De acuerdo a los datos proporcionados por las autoridades, correspondientes a abril de 2021, a nivel nacional hay 619 asentamientos compuestos por 66.000 viviendas, donde residen 175.000 personas. Específicamente a nivel de Canelones, los datos arrojan que hay 121 asentamientos, 9.400 viviendas y casi 34.000 canarios en esa situación. El principal crecimiento se detectó en el corredor de la Ruta 5, en alrededores la Ruta 8 (Barros Blancos y Pando) y en la zona de Neptunia, Pinamar y Marindia.
11/05/2021 | El País
Aumentó el número de familias en asentamientos durante la pandemia, según relevamiento de Techo
Jueves 21 de febrero de 2019. TECHO presentó los resultados de su Relevamiento de Asentamientos Informales de 2018 en Uruguay, ante funcionarios de gobierno, académicos, organizaciones de la sociedad civil, medios de comunicación, referentes comunitarios y voluntarios.
El estudio comprende la georreferenciación y caracterización de todos los asentamientos relevados en ese país, identificando las formas de organización dentro de los asentamientos y la percepción de los referentes con respecto diversos aspectos de la problemática del hábitat. Según el Relevamiento llevado a cabo por 70 voluntarias y voluntarios actualmente existen, al menos, 656 asentamientos, en los que se contaron 60.191 viviendas. El 82% de las viviendas contabilizadas se agrupan en los departamentos de Montevideo, Canelones y Artigas.
“Esperamos que este ejercicio de investigación ponga en el foco la desigualdad existente en nuestro territorio y nos desafíe a mejorar de forma acelerada la calidad de vida de muchos pobladores y pobladoras de los asentamientos de nuestro país.” menciona Belén González directora Ejecutiva, y agrega “Desde TECHO nos comprometemos a que no quede sólo en palabras, sino que sirva principalmente para generar acción y así continuar impulsando la garantía de derechos en los asentamientos de nuestro país.”
En relación al acceso a los servicios básicos, el estudio agrega que el 33% de los asentamientos informales no cuenta con conexión regular a agua potable y el 41% no tiene acceso regular a energía eléctrica.
Con respecto a la percepción de riesgo, el 41% de los referentes manifiesta haber sufrido inundaciones el último año y en el 22% han sufrido incendios en el último año, sumado a esto el 8,9% de los asentamientos ha sufrido el riesgo a desalojo en el último año.
En positivo.
Por otro lado el estudio constata el acceso amplio a educación inicial y primaria, la amplia cobertura de transporte público, el 90% declara acceder a una parada a menos de un kilómetro de distancia (16% al interior del asentamiento), y el acceso a centros de salud donde el 89% de los asentamientos cuenta dentro del barrio o al menos a tres kilómetros un centro de salud.
En 1 de cada 3 asentamientos, los vecinos y vecinas se han organizado para mejorar su entorno y resaltan que su rol está en participar activamente en la toma de decisiones en los procesos de mejora. En Maldonado, Paysandú, Salto y Rivera (densidad grande) el número sube a aproximadamente 1 de cada 2.
“Semana a semana vemos en los asentamientos capacidad instalada en las comunidades, no solo a partir de poder identificar sus problemáticas sino que especialmente en actuar para solucionarlos. Las estrategias de organización comunitaria son una oportunidad y un valor agregado para potenciar la inversión pública territorializada a partir del reconocimiento de las capacidades de la gente.” menciona Laura Posada, directora Territorial.
De acuerdo a las y los referentes la principal razón de mudarse a un asentamiento es la falta de acceso a la tierra y la vivienda.
Solo en tres de 78 asentamientos las familias acceden a tres comidas diarias
En los asentamientos se multiplicó la ayuda comunitaria. En 26 hay activas ollas populares, y 19 merenderos
La organización Techo realizó un relevamiento en 78 asentamientos de Montevideo a un año de iniciada la pandemia en Uruguay, para sondear cuál es la situación de las familias que viven allí en cuanto a lo sanitario, económico y social.
Uno de los datos del informe realizado a referentes barriales refiere a la inseguridad alimentaria. En 46 de los 78 asentamientos relevados se percibe que pocas familias pueden garantizar tres comidas diarias a su familia. Solo en tres los referentes aseguraron que todas las familias pueden garantizar a sus integrantes tres comidas al día, y en 72 asentamientos las familias no cuentan con recursos suficientes para garantizar la alimentación diaria.
Por esta razón, en los asentamientos se multiplicó la ayuda comunitaria. En 26 hay activas ollas populares, y en 19 hay merenderos. De las 45 ollas y merenderos, 42 comenzaron a funcionar entre 2020 y este año como respuesta a la crisis generada por la pandemia.
En un día promedio, estos dispositivos de ayuda alcanzan a unas 5.641 personas, y el 67% son niños y adolescentes.
La población de los asentamientos también aumentó, ya que 38 referentes indicaron que en el último año se mudaron nuevas familias. Sobre los motivos para instalarse allí, la mayoría dijeron que fue a raíz de la pandemia, se instalaron en casas de familiares en el mismo predio, o muchas familias no pudieron pagar el alquiler y terminaron mudándose por esa razón.
Impacto de la pandemia
En el relevamiento realizado por Techo en 78 asentamientos de la capital se incluyeron preguntas sobre el vínculo directo de las familias con el covid-19. En este sentido, dos tercios de los encuestados dijeron haber tenido algún caso positivo de covid-19 en su entorno y el temor de contagio es elevado, con 65 de 78 referentes que afirman sentirse bastante o muy preocupados al respecto.
Al mismo tiempo, reconocen las limitaciones de los vecinos para protegerse del virus. Nueve referentes señalaron que pocas familias pueden realizar lavado de manos frecuente, mientras que 25 consideran que pocas familias pueden comprar insumos de protección personal como tapabocas.
Cerca de la mitad considera que pocas familias pueden comprar artículos de limpieza y desinfección (como alcohol en gel), mientras que 41 de 78 referentes entienden que ninguna o pocas familias del asentamiento pueden aislarse para realizar cuarentena en su hogar sin tener contacto con otras personas. Esto es debido a las condiciones de la vivienda, en la mayoría de los casos de dimensiones pequeñas, y con la imposibilidad de frenar su actividad laboral diaria.
En relación a lo sanitario, 28 de 78 referentes señalan que no cuentan con policlínica o centro de salud cercano al barrio, o si hay no funcionan con normalidad.
Ante la pregunta sobre el impacto económico de la pandemia, 60 referentes respondieron de forma afirmativa sobre perjuicios económicos directos (pérdida de empleo, imposibilidad de hacer changas, reducción de la jornada laboral, envío al seguro de paro, entre otras). En tanto, para 52 referentes su situación económica ha empeorado a partir de la pandemia.
Sobre las principales necesidades de la pandemia, hubo 140 menciones. El 34% señaló la necesidad de alimentos; el 19%, la necesidad de empleo; y el 18%, la necesidad de productos de higiene y limpieza.
La pobreza creció por tercer año consecutivo en Uruguay y alcanzó su mayor nivel desde 2012. Según los datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el promedio del último año, 11,6% de la población uruguaya percibió en 2020 ingresos insuficientes para satisfacer mínimamente sus necesidades básicas.
La pobreza aumentó 2,8 puntos desde el registro de 8,8% del año anterior y afecta a un total de 409.500 uruguayos.
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