05 Julio 2013
- Escrito por: Edison Lanza
Tabaré Vázquez propuso una “nueva relación” de América Latina con Estados Unidos en un momento clave de la política exterior de la región. Fuentes diplomáticas dijeron a Brecha que Washington, aunque no lo diga, en su relación con el sur del continente privilegia a sus socios de la Alianza del Pacífico y eso inquieta a diversos actores de la región. A título “personal”, el más que probable candidato del Frente Amplio para un segundo gobierno jugó sus fichas en el sentido de sus preferencias conocidas.
El ex presidente de la República es actualmente el presidente del Consejo Latinoamericano de la fundación Woodrow Wilson, una organización que trabaja en la formación de liderazgos a nivel global, basada en el ideario social de ese presidente estadounidense demócrata de comienzos del siglo xx, que en política exterior sostenía la necesidad de apoyar a los gobiernos “buenos”, para los intereses estadounidenses, de América Latina.
Desde ese lugar, en el marco del panel “Relaciones Estados Unidos-Latinoamérica”, organizado a principios de junio por esa fundación en Washington, y hablando en un foro para más de dos mil personas, Vázquez desarrolló la siguiente idea: “Nadie, por poderoso que sea, puede resolver por sí solo los problemas y tensiones del mundo actual (terrorismo, conflictos bélicos, crimen organizado, pobreza, desigualdad y degradación del medio ambiente)”.
Destacó los avances de los últimos años en América Latina, un continente sin conflictos bélicos, con más institucionalidad democrática, crecimiento económico y menos pobreza, y con un fuerte renovado impulso a favor de la integración, pero se quejó de las pocas oportunidades que Estados Unidos está viendo en la región: “Pareciera que como no somos un problema, dejamos de ser una prioridad”. Y se preguntó al respecto si para Estados Unidos la región pasó de ser “patio trasero a ser terreno baldío o campo ajeno”.
Vázquez sostuvo que América Latina “no sólo no es enemiga de Estados Unidos sino que además puede ser una contraparte responsable y fecunda”. “No sólo Estados Unidos es una oportunidad para Latinoamérica, Latinoamérica es una oportunidad para Estados Unidos”, aunque siempre sobre bases recíprocas, estimó.
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“Creo que ya es tiempo de dejar de pasarnos cuentas (lo cual no quiere decir olvidar el pasado ni renunciar a lo que somos) y hay condiciones o por lo menos necesidades favorables para definir una agenda común cuyo cumplimiento permita resolver entre todos asuntos importantes para todos, porque ya no hay tiempo para ejercicios retóricos y tampoco hay margen para soluciones a solas”, reflexionó.
Vázquez propuso una alianza pragmática y “sin exclusiones”, en referencia al bloqueo que Estados Unidos mantiene respecto a Cuba. “Podrán invocarse cláusulas democráticas, pero si de cláusulas democráticas hablamos, en el mundo hay varios gobiernos que no las cumplen”, apuntó en defensa de Cuba. Agregó que las bases de ese acuerdo deben ser la “gobernanza democrática, que en América Latina significa integración”. En segundo lugar, la economía y el comercio “son los temas que importan a la ciudadanía de nuestros países, porque son los que determinan las condiciones y la calidad de su vida cotidiana (…). En la otra vida, si es que existe y se cree en ella, estos asuntos son irrelevantes”, ironizó.
El jueves 27, en declaraciones al semanario Búsqueda, Vázquez profundizó en las razones de su propuesta. A su juicio hay un cambio de actitud de Estados Unidos frente a la región, y aunque admitió que son justificadas las críticas que se le hacen por su comportamiento “imperialista” en el pasado, considera que esa actitud ha cambiado. Sin embargo, no explicitó cómo se manifiesta en la práctica ese cambio de actitud: “¿Lo criticábamos por criticarlo o lo criticamos porque queríamos que cambiara de actitud? Entonces si criticábamos para que cambie de actitud y Estados Unidos cambia de actitud, puede haber la actitud de un nuevo relacionamiento”.
A renglón seguido envió una señal a Brasil, al que le pidió que ejerza “gobernanza y liderazgo” en la región: “Brasil, primero, tiene que decidir soberanamente si quiere desempeñar ese liderazgo. ¿Cómo lo hace? En base a un sistema de gobernanza que no supone la existencia de un gendarme, sino de una nación que, por su importancia relativa, lidera la integración en acuerdo con los demás países”.
MENSAJES. Aunque estas extensas declaraciones, casi una concepción, fueron hechas a “título personal” y “no representan a la fuerza política”, la propuesta de Vázquez puede leerse en dos dimensiones. En la interna significan una advertencia: “vayan sabiendo que esto es lo que quiero hacer en política exterior si soy presidente”; pero también es un mensaje en materia de política exterior, cuyos destinatarios son Estados Unidos y Brasil.
En la interna, Vázquez se incorpora al debate reciente en la izquierda sobre la clase de relación que debería desarrollar el país con Estados Unidos. La idea, alentada por el presidente José Mujica y el vicepresidente Danilo Astori –con distinto énfasis–, de acercar a Uruguay a la Alianza del Pacífico disparó nuevamente el debate dentro de la izquierda.
Mientras Astori defiende firmemente el ingreso a ese acuerdo comercial de países sudamericanos que tienen un tlc con Estados Unidos, otros referentes de la izquierda, entre ellos Constanza Moreira y Alberto Couriel (ambos del Espacio 609), advirtieron que adoptar una definición de esa naturaleza constituye una vía indirecta para eludir la definición que adoptó el Frente Amplio de no negociar acuerdos de ese tipo por fuera del Mercosur.
En ese sentido la nueva propuesta de Vázquez sigue una línea de continuidad con sus posturas anteriores, vinculadas a la conveniencia de que Uruguay –y la región– suscriban algún tipo de alianza con el país norteamericano. Durante su mandato embarcó al gobierno en la discusión de un acuerdo de libre comercio con Washington, pero las resistencias internas y la oposición de Brasil a que Uruguay negociara bilateralmente, fuera de la estructura del Mercosur, lo obligaron a abandonar esa negociación.
Ya fuera del gobierno él mismo dijo que su idea de una alianza con Washington había ido más lejos. Durante una charla con alumnos del colegio Monte VI el ex presidente sostuvo que durante el conflicto con Argentina por la instalación de Botnia en Fray Bentos se planteó la posibilidad de un enfrentamiento bélico. También reconoció que le pidió a la entonces secretaria de Estado de Estados Unidos, Condoleezza Rice, que su gobierno expresara su apoyo a Uruguay, algo que el Departamento de Estado finalmente cumplió.
OPCIONES DE FIERRO. En el campo internacional el planteo de Vázquez llega en un momento en que existe terreno fértil para la discusión sobre los alineamientos internacionales. El Mercosur está empantanado tras la suspensión de la membresía de Paraguay, el ingreso de Venezuela y por sus problemas internos para avanzar en la integración comercial del bloque. La famosa cláusula aprobada en el año 2000, que impide a los socios negociar acuerdos comerciales en forma bilateral, se ha convertido en un obstáculo para que Uruguay cierre acuerdos comerciales con sus socios comerciales extrarregión, mientras otros países competidores ya los tienen.
De hecho, el planteo de Vázquez –más allá de sus preferencias– apunta al centro del asunto. ¿Qué opción vamos a tomar? ¿Nos integramos al mundo con algún tipo de alianza regional con Estados Unidos? ¿Apostamos a un acuerdo con China?
Una fuente diplomática dijo a Brecha que la relación actual entre Uruguay y Estados Unidos es muy buena, pero la prioridad de Washington son sus aliados en la región. “Tras asumir su segundo mandato, Obama recibió a Ollanta Humala (Perú), a Sebastián Piñera (Chile), a Juan Manuel Santos (Colombia) y visitó México, en un tiempo recibirá a Dilma y a Mujica; es una señal diplomática clara en referencia a que los aliados hemisféricos tienen la prioridad”, comentó esta fuente.
Otro diplomático uruguayo, vinculado a la relación con Brasil, indicó que en distintos círculos de la política y el mundo empresarial brasileño ya se habla de la necesidad de negociar un acuerdo comercial amplio con Estados Unidos. “Hay una corriente en el oficialismo (tanto en Planalto como en Itamaraty) y en distintos sectores empresariales favorable a inclinarse por un acuerdo comercial con Estados Unidos, en lugar de abrazar a China”, explicó este experto. Brasil necesita una escala mayor para colocar su producción industrial, y existe alguna posibilidad de que ello ocurra con Estados Unidos.
En ese sentido, el pedido que Vázquez le hace a Brasil para que lidere a la subregión hacia un acuerdo o alianza con Estados Unidos parece basarse en ese supuesto: “en un mundo de bloques enormes, definamos nuestro lugar en el mundo junto a la potencia más cercana y conocida”. No obstante, aunque el líder del Frente Amplio presente el nuevo rostro de Estados Unidos, episodios como los ocurridos esta semana, con la acción concertada por esa potencia y otros países europeos para impedir el vuelo del avión del presidente boliviano Evo Morales, por una sospecha sin fundamento, renuevan las dudas sobre la vigencia de las viejas prácticas de Washington.
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