un niño puede contraer y las distintas vías. Los parásitos ingresan al
cuerpo humano por vía oral. Para evitar la infección es necesario
lavarse las manos antes de ingerir los alimentos. También tener las uñas
cortas.
"Las que nos ocupan en este momento en Uruguay
-porque hay acciones que estamos tomando a nivel nacional, no solo en
Montevideo- son ascaris lumbricoides y trichuris trichiura o
tricocéfalo", explicó el experto.
"Los ascaris son los gusanos de 40 o 60 centímetros,
tipo lombrices blancas, que se pueden expulsar por vía anal, oral, por
la nariz, etcétera. Los otros son más pequeños, no se ven, pero
justamente contribuyan en sectores vulnerables a presentar anemias de
grado considerable. Los huevitos de estos gusanos son marcadores
específicos de contaminación fecal humana ambiental", añadió.
Da Rosa también destacó la importancia del trabajo de las barométricas.
"Hay que tener en cuenta que además de vaciar el
pozo negro, si ese pozo negro se desbordó en el último año -cosa muy
factible- vamos a tener elementos infectantes viables durante otro año
más", anotó.
A fines de 2011, la administración municipal anunció
que comenzaría a intervenir en el mercado de las barométricas
equiparando y bajando los precios, y atendiendo sin costo a una franja
más amplia de personas de bajos recursos, a partir de un planteo
realizado en la Junta Departamental por el sector del Herrerismo.
"Si se compara con la Tarifa de Saneamiento, nos
encontramos con que una persona que está afuera de la red tiene un gasto
muchísimo mayor que la que está normalmente conectada a la red. Por
todo esto, era necesario intervenir en ese problema", señaló Campal.
Datos y cifras que alarman
-El Informe de Actividades y Resultados de 2012 del
Programa de Control de Enteroparasitosis en Escuelas Públicas reveló un
"parasitismo global" del 65%. Para evitar la infección es necesario
lavarse las manos antes de ingerir los alimentos. También tener las uñas
cortas.
-El director de Salud de la Intendencia de
Montevideo, Pablo Anzalone, informó que en algunas escuelas se llegó al
80% y en prácticamente la mitad de los casos tenían múltiples
parásitos". Según el jerarca, los efectos de estas situaciones sobre la
salud de los niños, sus capacidades de aprendizaje y su interrelación
social, son "de gran impacto".
-En el primer estudio de 2009 hecho a los escolares
también surgió que 13% de los niños analizados tenía retraso grave en la
talla. Y el 21% tenía algún grado de sobrepeso. "Las cifras de
sobrepeso y obesidad encontradas son casi 3 veces superiores a lo
esperado", dice el documento.
-La población objetivo del estudio de 2012 está
constituida por alumnos de primer a cuarto año de escuelas ubicadas en
Lavalleja, Casavalle, Piedras Blancas, La Paloma, Tomkinson, Casabó y
Cerro Norte. En todos estos barrios, 529 niños se realizaron un estudio
parasitario, lo que se consideró un "bajo" porcentaje de adhesión al
control sanitario. "Creemos se debe a la percepción de que las
enteroparasitosis, frecuentes en estas poblaciones, no son consideradas
enfermedades que incidan negativamente en el desarrollo del niño",
señala el informe.
En el año 2009 una investigación promovida por el Departamento de Parasitología de la Escuela de Medicina daba cuenta ya, que el nivel de parásitos en chicos de una escuela de Malvín Norte era del 80 %. Estamos en el 2013 y seguimos en la misma cosa. Han pasado cuatro años. En 2003, un censo de talla hecho por ANEP en esa escuela, estableció que un 34,3% de los niños estudiados (primer año escolar) tenía un retraso en el crecimiento moderado y un 5,7%, uno grave. Provenían en su mayoría del asentamiento Aquiles Lanza que carecía de saneamiento y el estado de cosas continúa sin cambio. No hay red cloacal, lo mismo que en muchos otros "cantegriles". No solo urge dar solución a estas carencias, sino aplicar una política efectiva de educación para la salud y exigir las medidas de control para que luego no se diga que "la respuesta de la gente fue escasa".
En varias escuelas el 65 % de los niños tienen parásitos y en algunos casos se llega al 80 % de los alumnos. No por casualidad, estas cifras máximas de infectados coincide con escuelas como la citada anteriormente de Malvín Norte, una de las que tiene un alumnado con los mayores niveles de repetición.
Carolina Delisa - 11.08.2013,
Franco está aprendiendo, de a poco, a utilizar el balde. Pero tiene 3 años y todavía le queda bastante alto. “Él sabe usar el wáter, porque cuando va a la casa de mi suegra lo usa, pero ahora tengo que enseñarle acá”. Y cuando Catherin Riveti, su madre, dice “acá” refiere a un balde de pintura que prefiere no destapar porque adentro está lleno de excrementos. El baño improvisado se ubica al lado de su cama, donde duermen Franco, Catherin y su marido. Y donde va a dormir Micaela, cuando nazca, el mes que viene.
Entre una cañada y Euskal Erría, los vecinos del asentamiento Aquiles Lanza sueñan con un baño digno. No hay un solo inodoro. Las más de 900 personas que viven en el vecindario hacen sus necesidades en baldes. Algunos, en cambio, prefieren usar una bolsa. La zona cuenta con una única canilla, donde todos se abastecen de agua. Orinar y defecar son un problema diario. Asearse es otra odisea. “Para bañarnos tenemos que sacar la mesa para afuera. Mientras uno se baña, los otros salimos de la cabaña”, dijo a El Observador Patricia Valdivia, que vive con sus dos hijos en una de las viviendas de emergencia que construyó junto con la organización Techo.
Montevideo es una de las ciudades que tiene la red de saneamiento más extendida de toda América, manifestó el director de Salud de la Intendencia de Montevideo (IMM), Pablo Anzalone. “Pero hay zonas que van a demorar entre cinco y diez años más en tenerlo”, aseguró.
A diferencia de otros asentamientos, Aquiles Lanza cuenta con el privilegio de tener una red de saneamiento cercana, por lo que hay más posibilidades de que se solucione la situación. “Lo que estamos haciendo en este asentamiento es viendo cuáles son las familias de Uruguay Crece Contigo, que tienen niños menores de 4 años, que no tienen baño o condiciones de saneamiento. Se está iniciando un trabajo con el Plan Juntos para dotar a esas familias de baños”, indicó Anzalone.
Pero mientras el saneamiento no se concreta, la materia fecal se acumula en baldes. Valdivia lleva adelante la misma práctica que todos sus vecinos. Tiene un recipiente que esconde bajo una estantería y solo lo saca para hacer sus necesidades. Sin embargo, no espera a que se llene para vaciarlo. Cada vez que hace uso de su pequeño contenedor tira la materia fecal en una canaleta que empieza cuatro casas más atrás. Los excrementos realizan todos los días el mismo recorrido: las aguas servidas que corren los conducen hasta una cañada, a donde llegan varias otras canaletas, directo de los ranchos. El olor es intenso pero todos terminan acostumbrándose. Sobre la cañada flota un inodoro que nadie usa.
Infecciones
El contacto con los desechos se vuelve constante y los parásitos empiezan a hacerse presentes en los niños. Mientras una madre cuenta que su hija, Morena, despertó en medio de una noche vomitando lombrices, la niña asiente con la cabeza y susurra “72 me salieron”. “Tupida estaba. Le salían por los oídos, por la boca, por la nariz, por todos lados. No eran de las gruesitas. Eran las que son medias transparentes, de las largas”, explicó su madre. Una señora que se encontraba junto con ellas agregó: “A mí se me murió una hija por los gusanos”. Según informó Anzalone, en la escuela cercana a la zona más del 60% de los niños tienen parásitos.
“Desde hace más de 20 años ha sido una zona conflictiva en el tema de parasitosis. Son frecuentes y tienen que ver con los temas de higiene, con el hábito de lavado de manos y cómo se manejan las excretas. En ese entorno es difícil mantener un grado de higiene adecuado. Hay madres que vienen directamente con el parásito en un frasquito”, aseguró la pediatra y directora de regional este de la IMM, Mariella Bazzano.
La especialista explicó que los parásitos llevan a que los niños sufran diarreas, retraso en el desarrollo físico y cognitivo. “Todas las parasitosis se tratan con medicación, aunque muchas veces no podés tratar solo al niño, tenés que hacer también tratamiento familiar y ambiental, y el tratamiento ambiental no es sencillo. Si no tratás el entorno, se vuelven a reinfectar”, aseveró.
Si bien la intendencia está trabajando para brindar baños a las familias, todavía no se sabe cuándo se terminará de resolver. Además, el terreno no tiene las condiciones más favorables para que vivan personas. “Es inundable. No es apto para vivienda, tienen que realojarse. Pero ese asentamiento ni siquiera está contemplado para realojo. Lo que está haciendo la intendencia es tomar medidas puntuales para mermar la situación, pero todas van a ser de forma provisoria. Ahora están viendo de negociar con OSE, al menos para que reciban agua, con un costo de $ 70”, aseguró el concejal del Municipio E, Nicolás Martinelli.
El saneamiento no es lo único que falta en Aquiles Lanza. También falta regularizar la luz. Lo que sobra, en cambio, son cables de donde los vecinos roban la electricidad. Y también sobran los incendios que se generan por la precariedad de las instalaciones. Pero eso parece no importar a algunos vecinos. La prioridad sigue siendo el baño.“La verdad, prefiero un baño antes que una casa, toda la vida. El baño es esencial, por los niños”, afirmó, sin dudar, Fabiana Ramírez.
Leonella Sánchez, en tanto, se está preparando para, algún día, tener el baño completo. Con la asignación familiar que recibe se compró un caño de PVC. Ella también tiene su balde, pero afuera de la casa, porque no quiere contaminar a ninguno de sus seis hijos. Adentro tiene una pileta aunque sin conexión al agua. También tiene una jabonera colgada de la chapa. Es que en ese rincón de la casa es donde se bañan tirándose agua con tarritos. Sobre la pileta está el zum con el que calientan los recipientes para higienizarse. Sánchez ya tiene casi todo, solo le falta el inodoro y que el agua llegue a su vivienda. “De a poquito me lo voy armando”, dijo con entusiasmo.
25.07.2013
La tercera parte de los uruguayos no alcanza un piso mínimo de satisfacción de sus necesidades básicas, a pesar de que muchos de ellos obtienen ingresos mensuales por encima de la línea de pobreza.
A partir de los datos del Censo 2011, el Instituto Nacional de Estadística junto a la Universidad de la República y el Ministerio de Desarrollo Social, elaboraron el indicador de pobreza a través del método de las necesidades básicas insatisfechas, que permite una aproximación diferente a la problemática frente al cálculo a partir de las líneas de pobreza e indigencia.
Según el estudio –que considera como necesidades básicas habitar una “vivienda decorosa”, contar con el abastecimiento de agua potable, el servicio higiénico, la energía eléctrica, el acceso a artefactos básicos de confort y la educación–, 34% de los uruguayos vive en hogares que tienen insatisfecha al menos una de las seis necesidad básicas relevadas. Eso implica un total de 1.068.000 habitantes.
A diferencia de esa metodología, la medición de pobreza a través del ingreso evalúa la cantidad de personas que no genera mensualmente un flujo de recursos suficientes para satisfacer sus necesidades, más allá de las decisiones puntuales que tome cada familia frente a la administración y el gasto de esos ingresos.
En ese sentido, la medición de pobreza 2012 a través del método del ingreso muestra que 12,4% de los hogares no cuentan con los recursos necesarios mínimos para satisfacer sus necesidades básicas, una cifra tres veces menor que la de los uruguayos que efectivamente no las satisfacen.
Sin embargo, ambos métodos se acercan más en sus resultados cuando se considera el número de uruguayos que no cubren al menos dos necesidades, 14% de la población. Los casos más graves, de tres o más necesidades insatisfechas, involucran a 4,7% de los uruguayos.
Evolución
Mientras que el dato de pobreza medido a partir de las líneas de ingreso se calcula de forma anual, la metodología de las necesidades básicas insatisfechas requiere de información censal y por eso, se hace en períodos más prolongados de tiempo.
El antecedente a la medición 2011 fue realizado en 1996 y antes de ella, se realizó la primera experiencia en 1985. Otro inconveniente es que las necesidades cambian con el tiempo, como así también los umbrales de satisfacción que definen los expertos, lo que hace difícil comparar los resultados a través del tiempo.
La medición 1996 mostraba que 38,7% de la población contaba con al menos una necesidad básica insatisfecha, mientras que el sondeo realizado en 1985 mostraba 27,6%. En 1996, 17,2% de la población percibía ingresos por debajo de la línea de pobreza, mientras que en 1986 el ratio de pobreza superaba el 46%.
Necesidades
El acceso a artefactos básicos de confort es la principal necesidad básica insatisfecha de los uruguayos. Uno de cada cuatro (23,5%) de los habitantes no cuenta con calefón, heladera o estufa, lo mínimo que requiere la metodología para considerar.
De esas tres dimensiones, la calefacción es la mayor limitante a la satisfacción plena de las necesidades básicas, con un nivel de privación en el hogar de 13,3% de los uruguayos. Tanto la conservación de alimentos como elementos para calentar agua en el baño están ausentes en 6,8% de los hogares uruguayos.
En segundo lugar, como necesidad básica insatisfecha, se encuentra el acceso a una vivienda decorosa (con 10,9% de la población privada), principalmente por la falta de un espacio para cocinar (6,4%). Otros factores que llevan a considerar a los expertos como insatisfecha la necesidad habitacional de los uruguayos es el espacio habitable (5,8%). Se considera que una familia donde más de dos miembros comparten una habitación no satisface sus necesidades básicas de vivienda. En tanto, 0,7% de la población vive en hogares donde los techos o paredes son de desecho o en el piso predomina la tierra.
Llama la atención que hay un mayor número de uruguayos que carece de acceso al agua potable dentro de su hogar (4,1%) respecto a aquellos que carecen de una conexión eléctrica (0,9%).
Respecto a la educación, el informe considera que el hogar presenta una privación en esa necesidad si al menos un integrante de entre cuatro y 17 años no asiste a ningún centro educativo. En un hogar de esas características viven 4,9% de los uruguayos.
Fuerte disparidad de la pobreza entre regiones
Entre los diferentes departamentos existe una
fuerte disparidad en la satisfacción de necesidades, con un mayor
registro de pobreza en los departamentos al norte del Río Negro.
El extremo se da en Artigas, el único departamente en el cual más de la mitad de la población (54,4%) vive en hogares donde existe al menos una necesidad básica insatisfecha. Le siguen Salto (49,4%), Rivera (45,4%) y Tacuarembó (45,2%).
En el otro extreno, los departamentos con menor porcentaje de habitantes con necesidades insatisfechas son Montevideo (26,8%), Flores (28,6%) y Colonia (30,3%).
Sin embargo, a la interna de los diferentes departamentos existe también una fuerte disparidad. En Montevideo, mientras que en el barrio Casavalle 60,1% de los habitantes vive en hogares con al menos una necesidad básica insatisfecha, en Carrasco solo 3,7% de las personas se encuentra en esa situación. A Casavalle le siguen Villa García (52,8%) y Manga (47,6%), como los más carenciados.
El extremo se da en Artigas, el único departamente en el cual más de la mitad de la población (54,4%) vive en hogares donde existe al menos una necesidad básica insatisfecha. Le siguen Salto (49,4%), Rivera (45,4%) y Tacuarembó (45,2%).
En el otro extreno, los departamentos con menor porcentaje de habitantes con necesidades insatisfechas son Montevideo (26,8%), Flores (28,6%) y Colonia (30,3%).
Sin embargo, a la interna de los diferentes departamentos existe también una fuerte disparidad. En Montevideo, mientras que en el barrio Casavalle 60,1% de los habitantes vive en hogares con al menos una necesidad básica insatisfecha, en Carrasco solo 3,7% de las personas se encuentra en esa situación. A Casavalle le siguen Villa García (52,8%) y Manga (47,6%), como los más carenciados.
Macedo ejerce desde hace treinta años como
maestro y dirigente sindical. Fue secretario general de la FUM y hoy
integra la Dirección. Además, dicta clases de tercer año en la escuela
167 de la Unión, cuarta en el ranking de mayor índice de repetición de
Montevideo.
Macedo explicó a El País que el alto promedio de
repetición se debe a que los alumnos no logran adquirir los
conocimientos necesarios para pasar al siguiente año y lo adjudicó, en
gran medida, a las carencias que viven en sus hogares y la falta de
respuestas coordinadas desde el Estado.
"La escuela 167 está a cinco cuadras de Avenida Italia y
siete de 8 de Octubre. Es un barrio obrero pero la clase media sacó a
sus hijos de la escuela. Esto es parte de un deterioro progresivo de la
educación pública que se vive desde 1973. Los niños que vienen a la
escuela tienen situaciones muy complejas. La mayoría carece de
cuestiones básicas como agua caliente en sus casas o la alimentación
necesaria. Está bravo para un niño no cenar, pasar frío, tener parásitos
y venir a aprender, no es changa", dijo.
En momentos de conflicto con el gobierno por mayores
salarios, Macedo reivindica el papel de los maestros en las zonas de
contexto crítico.
"En el aula yo no me doy cuenta de que exista un
impacto de las políticas sociales. Y no digo que con esto la culpa de la
situación la tenga el Mides. Digo que hay una preocupación por mostrar
las grandes cifras, el pasaje de la indigencia a la pobreza, pero nada
más. Ese es el logro de las políticas asistencialistas, pero por ahí
quedan", dijo.
Reclamó que las autoridades responsables de las
políticas sociales lleguen hasta las escuelas para coordinar. "Todo
queda librado a la voluntad que tenga la Dirección de la escuela para
conectarse con el barrio, lo cual se hace y en muchos casos muy bien,
con el desarrollo de redes y el involucramiento de los padres. Pero
faltan políticas de largo plazo y con todos. Se hizo bien con el Plan
Bucal de Presidencia, pero nada más. Todos los otros esfuerzo se hacen
sin coordinar, se gasta dinero y todo cae en saco roto", afirmó.
Y acotó: "en las zonas rojas los médicos y el
transporte ya no entran, a los policías les cuesta cada vez más hacerlo
y, sin embargo, el maestro, con su túnica blanca, va y viene todos los
días. Y lo respetan porque quienes allí viven saben que la educación es
su última oportunidad para dejar ese lugar. Los maestros son el último
eslabón con los pobres y están solos. Siempre estamos solos. Cada uno
tironea para su lado y le echa la culpa al otro", opinó.
Dijo que la escuela es el primer contacto del Estado
con la gente y por ello es también la primera en recibir las descargas
de los marginados. "Nadie va al despacho de un ministro ni a la
comisaría a descargar sus frustraciones con la sociedad. Lo hacen en la
escuela, la rompen o insultan o le pegan al maestro. Pero a nivel
político se le pega y se usa a la escuela pública porque es el lugar
donde resulta más fácil cosechar réditos", dijo.
Macedo consideró que es necesario que esas personas
tengan "verdaderas oportunidades para salir" más allá de las políticas
asistencialistas.
"Cuando esta situación se reproduce durante tanto
tiempo resulta muy difícil revertirla. Pero hay que empezar porque de lo
contrario en 2050 nuestra sociedad va a padecer muchísimo. No hay que
ir muy lejos para ver lo que nos espera, alcanza con ir a
Centroamérica", sostuvo.
"No son grandes, son normales"
Macedo contó que hace unos años se integró a la
escuela donde dictaba clases una maestra que siempre había trabajado en
colegios privados. Lo primero que le llamó la atención fue la estatura
de los niños y comentó que los del privado eran "muy grandes" para la
edad. Macedo respondió: "no son grandes, son normales y estos son muy
chicos". El docente destaca así que los problemas de alimentación siguen
siendo una constante en las zonas de contexto crítico e inciden
decididamente en el rendimiento del niño. También advirtió sobre el alto
porcentaje de parásitos que presentan los niños, lo cual los condiciona
desde todo punto de vista. La Intendencia de Montevideo detectó que en
las escuelas el 65% de los niños tiene parásitos, y en algunos casos se
llega al 80%.
"Es un dato espantoso. El que no los tiene no puede
imaginarse lo que eso implica. Hay que embarrarse un poco y se verá que
la cosa está muy difícil", indicó.
"Ofrecer la comida incentiva"
La escuela 167 donde se desempeña Macedo es de
tiempo completo. El docente afirma que el hecho de ofrecer desayuno,
almuerzo y merienda incide y mucho en la decisión de los padres para
enviar a sus hijos a la escuela. "Es un componente muy importante porque
estamos hablando niños que viven en zonas de contexto socioeconómico
muy bajo", indicó.
No obstante, no considera que la extensión de las escuelas de tiempo completo sea la solución a todos los problemas.
"Más que tiempo necesitamos calidad. Yo soy de la
idea de que los maestros deben trabajar seis horas, cuatro con el niño y
dos planificando y estando en contacto con el barrio y las familias de
los niños. Por su parte, los niños deben dedicar esas dos horas que no
están con los maestros para participar de talleres en los que puedan
desarrollar su imaginación, su veta artística, etc.", explicó.
Macedo explicó que en una escuela de tiempo completo
donde los docentes cumplen ocho horas queda muy poco tiempo para
establecer redes con el barrio y trabajar con los padres de los alumnos,
algo que consideró indispensable y que depende en gran medida de la
actitud que tenga el cuerpo docente.
Compas, hace ya largos años que los Obreros , Trabajadores del campo y la ciudad, son protagonistas en la historia de nuestro país.
ResponderEliminarLos que pusieron y ponen día a día la carne en el asador para que los parásitos coman.
Esta injusticia no debe prolongarse.
La alternativa es la creación del Poder Popular en un gobierno Nacional y Revolucionario.
"CLASE PARA SÍ", AHORA!