Sábado 10 de agosto de 2013
Poco antes de que empezara este verano un
escalofrío recorrió la espina dorsal de toda la socialdemocracia
europea. De todos aquellos que en un momento dado abandonaron los
principios socialistas y nos hablaron de una supuesta cara amable del
capitalismo. El cambio de chaqueta que llevaron a cabo se ha alimentado
de varios mitos y uno de ellos es el estado de bienestar de los países
nórdicos al que ponen de ejemplo. Algo así como la meca para el
reformismo de toda índole.
Que cientos y cientos de jóvenes, marginados de
múltiples barrios obreros, salieran a las calles suecas a darlas fuego
en intensas y continuadas jornadas de enfrentamientos contra la policía e
intereses del capital y el estado les perturbó. Los progres europeos se
desgañitaban para explicar como había podido suceder algo así en un
lugar donde “no existe lucha de clases” y el nivel de vida es
“excelente”. Así que hablaron de gamberrismo, religión o se centraron en
el detonante (el asesinato de un emigrante a manos de la policía), y
mil y una teorías. Claro que pocos explicaron que por ejemplo en Husby,
uno de los numerosos barrios donde se levantaron infinidad de barricadas
incendiarias y volaron miles de piedras, el desempleo entre las edades
de 20 a 25 años ya era del 38% en el 2008 y subiendo. Un caladero de
exclusión social que va creciendo a ritmo de recortes creando un
descontento al que solo hacía falta una chispa que prendiera la llama. Y
por el momento esa fogata les ardió.
Según la OCDE (que no es una organización revolucionaria), Suecia ha sido el país desarrollado que más ha visto incrementar sus desigualdades sociales en los últimos años. Ahí queda eso. Un país donde los sindicatos no se oponen a procesos de privatización en sanidad y educación sino que directamente los están apoyando. Y es que hablando de desigualdad, la familia de banqueros y empresarios Wallenberg controla ya hasta el 40 % de las empresas que cotizan en la bolsa de Estocolmo.
Durante décadas los países nórdicos fueron mostrados como ejemplo de buen funcionamiento del capitalismo, e incluso algún espabilado llegó a afirmar que sus estados de bienestar eran un punto intermedio entre capitalismo y socialismo donde reina la igualdad. Cómo si no existiera la plusvalía y los medios de producción estuvieran en las manos de la clase trabajadora.
Sin embargo, esos países no son ajenos a las perspectivas de futuro del capitalismo y a las necesidades de explotación. Explotación que han realizado al máximo nivel, incluida la colaboración con el saqueo imperialista.
Por ejemplo Suecia y Dinamarca para superar la “crisis” de 1929 estaban asociadas económicamente al régimen nazi siendo proveedoras de equipamiento y materiales dándoles múltiples beneficios. Dinamarca y Noruega se convirtieron en miembros de la OTAN tras la guerra mundial.
La OTAN afirma que “aunque Suecia siga siendo un país “militarmente no alineado” queda claro que en lo referente a la OTAN es cualquier cosa menos neutral. Sus actividades en Afganistán y Kosovo, en las operaciones de entrenamiento de la OTAN y en la modernización de fuerzas demuestran que este país tiene la voluntad política y las capacidades militares necesarias para ser un auténtico “proveedor de seguridad” para los Aliados.”
Suecia vende armas a a países como Egipto, Arabia Saudí, Omán, Pakistán y los Emiratos Árabes Unidos. También fue proveedor de armamento de las fuerzas anglosajonas en la guerra en Irak. Esta es la política exterior de “paz y neutralidad” sueca.
El capitalismo es robo y los países nórdicos son capitalistas y roban a través de sus amplias conexiones con el imperialismo a nivel externo y a nivel interno a las clases trabajadoras.
Cómo comentaba al principio, la socialdemocracia europea sintió un escalofrío, aunque fuera por un instante y a la gente de buena voluntad el fuego de la calles suecas transmitió calor humano y buenas vibraciones.
También caerá el mito nórdico porque no hay salida dentro del capitalismo.
Fuente : Borroka garaia da!
Según la OCDE (que no es una organización revolucionaria), Suecia ha sido el país desarrollado que más ha visto incrementar sus desigualdades sociales en los últimos años. Ahí queda eso. Un país donde los sindicatos no se oponen a procesos de privatización en sanidad y educación sino que directamente los están apoyando. Y es que hablando de desigualdad, la familia de banqueros y empresarios Wallenberg controla ya hasta el 40 % de las empresas que cotizan en la bolsa de Estocolmo.
Durante décadas los países nórdicos fueron mostrados como ejemplo de buen funcionamiento del capitalismo, e incluso algún espabilado llegó a afirmar que sus estados de bienestar eran un punto intermedio entre capitalismo y socialismo donde reina la igualdad. Cómo si no existiera la plusvalía y los medios de producción estuvieran en las manos de la clase trabajadora.
Sin embargo, esos países no son ajenos a las perspectivas de futuro del capitalismo y a las necesidades de explotación. Explotación que han realizado al máximo nivel, incluida la colaboración con el saqueo imperialista.
Por ejemplo Suecia y Dinamarca para superar la “crisis” de 1929 estaban asociadas económicamente al régimen nazi siendo proveedoras de equipamiento y materiales dándoles múltiples beneficios. Dinamarca y Noruega se convirtieron en miembros de la OTAN tras la guerra mundial.
La OTAN afirma que “aunque Suecia siga siendo un país “militarmente no alineado” queda claro que en lo referente a la OTAN es cualquier cosa menos neutral. Sus actividades en Afganistán y Kosovo, en las operaciones de entrenamiento de la OTAN y en la modernización de fuerzas demuestran que este país tiene la voluntad política y las capacidades militares necesarias para ser un auténtico “proveedor de seguridad” para los Aliados.”
Suecia vende armas a a países como Egipto, Arabia Saudí, Omán, Pakistán y los Emiratos Árabes Unidos. También fue proveedor de armamento de las fuerzas anglosajonas en la guerra en Irak. Esta es la política exterior de “paz y neutralidad” sueca.
El capitalismo es robo y los países nórdicos son capitalistas y roban a través de sus amplias conexiones con el imperialismo a nivel externo y a nivel interno a las clases trabajadoras.
Cómo comentaba al principio, la socialdemocracia europea sintió un escalofrío, aunque fuera por un instante y a la gente de buena voluntad el fuego de la calles suecas transmitió calor humano y buenas vibraciones.
También caerá el mito nórdico porque no hay salida dentro del capitalismo.
Fuente : Borroka garaia da!
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