Madeja de impunidades en agosto

Por Roger Rodriguez 

Agosto, un mes en el que se hilvanan historias de impunidades. La declaración de independencia, los crímenes de la dictadura, y una madeja de hechos en la que se entrelazan intentos de estafa a la UTE, el incendio del Palacio de la Luz, el asesinado del empresario Luis Ernesto González y libros inéditos que se hacen realidad... La historia, si quedó impune, vuelve a repetirse...

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El de Agosto es un mes particular para los uruguayos. Huyendo de los fríos de julio, nos ilusionamos con que el temporal de Santa Rosa se llevará el invierno y el viento a favor nos permitirá navegar hasta setiembre con la brújula apuntando a la primavera, para soñar con fin de año y las vacaciones de verano... Pero agosto ha dejado otras cosas que no debemos olvidar.

En agosto se proclamó la independencia del país. Aunque, en realidad, después de declarar “írritos, nulos, disueltos y de ningún valor, para siempre, todos los actos de incorporación, reconocimiento, aclamaciones y juramentos arrancados”, aquel 25 de agosto se aprobó que la Banda Oriental pasara a ser parte de las Provincias Unidas del Río de la Plata... La independencia llegó recién en 1928.

En agosto, mientras florecen las rosas, claveles y crisantemos, se asoma el girasol y se cuidan los plantíos que nacerán en primavera, es tiempo de tener memoria. Y no solo para recordar el nacimiento de Aparicio Saravia, Bartolomé Hidalgo o Manuel Oribe, como posiblemente ocurrirá este año con un gobierno del Partido Nacional, sino para que algunas impunidades no ganen el olvido...

En agosto desaparecieron a Héctor Castagneto, Julio Castro, Leonardo Gelpi, Elsa Garreiro, Ignacio Arocena, Félix Maidana, Rosa Silveira y José Urtazún. Mataron a Walter Arteche y Gerardo Alter, dejaron morir a Hugo Pereyra, Jorge Leivas y Angel Yoldi, y suicidaron a Ruben Martínez Addiego. En Chile aparecieron los niños Anatole y Victoria Julién y en el pozo de Banfield nació Victoria Moyano...

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Hay otras impunidades en democracia que también ocurrieron en agosto... El 13 de agosto de 1993 se produjo un incendio del Palacio de la Luz, con un saldo de cinco víctimas. Se ha escrito libros sobre el tema, en los que surge una teoría conspirativa donde se asocia el siniestro con el ocultamiento de pruebas de un intento de estafa a la UTE y del asesinato del empresario Luis Ernesto González.

El 8 de febrero de aquel 1993, el Banco Central que presidía el economista Ramón Díaz, recibió una formal orden de pago de UTE con destino a una empresa de Dubai, Emiratos Árabes Unidos. El pago de 3,5 millones de dólares se realizó a través del Al Ansar Echange, pero el giro fue devuelto por el banco de remesas con sede en Nueva York porque había un error en el número de cuenta.

Solo por casualidad, el funcionario del BCU que recibe la devolución llamó por teléfono a la UTE para confirmar la cuenta en lugar de ir a consultar la orden de pago. Desde el Palacio de la Luz le dijeron que nadie habían ordenado ese giro. Simultáneamente, el funcionario recibe otra orden de pago por 4 millones de dólares y al volver a consultar le dicen que “no haga nada”.

El caso derivó en una superficial intervención del Departamento de Prevención de Delitos de la Jefatura de Policía (no existía entonces la actual División de Delitos Financieros). El funcionario que desnudo el caso fue citado, completó una planilla y lo mandaron para su casa. El intento de estafa por 7,5 millones de dólares quedó en la más absoluta impunidad...

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También en aquel agosto de 1993, el lunes 23, diez días después del incendio en la UTE, se produjo el secuestro del “empresario” Luis Ernesto González, propietario de free shop en Rivera y Chuy, quien en realidad era un delincuente de cuello blanco, que realizaba contrabando de whisky, oro y drogas, fraudes a aseguradoras y estaba requerido por maniobras de cheques sin fondos.

González fue raptado después de salir de su oficina de 18 de Julio en compañía del ex policía Washington De María, quien hasta 1990 había sido custodio del presidente Julio María Sanguinetti (cuyo hijo es hoy vicepresidente de UTE). De María fue detenido el viernes 26 de agosto y el 30, fue hallado el cuerpo de González, con un balazo en la cabeza, en un aljibe de una finca en Los Cerrillos.

El asesinato de González terminó por desenmascarar a una organización delictiva llamada el “Círculo Húngaro”; conexiones con una mafia de sicarios uruguaya de la que participaban ex represores de la dictadura, como el capitán de Ejército Walter Carmona; y prácticas de tortura policial en la que fueron implicados los funcionarios José Lemos y Milton Coito; entre otras derivaciones aún impunes.

La tragedia en el Palacio de la Luz y el homicidio del “empresario” González, no fueron asociados hasta dos años después, el 20 de diciembre de 1995, cuando un hermano de González afirmó que lo habían asesinado porque se quedó con dinero destinado a al operativo de la frustrada estafa de 7,5 millones de dólares a la UTE y denunció que el incendio fue intencional para eliminar pruebas...

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Recién tres años después, en febrero de 1996, se pudo descubrir un móvil para el homicidio del empresario González, gracias a una investigación de la periodista María Urruzola publicada en el semanario Brecha que dejó abierta una firme sospecha sobre la eventual intencionalidad en el incendio que costó cinco vidas en el Palacio de la Luz.

Urruzola obtuvo y publicó las órdenes de pago utilizada en la frustrada estafa a la UTE en 1993 para demostrar que aquel intento de fraude durante el gobierno blanco de Luis Alberto Lacalle había sido realizado por una organización delictiva que tenía conocimiento “de información reservada del ente estatal” y poseía “una infraestructura considerable de medios económicos y contactos en el exterior”.

Las órdenes de pago para la estafa se había realizado con la misma máquina de escribir en la que en UTE se redactaban los giros verdaderos. La máquina tenía una deformación del símbolo de $ utilizado para el U$S de dólares. Las firmas de la sub gerente de Planificación Financiera y del Gerente de la División Económico Financiero parecían calcadas de una orden original. Hubo complicidad interna.

Salvo las dos órdenes, resguardadas en una caja fuerte por el funcionario que evitó el fraude (a quien nunca le pidieron la documentación), el resto de las pruebas (y eventualmente de otras estafas similares) se redujeron a cenizas con el incendio iniciado en la gerencia del octavo piso, que se extendió hacia los pisos superiores en los que estaba el centro de cómputos con todos los registros.

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La estafa a la UTE nunca fue aclarada. El incendio del Palacio de la Luz fue archivado como un accidente eléctrico. El asesinato de González llevó a Washington De María y Walter Carmona a la cárcel. De María fue implicado luego en otros homicidios y secuestros que ordenó desde prisión. Carmona fue asesinado en una salida transitoria de la cárcel del Tacoma donde cumplía su condena...

Veinticinco años después de publicar en Brecha aquellos documentos del intento de estafa a la UTE, la periodista María Urruzola terminó por escribir un libro de ficción que tomaba aquel caso como eje narrativo. En tiempos de pandemia y crisis del mercado no hubo editorial que aceptara publicarlo, hasta que logró incluirlo en un contrato con Planeta que le pedía otros libros de investigación.

Lo que nunca pensó Urruzola fue que con su inédito libro de ficción pudiera ocurrir algo similar a lo que le sucedió en 1995 a Carlos Rehermann con su novela “El robo del cero Warthon” (entonces en la imprenta de la editorial Trilce), donde detallaba un robo al Museo Blanes que en mayo de aquel año se hizo realidad, cuando hurtaron un Utrillo y un Vlaminck utilizando el método imaginado por el escritor.

Pero, a diferencia de Trilce, que publicó rápidamente la novela de Rehermann construyéndola en un éxito de ventas, Planeta habría detenido la comprometida publicación del libro de Urruzola, luego que una estafa igual a la narrada por la periodista y a la ocurrida en 1993, volvió a descubriese en la UTE, a la que quisieron desfalcar 2 millones de dólares en una transferencia con destino a Hong Kong...

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El pasado 19 de mayo la gerenta del Sector Financiero de UTE recibió por email desde la cuenta institucional del Gerente General, Javier San Cristóbal, una consulta sobre fondos disponibles y una orden de transferencia por U$S 1.956.670, que debía realizar en cuatro pagos para una negocio rotulado como “confidencial” y sobre el cual no debía realizar comentario con nadie.

Cuando la gerenta respondió que una transferencia así debía tener la intervención del contador delegado del Tribunal de Cuentas, recibió otro email de la presidenta de UTE, Silvia Emaldi, autorizando la transacción. Con ambos documentos se ordenó el pago a una cuenta del HongKong and Shangai Banking Corporation (HSBC) a nombre de Ailemei Trading Limited.

Como había ocurrido hace 28 años, los funcionarios sospecharon algo raro y se comunicaron telefónicamente con la presidenta y el gerente de UTE, quienes negaron haber autorizado o pedido semejante pago. La transferencia logró detenerse a través del BROU y el caso fue denunciado ante la justicia y la División Delitos Financieros de la Policía.

Otra vez, la maniobra se produce en un gobierno blanco. Los jerarcas a quienes se falsificó correo y firma ya trabajaban en la UTE cuando la estafa y el incendio de 1993. Emaldi ingresó en 1986 como Programadora en la División Sistemas de Información. San Cristóbal entró mayo de 1988 en la División Abastecimientos y Servicios. El libro de Urruzola no tiene fijada una fecha de impresión...