Boda en Lugansk entre voluntario ruso y lugareña. Los rusos no son mercenarios.
Por Eloy Fontan periodista español desde La República Popular de Luganst
Estuvimos con Mozgovoy, Aleksey Borisovich
Figura mítica y clave, con Strelkov y Gubarev forman el frente más mediatico de la milicia, coinciden en que la tregua es inoportuna y son el reflejo romántico de las divergencias en Donbass.
Los fríos arrecian, el dinero se ha acabado y la ayuda humanitaria no llega a todas partes. Pero Mozgovoy es un estado, 4000 militares le siguen, tienen sus propios centros de suministro y un sistema de distribución que permite abastecer a civiles y militares de forma eficaz. Mozgovoy también es un hombre consecuente.
Pregunto: ¿y ahora qué?
.
Seguir con la guerra
¿Solo?
No estoy solo
¿Le hacen el vacío?
Sí, y qué. ¿A quién se le ocurre celebrar elecciones en tiempo de guerra? ¿Quién necesitaba la tregua? ¿para qué necesitamos “media” República Popular de Lugansk?
Y es que el frente se ha quedado lejos de las fronteras. Un cosaco que nos escolta coincide con él: “dominamos la altura de Stanitsa-luganskaya, veo mi casa, quiero ir a trabajar mi huerto y cuidar los animales, pero los ukros están allí, se han atrincherado. De no ser por la tregua, hace días que estarían en Kiev”
Muchos comparten esta opinión y han empezado a luchar por su cuenta, como Kozitsyn o Dremov, otros se unen a Mozgovoy. De todas maneras, los ucranianos no han dejado de disparar en todo el frente.
Pero no se han emprendido operaciones militares ¿no?
Eso no quiere decir que no haya guerra, ayer atacaron mi coche con obuses.
La situación es confusa: desde la República Popular de Lugansk se exigen elecciones para legitimar el nuevo gobierno y solicitar ayuda humanitaria, pero “¿son una prioridad? ¡mira alrededor! Hay que restablecer las infraestructuras, arreglar las casas, relanzar la economía y seguir con la guerra”, resalta Mozgovoy “¿quién va a ir a votar? ¿A quién le interesa todo ese montón de partidos que no sirven para nada? Detrás de ellos está la oligarquía, aquí y en occidente”
La República Popular sigue adelante con las elecciones, con el intercambio de prisioneros y la unificación del ejército. Hay problemas de corrupción con el reparto de ayuda humanitaria en torno a algunos batallones, y eso desacredita a la milicia en general.
También hay diferencias entre los funcionarios que no abandonaron la ciudad o asumieron cargos durante el asedio y los que acaban de llegar, más “profesionales”. Lo mismo ocurre entre la población: unos se fueron y otros se quedaron, unos se conforma y otros se indignan. Para algunos la guerra ya ha acabado y otros piensan “para los que os fuisteis ni siquiera ha empezado”, que todo vuelva a ser como antes o que cambie para siempre. Y con el frente a 10 km.
Como si nos acercáramos al fondo de la cuestión “producción, publicidad, consumo... como un rebaño. Queremos volver a ser un pueblo” Asegura Mozgovoy, “detrás de todo esto está la oligarquía: uno gana, muchos pierden. Está relacionado con la expansión de la democracia a la americana. Allá donde la llevan, guerra”.
En las zonas más castigadas las diferencias son menores, impera un orden soviético: se retiran los escombros con trabajo comunitario, los tanques se engrasan, se repara la maquinaria capturada, se mira al frente y se sueña con “el milagro ruso” (intervención militar y política). Pero están despiertos, y como pocas veces en la historia, con las armas en las manos.
martes, 21 de octubre de 2014
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