29 de diciembre del 2013
Pablo Meléndrez
El viernes 20, a pedido del fiscal Fernando
Pérez D`Auria, la jueza de Tacuarembó, Karen Cuadrado, absolvió a los
militares Juan Carlos Gómez y José Gavazzo, quienes habían sido
procesados en agosto de 2010 acusados por el homicidio de Roberto
Gomensoro, cuyo cuerpo apareció flotando en el lago de Rincón del Bonete
en marzo de 1973, cerca del Batallón de Ingenieros Nº 3 del Ejército.
En su momento, la jueza Lilián Elhorriburu y la
fiscal Angelita Romano, entendieron que existían pruebas suficientes
para imputar a Gómez y a Gavazzo la muerte de Gomensoro. Un testigo dijo
que durante una sesión de tortura los militares caparon al detenido.
Sin embargo, al finalizar el proceso, Pérez D`Auria,
quien suplantó a Romano en el cargo, entendió que no hay pruebas que
acrediten la responsabilidad de los militares y pidió su sobreseimiento.
Eso permitió la excarcelación de Gómez (coronel retirado de 78 años de
edad) pero no la de Gavazzo, quien continúa en prisión ya que enfrenta
otras causas.
En el dictamen absolutorio, Pérez D`Auria sostiene que
en la causa declararon 134 testigos pero "solo uno hace referencia" a la
castración de Gomensoro. Señala que ese único testimonio "se contradice
con sí mismo" y también con "la prueba científica", ya que los estudios
forenses concluyeron "la inexistencia del fallecimiento por castración"
de la víctima.
El del caso Gomensoro es el tercer fallo absolutorio de
militares en poco más de un año. En agosto de 2012 el Tribunal de
Apelaciones de Penal de 4° Turno (y luego la Suprema Corte de Justicia)
absolvió a los militares Walter Gulla y Enrique Rivero, que habían sido
procesados con prisión acusados por el homicidio de Horacio Ramos, un
miembro del MLN que apareció muerto en su celda del Penal de Libertad
en 1981.
La sala determinó que no existen pruebas de que haya
sido un homicidio, y cuestionó la labor del juez Rúben Saravia y la
exfiscal Mirtha Guianze porque "no se reconstruyeron los hechos. Se
crearon hechos".
En este caso solamente Gulla recuperó la libertad,
ya que Rivero está siendo juzgado por su responsabilidad en el
secuestro y homicidio de Ubagesner Chaves Sosa.
En agosto pasado, la Suprema Corte de Justicia
absolvió al exdictador Gregorio Álvarez, quien había sido procesado por
su responsabilidad en la muerte de Roberto Luzardo, un integrante del
MLN que falleció en 1973 en el Hospital Militar luego de no recibir
asistencia. La Corporación no encontró pruebas que implicaran a Álvarez,
quien de todos modos sigue en prisión por otras causas.
Rosana Gavazzo, hija y abogada de José Nino Gavazzo, ayer, frente al juzgado de Misiones y 25 de Mayo Foto: Pablo Nogueira La Diaria
Rosana Gavazzo, hija y abogada de José Nino Gavazzo, ayer, frente al juzgado de Misiones y 25 de Mayo Foto: Pablo Nogueira La Diaria
Sin pruebas
La abogada Rosanna Gavazzo, asesora del Centro
Militar e hija del represor José Gavazzo, dijo a El País que en los
casos contra militares y policías por delitos cometidos durante la
dictadura "la prueba siempre es nada". "Hay un muy mal manejo de la
prueba y se toman en cuenta testimonios que no tienen ninguna validez, y
eso impide ejercer la defensa", se quejó.
Gavazzo señaló que se "alegra" por la existencia de
fallos absolutorios porque hacen que "las cosas estén en su lugar". Su
padre, José Gavazzo, sigue en prisión ya que enfrenta condenas por
otras causas, que incluso fueron confirmadas por la Suprema Corte de
Justicia.
En tanto, el catedrático penalista Miguel Langón,
defensor del general Miguel Dalmao, en prisión desde 2010 y quien
enfrenta una pena de 28 años de cárcel por el homicidio de la militante
comunista Nibia Sabalsagaray en 1974, dijo que en "en todos los casos"
de derechos humanos "se ha procesado sin pruebas, y eso es lo más grave
que se puede hacer".
"Para validar una prueba 40 años después tiene que
ser definitoria y clarísima para que no queden dudas de que no es
una venganza política", expresó Langón a El País.
"Con estos fallos absolutorios se va haciendo
justicia y se van aclarando las cosas. Los camaradas encarcelados
están imputados con pruebas muy sumarias y con testigos de oídas", dijo,
por su parte, el presidente del Centro Militar, coronel (r) Guillermo
Cedrez.
Dificultad
El abogado y ex juez penal Federico Álvarez
Petraglia, denunciante en varios casos de torturas, desapariciones y
homicidios durante la dictadura, opinó que el hecho de que exista
solamente un testigo no alcanza para desacreditar una investigación.
"En el contexto de impunidad en que se manejaban los
militares, un solo testimonio puede ser importantísimo y debe ser
valorado en el conjunto de la prueba", dijo y señaló que en las cárceles
"hay miles de presos por rapiñas señalados solamente por un testigo".
Consultado por El País, Álvarez Petraglia dijo
que en la mayoría de los casos "se han superado los niveles mínimos
de prueba que se requieren ya que incluso han existido fallos
condenatorios dictados por la Suprema Corte de Justicia".
En tanto, Raúl Olivera, dirigente del Partido por la
Victoria del Pueblo y vocero del Observatorio Luz Ibarburu, institución
que realiza un seguimiento de las causas de derechos humanos durante la
dictadura, admitió que "no es fácil encontrar las pruebas". "Hay un
grado de dificultad del sistema penal para obtener pruebas, y ese es un
elemento sobre el que hay que reflexionar", dijo.
En diálogo con El País, Olivera consideró: "No se
puede condenar militares al barrer y en ese marco el Poder Judicial se
mueve con muy pocos elementos. Pero, ¿quién ayuda al Poder Judicial?".
Son 13 los casos con imputados
En los juzgados y tribunales de apelaciones
uruguayos hay 218 causas sobre violaciones a los derechos humanos
durante la dictadura, de las cuales 32 (15%), están archivadas, según un
relevamiento del Observatorio Luz Ibarburu, integrado por diversas
organizaciones sociales y que realiza un seguimiento de las denuncias
penales por delitos cometidos por militares y policías durante el
período de facto.
La mayoría de los expedientes (168, es decir, el 78%
del total) se encuentra en la etapa de presumario. En la fase de
sumario y con militares y policías procesados hay 13 causas (6%). Por
otro lado, según el estudio del Observatorio Luz Ibarburu, se dictó
sentencia definitiva en 3 expedientes (lo que equivale al 1% del total),
de acuerdo con un informe que la institución presentó a fines del
pasado mes de agosto.
La visión de los protagonistas
Miguel Langón
ABOGADO DE DALMAO
"El paso del tiempo hace todo muy difícil. Para
validar una prueba 40 años después, tiene que ser definitoria y
clarísima para que no queden dudas de que no es una venganza política",
dijo el experto penalista, quien aseguró que "en todos" los casos de
derechos humanos "se procesó sin pruebas".
F. Álvarez Petraglia
ABOGADO DENUNCIANTE
"En el contexto de impunidad en que se manejaban los
militares, un solo testimonio puede ser importantísimo y debe ser
valorado en el conjunto de la prueba", dijo Álvarez Petraglia,
denunciante en varios casos de tortura. "Hay miles de presos por
rapiñas con un solo testigo", añadió.
Raúl Olivera
OBSERVATORIO LUZ IBARBURU
"Hay un grado de dificultad en el sistema penal para
obtener pruebas, y ese es un elemento sobre el que hay que
reflexionar", analizó Olivera. "No se puede condenar al barrer y en ese
marco el Poder Judicial se mueve con muy pocos elementos. Pero, ¿quién
ayuda al Poder Judicial?", concluyó.
El Cnel Juan Carlos Gomez era terrible, era muy violento. Este muchacho le contestó de malos modos y lo castraron, el que lo castró fue Juan Carlos Gomez
Sábado 07 de agosto de 2010
El Juzgado de Paso de los Toros vivió ayer y desde el mediodía de hoy el momento más importante y más terrible en toda su historia. Los autos de procesamiento, resumidos por la Suprema Corte de Justicia, son terribles para quien los logre leer.
Según consta en este documento de la Justicia, “El Sr. J G [José Gavazzo] se encontraba en Paso de los Toros a fines de 1972 y principios de 1973″ aunque no fue el único lugar donde actuó torturando prisioneros políticos, siendo autor de varios asesinatos comprobados. Según Gavazzo su “misión fue re interrogar a toda la dirección militar del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, a los efectos de poder determinar las múltiples operaciones militares que a través de más de diez años había realizado ese movimiento y no habían sido hasta ese momento determinados los responsables…en Paso de los Toros se hizo en el Batallón de Ingenieros Nº 3″. Según informa la Suprema Corte de Justicia, estas declaraciones fueron realizadas por Gavazzo en diciembre de 2009 cuando en presencia de su abogado defensor se lo condujo a declarar en aquel momento como testigo, al igual que al ex coronel Juan Carlos Gómez, autor del asesinato de Roberto Gomensoro Josman, como quedó probado.
En 1973 Juan Carlos Gómez era mayor, según manifestó uno de los testigos, tenía un vehículo que se desplazaba a alta velocidad y participó en varias oportunidades de las torturas en Tacuarembó. Hoy, con más de 80 años, Gómez vive en una torre en Punta del Este. Fue el último jefe de Policía de Maldonado durante la dictadura.
Otro de los testigos “manifestó que los presos se encontraban en el Campo 3, en una pieza chiquita, entrando en el rancho de paja en la primera puerta”.
Un tercer testigo manifestó que vio dos veces a Gavazzo en el Campo 3 y que el mayor Juan Carlos Gómez “era severo al extremo, difícil de tratar; vivía en Durazno, cuando tenía guardias se quedaba en el Campo 3″.
El testimonio de uno de los testigos, que estuvo detenido desde agosto de 1972 hasta finales de 1973, permitió saber que “en el año 73 un maldito soldado borracho comentó en una reunión que estando en la guardia, que había estado en el movimiento nuestro, y les dijo a los soldados que me preguntaran a mí y eso me mató, y vino de la Región Militar 3, ya el cuartel de ingenieros no tenía nada que ver y vino del Cuartel General de la Región 3, entre ellos G [Gavazzo] y el matador [Juan Carlos Gómez]” . El testigo agregó que “el matador es el capitán J C G [Juan Carlos Gómez] que era en ese momento capitán de la región 3…J C G [Juan Carlos Gómez] a todos los que tenían problemas que no hacían lo que él decía nos vemos en Paso de los Toros y ahí los llevaba al Campo 3 y ahí me llevaron a mí para interrogarme otra vez, en el año 73… Ahí me desnudaron y me colgaron en los galpones y en determinado momento de ese día trajeron a un muchacho rubio, le hicieron lo mismo, lo desnudaron y lo colgaron… A ese chiquilín le hacían preguntas, lo castigaban, G [Gavazzo] era el peor y estaba ese capitán JCG [Juan Carlos Gómez], era terrible, era muy violento… Este muchacho le contestó de malos modos y lo castraron, el que lo castró fue el JCG [Juan Carlos Gómez] y yo lo miré muy feo; cuando él se dio vuelta y vio que yo lo estaba mirando me dio un hachazo con la bayoneta que lo había castrado y me cortó la rótula…
Roberto “Tito” Gomensoro pasó toda la noche desangrándose. “G [Gavazzo] daba las órdenes y miraba y sonreía mientras los demás las cumplían. Juan Carlos Gómez declaró que en la época detentaba el cargo de mayor, él mismo ordena que castren a Roberto Gomensoro, el que se desangró durante toda la noche perdiendo el conocimiento, en ese momento a otro testigo le rompen los ligamentos…
Esto fue constatado años después, por un médico forense, en cuyo certificado médico se expresa: callo óseo de cara anterior de rótula derecha. En esa época, según declaraciones de Juan Carlos Gómez realizadas el día 5 de agosto de 2010, no había otra persona con apellido G [Gavazzo], “no conozco, no sé, pienso que no debe haber”.
Cuando fue encontrado, se comprobó que al cuerpo de Roberto “Tito” Gomensoro le habían mutilado los órganos genitales, como fue declarado por uno de los testigos.
En un diario de la época en nota redactada por un corresponsal, se expresa: “horribles y espantosas mutilaciones…el cuerpo que se hallaba totalmente desnudo había sido mutilado espantosamente, especialmente sus órganos genitales, que aparecían totalmente cercenados”. Agrega que “…el cadáver fue trasladado a Tacuarembó, donde en el día de hoy se iba a practicar la autopsia , a los efectos de determinar las causas que determinaron su fallecimiento. El cuerpo no presentaba, a simple vista, heridas de ninguna índole, excepción hecha del cercenamiento de los órganos genitales, que pudiera arrojar alguna luz sobre la forma en que fue asesinado”.
Otra testigo manifestó que su padre le comentó que el cadáver tenía piedras entre el tejido y el cuerpo, que estaba desnudo, y “me comentó algo de los genitales, como que estaban mutilados”.
El esposo de la testigo mencionada manifestó que su suegro, que era corresponsal del diario “La Mañana”, hizo una nota sobre el cuerpo encontrado y comentó a nivel familiar que “estaba cubierto por alambre y tenía piedras, y que estaba mutilado pero no sé en qué parte”.
Uno de los testigos declaró que fue a rescatar el cuerpo en esa oportunidad. Ayudó a empujar el cuerpo hasta la orilla, el cuerpo estaba protegido por un tejido con tres piedras dentro, que tenían algo de blanco.
Otro testigo que estuvo de guardia en la morgue durante ocho horas custodiando el cuerpo en esa oportunidad recuerda que “parecía que le habían sacado un testículo”, si bien de la autopsia realizada por el forense de la época, Sr. L [Laca], el mismo declaró el motivo por el cual se quedó con la xx (cabeza) de quien a la postre sería Roberto Gomensoro: “…yo pensaba entregar la cabeza a alguien confiable, yo no confiaba en la policía…”.
“Una vez producido el deceso se ordena al oficial M (que era encargado del Campo 3), que envuelva el cuerpo en una malla de alambre y le coloque piedras para fondear el cuerpo y evitar que suba a la superficie del lago”. A quien M. le comentó “querés que te fondee como al rubio”. El testigo A recuerda que el sargento M gritaba en una oportunidad en el calabozo de la Policía “que al policía que lo había traído preso le iba a hacer lo mismo que le habían hecho al tupamaro, que lo habían tirado envuelto en un tejido”. El testigo MM expresó que M tuvo un problema con su hermano JM, el hermano le pegó a M que estaba borracho y le hizo volar el gorro y M le gritó “a vos te vamos a hacer lo mismo que a ese que tiramos en el lago”. Y F, quien en conversación con el comisario le relató sus investigaciones luego de encontrarse el cadáver, constatándose que el alambrado en el que fue envuelto pertenecía al Batallón y fue traído especialmente para el área perimetral, donde actualmente se encuentran dependencias de la Junta Local. Si bien era sabido en la época que apareció el cuerpo de Gomensoro en las condiciones relatadas anteriormente, curiosamente el indagado G [Gavazzo] manifestó en el día 5 de agosto que no tuvo conocimiento de tal hecho.
despues dicen que los hijos no tienen nada que ver con los padres...en el mal y en el buen sentido, eso no es cierto...casi nunca
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