Por Jorge Zabalza
Primera pregunta básica: ¿por qué un policía no siente
ningún tipo de frenos morales o éticos que le impidan asesinar a sangre fría un
pibe, sea en el Marconi, sea en Santa Catalina, en Córdoba o donde fuere?
Desde que el Ministerio inventó los famosos “megaoperativos”,
se indujo en la policía la creencia de que tiene derecho a invadir un barrio
con patrulleros y camionetas lanzados a toda velocidad, las sirenas abiertas y
las luces destellando (en Santa Catalina faltaron solamente los helicópteros).
Ese tipo de operaciones no está dirigido a la investigación del delito
cometido, sino a crear una sensación de terror en el vecindario. Está
emparentado con formas de represión masivas empleadas en el pasado reciente del
Uruguay y son similares a las que emplea la policía israelí para “controlar” los
barrios de población palestina. La policía uruguaya lo está haciendo sistemáticamente
en los barrios de la periferia y sus víctimas preferidas es la población joven.
Estas prácticas no forman al policía en el respeto a los demás.
Son demasiados los casos para creer que el de Santa Catalina fue algo
excepcional. El policía que asesinó a Sergio Lemos y los que se ensañaron con
Lorena Fagúndez y los otros pibes,
carecen de todos freno ético y moral, se creen dueños de la vida o la muerte de
los demás, creen tener el derecho de matar porque el Estado le otorga el poder
para hacerlo.
.
No tienen la más mínima idea de que actuaron contra los
preceptos morales y éticos. Nadie les ha inculcado conceptos éticos y morales
como el respeto a los demás, pese a que esas lecciones deberían haber estado en
la tapa del libro donde aprendieron procedimiento policial. Por el contrario,
en la desmesura de la arrogancia, los policías están siendo inducidos a verse como
una especie de Schwazernegger, a quienes les está permitido transgredir los
principios éticos y morales en nombre del Estado. El policía no es un ser
omnipotente, solamente puede usar su
arma de reglamento en condiciones muy definidas y dentro de límites muy
estrictos. Ningún policía tiene derecho a disparar contra un preso o contra un
sospechoso de haber cometido un delito. Esa clase de procedimientos forman
parte de la política del “gatillo fácil”, una forma ilegítima de emplear la
fuerza pública que lesiona profundamente las garantías constitucionales de los
ciudadanos y los derechos humanos de la sociedad entera.
El instinto de supervivencia de la especie domina sobre
las tendencias agresivas y por eso es posible vivir en manada, tribu o
cualquier tipo de sociedad humana. Así es que una enorme cantidad de personas poseen armas de fuego y no andan a
los tiros matándose entre sí, de la misma manera que no lo hacían en las
comunidades primitivas, donde cada cual poseía su lanza y su arco y flechas. En
el capitalismo, en cambio, se valora sobretodo la capacidad de triunfar sobre
los demás en la competencia, el mejor competidor es el mejor considerado
socialmente, aunque sea un energúmeno cuya gloria personal es dominar a sus
semejantes de cualquier manera, aunque para ello deban cometer los peores
crímenes. Sin embargo, el Ministerio del Interior inculca a sus subordinados
formas agresivas de relación, que implican una filosofía antinatural, opuesta a
la propia sobrevivencia de la especie humana. La misma que inculca el
imperialismo a sus soldados.
La segunda pregunta básica es: ¿por qué el Ministerio del
Interior no instruye a sus subordinados en el sentimiento de que los derechos
humanos son tan sagrados como la constitución o la biblia?.
Ante todo porque no les interesa. Esa es la respuesta
inicial. El gobierno de Mujica no está comprometido con la Verdad y la
Justicia, abdicó de ellas en aras de triunfos electorales. No puede enviar a
los jóvenes policías un mensaje firme,
claro y convincente de respeto a los derechos humanos, porque es un gobierno
incapaz de jugarse por la Verdad y la Justicia. Se limita a tomar medidas para
llenar el ojo de las instituciones internacionales. Sus gestos y señales indican
que “eso de los derechos humanos es mero palabrerío de intelectuales y grupos
radicales, los crímenes contra la humanidad fueron cosa del pasado, ahora hay
que olvidarlos y perdonar a los culpables”.
Es más, hay hechos que indican que su voluntad política es arrojar un
manto de impunidad sobre crímenes policiales que ocurrieron en plena
democracia, después de 1985. El ministro Bonomi ”olvidó” por ejemplo investigar los asesinatos de Fernando Morroni
y Roberto Facal, cometidos por la policía durante la “masacre de Jacinto Vera”,
de la cual fue partícipe activo junto con el presidente de la república y el
ministro de defensa. Asimismo ellos tres no se han preocupado por reabrir la
investigación del homicidio de Ronald Scarzella, antiguo compañero de ellos en el
MLN (T), cuyo asesinato huele desde siempre a “ejecución extrajudicial”. Estos
“perdones” de facto, otorgados en la oscuridad y el silencio, indican a los
policías que sus tropelías gozarán de impunidad anticipada por mucha democracia
republicana que exista. Se sienten protegidos, con permiso para depredar
impunemente.
Tercera pregunta básica: ¿por qué no se instruye a los
policías en las formas de proceder respetuosas de los ciudadanos y en el
respeto a sus garantías constitucionales?, ¿cuál es el sentido de incentivar el
espíritu represivo y la violencia policial en lugar de principios humanistas y
de solidaridad social?.
Para atraer las inversiones extranjeras son más
atractivos los salarios bajos que las exoneraciones impositivas (contradigo al señor presidente Mujica, de puro atrevido
nomás). Por esa razón la política salarial del gobierno mantiene a la tercera
parte de los habitantes con ingresos menores a 14.000 pesos, a menos de la cuarta
parte de la canasta de necesidades básicas. Es lo que requieren los acuerdos
con los sectores empresariales de la región y con las corporaciones
transnacionales.
Por lógica pura, como constantemente le están diciendo
que el producto y las exportaciones del país van cuesta arriba, el pueblo
trabajador aspira a que su poder adquisitivo crezca para vivir mejor. Sin
embargo sus aspiraciones están siendo reiteradamente postergadas, por lo cual
puede presumirse un incremento de la conflictividad social, como cualquier
conocedor de la historia puede corroborarlo. La estrategia de mantener bajos
los salarios puede entonces requerir una
policía preparada para dar palo, con capacidad rápida de respuesta y un
funcionamiento bien aceitado. El ministerio del interior ha asumido esa
responsabilidad histórica, la de instrumentar la concepción policial que
necesitan las corporaciones transnacionales y el capital financiero.
Con la población más excluida y marginada, socialmente
estigmatizada y aislada, la policía está ensayando los procedimientos violentos
que luego emplearán contra el resto del pueblo trabajador. ¿Qué víctimas más
indefensas e impotentes podrían encontrar para entrenarse en los novísimos
métodos represivos? La violencia
policial es una política de control de la población. Esa es la respuesta fundamental
a las preguntas básicas.
Conclusión: en el asesinato de Sergio Lemos en Santa
Catalina hay dos tipos de responsabilidades. La directa e inmediata es la del
brazo ejecutor, el guardia de la Republicana, pero hay otra responsabilidad,
indirecta y mediata, que es la del Ministro del Interior, el que decide cuáles
serán las políticas y las estrategias policiales y optó por desarrollar una fuerza policial preparada y
aceitada para reprimir. No alcanza con pedir disculpas, deberían cambiar la
concepción represiva global que domina en el gobierno de Mujica y que conduce a
actuaciones ilegítimas por parte de la fuerza pública.
Montevideo 4 de
diciembre
Comunicado de prensa de familia y
vecinos de Sergio Lemos.
El
día de hoy hace un mes del brutal asesinato de nuestro querido hijo, hermano,
vecino Sergio Lemos.
A un
mes de los hechos seguimos pidiendo justicia, rechazamos rotundamente la
caratula de homicidio simple de lo que fue una ejecución por la espalda de un
joven inocente, agravando los hechos con el intento de encubrir el crimen,
donde no solo está implicado el efectivo que realizo el disparo sino sus
cómplices.
Hemos
denunciado en reiterados momentos los hechos de violencia que la policía ha
ejercido sobre nuestra comunidad y más especialmente contra la juventud. Pues
lo de Sergio no ha sido un hecho aislado, viene en el marco de una continua
violación de los derechos humanos que venimos padeciendo.
Hoy
hacemos un llamado a la reflexión, a repudiar estas prácticas que nos retraen a
las peores épocas de nuestro país. A dar un abrazo solidario a las familias
víctimas de abuso policial, y a acompañar a la familia de Sergio Lemos en su
legitimo reclamo de Justicia.
Realizaremos en el día de hoy a las
20 hs una concentración en la terminal de Santa Catalina.
Por
lo mismo junto con otras organizaciones sociales: estamos convocando a
participar a la marcha el día miércoles 11 de diciembre, a las 19 hs desde el obelisco a la
universidad.
Una
marcha en silencio, pacífica y sin banderas políticas.
Agradecemos
su difusión por todos los medios posibles.
Nunca Más
Presos del Miedo
Justicia Por
Sergio Lemos
Basta Ya de
Impunidad
Sin ninguna posibilidad de organizar cursos de autodefensa civil, estos muchachos continuarán siendo víctimas de los organismos represores del estado.-
ResponderEliminarLa experiencia muestra que ante pequeños focos de resistencia mal dirigidos y mal organizados, el represor recula.-