Manifestación en apoyo al nuevo gobierno de la coalición Siryza
ALAI, América Latina en Movimiento 2015-02-11 El catalizador griegoAlberto Rabilotta |
Y cuando
me asaltan estos pensamientos, lo que es muy frecuente con las noticias
que indican que se está “a tres minutos” (1) de una guerra nuclear,
pienso en los escritos sobre la decadencia del imperio estadounidense
del extrañado historiador Eric Hobsbawm, y en una recopilación de textos
de 2008 que analizan la supremacía absoluta que alcanzó Estados Unidos
(EE.UU.) con el desmoronamiento de la Unión Soviética, que define como
una acumulación súbita de fuerza, extraordinaria, brutal y hostil, que
“es tanto más difícil entender en tanto no cuadra ni con la política
imperial rodada desde largo plazo y aplicada durante la Guerra Fría,
como tampoco con los intereses económicos estadounidenses”.
Y difícil
no estar de acuerdo con Hobsbawm cuando agrega que “la política que
domina desde hace poco en Washington parece tan insensata a los
observadores extranjeros que es difícil comprender su finalidad real.
Para las gentes que dominan completamente o al menos a mitad el proceso
de toma de decisiones en EE.UU., se trata evidentemente de afirmar una
supremacía global por la fuerza militar, pero el objetivo de esta
estrategia sigue siendo oscuro. ¿Tiene posibilidades de llegar a un
resultado? El mundo es demasiado complicado para ser dominado por un
solo Estado” (2).
Por su
vinculación orgánica con el proyecto neoliberal y su participación
activa en la alianza bélica que es la OTAN, la Unión Europea (UE) forma
parte de esta insensata política del imperio estadounidense, y en
particular de la política de agresión contra Rusia. O al menos esto ha
sido así hasta hace pocos días, cuando aparecen los primeros signos de
que la Canciller alemana Angela Merkel decidió frenar un poco la
insensatez política al declarar que no puede haber una solución militar a
la crisis interna en Ucrania, y acompañada del presidente francés
François Hollande viajó a Moscú para buscar una “entente” con el
presidente ruso Vladimir Putin.
No es
ajeno a este surgimiento de realismo en Berlín y otras capitales
europeas el hecho de que el proyecto neoliberal de la UE esté sumido en
una profunda crisis económica, fiscal, monetaria, política y social, con
el desempleo en niveles nunca vistos desde la Gran Depresión y la
deflación convertida en una realidad. Las sanciones contra Rusia han
costado muy caro y costarán aún más por cuanto han servido para que
Rusia profundice un modelo económico alternativo y la integración con
China y el resto de los países del BRICS, así como con países emergentes
en América latina, Asia y el Oriente Medio.
Y todo
esto se desenvuelve cuando ya están en su lugar los componentes de la
próxima crisis financiera y económica, tanto en EE.UU. como en la UE.
¡Y en eso llegó Siryza!
Es en
este contexto que la Coalición de la Izquierda Radical, Siryza, ganó las
recientes elecciones en Grecia, y el mismo puede ser una explicación
del impacto significativo que está teniendo este triunfo electoral en el
desenvolvimiento de las diversas crisis que afectan el rígido modelo
del imperialismo neoliberal aplicado en la UE, particularmente a través
del sistema monetario en la zona del euro (ZE). La economista Yves Smith
opina que Siryza ya logró una “victoria táctica” frente a la UE (3). Si
Siryza aplica su programa, es evidente que entonces contribuirá a
acelerar los procesos de una previsible descomposición del orden
neoliberal europeo.
El
disgusto y el desprecio de la cúpula de la UE hacia la decisión del
pueblo griego se manifestó desde los primeros instantes del arribo de
Siryza al gobierno de Atenas, cuando se incluyó a Grecia en el voto de
nuevas sanciones contra Rusia, sin siquiera consultar con el nuevo
gobierno griego para saber si daría su aprobación.
La UE
funciona como una empresa transnacional, con una dirección que dicta las
ordenes a seguir, y no como un sistema federativo o centralizado pero
democrático. Para la burocracia de Bruselas el primer ministro Alexis
Tsipras debe ser el “nuevo” gerente encargado de aplicar en Grecia las
orientaciones de la casa matriz, o sea de Bruselas, y no un gobierno
nacional democráticamente electo para defender los intereses del pueblo
griego.
El
ministro y economista griego Yanis Varoufakis puso bien en claro el
nivel de la confrontación cuando después de reunirse con su colega
alemán, Wolfgang Schaeuble, informó que "ni siquiera nos pusimos de
acuerdo sobre el hecho de no estar de acuerdo". Por su parte Tsipras se
refirió a la actitud de la UE en la primera reunión con dirigentes de su
partido, y dejó en claro que Grecia "es un país soberano, tenemos una
democracia, tenemos un contrato con nuestro pueblo y lo vamos a
respetar" (4)
Pero
antes de proseguir hay que señalar que es evidente que la UE ha
fracasado en cuanto a mantener o mejorar las condiciones sociales y
económicas de sus países miembros: el desempleo y la precariedad laboral
son masivos, el empobrecimiento de las clases trabajadoras y las capas
bajas de las clases medias es indiscutible, el desmantelamiento del
Estado del bienestar ha sido completado en países como Grecia y España, y
va en la misma dirección en el resto de la UE.
En cuando
al estratégico objetivo político de poner fin a los nacionalismos y
disputas entre las naciones europeas, que hasta el pasado reciente
condujeron a tantas guerras y crímenes masivos, el fracaso es total si
observamos el ascenso de los ultranacionalismos, revanchismos y formas
extremistas de tipo fascista que ahora tienen, en muchos países de la
UE, una dimensión comparable al comienzo del ascenso del fascismo en los
años 20 del siglo 20.
En el origen de estos fracasos está la falta de democracia en el sistema de gobierno y ese funcionamiento de tipo empresarial
que quedó bien en claro en 2011, cuando la CE cambió de un plumazo a
los primeros ministros de dos gobiernos nacionales porque no obedecían
al pie de la letra las ordenes de la CE, del BCE y del FMI, de la
Troika: Yorgos Papandreu, primer ministro de Grecia, reemplazado por
Lukas Papademos (2011-2012) y Silvio Berlusconi, primer ministro de
Italia, por Mario Monti (2011-2013). O sea que la Troika desalojó a
gobernantes electos para poner a sus procónsules, que habían hecho
carrera en el sistema financiero de Wall Street y la UE.
Al
oponerse a este sistema, Siryza no solamente sienta un excepcional
ejemplo sino que pone en tela de juicio el rígido sistema de gobernanza,
que de paso hay que aclarar que es un término muy usado para definir en
la UE el sistema de gobierno, pero en realidad apropiado para la
verticalidad del sistema de toma de decisiones de las empresas
transnacionales o de las antiguas monarquías absolutas, y no para las
sociedades democráticas o que se dicen tal (5).
En cierta
medida el ejemplo de Siryza expone el sistema y la claudicación de los
gobernantes pasados y presentes de los países miembros. Recordemos que
si nos guiamos por las raras y tibias críticas de algunos políticos y
gobernantes a la política de Bruselas contra Rusia desde 2013 y hasta
hace pocos días, era claro que no había fisuras peligrosas en el
consenso que la UE, EE.UU y la OTAN crearon para apoyar el golpe de
Estado en Ucrania y lanzar las agresivas políticas contra Moscú.
La
crítica de Siryza, que ni siquiera tuvo oportunidad de votar en contra
para impedir la habitual unanimidad del “cementerio político” que es la
UE, como dice un amigo historiador, convirtió esas minúsculas fisuras en
grietas potencialmente peligrosas, lo que puede explicar la sorpresiva
iniciativa de Angela Merkel y François Hollande de visitar a Vladimir
Putin para formular un plan de solución negociada y no militar a la
grave crisis ucraniana, y que ya suscitó un rechazo de parte del
presidente Barack Obama ( http://spanish.xinhuanet.com/photo/2015-02/10/c_133981815_2.htm ).
Esto es
más conclusivo si en el análisis incorporamos que hasta ahora la UE
ignoraba las muchas críticas a esa política anti-rusa que provenían de
sectores empresariales, de los agricultores y de fuerzas políticas
progresistas. De pronto, y tanto por el triunfo de Siryza como por el
surgimiento político de Podemos en España, donde hay elecciones en los
próximos meses, el consenso anti-ruso reinante en el mundo político
europeo empieza a desmoronarse.
Esto es
bien visible en Francia, donde en un vuelco imprevisto todo el espectro
político, desde el Frente de Izquierda, pasando por el gobierno
socialista de François Hollande, siguiendo por la derecha representada
por Nicolás Sarkozy y llegando hasta a la ultraderecha dirigida por
Marine Le Pen, se manifiesta un claro rechazo a la política guerrerista
de Washington contra Rusia.
Pero lo
que es más importante y decisivo es que este vuelco se verifica en las
opiniones de la gente común, de viejos y jóvenes, señalando que la voz pública
rechaza la perspectiva de dejar que con la OTAN, Washington cree las
condiciones para otra guerra en Europa. Y este rechazo popular no es
ajeno sino complementario al existente hacia las políticas de austeridad
de la UE que empobrecen a las mayorías, a los cortes en los servicios
públicos, como en salud, educación, pensiones, etcétera. Y por sobre
todo los ciudadanos europeos empiezan a darse cuenta que la democracia y
el bienestar a que estaban acostumbrados es cada vez más una cosa del
pasado.
El
panorama puede ser mucho más interesante si Podemos llega al gobierno en
España, país de mayor peso que Grecia, lo que además de reforzar la
posición de Siryza será probablemente un fuerte aliciente para la
recomposición de las fuerzas populares bajo una orientación de izquierda
en otros países, incluyendo algunos de Europa Central y del Este, donde
el desempleo y la pobreza están haciendo estragos demográficos y
sociales.
En cuanto
a la política exterior de la UE, el panorama dependerá de si el grupo
de países del ex “campo socialista” (Polonia, los países Bálticos,
Bulgaria, entre otros) que forman parte de la UE y de la ZE, y son
instrumentos de las políticas belicistas de Washington y de la OTAN
hacia Rusia, siguen jugando ese papel o se adaptan a una política de
convivencia pacífica.
Muchas
son las lecturas que se han hecho y se seguirán haciendo del triunfo de
Siryza y de la movilización popular que está concitando en Grecia. Pero
hay que tener cuidado de no cargar demasiado las espaldas del pueblo
griego, que sufre las catastróficas consecuencias de las políticas
neoliberales de la UE y debe realizar, a corto y mediano plazo, las
tareas de supervivencia social enunciadas en el Programa de Tesalónica
(6), por el cual los ciudadanos griegos votaron en primer lugar.
O sea,
debemos tener cuidado de no convertir este triunfo electoral en la clave
del éxito o el fracaso de lo que está teniendo (o tendrá) lugar en
otros países de la UE, porque el proceso que se acaba de abrir en Grecia
es y será por algún tiempo una difícil lucha asimétrica, tanto en el
plano interno como en el de la UE.
Si Siryza
cumple con su programa, o hace todo por aplicarlo a pesar de la
oposición y de las medidas que tomarán la Troika y sus ricos y poderosos
aliados locales, sumará muchos más apoyos internos por la simple razón
de que beneficiará a las mayorías, y políticamente ganará apoyos porque
será visto como el único partido político que cumple sus promesas. Por
eso Tsipras destaca que Grecia "es un país soberano, tenemos una
democracia, tenemos un contrato con nuestro pueblo y lo vamos a
respetar".
En todo
caso es importante destacar que por fin los europeos empiezan a darse
cuenta de los riesgos que implican el acompañar la política del
imperialismo neoliberal estadounidense que busca la destrucción de Rusia
como etapa crucial para imponer la hegemonía mundial, y que para eso
recurrirá a todos los medios a su alcance, incluyendo la guerra total.
No es
consuelo saber que EE.UU. ha perdido todas las guerras que emprendió
desde finales de la Segunda Guerra Mundial (7), ya que aun perdiendo
dejó tanta destrucción social, cultural, económica y política que cuatro
décadas más tarde uno de los pueblos victoriosos, el de Vietnam, no ha
podido reparar todos los daños que el Pentágono provocó. Una guerra
contra Rusia puede llegar a ser nuclear y provocar la destrucción de la
humanidad, así que hay que evitarla a toda costa.
- Alberto Rabilotta es periodista argentino - canadiense.
Notas
2.- Eric
Hobsbawm, L’Empire, la démocratie, le terrorisme (2008, edición de André
Versaille y Le Monde Diplomatique, París, capítulo « Ou va l’Empire
American? », página 167.
3.-Is Siryza about to Score a Tactical Win Against the Troika, por Yves Smith http://www.nakedcapitalism.com/2015/02/syrizas-bold-stance-bernies-swipe-at-the-fed-on-greece-and-the-negotiating-fog-of-war.html
5.- Gobernanza: http://es.wikipedia.org/wiki/Gobernanza
6.- Programa de Tesalónica: http://www.syriza.gr/article/id/59907/SYRIZA---THE-THESSALONIKI-PROGRAMME.html#.VNT8ICyM7b4
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