Gabriel -Saracho- Carbajales, Montevideo,
15 de octubre de 2014, Primavera de la Dignidad.-
“...Por un perro que a lo mejor era gato...” **
A
una semana y media del regreso del gran circo de las ilusiones de
papel, la zoncera propagandística industrializada, aturde, aburre, sigue
alienando masivamente como si la vida del pueblo trabajador fuese un
eterno deambular de espejismo en espejismo. La maquinaria perfectamente
sincronizada del sistema, funciona, todavía, y por un buen rato seguirá
operando sobre nosotros como capucha de verdugo que no te deja ver el
rostro criminal ni las manos que nos revientan a latigazos día y noche
para anularte hasta la más elemental capacidad de resistencia y
mantenerte atado a la inexpugnable “cultura” de la obediencia.
Pero
algo evidentemente se ha roto; no “cayó” el sistema, por cierto que no,
pero algo se ha bloqueado, ha colapsado alguna zona de la memoria
domesticada, ya no hay manera de formatear el disco duro de los mandatos
que instruían sobre los sacros deberes cívicos del poder burgués que
religiosamente debían ser acatados por todo el mundo a lo perro de
Pavlov moviendo la cola cuando oye que se abre la puerta de la heladera.
Se
ha deteriorado “súbitamente” el ya ajado “carnet de (renovada) fe
democrática” que no puede faltar en la cartera de la dama y el bolsillo
del caballero. Se ha mellado la confianza popular en la instancia
cúlmine del dominio ideológico de los opresores organizados y
regimentados en el más poderoso partido político conocido, que es el
partido del Estado burgués.
El bendito “sufragio universal” no
es ya la verdad revelada por los profetas de la sana convivencia
ciudadana y la “paz social” de los sepulcros del capitalismo.
Unas
cuantas y unos cuantos entre los cuales varios podrían estar sentados
en la “colina parlamento” o dirigiendo algunas de las oficinas
burocráticas del republicanismo de utilería, nos hemos plegado
nuevamente a la señal inédita y portentosa lanzada en el 2010 por
decenas de miles de ciudadanas y ciudadanos “de a pié” que en las
elecciones municipales de ese año, desorganizadamente, sorpresivamente,
decididamente, optaron por anular el voto o votar en blanco (14 % en
Montevideo y 14 % en Canelones) al calor de la bronca todavía enérgica
dejada por la traición y el boicot impune a la rosada.
Mientras
unos cuantos trasnochados andan a las apuradas articulando afables y
“fraternales” encuentros familiares para hacernos “entrar en razón”,
otros pocos nos ruegan que los votemos, haciéndolo sin respeto y
pretendiendo descalificar a partir del cuestionamiento científicamente
“docente” basado en improperios y pueriles mojadas de oreja adornadas
con frases célebres y sentencias imperecederas cedidas solidariamente
por el compañero Juan Google, que, sin embargo, no nos brinda ni una
frase que explique por qué ellos no han podido concitar la atención que
sí concita la burrada NBA.
Son contados con los dedos de una
mano los que, sin autoerigirse en “la única y verdadera” opción,
respetuosamente procuran inducirnos a acompañarlos en esta nueva
performance del 26 de octubre que también consideran falsamente
democrática, aunque entienden, sin apearse de los principios, que
todavía debe participarse desde las urnas con expectativas de torcer el
funesto rumbo del ciclo de absurdo salvataje del “capitalismo bueno”.
Pero,
¿nadie se pregunta por qué coincide este epidémico sarampión NBA (nulo,
en blanco, abstención) con una patética campaña electoral signada por
el blá-blá-blá más necio y ridículo de la historia del marketing
politiquero, sin un gramo de propuestas mínimamente creíbles y con
frases hechas sin nada de materia gris y con mucho de “Balando por un
sueño”? ¿Por qué esta atrevida y tozuda deslegitimación NBA de la trampa
“democrática” no encontró, como era esperable, un retruque inteligente
aunque engañoso tratando de demoler el acierto “ultra radical” de que
“gane quien gane, pierde el pueblo”?.
¿Acaso la zoncera
ideológica dominante se distrajo y recién ahora tiene el reflejo de
procurar “re-enamorar enojados” ante la evidencia irremediable de que el
impacto NBA necesariamente incidirá en absolutamente todos los
resultados electorales “por la positiva”, más allá de lo que sugieran o
procuren inducir las encuestadoras del sistema?.
Lo que está ocurriendo es en realidad lo que tenía que ocurrir indefectiblemente:
Tampoco
en el plano de la propaganda caza-votos, el sistema tiene más
respuestas masivo-mediáticas que la mentira y la ciencia ficción barata;
es tal su anquilosamiento soberbio y autoengañoso, su esquizofrenia de
eterno ganador, su pizarrerismo ramplón, que no puede ver que ha perdido
hasta la capacidad de versear con cierta ingeniosidad creativa,
“virtud” que ha sido verdaderamente su principal atributo cultural.
Lo
burdo y grosero es ya su marca de fábrica tecnológicamente súper
atrasada, tanto que se copia a las más tenebrosas y pueriles técnicas de
las campañas electorales yanquis, de votación no obligatoria, con
porcentajes de abstención que andan por el 60 %, al contrario de lo que
ocurre en Cuba, por ejemplo, donde tampoco son obligatorias las
elecciones, pero en las que la participación activa es de alrededor del
90 % del pueblo.
El panorama previo al 26 de
octubre es el mismo que para toda la realidad capitalista: hasta
propuestas que aspiran a prosperar desde una posición de apariencia
súper crítica, entran por el aro del tecnicismo inútil, discutiéndose si
los votos en blanco y nulos o la abstención masiva, favorecen o no a
tal o cual fuerza política, o si quienes hemos llegado a la conclusión
NBA somos o no “agentes del imperialismo” o exponentes del “yoísmo” o
“mariconadas cobardonas”, al decir de algún flamante líder carismático.
No
se comprende que cada discusión por el estilo, es también un reflejo
indirecto de la acción política a partir de parámetros de cultura
política regida por premisas filosófico-ideológicas que son “legítimas” y
naturales para uso de la clase dominante, pero no para el pueblo
trabajador y sus organizaciones. No se entiende que es un exabrupto y un
exceso de subestimación por la enseñanza de otros pueblos, citarnos
antojadizamente supuestas sentencias “democráticas” de nuestros
referentes histórico revolucionarios más respetables en función de unos
votitos más para arrimar leña al fuego del parlamentarismo testimonial.
Algo
se ha roto, es cierto; algo hará mucho ruido este último domingo de
octubre con la “marca” NBA que al fin de cuentas no se sale totalmente
del territorio de las “reglas de juego” imperantes; el sistema, aunque
erosionado, sigue mandando con su prédica cantinflera ininteligible para
los que vivimos de las ocho horas. La cháchara burguesa, falaz,
profesionalmente falaz, se reedita con absoluta ausencia de creatividad;
no “enamora”, sencillamente somete por vía de una relativa aculturación
política con la que han contribuido graciosamente unos cuantos de los
que vivían citándonos a Lenin, Malatesta, el Che o el Viejo Artigas.
Pero
por primera vez, claramente, sin titubeos ni cargos de conciencia, un
conjunto de gente de pueblo que en su inmensa mayoría no tiene un gramo
de “indiferentismo”, responde sin ampulosidad: “Gracias, recién tiré”...
Mientras la voz de los eternos legitimadores de la farsa, siguen
discurseando como lo hacían los supremos administradores de justicia, al
mismo estilo de Cantinflas, en los últimos minutos de “Ahí está el
detalle” (la recomendamos; no es una película cómica, es una joyita del
“neorrealismo” latinoamericano que desnuda la lógica pirata de la
burguesía de todos los tiempos y de todas partes, y de sus mandaderos*).
Ahí
está el detalle, aquí está el detalle: el circo no ha podido, ni podrá,
renovar ni sus números de exhibición de trapecio ni recuperará a la
sensacional “mujer barbuda” que competía con la melena salvaje de los
leones. El circo ahora es realmente éso: un circo.
*
Considerada en su época como entretenimiento cómico de la categoría
“comedia de enredos”, hubo por los años ´40 del siglo pasado --hace un
ratito nomás-- una memorable película mexicana con el genial Mario
Moreno “Cantinflas” como principal protagonista, dirigida por otro genio
completamente olvidado del mejor cine de habla hispana, Juan Bustillo
Oro, con el sugestivo título de “Ahí está el detalle...”. El filme
describía --mejor dicho, condensaba mordazmente-- la hecatombe moral de
una pseudo burguesía “chicana”, dependiente, totalmente parásita e
intrigante, muy contangiada de los bemoles inmorales de su parentela
yanqui en plena y tempranera crisis de la sociedad capitalista en su
“fase superior” imperialista.
** Reflexión de Cantinflas en
“Ahí está el detalle”, a la luz de la pifia de la “justicia” mexicana
que no puede disimularse con el discurso florido de los doctores del
cinismo burgués.
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