Cualquier monedita sirve para aceptar inversiones
Fiscal Viana en Facultad de Derecho
Los soles y las manos
El de la concentración fue de los temas más polémicos. Si existe o no, si es buena o no, si es igual a la que existió en el pasado o no. Y también se habló de la concentración en otros sectores de la economía. Presentamos ahora lo medular de las visiones de Fernando López, Fernando Mattos, Javier de Haedo, Joaquín Secco y Andrés Berterreche. "No se puede tapar el sol con la mano", dijo uno de los panelistas. Quedó claro que, según la óptica de cada uno de ellos, hay diversos soles y diversas manos.
La concentración de la tierra, ¿es un problema o una virtud?
¿Qué consecuencias tiene? ¿Es aceptable la concentración de tierra por parte de grandes empresas?
López: (…). La concentración es un tema grave. Fundamentalmente, es una amenaza muy fuerte para la producción familiar (…). Cuando nosotros hablamos de concentración no solamente hablamos de la concentración de la propiedad. Si tres o cuatro empresas arriendan el 99% del territorio nacional, el efecto concentrador es exactamente el mismo. Entonces, cuando hablamos de concentración, hablamos del conjunto. (…).
Que la tierra esté en muy pocas manos es lo grave. Algún ex presidente decía que con 100 estancias en Uruguay alcanzaba. Nosotros pensamos totalmente lo contrario. Aunque el Producto pudiera ser, quizás, desde el punto de vista económico, el mismo.
(…) que alguien diga que como no hay datos oficiales no sabemos si hay concentración o no, es como que si en pleno verano hay alguien que está con chuchos de frío, está transpirando, le toco la cabeza y está "volando", y le dicen "¿tiene fiebre?". "Como no tengo termómetro, no sé". Pero tiene fiebre.
Vemos que, por ejemplo, en el sector forestal hay ocho empresas, con más de 700.000 hectáreas, y, en el sector agrícola, cinco de las empresas más grandes manejan 400.000 hectáreas. Tenemos el 8% del territorio en 14 empresas. Ésas no estaban hace unos años. Entonces, es un problema importante.
Estamos convencidos de que –son datos oficiales– el 2% de las empresas tienen el 35% del territorio. Es un dato estadístico y eso es grave para nosotros, porque no genera distribución.
(…) en estos últimos días se ha dicho que los productores, en general, han aumentado. Se dice que aumentaron los productores en el Censo (Agropecuario) del 2000, pero no se dice que se cambiaron los criterios para censar, así que es una verdad dicha a medias. Creemos que ahora (en el nuevo Censo 2011, el número de productores) va a bajar (…).
Los datos del Banco de Previsión Social, que no siempre son aplicables 100%, manejan que del 2006 a esta parte hay 4.000 empresas menos que tengan hasta cuatro empleados, en el sector rural: de 50.000 pasamos a 46.000. (…).
(…) no se puede tapar el sol con la mano. Es un tema grave. En las estadísticas públicas habría que tener un rango para los que tienen muchísima tierra (…). Y creo que es igualmente preocupante la concentración de la agroindustria en el Uruguay, o en el mundo, (…), sobre todo con las transnacionales.
Mattos: Creo que yo estoy un poco más de acuerdo con el trabajo de Seragro, donde no pudimos detectar, en la estadística disponible o en la información oficial, qué grado de concentración puede haber, ni si hay concentración. Creo que tendríamos que esperar el Censo (Agropecuario 2011) para tener una información fidedigna, aunque evidentemente ha habido un cambio productivo muy importante y un cambio en la tenencia de la tierra que es visible por todos.
Quitando el caso de Colonización, que es el que tiene más tierras en el país, (…) dentro de la órbita privada Montes del Plata es el mayor tenedor de tierras, con 250 o 260 mil hectáreas. Y estamos diciendo que el que tiene más tierra, o la mayor propiedad, representa 1,5% del territorio.
A mí me preocupa mucho más la concentración que vemos en el área de la agroindustria, en el área del comercio. Nosotros somos productores y tenemos que conectarnos en una generación de cadena de valor con la agroindustria a la cual comercializamos nuestros productos, y también tenemos que comprar o contratar los servicios y los insumos, a pro-veedores, donde también hay un grado de concentración muy importante.
Si en el caso de la ganadería tenemos el 25% de la capacidad de faena en una sola compañía, éstos son temas que deberían preocupar más. Tenemos la cadena de valor de la cebada y de la cerveza, donde hay un monopolio. Tenemos el caso de los servicios públicos, los monopolios estatales, y todos sabemos que en muchos rubros productivos los servicios que prestan estas empresas públicas son relevantes a la hora de conformar el costo, y sabemos también que las empresas públicas, un día sí y otro también, tienen tarifas parafiscales, porque evidentemente están contabilizadas las transferencias que tienen que pasarle al gobierno central.
En la crisis del 98, cuando los valores de los granos se cayeron prácticamente a la mitad, teníamos proveedores de insumos -como los fertilizantes- que hasta que las compras de los productores no agotaron sus stocks no redujeron el precio. Y tuvimos que enfrentar la zafra 98-99 con precios deprimidos, y la de 2008-2009 con precios deprimidos, pero con los insumos carísimos (…).
Entonces, cuando hablamos del problema de la concentración, estamos obligados también a mencionar algunas medidas que a nuestro entender son contradictorias.
Por un lado, el Poder Ejecutivo eleva al Parlamento un proyecto de ley intentando desestimular el valor de la tierra y combatir algo que nadie está realmente convencido de que exista, que es el tema de la concentración.
Por otra parte tenemos una gran concentración en otras áreas, como por ejemplo las licencias de prospección y de explotación minera. Hemos asistido –los que estamos afectados tal vez estamos un poco más informados que el público en general– a una verdadera fiebre del oro y del hierro en el país. Tenemos hoy millones de hectáreas denunciadas por pocas compañías, que han irrumpido en el escenario y que traen una enorme incertidumbre para la producción, porque no sabemos si mañana o pasado empiezan las detonaciones, o si entra una máquina a hacer un cráter adentro de nuestro campo, afectando directamente no sólo nuestro sistema productivo sino también nuestro estilo de vida.
Creo que, por un lado, se quiere frenar la concentración y, por otro, se propicia que cierto tipo de inversiones vengan al país sin la debida discusión previa, y modificando el Código de Minería, muchas veces a medida de una determinada empresa, lo que nos parece muy peligroso.
También tenemos el querer desestimular el valor de la tierra y, por otro lado, el acuerdo que firmó el Poder Ejecutivo con la empresa Montes del Plata, para asegurar la inversión. (…) acuerdo directo entre la empresa y el gobierno, en el que se le proporcionan ventajas realmente asombrosas, para asegurar la inversión de esta empresa.
No hay dudas de que tenemos que tener ventajas y de que tenemos que tener condiciones especiales para atraer inversiones que van a generar un impacto muy importante en la economía nacional. Pero cuando se plantean cuestiones como la categorización de los suelos en un área de 200 kilómetros de donde va a estar instalada la fábrica, afectando departamentos enteros, que no son necesariamente forestales, a los efectos de que se pueda abaratar el flete de la llegada de la materia prima a esa industria, a mí me parece que eso sí es un aspecto que incide muy fuertemente y aparece como una fuerte contradicción.
Por otra parte, en las mismas condiciones que se establecen en ese contrato, las propias compras o transferencias de tierra hacia esa empresa solicitan la renuncia del derecho que está establecido por ley. Creo que es absolutamente ilegal ese acuerdo (…).
Creo que acá hay que sincerar un poco el discurso. No puede ser que hagamos un discurso en el que se dice que la concentración se debe evitar, cuando no está comprobado que existe, y que por otro, en otras áreas de la actividad económica,s se dé un claro ejemplo de que el Poder Ejecutivo está tirando para otro lado.
De Haedo: Qué problema manejarse con prejuicios, ¿no? Se dicen esas verdades reiteradas "n" veces y todos nos convencemos: "el agro está tremendamente concentrado", "el agro paga pocos impuestos" –ustedes acaban de demostrar que no es así– o "la forestación no paga nada", que tampoco es así.
Y como bien decía Mattos, en el Uruguay de los monopolios públicos de 100% de concentración en un solo jugador en algunos mercados importantes, se habla de preocupación por la concentración en un sector que definitivamente no la tiene. El segundo latifundista del país, decía Mattos –el primero es Colonización–, el segundo latifundista del país tiene el uno y pico por ciento de la superficie.
Tú decías recién, Fernando –una cuenta rápida en el aire, perfecta–, el 8% del territorio en 14 empresas. Mattos decía agroindustrias, sector comercial, en todo el país, con dos, tres, cuatro jugadores, se tiene el noventa y pico por ciento del sector. Si hay un sector que está atomizado es el sector agropecuario y no precisamos estadísticas oficiales para comprobarlo, lo sabemos.
Y, en todo caso, ¿cuál es el riesgo de la concentración? El riesgo de la concentración es un comportamiento distorsivo del mercado por parte del que tiene el monopolio y el oligopolio. Y en el sector agropecuario, que es tomador de precios, no hay ninguna posibilidad de comportamiento distorsivo.
En todo caso puede haber más concentración que antes, o una concentración distinta, pero no es un problema. Hay que ver cuál es la causa de esa concentración. Antes había concentración, yo recuerdo de chico, yo vengo del sector agropecuario y soy propietario de campo, se hablaba de Fulano y Zutano en Rivera, en Paysandú, 10, 20, 30.000 hectáreas, nombres conocidos, mi padre me los mencionaba hace 30 o 40 años. Bueno, hoy esos nombres han mudado a otros, firmas globales, jugadores importantes.
Antes había una concentración motivada por la alta imposición a la tierra, que incentivaba a crecer hacia afuera del campo, en vez de crecer hacia adentro del campo. Era una mala concentración. La actual concentración es por la aparición de grandes jugadores globales, y por razones de economías de escala y de eficiencia productiva. Es una buena concentración. Lo curioso es que el gobierno quiere atacar la concentración buena que tenemos para volver a la mala, aparentemente.
Al igual que lo que quieren hacer con lo de las patentes, es otro ejemplo de mal diseño institucional. Es decir, se quiere hacer un cambio en el régimen de patentes que va a llevar a envejecer el parque automotor del Uruguay. Es un perfecto ejemplo de libro de texto de mal diseño de las instituciones y los incentivos económicos en un mercado. Un mamarracho total. Realmente, esto no tiene ni pies ni cabeza.
Secco: Quería referirme a algo muy parecido a lo de Javier, en el sentido de que probablemente haya concentración de los negocios agropecuarios. Lamentablemente, no tenemos cifras. Pero esa concentración es el resultado de las crecientes necesidades de escala para operar.
Para mí, esto no tiene que ser un principio general. Me gustaría mucho más que los negocios estuvieran menos concentrados –que tuviéramos un modelo más parecido a Nueva Zelanda (…)– y que estuvieran, fundamentalmente, menos extranjerizados.
Hubiera sido fantástico que la agricultura y la forestación, en vez de haber venido de la mano de los argentinos y los finlandeses, hubiera venido de la mano de emprendedores uruguayos, con el financiamiento de las AFAPs y con instituciones nacionales. Me hubiera gustado esto, mucho más que lo que ocurrió.
Lo que observo ahí, nuevamente, son las deficiencias de nuestras organizaciones, de nuestras instituciones, de nuestro capital humano, de nuestro capital social. Creo que ése es el llamado de atención principal, porque eso está en la base de todo lo demás que pasa de ahí en adelante. Y que no lo vamos a obstaculizar con un impuesto, porque si le ponemos un impuesto va a ser, no para superarnos, sino para empobrecernos (…).
Extendiendo este razonamiento, yo también diría que el agro es el sector menos concentrado y menos extranjerizado de la economía. Fijémonos en cualquier negocio bueno que haya en la economía y veremos que está mucho más concentrado que el agro, que tiene muchos más efectos de dominación monopólica, que –como decía Javier– no tiene el agro, y que es mucho mayor la concentración. Miremos la industria, los supermercados, las fábricas de cemento, lo que querramos, la industria automotriz, lo que se nos ocurra, está mucho más concentrado, está mucho más extranjerizado.
Y esto tendría que ser un llamado de atención, no para una política para el agro sino para una política nacional, porque tenemos anulado el área del cerebro de la capacidad emprendedora, de la capacidad innovadora, de la capacidad organizativa, de la creación de instituciones.
Berterreche: Menos de la legalización del aborto y de la marihuana, hablamos de todo: la patente, la minería. Parece que cuesta definir la concentración de la tierra. Y al colega Mattos, (el acuerdo entre el Estado y Montes del Plata) fue tan confidencial que evidentemente a él le pasaron cualquier cosa, porque eso no fue lo que se firmó. Y, para dejarlo tranquilo, le voy a decir que el Instituto (Nacional de Colonización) no va a violentar ninguna ley y va a hacer cumplir todas las leyes, y no va a ceder en ningún aspecto al respecto.
Ahora bien, la concentración de la tierra es algo que hoy preocupa no solamente al Uruguay. No es una discusión uruguaya. Ni siquiera es una discusión regional, es una discusión mundial. Es una discusión que la están dando la FAO, el IICA, el Banco Mundial. Hasta le pusieron nombre: acaparamiento de tierra; los gringos le llaman land grading, como si fuera una enfermedad.
Y realmente tiene efectos complicados. Evidentemente, el primer campo de batalla es el más débil: África. Y cuando vieron lo que pasaba en África dijeron: ‘bueno, vamos a discutir esto porque esto es complicado, acá podemos tener verdaderos problemas’. Ahora, ¿cuál es la propuesta?, ¿no discutir la concentración de la tierra cuando el mundo dice: ‘cuidado, hay que discutir la concentración de la tierra’?
La concentración de la tierra es mala, es mala. Y no voy a discutir si otros sectores de la economía están más concentrados. Po-siblemente los contratistas de fútbol estén más concentrados que la tierra, sí, pero acá vengo a discutir de la tierra. Y es mala por muchos motivos, porque pone en riesgo la soberanía y la seguridad alimentaria. La tenemos que prevenir.
Decimos: no tenemos datos, no tenemos datos. Estamos teniendo datos, estamos en
la mitad del Censo Agropecuario. Y quiero avisarles que, según algún medio de comunicación, algún datito tenemos, y se ha producido una concentración importante, según fuentes no oficiales.
Esos efectos de la concentración, además, desplazan a pequeños productores, generan problemas de carácter social, generan problemas a nivel cultural, generan problemas de desarrollo rural. Pueden hacer el camino que hice yo, desde Queguay hasta Quebracho, por adentro, no por la Ruta 3, y donde antes había productores y escuelas rurales, hoy hay taperas, escuelas vandalizadas y hasta una granja de perros. Y muy concentrado: dos estancias.
Permanentemente se dice, en eso hay que reiterar, y reiterar, reiterar, se crean verdades "goebbelianas" –una mentira repetida muchas veces pasa a ser una verdad axiomática, que no necesita demostración–, que las economías de escala son más eficientes. Y no es cierto. No necesariamente es cierto, por lo menos.
Hay un montón de empresas muy grandes en nuestro país que no tienen los mejores indicadores, ni productivos ni económicos. No los tienen. Busquen el rubro que quieran y pónganle el nombre. Yo no lo voy a hacer, porque después me pelean en la prensa.
Solamente para poner un ejemplo, por lo menos en lo que a mí respecta, el productor lechero más eficiente que yo conozco, que tengo datos, es un productor, un colono, que es arrendatario de 30 hectáreas de Colonización y, además, propietario de 40 hectáreas de tierra. Produce 12.400 litros de leche por hectárea por año, ¡12.400 litros de leche por hectárea por año! El promedio nacional es de 2.500.
Y el promedio nacional no solamente está afectado por los chiquitos, ineficientes, a los que hay que sacar del mercado porque son ineficientes (se refiere así, con ironía, a la opinión de otros), no, está también afectado por algunas empresas grandes. Pónganle nombre ustedes.
Lo podemos ver en todo lo demás. (…).
Y yo discrepo, no vinieron las grandes empresas a hacer el desarrollo forestal. Mucho del desarrollo forestal lo hicieron productores nacionales emprendedores, que después,
por distintos motivos –que no voy a analizar en este momento–, terminaron vendiendo, y (luego hubo) una enorme concentración del sector forestal.
Yo leí el documento base de Seragro y tengo que discrepar en este punto. Mayoritariamente estoy de acuerdo con el documento base, y me parece muy valioso, pero en este punto tengo que discrepar. En la cabeza de los que generaron el sector forestal –en alguna, puede ser–, pero en la mayoría de ellas no se concebía un sector forestal dominado por siete empresas, sino una gran diversificación productiva para productores uruguayos, nacionales y familiares.
La concentración fue después. Fue después y fue salvaje. En pocos años –2002, 2003–, donde además se vencían los créditos del Banco República o los créditos privados, no quedó casi que productor nacional independiente, no quedó. Salvo algún grupo que se organizó y pudo pelearla organizadamente.
Entonces, el tema de la concentración es un tema grave, y es un tema al que hay que combatir. Evidentemente hay una concentración diferente. Posiblemente la concentración que dio origen al Instituto de Colonización en el año 48 haya sido absolutamente diferente a la concentración de tierras que hay hoy. Ahora, ¿eso hace perder la vaslidez (del planteo de combatir la concentración), y que además se contrapongan (la de antes y la de ahora), se quiere dejar ésta para ir a aquélla? No, no. Se quiere dejar esto para ir a un modelo nuevo, inclusivo, justo, equitativo y de desarrollo, eficiente y productivo.
Pero tenemos que partir de la base de que los procesos concentradores que se están dando en nuestro país –en realidad lo que tenemos que hacer, además, es prevenirlos– son perjudiciales para el conjunto de la sociedad uruguaya. Y tenemos que hacer todo lo posible (para combatirlos). Y además me corresponde (como presidente del INC), porque es el mandato legal que tengo, por la Ley 11.029, donde el Artículo 1º dice que tengo que hacer exactamente eso. Y lo voy a hacer porque la Ley me lo ordena, pero además porque me gusta.
Montes del Plata es un claro ejemplo de una planta de celulosa que se pudo hacer porque se concentró tierra –la de ENCE, la de Stora Enso y la de Arauco–, para llegar a la escala que necesita una planta de celulosa. Arauco y Stora Enso venían comprando tierra, pero llegó un momento en que el precio de la tierra subió tanto que empezaron a abundar más en la otra estrategia de crecimiento forestal: los planes de fomento y conseguir que los productores propietarios planten montes. El aumento del precio de la tierra, ¿no es un freno a la concentración?
Berterreche: Yo vine a las otras dos conferencias, a la de ganadería y a la de agricultura, y saqué apuntes. En una me acuerdo que hubo toda una discusión sobre las inversiones y la concentración que había en la industria frigorífica, cuando aún había capacidad ociosa.
Y me acuerdo de que alguien, no recuerdo quién, tal vez está acá, planteó que era un manera de sacar al competidor para afuera. Si yo compro la capacidad instalada, aunque la deje ociosa, aunque la cierre, alejo un competidor, porque el mercado no es éste, vamos a aclarar, el mercado sí es global. Se dijo eso para la industria frigorífica. Mucho más para la tierra. Y mucho más para algunos sectores.
¿Cuánto es lógico que una empresa, en el caso de una empresa de pulpa, tenga que tener como seguridad de patrimonio forestal pa-
ra asegurarse que no le van a hacer un bloqueo (…)? Porque lo más caro que tiene una empresa de celulosa es la inversión en capital, son los 2.000 y pico de millones de dólares que tiene metidos ahí. Cada hora que no funciona es lo que sale más caro, sale mucho más que la materia prima. La materia prima es lo que posibilita que esa industria funcione (…). Entonces, ¿cuánto necesita? (…). Aquellos emprendimientos que salieron sin proyecto de materia prima (…) pasan… terminan cerrados.
Ahora, ¿cuánto es la cantidad mínima? Porque no es negocio para esa empresa tener muchos montes forestales, o no debería serlo. ¿30, 40, 50? Necesita, para lo que está establecido, no para Botnia sino para Montes del Plata, 200.000 hectáreas, 220.000 hectáreas, para lo que piensa hacer funcionar. Y tienen más de 220.000 hectáreas. Lo mismo pasa con Botnia. ¿Necesitan esa cantidad de tierra y de forestación para asegurar –yo estoy de acuerdo con que se aseguren el funcionamiento de la planta industrial– o es una manera de que no vengan otras empresas competidoras en el mundo a establecerse en un mercado que es muy competitivo a nivel forestal como el uruguayo?
El mercado no lauda todo, ya vemos que no lauda todo. Y estas cosas también son peligrosas. Hubiera sido mucho más interesante una empresa forestal que se abasteciera, como lo hacen en Finlandia, de una buena parte de su patrimonio forestal y de otra buena parte de productores agropecuarios nacionales que hubiesen diversificado su producción. El modelo fue para otro lado. Creo que le erramos.
(Con respecto a si el aumento del precio de la tierra frena la concentración), ya vemos que no. Por lo menos en lo que a estos sectores refiere. Por ahora no. Yo dudo, dudo de que haya grandes compras, porque no se justifican para el precio de la inversión forestal en Colonia, que es a lo que se refería también el Ing. Mattos por el precio de la tierra. Pero no creo que frene la concentración. l
H.L.
LA CATALINA SE LE DIO VUELTA AL PEPE!!
ResponderEliminarNO TE PIERDAS EL VIDEO Y EL CUPLÈ..
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