Mi viejo no se mató

Tania Sosa hija de tupamaro muerto en 1982 no cree en la versión oficial del suicidio

La hija del militante del MLN-T Edgar "el Gato" Sosa presentó ayer ante la Justicia una denuncia penal por la muerte de su padre, en abril de 1982. Tania Sosa arribó al Uruguay para presentar la denuncia, en breve diálogo con LA REPUBLICA, narró sus sensaciones y sus expectativas.

Las palabras de Tania trasmiten emoción y tranquilidad. "Mi viejo no se mató", y por eso "quiero saber la verdad".

­ ¿Cuál fue la sensación al presentar la denuncia?

­ De tranquilidad, más que nada por la memoria de mi viejo. Cuando pasó todo lo que pasó yo era muy chica y me quedó, durante años, la sensación de que no había podido hacer nada. Lamentablemente, todo lo que hago ahora tampoco me lo va a devolver, pero se tiene que saber la verdad. La base de cualquier país es la memoria y hay cosas que no tienen que volver a pasar, no sólo porque mi viejo esté muerto, sino porque hubo desapariciones, gente que no pudo hacer nunca un duelo, gente torturada.

­ ¿Cuándo tomaste la decisión de presentar la denuncia ?

­ Mi padre fue lo que más amé en el mundo y me pareció una injusticia terrible. Si pasaron tantos años antes de hacerlo fue porque yo era chica, porque no podía salir del país (reside en Argentina) y por cuestiones personales. La intención es básicamente que se sepa la verdad, que mi viejo no se mató, no se ahorcó.

­ ¿Qué te contaron los compañeros de tu padre?

­ Mi viejo era una persona llena de vida. Y no lo digo como hija, lo digo por los testimonios de sus compañeros. Mi viejo siempre estaba dándole fuerza a todo el mundo, y eso se va a poder corroborar, (porque) hay un montón de testigos y compañeros que están apoyándome en esto. Mi viejo estaba lleno de vida.

­ Los procesos que se están dando en Argentina y Uruguay donde estas causas comienzan a investigarse, ¿han sustento la presentación de la denuncia?

­ No. Hay otras razones. A mí me pueden haber sacado a mi viejo, pero mi historia no me la arrancaron. Esto es algo que vengo procesando, porque es dolorosísimo (sic), y llegó el momento de hacerlo. Es algo totalmente personal, un mano a mano con mi viejo.