lunes, 29 de julio de 2013

El consejo de ancianos

Jefe siux

Por Hugo Bruschi 


Mucho antes que llegara el glorioso Gral. Custer o Julio Argentino Rocca, las tribus americanas contaban con un selecto grupo de viejos guerreros, que envueltos en sus mantas y adornados con penachos que orgullosos habían paseado en los campos de combate, sentaban a su lado a los guerreros jóvenes, para hacerles saber sus puntos de vista, ante alguna situación que requería sus sabios consejos. En algunas ocasiones ellos tenían la última palabra. Pero como todos sabemos los jóvenes guerreros, muchas veces desoyendo tales puntos de vista y recomendaciones, se lanzaban al impulso de sus años jóvenes y su inexperiencia, a aventuras que ponían en peligro la existencia misma de toda la tribu. Hollywood nos enseñó que lo más acertado hubiera sido escuchar a los viejos.

 John Wayne y Ronald Reagan fueron también partícipes en la pantalla, de estas enseñanzas. Eran otros tiempos y como los indios no tenían prensa, muchas de aquellas reuniones no tuvieron cobertura, y hoy nos encontramos privados de contar con aquella riqueza histórica. Serían documentos a estudiar. Sólo nos queda la versión que nos ofrece el mundo del celuloide. Los apaches y los siux nunca fueron llamados a recibir algún Oscar, a pesar que con su sangre enriquecieron a muchos prominentes hombres "civilizados".

En nuestro país, no siempre el camino hacia la "civilización y el progreso" estuvo excento de obstáculos. También aquí algunos intrépidos guerreros, se lanzaron a la destabilizadora tarea del cuatreraje, para desagrado de los terratenientes de la época. Ello dió lugar a la intervención decidida de nuestros héroes nacionales - entre ellos la Flia. Rivera con don Frutos y Bernabé a la vanguardia - quienes pusieron las cosas en su lugar, es decir los novillos en los campos "privados". Salsipuedes fue la prueba de lo que puede llegar a pasar, cuando no se respetan "códigos y reglas", cuando los jóvenes con sus actos irresponsables provocan la represión, para luego posar de "víctimas", cuando no se escuchan los sanos consejos de sus mayores. Seguramente que hoy al analizar aquellos acontecimientos, algunos líderes coincidirán que se trató de un suicidio colectivo y no una emboscada con masacre posterior, como cierta gente todavía sigue insinuando. Hoy por suerte lejos de aquellos tiempos bárbaros, nos encontramos en una Sociedad civilizada y moderna en donde -Oh! ironía de la historia- se obedece a los ancianos con experiencia enemigos de aventuras. Incluso los sectores más rebeldes de un pasado inmediato, cuenta con su consejo geriátrico que decide los destinos de la vieja tribu. Los jóvenes guerreros ya no salen a correrías ni levantan polvaredas en busca de la presa. Ahora deben salir a repartir volantes y pintar paredes. A buscar votos que le aseguren la silla a los ancianos. No es extraño que en un país de viejos, decidan los viejos.

Pero el consejo de ancianos tenía ante sí una tarea que no se la envidio a nadie: la designación del candidato a la presidencia, el hombre que representaría a toda la tribu. Las deliberaciones se prolongaban hasta que por fin surge el nombre del elegido, que a rigor de ser exactos no cuenta con la aprobación de la mayoria, sino que a juicio de mucha gente, es incluso inconveniente. Uno de los jóvenes entendió que era hora de participar en los temas importantes y no sólo pintar paredes o aprobar con la cabeza o la mano, las decisiones de los ancianos. Preguntó donde está el relevo de que tanto se habló? Y un anciano tomando la palabra, comenzó a hablar de la Sociedad socialista y los cuadros que poco a poco se irían incorporando a las tareas de dirección. De cómo se deber formar en la administración del estado socialista y también habló del reparto equitativo de la riqueza. Siguió con la vanguardia proletaria que dirigiría a las masas hacia la construcción del comunismo. No lograban callarlo y le hicieron saber que aún no había ningún estado socialista, pero el anciano siguió su discurso. Le habían saltado los tapones. La biología se hizo presente.
DEMENCIA SENIL AGUDA CON SIGNOS DE REGRESO A LO QUE PUDO SER Y NO FUE.




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