05 Julio 2013
Escrito por: Rodrigo Abelenda/Walter Pernas
El gran rábanoEl Estado apoya a multinacional del juego con préstamo millonario
Al borde de la insolvencia internacional, el grupo Codere –a través de su subsidiaria en Uruguay, Carrasco Nobile– accedió a un préstamo del Banco República por 25 millones de dólares a pagar en diez años. La multinacional es sospechada de evasión impositiva en varios países, fue investigada en Argentina por lavado de activos y tráfico de capitales, condenada en Italia a pagar 115 millones de euros por problemas con el fisco, y es perseguida por grandes acreedores con los que no puede cumplir. En mayo último, Carrasco Nobile ya recibió un adelanto de 4 millones de dólares del brou, a pesar de las calificaciones negativas que recibió el grupo en ese mismo mes. Sin embargo, el presidente del brou, Fernando Calloia, dijo a Brecha que le importa “un rábano” la situación de Codere Internacional.
El Banco República (brou) otorgó un préstamo de 25 millones de dólares a Carrasco Nobile, empresa ganadora de la licitación del Hotel Casino Carrasco y subsidiaria de la multinacional de la industria del juego Codere, firma de origen español que se encuentra a un paso del default, según calificadoras internacionales y medios especializados del sector.
El propio grupo internacional admite que “se enfrenta a una situación de iliquidez”, según documentación oficial de Codere. Sin embargo, el brou accedió el 21 de mayo a otorgarle un adelanto de 4 millones de dólares del préstamo otorgado, de acuerdo a lo que pudo establecer Brecha de fuentes de gobierno.
Cuando el Estado hace hincapié en las exigencias que respecto a sus clientes deben observar bancos, instituciones de intermediación financiera, inmobiliarias, escribanías, entre otros operadores del sistema, la casa bancaria estatal decidió habilitar el préstamo e incluso un adelanto de dinero al grupo trasnacional que, además, fue condenado en Italia por la Corte di Conti (una especie de tribunal de cuentas pero con potestades sancionatorias) a pagar un multa de 115 millones de euros al detectar maniobras en el funcionamiento del negocio de las máquinas tragamonedas, rubro que también Codere explota en Uruguay.
“Codere concentra sus operaciones uruguayas en Montevideo y su periferia, donde gestiona el Hipódromo Nacional de Maroñas y las actividades que de él se derivan: sistema de apuestas hípicas, cinco salas de juego con 1.838 terminales de juego y 27 puntos de apuestas”, señala la empresa en su web institucional.
Las ganancias de la multinacional en la península itálica habían trepado entre 2010 y 2011: en pocos meses la cantidad de slots que manejaba aumentó 136 por ciento (de 2.580 a 6.100). Este crecimiento, al igual que el de otras empresas similares, despertó las sospechas de este tribunal italiano que decidió realizar una inspección en el órgano regulador del juego (Administrazione Autonoma dei Monopoli di Stato), y así verificó la grave falta de control que existía sobre las ganancias de Codere Network y otras sociedades explotadoras del juego; y en febrero de 2012 dictó su fallo.
Al enterarse de esta situación, el brou no dio marcha atrás con la habilitación del préstamo para Codere decidida tres meses antes, le adelantó los 4 millones de dólares, y aun hoy, cuando el grupo parece ir a la quiebra, el banco del Estado considera que son buenas las garantías que la multinacional ofrece contra el crédito otorgado: “la recaudación del Casino Carrasco” (véase recuadro).
En 2012 Codere obtuvo 26 millones de dólares de ingresos en Uruguay, y elevó a 44 sus puntos de apuestas, según lo que consigna en su sitio web institucional. Además de gestionar el Hipódromo de Maroñas, a través de la empresa Hípica Rioplatense, también se encarga desde 2013 del Hipódromo de Las Piedras.
El punto complejo es que el cimbronazo que padece el grupo en el ámbito internacional bien puede afectar su situación en Uruguay. Codere es un grupo que acumula más de cien empresas, las que a su vez se asocian con otras de acuerdo al tipo de negocio de que se trate. Por ello, en ciertas circunstancias, se hace difícil seguir el rastro de sus actividades y constatar sus movimientos de capitales. Este es uno de los cuestionamientos que se le formuló en Argentina, país donde Codere enfrentó demandas y procesos penales por presuntas conductas dolosas en el manejo de dinero y su relación con el Estado.
El grupo fue indagado a partir de 2001 por lavado de dinero, evasión de impuestos y fugas de divisas al exterior, a partir de una investigación del entonces diputado provincial de la Unión Cívica Radical Daniel Filloy.
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El Banco República (brou) otorgó un préstamo de 25 millones de dólares a Carrasco Nobile,
subsidiaria de la multinacional de la industria del juego Codere
Casino Carrasco
El grupo español
Codere está denunciado en Argentina ante el Banco Central de la
Republica Argentina (BCRA), por girar divisas al exterior.
Presuntamente, se podría tratar de un lavado de dinero y evasión
impositiva. Este Grupo del juego fue fundado en 1980 por los hermanos Franco, propietarios del Grupo Recreativos Franco, y por la familia Martínez Sampedro.
En 1990, dio el salto internacional y se instaló en Argentina, México,
Venezuela, República Dominicana, Chile e Italia. Es uno de los grupos
del juego con mayor presencia en la provincia de Buenos Aires, con un
total de 14 salas en funcionamiento y más de 4.500 tragamonedas.
Entre las empresas investigadas por la Fiscalía de
Delitos Complejos de la Plata se encuentra la sociedad inmobiliaria
vinculada al grupo San Jaime S.A., a la que las autoridades argentinas
le atribuyen el hecho de sacar ilegalmente del país, al menos, la
cantidad de 1,5 millones de dólares, a la que hay que añadir la cantidad
de 290.000 euros. Se utilizó para ello, según la investigación fiscal,
las casas de cambio Eves S.A. y Alhec Tours S.A.
De escándalo en escándalo
No es la primera vez que este Grupo español se ha
visto involucrado en diferentes escándalos. Por ejemplo, en 2004, el
líder del Grupo Royal, Carlos Vázquez Loureda, denunció
penalmente a directivos del Grupo Codere por haber realizado una serie
de maniobras delictivas. Según este directivo, Codere se infiltró, a
través de un acuerdo engañoso, en el Grupo Royal y desde ahí comenzaron a
“sabotearlo internamente” para obtener ventajas económicas. Luego,
Codere terminó comprando el Grupo Royal.
Históricamente, Codere Argentina se ha vinculado siempre a su empresa matriz en España, al menos durante la gestión de Héctor Omar Luna, un experimentado hombre del oscuro mundo del juego bonaerense. Luna dejó el mando de la compañía en diciembre del 2006, cuando lo reemplazó el español Carlos Villaseca, que hasta entonces desempeñaba el cargo de gerente general de la empresa. Villaseca siempre mantuvo una relación especial con el jefe de Codere América, Vicente Gabriel di Loreto. Precisamente, Di Loreto ocupó importantes cargos directivos en el grupo editorial. Tras su salida de Codere, Héctor Luna dejó la compañía en diciembre de 2006 y pasó a dedicarse a una Fundación que se encarga de trabajar con testigos protegidos.
Entre los cargos imputados por la Justicia argentina se encuentran los directivos españoles del juego, José y Luis Javier Martínez Sampedro.
Juan Luis Galiacho
Las relaciones entre la Mafia y el Estado italiano llegan a los tribunales
A toda velocidad y sin frenos
La deuda pasa factura a Codere, que negocia la entrada de un socio en América
Crecer al 20% anual es un ejercicio arriesgado para cualquier empresa, pero más aún si ese crecimiento tiene lugar en medio de la crisis, vía adquisiciones, con deuda y a costes financieros elevados, a veces por encima del 9%. Justo el caso de Codere, la segunda compañía española del sector del juego y la única en Bolsa. El grupo madrileño, una potencia del juego presente en España, Italia y seis países de Latinoamérica, entre ellos Argentina, México o Panamá, ha pasado estos días a engrosar la lista de los posibles damnificados por la crisis. Las noticias de que Codere estaría teniendo problemas para renegociar una línea de crédito de 60 millones de euros con BBVA, Barclays y Credit Suisse y de que un grupo de bonistas estaría preparando una demanda contra ella por ocultación de información y riesgo de impago, llevó a Moody’s el pasado lunes a bajar el rating de la compañía a Caa3,dos escalones por encima del impago.
Ese mismo día, el título de Codere se desplomaba un 22,1%. Para frenar el deterioro, la compañía envió un hecho relevante a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) donde afirmaba “no tener conocimiento de la demanda” ni de “que exista información relevante que no haya sido comunicada a los mercados”. Respecto de la deuda, Italo Durazzo, su director de marketing y comunicación, reconoce que “estamos renegociando esa línea de crédito, de la que debemos solo 34 millones, y como es normal en estos procesos, sí hay diferencias”. La gran pregunta es si el grupo se enfrenta a una crisis grave o a meros problemas coyunturales. Para Durazzo, lo que sucede “es ante todo un problema de liquidez, provocado por la prohibición de repatriar beneficios, vigente en Argentina, y por la caída del negocio ahí debido a la entrada en vigor de la ley antitabaco”.
Pero, no parece que sea solo eso. Para empezar, Codere tiene una deuda importante, superior a 1.220 millones de euros (unos 200 en créditos y 1.000 en bonos). Los pagos de esta deuda empiezan a enfilarse peligrosamente. Además de la renegociación de la línea de crédito, la compañía tendrá que refinanciar un préstamo en Argentina (29 millones de euros) y pagar el cupón anual de su deuda en euros, otros 30 millones. Lo peor llegará en 2015, cuando vence la deuda por valor de 760 millones de euros, una suma ingente. Y esto no es todo. A esos 1.220 millones habría que añadir, reconoce Durazzo, deudas adicionales en los países en los que opera la compañía. El fuerte incremento de los costes financieros contribuyó ya a la entrada de Codere en números rojos el año pasado (104,7 millones de euros).
El grupo de juego se desploma en Bolsa tras el deterioro de sus resultados
Esta deuda es producto de la compra de decenas de empresas por parte de Codere, que dispersa su actividad por cinco áreas, máquinas tragaperras, salas de juego, casinos y bingos, hipódromos, locales de apuestas y juego online. “Esta es una empresa que ha crecido muy rápido y con mucha fuerza”, reconoce Durazzo, “lo que exige muchas inversiones, que se financiaron en parte con deuda”. Entre 2005 y 2012, Codere subió como la espuma: pasó de 95 a 186 salas de juego y casinos; de 41 a 1.379 casas de apuestas y de 38.200 a 56.500 tragaperras. Y sus ingresos se multiplicaron casi por cuatro, de 455 a 1.664 millones de euros. La empresa, que empezó en 1980 con máquinas tragaperras en los bares, es hoy el mayor operador de salas de juego en México y en Argentina.
Si pudo financiarse en el mercado es porque hasta hace poco mostraba una progresión positiva en ingresos y en resultado de explotación. Pero el año pasado este creció solo el 5,1% y los ingresos el 21,1%, lo que ha acentuado la desconfianza. Las caídas del resultado de explotación fueron especialmente fuertes en Italia (22%), donde se enfrenta a subidas impositivas, o en España (19%), donde ha reducido las máquinas y ha hecho una reestructuración. Solo creció en México.
La imposibilidad de vender su negocio en Argentina le lleva a buscar socio
Estos percances, que han empezado a manifestarse abiertamente, explican que la acción, pese al fuerte aumento de los ingresos, haya sido muy castigada en Bolsa. Codere, controlada por la familia Martínez Sampedro, salió al parqué en 2007 a 21 euros y hoy vale 1,6 euros: es decir, un total de 90 millones de euros, una cifra ridícula teniendo en cuenta que solo una de sus últimas inversiones, un hotel casino en Montevideo, ha supuesto una inversión de 60 millones. La situación, ya delicada en 2012, se ha agravado en 2013. Por primera vez en varios años, en el primer trimestre sus ingresos han caído de 403,3 a 397,6 millones, al tiempo que las pérdidas se duplicaban, de 11 a 21 millones, consecuencia del fuerte aumento de los gastos operativos (de personal) y de los costes financieros (de 25 a casi 34 millones). Costes que Durazzo atribuye a que “el año pasado hicimos una emisión de bonos en dólares, en EE
UU, para comprar Icela en México”. La caída del negocio es brutal en Argentina, donde el resultado de explotación ha cedido un 42%, por la ley antitabaco, la subida de impuestos, la enorme inflación y la devaluación del peso, lo que ha llevado a la dimisión del responsable de la filial.
La compañía lleva meses estudiando soluciones. Descartada la posibilidad de una ampliación de capital, dada su situación en Bolsa, la primera opción era vender la división de Argentina. Pero se ha revelado casi imposible. Sabedores de que Codere necesita dinero desesperadamente, los posibles interesados (se habla de seis), han hecho ofertas al estilo de los ‘inversores buitre’, inasumibles por la empresa. Y lo más probable es que el grupo no resolviera nada vendiendo este negocio ya que, según Durazzo, “¿de qué serviría vender si luego no puedes repatriar el dinero?”. Codere considera otras alternativas, la primera “ha sido poner en marcha un proceso de reestructuración financiera con visión de largo plazo, que lleva a cabo un banco de negocios” y que incluye “una valoración de los activos de la compañía y de las posiciones de la familia Martínez Sampedro (que tendrá que ceder parte de su paquete a causa de deudas propias), dado que estamos estudiando la posible separación del negocio en América para dar entrada ahí a un socio minoritario”.
En el caso de que estas negociaciones no culminaran, a Codere siempre le quedará, tal como especulan muchos medios en Latinoamérica, la posibilidad de vender la división de México, donde no hay limitaciones a la transferencia de divisas. Pero esto requiere tiempo, y no está claro que se lo concedan fácilmente.
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