ES CONVENIENTE HACER CONOCER LO QUE SIGUE:
Compas:
Este titular fue publicado hoy en EL OBSERVADOR: "Ambientalistas quieren cambiar la constitución..." ¿Estos son los ambientalistas? La foto que acompaña la noticia fue tomada ayer en el Palacio Legislativo, donde se hizo el lanzamiento oficial de la campaña pro plebiscito contra la megaminería. No es casual que se haya hecho en el Palacio.
En la foto de EL OBSERVADOR aparecen, de izquierda a derecha: JONATHAN GAMENTHALER, militante y candidato del Partido Nacional por Rocha -recientemente publicó en su muro de FB: "Ha trascendido en algunos medios de prensa rochenses que apoyo y apoyaré al pre candidato nacionalista Alfredo Oliú, y que también intentaré integrar la Junta Departamental de Rocha para el año 2015. Todo lo dicho es absolutamente cierto..."-, CAROL AVIAGA, militante del Partido Nacional que trabaja intensamente en apoyo a la pre candidatura presidencial de Lacalle Pou, integrante del directorio del Partido Nacional, posible candidata a un cargo legislativo por Lavalleja; VÍCTOR BACCHETTA, conocido periodista "ambiental", líder de Movus, detractor de la Asamblea Nacional Permanente, prolífico redactor de notas para la prensa y para representantes políticos de todos los partidos con representación parlamentaria, asiduo visitante del palacio de las leyes.
No es casual que esta "ceremonia" se haya realizado en una sala del edificio parlamentario. ¿QUEDA CLARO POR QUÉ SE LANZA ESTA CAMPAÑA DE FIRMAS A LA PAR DE LA CAMPAÑA PRE ELECTORAL? ¿SE ENTIENDE CUANDO DECIMOS QUE CONVERTIRÁ NUESTRA LUCHA EN UNA PÁGINA DE LA AGENDA QUE NUTRE AL CIRCO ELECTORAL?
¿ALGUIEN CREE QUE LOS REPRESENTANTES DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS, QUE SIN EXCEPCIÓN INTEGRARON LA COMISIÓN INTERPARTIDARIA DE MEGAMINERÍA, ENSOBRARÁN LAS PAPELETAS CON LA PROPUESTA ENMIENDA CONSTITUCIONAL?
¿QUIÉN PAGARÁ LOS COSTOS POLÍTICOS DEL FRACASO DE ESTA INICIATIVA, QUE TERMINARÁ LEGITIMANDO LA MEGAMINERÍA EN NUESTRO PAÍS?
Los promotores de esta aventura plebiscitaria, estos oportunistas al menos -otros ingenuamente los siguen-, harán su negocio y desaparecerán, mientras los movimientos sociales quedarán definitivamente silenciados. Reflexionemos antes de dejarnos arrastrar por esta farsa tan oportunamente montada.
Favor difundir.
Abrazo,
Germán
“Nos
equivocamos feo”, deberían decirnos algunos de los promotores
de un plebiscito
ya derrotado
Si preocupante es la ofensiva extractivista
multinacional empeñada en saquear nuestros recursos naturales con la anuencia
cómplice del elenco co-gobernante (oficialismo y oposición), no lo es menos la
metodología empleada desde hace unas semanas por cierta gente declarativamente
embanderada con la resistencia al saqueo, que, sin embargo, en los hechos,
arrima agua al molino del extractivismo ladrón disfrazado de “progreso”, pese a
encendidas proclamas cuestionándolo y llamando a apoyar la realización de un plebiscito
de carácter nacional prohibiendo la megaminería a cielo abierto.
Adoptando y multiplicando procedimientos “políticos”
que objetivamente ocasionan confusión y división en el creciente entorno social
popular que paulatinamente ha venido comprendiendo las gravísimas proyecciones
históricas de esta política estatal entreguista, se está impulsando una juntada
de firmas cuya intencionalidad no ha sido explicitada públicamente por sus principales
promotores, aunque la irrupción de última hora de algunos personajes de la farándula
politiquera en plena campaña electoral anticipada, da para sospechar que el
asunto es todavía más delicado, escabroso y peligroso de lo que podía suponerse
hasta hace poco tiempo.
Veamos:
La cosa no es muy difícil de entender:
1) Hace poco más de un año, la Asamblea Nacional
Permanente en Defensa de la Tierra, el Agua y los Bienes Naturales, reunida por
primera vez en la ciudad de Tacuarembó, consideró cuidadosamente la propuesta
presentada por uno de los colectivos sociales del casi medio centenar que la integran,
en el sentido de promover un plebiscito de alcance nacional que propusiera a la
ciudadanía una reforma constitucional prohibiendo la megaminería a cielo
abierto en todo el territorio.
2) Mediante un debate fraterno, realista y sincero,
se consensuó, sin embargo, sin la más mínima fisura, que lo prudente era seguir
transitando el camino de la denuncia y la concientización cotidiana por medio
de la divulgación de toda la información disponible acerca de los perjuicios de
los megaproyectos en curso y otros en ciernes, especialmente a través de
multitudinarias marchas nacionales como las cinco ya realizadas en estos dos
últimos años y a través de las múltiples movilizaciones locales, barriales o departamentales
desarrolladas desde fines del año anterior en el mismo sentido.
Entre otras consideraciones que condujeron a
dicho consenso, mereció especial atención la de que no sería nada sencillo
llevar adelante la campaña por el posible plebiscito, neutralizando a la vez la
extendida y persistente campaña oficial de falsedades ya acumuladas en mucho
tiempo y que, por lo tanto, tampoco sería sencillo demoler rápida y fácilmente
el mito del “inversionismo” extractivista como solución al drama de la desocupación,
que no se ha atenuado con absolutamente ninguna de las aventuras
multinacionales ya puestas en práctica escandalosamente, y que sólo han dejado
depredación, contaminación y, al contrario de lo pregonado, mayor mano de obra
desplazada, especialmente en el medio rural.
En buen romance: el panorama percibido desde
la primera asamblea, aun si hubiese habido consenso en cuanto a la voluntad o
el deseo de llevar adelante el plebiscito, no permitía alentar ninguna
esperanza fundada en cuanto a un resultado victorioso; y, por supuesto, esto
representaría el riesgo de terminar “avalando” indirectamente lo mismo que
estamos tratando de resistir y frenar a toda costa, en una resistencia que por
supuesto nadie en su sano juicio podría creer reductible a una dudosa instancia
electoral y nada más.
3) Lo consensuado, obviamente, no implicaba
prohibirle a ningún colectivo que igualmente lo entendiera conveniente,
promover un plebiscito de carácter nacional; o que el tema no pudiera replantearse
y reconsiderarse en ulteriores asambleas de la misma forma abierta, fraterna y
ejemplarmente democrática con que se resolvió en setiembre de 2013, se siguió
resolviendo en las cinco asambleas siguientes y se seguirá resolviendo en las
próximas. La ANP no le cerró las puertas a un posible futuro plebiscito, sencillamente
por no ser un partido político de “férrea disciplina”, sino, nada más y nada
menos, un amplísimo movimiento social resuelto a transitar el necesario ensayo
de una democracia de abajo, sin caudillos, sin grupos “vanguardizantes”, comprometido
con la idea de que todo lo que se asuma lo sea a través del consenso y la
voluntad de sumar fuerzas en una lucha que ni empieza ni termina en una marcha
o una recolección de firmas.
4) Posteriormente, vecinas y vecinos organizados
de Tacuarembó, lograron algo inédito que mostró otras posibilidades de
resistencia y que demostró las potencialidades subjetivas existentes en zonas
del interior del país tradicionalmente consideradas ajenas a la movilización
popular: más de 13.000 firmas departamentales declarando a Tacuarembó libre de
megaminería a cielo abierto, fueron reunidas en poco tiempo. Y, apenas
concluida esa recolección de firmas, el gobierno clausuró la radio comunitaria
tacuaremboense que cumplió un papel fundamental en esa campaña, y la Corte
Electoral desestimó el valor de dichas firmas.
Simultáneamente, en otros departamentos del
interior, se multiplicaron las iniciativas locales en el mismo sentido o muy
parecido, como podemos verlo diariamente.
5) Al día de hoy, un núcleo de gente del cual
alguna de ella participó en aquella asamblea de Tacuarembó y subsiguientes, se
ha hecho responsable de impulsar la recolección de firmas para un plebiscito
nacional prohibiendo la megaminería a cielo abierto. Lo hace al margen del ámbito
asambleario aunque haya lanzado esta recolección en el curso de la quinta marcha
de la ANP en defensa de la tierra, el agua y los bienes naturales, realizada el
18 de octubre último. Lo hace, ostensiblemente, sugiriendo sutilmente que se
trata de una iniciativa surgida del amplísimo movimiento social nacido en suelo
tacuaremboense, reforzando esa apariencia mediante la sana y bien intencionada
colaboración de otra gente efectivamente “simpatizante” de la ANP y su lucha,
pero que desconoce cómo se fueron dando los hechos lisos y llanos que aquí se
señalan someramente.
6) Por último, corresponde señalar la perla
del collar “pro plebiscito” que parece poner las cosas en su sitio y que,
obviamente, obliga a salirle al cruce a algo que, más allá de detalles y especulaciones
para los más variados gustos, es la confesión rotunda y clara de los contenidos
“políticos” de fondo de algo que no tiene nada que ver con el espíritu ni con
la metodología de la ANP y de la inmensa mayoría de los colectivos que la
integran: la presentación hecha “en sociedad” de quienes promueven el
plebiscito, en el palacio legislativo el lunes 2 de diciembre, contó con la
presencia “militante” de reconocidas figuras dirigentes pertenecientes al mismo
partido político co-responsable activo de la escalada saqueadora en boga, que
ante la campaña electoral la posa de “oponente” sin serlo en absoluto, y busca
votos más que nada entre los directamente perjudicados por el extractivismo
saqueador.
No parece muy probable, pero ante lo que
viene ocurriendo, los posibles “incautos” deberían desmarcarse y plegarse a
denunciar todo esto como lo que es, objetivamente, más allá de las sanas
intenciones de parte de quienes colaboran juntando firmas: un operativo por lo
menos irresponsable y demagógico que lleva en sus entrañas, necesariamente, la
marca de la derrota del mismo plebiscito que se promueve, pues al enlazárselo,
como se lo hace, con el proselitismo electoral deschavado, quedan
desnaturalizados los enunciados bajo los cuales se llama a una “consulta
popular” flechada de antemano, que no por casualidad nació del oportunismo y la
falta de lealtad de algunos que hace un año, en Tacuarembó, simularon plegarse
al consenso social democráticamente asumido por la ANP.
Por todo lo dicho, prudencia y calma: no
estamos ante una movida contra el saqueo; estamos ante algo que estaría bueno
explicaran con sinceridad algunos de sus cogestores, si es que la humildad y la
buena fibra virtuales, les permiten explicaciones honestas, tras las que, si
fueran consecuentes, deberían decir públicamente y sin remilgos: NOS
EQUIVOCAMOS FEO, y listo.
No es la primera vez que sucede. Hay toda una estrategia consistente en robar consignas por un lado, y por otro, montar de la noche a la mañana movimientos paralelos, que usan el mismo nombre de los movimientos originales para despistar a la opinión pública. Tienen una agenda paralela que se superpone y se confunde con la original. Aprovechan los resultados de la campaña (generalmente llevada adelante con mucho sacrificio) por movimiento original sobre tal y cual tema; pueden llegar a usar los mismos folletos y volantes. Diseñan afiches iguales, pero les cambian el nombre de los autores de la iniciativa por los suyos propios. Desde el punto de vista político están muy bien respaldados.
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