viernes, 19 de julio de 2013

La CIA en Uruguay



Embajadora justificó el espionaje .

Última actualización en 19 Julio 2013
Una de espías

El MERCOSUR y la relación con Estados Unidos
La embajadora de Estados Unidos en Uruguay, la mediática Julissa Reynoso, pareció sorprenderse de que los presidentes del Mercosur se sintieran altamente preocupados y expresaran su indignación por el espionaje de comunicaciones a que fueron sometidos varios países latinoamericanos. Aunque la declaración final de la cumbre que tuvo lugar en Montevideo el viernes 12 no mencionó explícitamente a Estados Unidos como el responsable del espionaje, la embajadora se sintió en la obligación de explicar que “los países tienen diferentes formas de llevar adelante tareas de inteligencia”. Apelando a esa excusa que inventó armas de destrucción masiva para desencadenar una guerra y que legalizó la tortura, Reynoso explicó: “Es una manera de proteger los intereses y la seguridad del país. Todos los países que pueden lo hacen. No se trata de un asunto fuera de lo común”.
Decididamente es un asunto común para Estados Unidos. Las revelaciones de Edward Snowden confirman que hace ya bastante tiempo las agencias de inteligencia estadounidense almacenan todo el tráfico de información (llamadas telefónicas, correos electrónicos, chats y mensajes de los servidores, fotos y textos colgadas en las “redes sociales”) y, con la colaboración de las megaempresas de Internet, “pinchan” los cables de fibra óptica –esas autopistas de la información– que circundan el planeta.
“Todos los que pueden lo hacen”, pero a ese nivel sólo lo puede hacer Estados Unidos, porque controla la estructura privada de Internet y ha logrado que las empresas le abran las puertas para “confiscar” todo el tráfico, de autoridades, empresas y ciudadanos de todo el mundo. “Registramos las comunicaciones, no leemos o escuchamos el contenido”, ha dicho el presidente Barack Obama, pero los gobernantes latinoamericanos no le han creído. Por eso, en la cumbre de Montevideo, los mandatarios resolvieron al respecto: a) formular un planteo conjunto ante las Naciones Unidas, reclamando una administración multilateral de Internet, y b) instalar una comisión que estudie la manera de defender y preservar la soberanía de las comunicaciones, cuya aplicación práctica correspondería al Consejo de Defensa Sudamericano. Según explicó el canciller Luis Almagro, esa comisión de seguridad informática sugerirá medidas para “reducir paulatinamente nuestra dependencia de tecnología extranjera”. Esa protección, en primera instancia, definirá un marco civil regulatorio, referido al depósito donde se almacenan los datos, y medidas específicas que anulen los términos de los contratos que cada individuo firma con las compañías internacionales cuando abre una cuenta de Internet.
El gobierno brasileño, objetivo privilegiado de la curiosidad estadounidense, quiere saber específicamente si el espionaje cibernético incluyó la obtención ilegal de informaciones sobre la licitación del proyecto FX2, de compra de cazabombarderos (para la Fuerza Aérea brasileña), y si hubo quiebre de información relacionada al “petróleo del presal” Atlántico. El embajador de Estados Unidos en Brasil, Thomas Shannon, no fue autorizado a dar explicaciones a la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado sobre el espionaje. Una fuente del Departamento de Estado explicó que el gobierno de Obama no está dispuesto a “dar detalles sobre los programas”.
A los reclamos de Brasil se sumó el de Bolivia. El sábado 13, a su regreso de la cumbre, el presidente Evo Morales afirmó que “agentes de inteligencia de Estados Unidos acceden a los correos electrónicos de las máximas autoridades” de su país. Tales acusaciones confirman que no sólo hay “pinchazos” de los cables de fibra óptica y acceso a los satélites, sino que esa actividad está complementada –o dirigida– por agentes que operan en los países espiados.
La misma acusación formuló el canciller argentino Héctor Timerman, ante un juez federal, cuando entregó los documentos que recibió de funcionarios de un país del Mercosur, durante la cumbre de Montevideo, referidos a correos electrónicos de un centenar de ciudadanos argentinos, entre autoridades, políticos, dirigentes de la oposición, periodistas, legisladores y ciudadanos extranjeros radicados en el país, como el ex juez español Baltasar Garzón. El canciller señaló que el origen de esta información está en agentes o ex agentes de servicios de inteligencia locales. “Evidentemente, esto puede ser una red de espionaje”, dijo Timerman.
En su denuncia judicial, el canciller argentino detalló: “El 12 de julio, entre las 16 y las 17 horas aproximadamente, un funcionario de alto rango de uno de los países participantes de este encuentro regional, se acercó y me entregó un sobre tamaño oficio solicitándome que revise su contenido. El sobre que me fue entregado contenía una decena de páginas en las que se encontraban impresos los nombres de funcionarios, miembros del Poder Legislativo, periodistas y diplomáticos argentinos, acompañados de sus supuestos correos electrónicos y sus correspondientes claves de seguridad”.
Ante la gravedad del tema, Timerman y el funcionario se reunieron en una sala privada, fuera del recinto de sesiones, y en esa reunión participaron “un miembro de los servicios de seguridad de su país y un miembro del gabinete nacional de un tercer país quien recibió, al igual que yo, un sobre conteniendo similar información”. El canciller explicó en su denuncia judicial que “durante la reunión ambos funcionarios pusieron en mi conocimiento que sus servicios de inteligencia se encontraban desde hacía un tiempo investigando una operación de espionaje que operaba sobre su gobierno”.
Estos entretelones explican por qué la declaración final de la cumbre incorporó calificativos extremadamente duros en lo que tiene que ver con el destrato al presidente Evo Morales por varios países europeos y los actos de espionaje contra Brasil, Argentina, Ecuador, Colombia, Venezuela y México, tales como la “ofensa”, la “indignación” y el “enfático rechazo”.
Tanto el canciller uruguayo como su colega brasileño han coincidido en que los actos de espionaje han colocado a las relaciones con Estados Unidos en un marco particularmente grave de tensión, por más que la embajadora Reynoso los considere como “algo común”, criterio que de alguna manera compartió el senador Pedro Bordaberry. El líder de Vamos Uruguay consideró que la cumbre “no sirvió para tratar temas comerciales”. Explicó que el “Mercosur político” lleva a que “el país se pelee con Estados Unidos”, cuando éste “abrió el mercado de los cítricos a las colocaciones uruguayas”.

 La CIA en Uruguay

En este documental conoceremos la historia de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) en América Latina, prestando especial atención a las actividades de esta agencia en Uruguay. Analizaremos el porqué después de la Segunda Guerra mundial y durante la guerra fría, la C.I.A, con la ayuda de los regímenes dictatoriales del continente, penetró en estas sociedades y tuvo una presencia invisible que resultó en una serie de detenciones y torturas asesinando incluso a los sospechosos de ayudar al "enemigo". ¿Quiénes eran sus cómplices y víctimas? Intentaremos averiguar si la CIA sigue presente hoy en día en Uruguay.

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