martes, 14 de octubre de 2014

Septiembre electoral



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Tercer Informe de Coyuntura trimestral elaborado por el Instituto Cuesta Duarte



Setiembre de 2014 

En un contexto económico internacional y regional complejo, la economía uruguaya continúa registrando tasas de crecimiento por encima de sus promedios históricos y por encima de la media de América Latina. Luego de un primer trimestre algo flojo en materia de crecimiento, el dato del PIB del segundo trimestre, que mostró una expansión interanual de 3,7%, echó por tierra los pronósticos más pesimistas que daban cuenta de una fuerte desaceleración de la economía y esperaban un trimestre de escaso o nulo crecimiento. Los datos relativos al mercado laboral también continuaron arrojando resultados favorables. La tasa de desempleo se ubicó en 6,6% en promedio en los primeros sietes meses del año, a la vez que siguieron mejorando los indicadores relacionados a la calidad del empleo y el salario real continuó la senda de crecimiento tanto en el sector público como en el privado. No obstante, es imprescindible seguir avanzando en mejorar los salarios más bajos, la formalización del empleo y las políticas activas que apunten a la capacitación y formación profesional. 

  La economía norteamericana luego de comenzar el año con una caída de la producción, tuvo un repunte importante en el segundo trimestre del año como consecuencia de un fuerte impulso de las exportaciones, la inversión empresarial y un fortalecimiento del consumo de los hogares. Con la divulgación de este dato es esperable que se ajusten al alza las perspectivas de crecimiento para Estados Unidos y que el gobierno continúe con la política de retiro de los estímulos monetarios que ha provocado el fortalecimiento del dólar a nivel internacional.



El recorte de estímulos monetarios de la economía norteamericana y su reciente repunte en términos de crecimiento conllevan a que, por un lado, fluyan menos capitales (o exista incluso una reversión de los mismos) hacia las economías emergentes y por otro, el dólar se siga fortaleciendo frente a las monedas locales. Además, es esperable que los precios internacionales de las materias primas no petroleras se ubiquen un escalón por debajo de los niveles promedio de 2013. Esto presenta un escenario externo menos favorable para la región, cuyos impactos variarán conforme a las características de cada país.

El FMI proyecta un crecimiento de la economía mundial de 3,4% para 2014, el que se compondría de una expansión de 1,8% de las economías avanzadas y 4,6% de las emergentes mientras que América Latina crecería en el entorno de 2%.

El contexto externo se presenta más complicado en el plano regional en la medida en que tanto Argentina como Brasil entraron en recesión técnica tras experimentar dos trimestres consecutivos de caída de la actividad económica. La economía brasileña entró en recesión técnica en el segundo semestre del año, una situación que no se verificaba desde fines de 2008 tras el impacto que tuvo la crisis financiera internacional sobre Brasil. Si bien en los últimos dos años Brasil venía mostrando dificultades para alcanzar tasas de crecimiento elevadas, la noticia se amplifica en función del contexto electoral. El sector primario y la industria son los principales contribuyentes a esta caída en la actividad. En el caso del sector primario, los factores climáticos fueron determinantes para en la evolución de la actividad mientras que la industria se ha visto afectada por la menor demanda de exportaciones hacia Argentina y Venezuela. A esto se suma el hecho de que en los últimos meses la inflación ha tendido a acelerarse, ubicándose por encima del rango objetivo gubernamental.




A pesar de la batería de medidas que viene aplicando el gobierno para dinamizar la economía, no hay confianza de parte de los analistas de que este año la actividad económica se acelere. Así, las proyecciones de crecimiento para 2014 han venido bajando sistemáticamente desde mediados de año y actualmente se ubican por debajo de 1%, menos de la mitad de lo que se esperaba al comenzar el año (2%).

En el caso de la economía argentina, en el primer semestre del año la actividad permaneció prácticamente estancada. No obstante, el leve crecimiento del segundo trimestre permitió que la economía dejara atrás el terreno de recesión técnica en que había ingresado tras la caída de la actividad que había registrado en el último trimestre de 2013 y primero de 2014. El leve crecimiento del segundo trimestre, de 0,1% interanual, es resultado de una caída de las exportaciones, del consumo y de la inversión privada, que fue compensado por un incremento significativo del gasto público y una contracción de las importaciones. El muy magro desempeño económico argentino, en conjunto con la falta de acceso al financiamiento externo, así como una serie de desequilibrios macroeconómicos, que se han reflejado fundamentalmente en la devaluación oficial del peso (y en la brecha que existe entre este y el dólar paralelo) configuran un panorama complejo en el vecino país.

Un contexto regional más adverso es sin dudas un obstáculo a la expansión de la economía uruguaya. En el caso de la economía brasileña, un menor crecimiento implica una menor demanda para las exportaciones de bienes uruguayos, en la medida en que Brasil es el segundo destino después de China y tiene una participación importante en las ventas totales al exterior (el año pasado una quinta parte de las ventas externas uruguayas se dirigieron a ese destino). Obviamente no todos los sectores exportadores se ven igualmente afectados sino que el impacto recae más duramente sobre aquellos que exportan a Brasil y que tienen dificultades para redireccionar sus ventas a otros destinos. No obstante, la mejora en la competitividad bilateral con Brasil, tanto por el repunte que tuvo el tipo de cambio en nuestro país, como por el aumento de la inflación en el vecino país permiten prever una mejora en la entrada de turistas provenientes de este país. En el caso argentino, el mayor impacto comercial ya fue procesado en los últimos años y se espera que la compleja situación macroeconómica de este país se siga expresando a través de una merma en el turismo.

La actividad económica doméstica se expandió 3,7% en el segundo trimestre respecto al mismo trimestre del año anterior y 2% en relación al trimestre inmediato anterior en términos desestacionalizados. Este dato es sumamente positivo, en particular después de que el año comenzara con un crecimiento trimestral bastante por debajo de lo esperado. Además, junto a la publicación del dato del segundo trimestre se corrigió al alza el del primer trimestre. Desde el punto de vista de los componentes de demanda, el crecimiento se explica en buena medida por el dinamismo de las exportaciones y en menor medida por la dinámica de la demanda interna. En efecto, las exportaciones se expandieron un 8,1% en términos de volumen físico mientras que las importaciones lo hicieron a un ritmo menor (2,4%). La demanda interna por su parte, tuvo un comportamiento dispar. Por un lado, se verificó un crecimiento del consumo final (4,4%), liderado por el gasto privado de los hogares (4,5%) y en menor medida por el por el consumo del gobierno (3,4%). Por otro lado, la inversión registró una contracción (-8%) a raíz de las menores inversiones del sector privado, afectadas por la finalización de Montes del Plata, que no pudo ser compensada por una mayor inversión pública.

Desde el punto de vista de la oferta, salvo la Construcción, todos los sectores de actividad económica se expandieron en el segundo trimestre en su comparación interanual. En particular, destaca el crecimiento de Suministro de electricidad, gas y agua (29,7%), fruto de una producción hidroeléctrica constante que fue posible por los niveles de lluvia registrados, el de Transporte, almacenamiento y comunicaciones (8,1%) y de las Actividades primarias (2,7%).

El dato positivo del segundo trimestre y fundamentalmente la corrección del dato del trimestre anterior (de -0,4% a 0%) quitó de plano la posibilidad de una recesión técnica, situación que recurrentemente ha sido pronosticada por algunos analistas y formadores de opinión pública.

El intercambio de bienes del Uruguay con el exterior mantiene su senda de crecimiento, aunque a un ritmo menor y con desempeños heterogéneos por productos y mercados de destino. El monto total de los bienes exportados desde el Uruguay -sin incluir las ventas realizadas desde Zonas Francas-, experimentaron un incremento de 3,4% en los ocho primeros meses del año en relación a igual período del año anterior. Por su parte, las importaciones – excluyendo petróleo y sus derivados- se expandieron 3,7%.

El crecimiento de las exportaciones se explica mayoritariamente, a partir del incremento de las ventas de Carne bovina fresca o refrigerada (6,1%), en buena medida producto del ascenso de los precios de colocación de la producción uruguaya en mercados más exigentes. Por otro lado, se registran incrementos en las exportaciones de Madera y sus sub-productos derivados (10,7%), Arroz (10,6%) y Trigo (188%), el cual se recupera luego de una cosecha afectada por excesos de lluvias. Por otro lado, entre los rubros que contraen sus ventas en este período se encuentra la Soja (-8,3%), pese a lo cual se mantiene en primer lugar del ranking, explicando por sí sola un cuarto del total exportado. Asimismo se observan caídas en aquellos rubros con fuerte inserción en la economía argentina como Autopartes (-10,5%), Vehículos (-12%) y Plásticos y sus manufacturas (-6,4%).



La República Popular China se consolida como el principal socio comercial, tanto en cuanto al principal destino de las exportaciones uruguayas con el 17,4% del total -aunque moderando su ritmo de crecimiento-, como en cuanto a principal origen de las importaciones (22,2%). La relación con el gigante asiático responde a una lógica de inserción de tipo centro-periferia, en donde Uruguay se ubica como proveedor de materias primas, alimentos y manufacturas de origen primario (soja, carne bovina, lana), mientras que su canasta importadora está ampliamente diversificada, con una fuerte incidencia en rubros como: combustibles fósiles, industria química y farmacéutica, equipos de telefonía, vehículos, entre otros. Su dinámico crecimiento, ha sido un factor clave para explicar el ciclo de altos precios de alimentos y materias primas básicas (commodities), del cual la región se ha beneficiado en su conjunto en los últimos años. Con la moderación del crecimiento chino, los precios de los commodities han tendido a moderarse, incluso a retroceder en ciertos casos.



En relación al mercado de trabajo las cifras continúan mostrando un desempeño muy favorable. En los primeros siete meses de 2014 la tasa de desempleo se ubicó en promedio en 6,6%, lo que representa un leve descenso respecto al 6,7% observado para igual período del año anterior. La tasa de empleo en lo que va de 2014 se ubicó en 60,3%, la cifra más alta desde que se dispone de estadísticas.

Estos niveles récord en los que se mantienen los principales indicadores del mercado de trabajo contradicen los pronósticos de diversos analistas académicos y políticos que desde hace varios años vienen anunciando un inminente deterioro en el empleo y desempleo. Las recetas que proponen son conocidas: moderación salarial y una mayor flexibilización laboral. Sin embargo, durante todos estos años y con escenarios internacionales más o menos favorables, los datos sistemáticamente han demostrado que la mejora salarial, la negociación colectiva y la expansión de los derechos de los trabajadores no han repercutido negativamente en el empleo, en la inversión o en el crecimiento del país.

Los desafíos del mercado laboral continúan pasando por reducir las brechas de desempleo existentes (sexo y edad fundamentalmente) y mejorar la calidad en el empleo. Sobre este último aspecto, el no registro a la seguridad social mantiene la tendencia decreciente, pero aun afecta a más de 400.000 trabajadores, mientras que los bajos niveles salariales todavía alcanzan a un elevado porcentaje de trabajadores, en particular aquellos que se desempeñan en el medio rural, servicio doméstico, el comercio y algunos subsectores específicos de los servicios y la industria.



En cuanto a la inflación, el IPC registró un incremento del 8,0% en los primeros nueve meses del año. Desde febrero a esta parte, si bien los registros inflacionarios permanecen por encima del rango meta establecido por el BCU, el ritmo de aumento de los precios se viene moderando lentamente.

El rubro que mayor incidencia ha tenido en el aumento de los precios en el año móvil cerrado a setiembre es Alimentos y bebidas no alcohólicas, explicando por sí mismo 2,7 puntos porcentuales de la variación total. Dentro de los alimentos, se destacan los aumentos en el precio de la carne, las verduras, el pan y los cereales. El segundo rubro en importancia, corresponde a la Vivienda (con una incidencia de 1 p.p.), en particular los alquileres y en menor medida algunas tarifas públicas, como agua y el servicio de recolección de residuos. En cuanto a la evolución del poder de compra de los salarios, en promedio han continuado expandiéndose durante 2014 y todo hace suponer que el cierre de año implicará completar el undécimo año de crecimiento sostenido del salario real. Entre los meses de enero y agosto de este año, el salario real creció en promedio un 2,9%, en relación a igual período del año anterior, por el efecto de un incremento del 3,5% del salario en el sector privado y del 1,9% para el sector público. Dentro del sector privado, los salarios del Comercio y reparaciones, fueron los que registraron los mayores incrementos en lo que va del año, con un aumento real de 5,3%. En el sector público, los trabajadores del Gobierno central vieron incrementadas sus remuneraciones reales 2,7% en promedio, mientras que en las Empresas públicas el aumento promedio fue de 0,8% en términos reales.

Las cuentas públicas mostraron una leve mejora en el mes de julio, en donde el Resultado Global del Sector Público se ubicó en -3.3% del PIB. Sin embargo, si consideramos el año móvil cerrado, el déficit fiscal muestra un importante deterioro en relación a igual período del año anterior, cuando fue de 1,5% en términos del producto.

Este deterioro obedece al crecimiento de los egresos (17,8%) por encima de los ingresos (11,6%) del sector público en el año móvil cerrado a julio. Asimismo, la recaudación de la DGI se redujo un 0,1% del PIB, por el efecto de una mayor utilización de certificados de devolución de impuestos. Por otro lado, el Resultado Primario Corriente de las Empresas Públicas, empeoró 0,5% del PIB en relación a igual período del año anterior.




Un aspecto relevante, lo constituye el incremento de las Inversiones Públicas, las cuales explican prácticamente un punto del PIB, en su enorme mayoría provenientes de las Empresas Públicas. Ajustando las inversiones, el déficit global se ubica en el orden de 2,3% del PIB. En materia de endeudamiento, los datos correspondientes al primer trimestre del año, indican que la deuda bruta del Sector Público se ubica en el 59% del PIB. En términos netos, es decir, una vez descontados las reservas internacionales en poder del Estado, el endeudamiento alcanza el 23% del PIB. En relación a la composición de la deuda, el grado de dolarización de la misma ha descendido hasta ubicarse en el 38% del total. Adicionalmente, se puede destacar que la deuda se distribuye prácticamente en partes iguales entre residentes (48%) y no residentes (52%), estando cerca del 80% de la misma compuesta por títulos de deuda soberana.




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