27 conglomerados trasnacionales poseen 1.641.000 hectareas de tierra productiva en Uruguay
Capitales extranjeros dueños de la tierra
Concentración de la tierra en manos de empresas privadas.
Uruguay está atravesando un fuerte proceso de acaparamiento de tierras
Entre las empresas se destacan Montes del Plata y UPM junto a otras dedicadas a la forestación como Global Forest Partners y Weyerhaeuser (Estados Unidos), además de Unión Agricultore Group (UAG), empresa diversificada fundada en Uruguay que canaliza fondos de pensión e inversión con sede en Estados Unidos, Canadá y Francia; la empresa agrícola Agronegocios del Plata, capitalizada por el grupo Los Grobo de Argentina; y Ana Paula, empresa del magnate brasileño nacionalizado uruguayo Ernesto Correa.
Junto con el acaparamiento transnacional coexiste otra forma de centralización de la tierra que denomina acaparamiento "tradicional" o "criollo" y que está ligado al proceso histórico de concentración de la tierra en Uruguay en manos de un reducido número de terratenientes. Según el informe, las dimensiones de esta forma de acaparamiento "son difíciles de cuantificar por falta de información que permita delimitar con precisión quiénes son los terratenientes locales".
Terratenientes locales
Exclusión de la pequeña producción familiar
Las consecuencias y efectos del acaparamiento de tierras en el país tiene aspectos que lo diferencian de procesos similares en América Latina y el mundo. Uno sustancial, según el estudio, es que la dinámica de concentración no ha provocado una tendencia general al desplazamiento con exclusión de la pequeña producción familiar, sino un proceso de reinserción en la estructura agraria de sujetos que antes se ubicaban como productores directos. "El land grabbing en Uruguay no está directamente asociado al desplazamiento forzado de los anteriores usuarios/propietarios de la tierra, sino que en muchos casos abandonan voluntariamente la tierra vía venta o arrendamiento, lo que los convierte en socios rentistas" de los capitalistas. En otros casos los viejos productores han seguido vinculados a la actividad, pero reconvertidos en empresarios prestadores de servicios agrícolas.
Desplazamiento forzado
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Acaparamiento de tierras en Uruguay
Elaborado por los docentes de la Facultad de Agronomía de la Udelar, Gabriel Oyhantcabal y Pablo Areosa y por el docente del Servicio Central de Extensión y Actividades en el Medio de la UdelaR, Ignacio Narbondo.
“El indudable dinamismo productivo ha ido de la mano de un proceso creciente de diferenciación social, concentración y extranjerización de la tierra. Los datos del último Censo General Agropecuario arrojan que entre 2000 y 2011 desaparecieron alrededor de 12.000 explotaciones agropecuarias, en su inmensa mayoría productores familiares, consolidando una estructura agraria sumamente concentrada en la que las explotaciones de más de 1.000 hectáreas siendo el 9% del total controlan el 60% de la tierra. Asociado a este proceso ocurrió un fenómeno de creciente anonimato en la propiedad de la tierra donde entre 2000 y 2011 las personas jurídicas (sociedades anónimas en su mayoría) pasaron de controlar de un 1% a un 43,1% del territorio, apropiándose de casi 7 millones de hectáreas. A su vez estimaciones recientes evidencian que 27 grupos transnacionales controlan 1.640.000 hectáreas, claro reflejo de los procesos de extranjerización de la tierra que han ocurrido en sectores clave del sector agropecuario, como la agricultura extensiva y la forestación.”
“En el plano de la distribución del ingreso (ver en esta separata “Renta, ganancias y salarios en el agro 2000-2013”) también ha ocurrido un proceso concentrador. Si bien los salarios rurales han crecido en términos absolutos su peso relativo en el Valor Agregado Bruto (VAB) agropecuario cayó de 30% a 17% del año 2000 al 2013. Considerando en conjunto los ingresos de asalariados y productores familiares, estos pasaron de un 40% a un 24% del VAB, cuando los ingresos del capital pasaron de 40% a 53% y los ingresos de los terratenientes pasaron de 8% a 16%. En definitiva, este modelo de crecimiento aumenta los ingresos y reduce la pobreza absoluta en el medio rural (que cayó de 18% a menos de 5% entre 2006 y 2012), pero incrementa la pobreza relativa de asalariados y productores familiares pero incrementa la pobreza relativa de asalariados y productores familiares por la conjunción de dos factores: el aumento de la productividad del trabajo (no compensada por los incrementos salariales de los últimos años) y el desplazamiento de productores familiares.”
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