jueves, 6 de marzo de 2014

Sigue la vergüenza de mantener tropas en Haití

El Presidente de la cooperativa Foncodi y de la radio Vwa Kominote Ilavach (Voz de la comunidad de Île-à-Vache - VKI), Jean Lamy Matulnès Junior se encuentra encarcelado desde el 24 de febrero en la Penitenciaría Nacional de Puerto Príncipe. AMARC internacional protesta contra esta detención, la cual se produjo después de un procedimiento cuestionable, y pide la liberación inmediata de Jean Lamy Matulnès Junior.

y??? Mujica...
http://www.elpais.com.uy/informacion/mujica-aseguro-que-estos-dias.html

Mujica le mintió a la delegación democrática que vino de Haití 
 Respuesta a Agustín Rossi y "Lula" da Silva
Henry Boisrolin
Coordinador del Comité Democrático Haitiano en Argentina
5 de marzo de 2014
ayiti_solidaridad@yahoo.com.ar



Durante la última semana del mes de febrero, aparecieron en diferentes medios de prensa dos artículos sobre Haití. El primero es una reflexión del ex presidente del Brasil, Luiz Ignacio “Lula” Da Silva, el otro es de Santiago Rodríguez a partir de algunas declaraciones realizadas por el actual ministro de Defensa de Argentina, Agustín Rossi, luego de su reciente visita al país caribeño. Simple coincidencia o no, esto no es lo más importante de estos dos artículos, sino que han golpeado de la misma manera la dignidad del pueblo haitiano. Y esto es inaceptable. En efecto, por razones no reveladas estos dos dirigentes políticos sudamericanos decidieron, a escasos meses del décimo aniversario de la imposición de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH), defenderla con una prepotencia casi idéntica a la que suele caracterizar a los dirigentes del imperialismo norteamericano cuando deciden en cualquier momento invadir ciertos países y derrocar gobiernos que no son de su agrado.
Inaceptable, también, porque tanto Da Silva como Rossi, ni siquiera mencionaron las violaciones sexuales a niñas, mujeres y jóvenes haitianos por parte de soldados de la MINUSTAH. Incluso, si uno lee atentamente el texto de Da Silva, pareciera que el cólera que ya causó más de 9.000 muertos y más 600.000 personas infectadas fuera un fenómeno natural como el terremoto que nos golpeó el 12 de enero de 2010. Lo que es grave, puesto que varios científicos demostraron que esta enfermedad fue introducida en Haití por soldados de Nepal, miembros de la MINUSTAH. Tampoco mencionaron las dos Resoluciones del Senado Haitiano exigiendo el retiro gradual de la MINUSTAH y dando como plazo último el mes de mayo próximo. Lo mismo podemos decir cuando ignoraron por completo las múltiples movilizaciones del pueblo haitiano y sus organizaciones durante estos casi diez años en contra de la MINUSTAH y las represiones por su parte a las mismas. Francamente, nos cuesta creer y considerar que se trata de una equivocación. Pensamos que pretenden ocultar la verdad para no reconocer terribles errores como así también el carácter neocolonial de esta Misión denominada de Estabilización. Un nombre que es simplemente un eufemismo para disfrazar o enmascarar la ocupación de Haití. Si uno repasa con seriedad todo lo que ocurrió en Haití desde junio de 2004 hasta nuestros días, no le puede caber duda alguna de que Haití ha sido colocado bajo tutelaje de la ONU. La intromisión de la llamada Comunidad Internacional a través de la MINUSTAH en los asuntos internos del país es de tal evidencia, gravedad y magnitud, que incluso determinó con prepotencia los resultados tanto de la elección presidencial de 2006 donde salió “electo” René Garcia Préval como los de la última de 2010-2011 donde dicha Comunidad nos impuso a Michel Joseph Martelly. Están las declaraciones del diplomático brasileño Ricardo Seitenfus (ex representante de la OEA en Haití) para confirmar lo que quedó claro hace ya bastante para la inmensa mayoría del pueblo haitiano en cuanto a las nefastas consecuencias de la ocupación de Haití por la MINUSTAH. Y con tantas pruebas de intromisión y violaciones a los derechos humanos, a la soberanía y el derecho a la autodeterminación del pueblo haitiano, es evidente que estos dos artículos no pueden tapar el sol.
Pero como el ex presidente brasileño, Da Silva y el ministro de Defensa argentino, Agustín Rossi, no son imperialistas y no representan a países imperialistas cabe, entonces, preguntar: ¿por qué reflexionaron y plantearon de esta manera la situación en Haití? Sinceramente no pensamos que es por falta de información acerca de los atropellos y el verdadero rol de la MINUSTAH. Tampoco podemos desconocer que son dirigentes con sensibilidad social y formación más que suficiente para aprehender los sufrimientos de un pueblo. A nuestro entender tienen suficiente bagaje político e intelectual para comprender que el empobrecimiento extremo que afecta a la inmensa mayoría de los haitianos y toda la destrucción institucional y estructural que notaron y plantearon claramente, no pueden ser producto del azar, sino que son el resultado de décadas de dominación imperialista, de la exacerbación de la dependencia de Haití con respecto al imperialismo yanqui como así también de las traiciones de varios haitianos que se autoproclaman defensores del campo popular. Además, sin lugar a dudas, deben conocer la historia nefasta de la primera ocupación militar norteamericana (1915-1934) que transformó a Haití en una perfecta neocolonia de los EE.UU. Inclusive, no pueden ignorar la historia del apoyo norteamericano a la terrible dictadura de la familia Duvalier (1957-1986) como así tampoco la historia de los golpes de Estado que han ocurrido en Haití bajo la batuta de la CIA norteamericana, el Pentágono, etc. Tampoco pueden desconocer que desde el 2010 el verdadero mandamás en Haití es el ex presidente norteamericano, Bill Clinton.
Conscientes de esta realidad y sin negar también la existencia de lo que en muchas ocasiones se denominan razones de Estado, pensamos que el nefasto contenido y enfoque de estos dos artículos, se debe a una subestimación del pueblo haitiano por parte de estos dirigentes sudamericanos -tal como lo podemos constatar en todos aquéllos que son prisioneros de los esquemas propios del pensamiento moderno occidental, de la llamada modernidad occidental-. Una modernidad que pretende determinar cómo los pueblos deben vivir y organizarse, y que siempre menospreció al pueblo haitiano. Una modernidad que permanentemente sostiene una visión paternalista y lastimosa sobre el pueblo haitiano. Es, quizás, por eso que ellos se han atribuido el derecho de decidir que la MINUSTAH no puede retirarse hasta acabar con su tarea, salvo decisión contraria de la ONU y no a partir de la decisión del pueblo haitiano. Y esto es así, pues en ningún momento hicieron ni siquiera una sola mención de la opinión del pueblo haitiano sobre la MINUSTAH, de sus organizaciones populares, etc., etc. Ignoraron completamente este aspecto; sin embargo, es el más importante de la crisis que pretenden solucionar o ayudarnos a solucionar. En este contexto, al continuar con este tipo de planteos y de política, afirmamos sin temor a equivocación que van a seguir llevando agua de vez en cuando a barrios carenciados -tal como lo consignó el ministro Rossi-. También, la MINUSTAH seguirá contribuyendo para que el 1% de la población pueda seguir concentrando en sus manos más del 75% de toda la riqueza del país y las empresas capitalistas puedan seguir pagando salarios de hambre a los obreros haitianos y el 70% de la población activa seguirá sin trabajo. ¿Cómo dirigentes tan importantes en sus respectivos países no pueden admitir que el pueblo haitiano es el único capaz de solucionar tan espantosa crisis? ¿Cómo no pueden comprender que el imperialismo no se combate sólo en Venezuela sino también en Haití? Y esto más allá de las enormes diferencias existentes entre estos dos procesos políticos.
Ahora bien, hay otras preguntas que nos gustarían hacer tanto al ex presidente Da Silva como al ministro Rossi. ¿Cómo no pueden ver en la MINUSTAH un instrumento de dominación? ¿Por qué la presentan como Misión de ayuda? ¿Por qué ocultan u olvidan de mencionar cómo comandos norteamericanos secuestraron al presidente Aristide el 29 de febrero de 2004 para luego depositarlo en África? ¿Por qué no dicen cuáles fueron las tropas que desembarcaron y ocuparon Haití luego del derrocamiento de Aristide? ¿Por qué no revelan quiénes elaboraron la Resolución 1542 votada en el Consejo de Seguridad para crear e imponer la MINUSTAH? Les hacemos estas simples preguntas porque los dos manifestaron su interés por el pueblo haitiano y afirmaron que no lo quieren abandonar. Además se las hacemos, porque no queremos hacer ningún tipo de juicio de intención de sus declaraciones, solamente queremos llamarles la atención sobre una política que golpea la dignidad del pueblo haitiano y que no sirve para luchar de manera coherente en contra del imperialismo. Una política que excluye al pueblo haitiano no sólo como sujeto histórico capaz de destruir este orden neocolonial, sino que lo coloca en una posición no relevante en sus esquemas de análisis. Es totalmente nefasta.
Una verdadera ayuda, según nuestro entender, ha de comenzar por estudiar la historia de Haití. Una historia que no se puede analizar únicamente con las categorías del pensamiento occidental moderno si tenemos en cuenta que aquélla lo cuestionó y planteó varios otros y diferentes elementos de civilización.
En este marco, nos parece importante recordar la respuesta de Ricardo Seitenfus durante una entrevista a la siguiente pregunta:
-¿Qué impide la normalización del caso de Haití?
-“Durante doscientos años, la presencia de tropas extranjeras se ha alternado con los dictadores. Es la fuerza la que define las relaciones internacionales y nunca el diálogo con Haití. El pecado original de Haití, en el escenario mundial es su liberación. Los haitianos cometieron lo inaceptable en 1804: un crimen de lesa majestad para un mundo atribulado. Occidente era entonces un mundo colonialista, esclavista y racista que basaba su riqueza en la explotación de las tierras conquistadas. El modelo revolucionario haitiano asustó a las superpotencias. Estados Unidos no reconoció la independencia de Haití sino en 1865 y Francia exigió el pago de un rescate para aceptar la liberación. Desde el principio, la independencia estuvo comprometida y obstaculizado el desarrollo del país.
El mundo nunca ha sabido cómo tratar a Haití y así que terminó haciendo caso omiso de ella. Comenzaron 200 años de soledad en el escenario internacional. Hoy en día, la ONU aplica ciegamente el capítulo 7 de su carta, y despliega sus tropas para imponer su operación de paz, lo que no resuelve nada, es peor. Quieren hacer de Haití un país capitalista, una plataforma de exportación para el mercado de EE. UU., eso es absurdo. Haití tiene que volver a ser lo que es, es decir, un país predominantemente agrícola, imbuido del derecho consuetudinario. El país es continuamente descrito en términos de su violencia. Pero sin Estado, el nivel de violencia es mínimo, y alcanza aún una fracción de la de América Latina. Hay elementos en esta sociedad que han impedido que la violencia se extienda más allá”.
Para nosotros, no cabe la menor duda que nuestra historia plasmó en la realidad la visión del esclavizado, sus sufrimientos, su forma de concebir el mundo, la vida misma, puesto que ese ser humano comprendió que para su completa liberación no podría quedarse prisionero de la modernidad occidental que le negaba hasta su propia naturaleza humana. Así, la revolución haitiana no es hija de la revolución francesa, es fundamentalmente el resultado de un largo proceso de lucha durante más de 300 años de esclavitud que empezó prácticamente desde que los esclavizados fueron arrancados de África y depositados como bestias en el Caribe. Los cimarrones entendieron que su libertad, su verdadera libertad, dependía únicamente de ellos, de su capacidad para luchar, vencer y destruir el orden colonial. Entendieron que su libertad no podía ser un regalo como tampoco producto de la lástima de sus verdugos. Esto les costó sangre, mucha sangre y sacrificios enormes, pero supieron escribir una de las páginas más gloriosas de la historia humana en busca de la verdadera libertad. Es esta maravillosa historia que la MINUSTAH está pisoteando, y esto es inadmisible desde cualquier punto de vista que aboga a favor de la libertad, de la liberación, en contra de la explotación del hombre por el hombre. Como el pueblo haitiano que actualmente enfrenta en las calles a la MINUSTAH es heredero de esta historia, les decimos - plenamente convencidos de su capacidad de resistencia y dignidad- que rechazará y derrotará lo oprobioso. Si 300 años de esclavitud no pudieron someter indefinidamente a estos esclavizados, creemos que diez años de MINUSTAH tampoco podrán con sus verdaderos herederos ni torcer definitivamente el rumbo de nuestra historia.

 Viernes, 28 de febrero de 2014
 EL MINISTRO DE DEFENSA, AGUSTIN ROSSI, VISITO LA MISION ARGENTINA DE CASCOS AZULES EN HAITI

Un país que todavía necesita ayuda

Rossi ratificó que la posición de la Argentina es que los Cascos Azules deben continuar su tarea hasta conseguir la institucionalización política y el establecimiento de las bases del desarrollo de Haití. 

Por Santiago Rodríguez

Desde Puerto Príncipe y Gonaives
Apenas llega el camión cisterna aparece uno, después otro y después otro más. En cuestión de minutos, los chicos se arremolinan alrededor de las canillas con baldes, botellas o lo que sea que sirva para llevarse el agua potable con la que sus familias se arreglarán quién sabe por cuántos días hasta que vuelva otro camión. Es una escena que se repite a diario en los barrios de Gonaives, la ciudad haitiana bajo custodia de los Cascos Azules argentinos, como se repiten también las quejas de los hombres más grandes de que en realidad hacen falta comida y trabajo. Una escena que el ministro de Defensa, Agustín Rossi, vio ayer con sus propios ojos y que no encaja con la idea de los países centrales, que han empezado a instalar que se acerca la hora de emprender la retirada de Haití de la misión de paz que las Naciones Unidas mantiene desde hace diez años. De cara a esa discusión, Rossi ratificó que la Argentina no piensa desentenderse del destino de los haitianos y que los militares deben continuar su tarea hasta conseguir su objetivo, que es la institucionalización política y el establecimiento de las bases del desarrollo del país. “Tenemos un fuerte compromiso con la paz en el mundo y en el continente y el hecho de que Haití sea un país latinoamericano nos obliga a redoblar ese compromiso”, destacó.
Rossi llegó a una Gonaives en pleno preparativo para la celebración del Carnaval este fin de semana –con un corsódromo de madera en las calles céntricas que estaba en el tramo final de su construcción– y se encontró con una ciudad diferente a la que arribaron los Cascos Azules cuando en abril de 2004 la ONU implementó la misión de paz tras la destitución del entonces presidente Jean-Bertrand Aristide. En Gonaives casi no hay luz eléctrica, tampoco hay agua potable y el servicio de salud es menos que básico. En los últimos dos años se avanzó sí en la pavimentación de las calles y la construcción de veredas y canales para evitar que la ciudad se inunde. La basura, en cambio, sigue apilada en las calles en montañas donde se alimentan cerdos y cabritos.
Tras visitar el cuartel del Batallón Conjunto Argentino, integrado por 460 hombres y mujeres que tienen por misión asegurar la ciudad de Gonaives, el ministro de Defensa hizo una recorrida por dos de los barrios más complejos de la ciudad: Jubilé y Rabotó. Allí vio a los Cascos Azules repartir en una plaza el agua que ellos mismos potabilizan para luego entregarle a la gente.
Argentina participa desde un comienzo en la misión de paz y en la actualidad tiene desplegados unos 550 militares, el cuarto contingente en importancia, detrás de Brasil –el país que más aportó y que siempre tuvo bajo su órbita el mando militar de la misión–, Uruguay y Sri Lanka. Los argentinos –de las tres Fuerzas Armadas, en su mayoría del Ejército y la Marina– están repartidos en Puerto Príncipe y Gonaives.
Rossi estuvo en ambas ciudades. La visita estaba prevista originalmente para mediados de diciembre pasado, pero las sublevaciones policiales de aquellos días obligaron a posponerla. La recorrida del ministro de Defensa empezó por la capital haitiana, donde la falta de infraestructura y de un trazado urbano que ofrezca vías alternativas para desplazarse hace que recorrer unos pocos kilómetros pueda transformarse en cuestión de horas, y fue hasta el Hospital Reubicable. En ese centro de la Fuerza Aérea Argentina que atiende a los integrantes de toda la misión de paz de la ONU, pero que en caso de emergencias no cierra sus puertas a un pueblo haitiano que en su mayoría carece de la más básica atención médica, Rossi entregó un sistema de telemedicina desarrollado por la Universidad Nacional de Rosario, que permitirá realizar interconsultas con cualquier centro de referencia de la Argentina. También tuvo allí su primer mano a mano con las tropas argentinas.
“Hace tiempo que Argentina definió a Latinoamérica como su lugar en el mundo y queremos que sea un continente de paz y donde no haya las inestabilidades que hay en Haití”, enfatizó Rossi y luego elogió a los militares: “Argentina ha desarrollado una capacidad para integrar contingentes conjuntos en misiones de paz del cual estamos orgullosos. El pueblo argentino se siente orgulloso de que haya argentinos aportando a la paz y con menores niveles de desigualdad”.
Después de diez años, tras varios huracanes y el devastador terremoto de 2010 por el que aún hay 172.000 “desplazados” que perdieron sus casas y viven en campamentos precarios, la misión de paz de la ONU atraviesa un momento crucial. De un tiempo a esta parte comenzó un repliegue de tropas –sobre todo de los países centrales– y en paralelo crece la discusión sobre cómo y hasta cuándo deben seguir los Cascos Azules en Haití.
La posición argentina es que la misión no puede dejar a los haitianos librados a su suerte. “Ya lo dije cuando me tocó presidir la reunión referida a Haití en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Nos tenemos que ir de acá para no volver. Ni un día antes ni un día después”, sostuvo Rossi, tras encabezar un acto en el hospital. Si bien consideró “muy difícil” definir el momento preciso del retiro de las tropas de paz y dijo que la palabra final al respecto la tendrá la ONU, el ministro de Defensa se mostró partidario de retirar a los militares cuando la misión haya cumplido sus objetivos y Haití “esté estabilizado políticamente, haya un nivel de seguridad ciudadana importante y se empiecen a notar signos de reactivación económica”.
En la discusión sobre la continuidad de la misión de paz –que en un 75 por ciento está integrada por militares de países latinoamericanos– se cruzan varios intereses. Los países centrales también hablan del necesario desarrollo de Haití, pero pretenden dejar esa tarea en manos privadas. “Esos países no quieren que la reconstrucción de la infraestructura siga a cargo de la misión de las Naciones Unidas, como hasta ahora, sino que la hagan las grandes empresas constructoras”, explicó Rossi.
Las autoridades haitianas, a su vez, preferirían que Naciones Unidas replegara la misión y les entregara los 550 millones de dólares anuales que destina a su financiamiento.
El presidente haitiano, Michel Martelly –días atrás visitó en el Vaticano a Francisco, quien acaba de designar cardenal al obispo haitiano de Lescayes, Chibly Langlois–, no tiene tanto crédito a su favor como para hacerse acreedor de la transferencia de semejante caja. En 2012 deberían haberse realizado elecciones de medio término para renovar legisladores y autoridades locales y a la fecha no hay perspectivas concretas de que vayan a realizarse. Por las dudas ya manifestaron su intención de postularse unos once mil candidatos en representación de los 160 partidos políticos registrados.
De los casi más de diez millones de habitantes que hay en Haití –donde el uno por ciento de la población concentra toda la riqueza y la mitad es analfabeta–, sólo vota el 10 por ciento. Por la falta de infraestructura, las elecciones demandan entre tres y cuatro meses de organización. A este paso, y pese a las intimaciones que la propia ONU ha realizado, puede que las elecciones tampoco se hagan este año. Martelly, a su vez, está detrás de una reforma constitucional que le permita la reelección que hoy tiene vedada. En su paso por Roma, el Papa también lo exhortó a avanzar en la consolidación de las instituciones haitianas. Con un 80 por ciento de la población católica, la Iglesia goza de buena reputación y la Conferencia Episcopal haitiana lanzó la semana pasada una convocatoria al diálogo social.
Rossi remarcó el interés de la Argentina en el afianzamiento de las instituciones en Haití, un tema que tampoco estuvo ausente en su paso por Puerto Príncipe: además de visitar a los Cascos Azules argentinos y de entrevistarse con la jefa de la misión de paz, Sandra Honoré, el titular de la cartera de Defensa aprovechó su estadía en la capital haitiana para reunirse con varios legisladores y con el primer ministro, Laurent Lamothe, a quienes les transmitió la inquietud argentina y de la región por la situación institucional del país.

 

“No nos vamos a olvidar de Haití”
Lunes 24 de Febrero de 2014
Por Luiz Inácio Lula da Silva. Ex-presidente de Brasil
Traducción: Santiago Gómez

EXCLUSIVO l Un texto de Luiz Inácio Lula da Silva, ex-presidente de Brasil, al cumplirse diez años de la presencia de la Misión de Paz de las Naciones Unidas en Haití y cuatro años del terremoto que devastó y agravó su frágil situación, del país más pobre de América Latina.



Grandes crisis institucionales y catástrofes naturales llevan países a los titulares en todo el mundo y despiertan durante algún tiempo la atención de la prensa internacional y de los gobernantes. Pero después, sobre todo si el país víctima es pobre y periférico, sin peso en el juego geopolítico global, los reflectores se apagan, las noticias se tornan cada vez más raras, el clamor de solidaridad se enfría y buena parte de las promesas de apoyo son olvidadas. Hasta porque la reconstrucción de las áreas afectadas y la solución real de los problemas de su populación no sucede, obviamente, a la misma velocidad con que las noticias son difundidas en internet y en la televisión. Exige una actuación paciente y continuada, con inevitables altos y bajos, a lo largo de los años, que va mucho más allá del socorro humanitario. Y eso supone un fuerte compromiso ético y político de los países desarrollados.


Vale la pena recordar que, en el primer semestre del 2004, Haití sufrió una gravísima crisis política que terminó en la caída del Presidente Jean-Bertrand Aristide y en la disputa por el poder entre los distintos grupos armados, sacrificando brutalmente población civil. La violencia y los atentados a los derechos humanos se generalizaron. Pandillas de delincuentes pasaron a actuar libremente en Puerto Príncipe, apoderándose incluso de predios y órganos públicos. Algunos de los mayores barrios de la capital, como Bel-Air y Cité Soleil, fueron completamente dominados por facciones criminales. En la práctica, el Estado democrático entró en colapso, incapaz de garantizar condiciones mínimas de seguridad y estabilidad para que el país continuase funcionando.


A pedido del gobierno haitiano, y con base en la resolución del Consejo de Seguridad, la ONU decidió enviar al país una Misión de Paz y Estabilización –la MINUSTAH. Un general brasilero comanda el componente militar de la misión, que cuenta con soldados de decenas de países, y es integrada mayoritariamente por tropas de naciones sudamericanas.


Brasil y sus vecinos aceptaron la convocatoria de la ONU por un imperativo solidario. No podíamos quedarnos indiferentes ante la crisis político institucional y el drama humano de Haití. Y lo hicimos convencidos de que la tarea de la MINUSTAH no se limitaba a la seguridad, sino que abarcaba también el fortalecimiento de la democracia, la afirmación de la soberanía política del pueblo de Haití y el apoyo al desarrollo socioeconómico del país. De ahí la actitud respetuosa y no truculenta –de verdadero compañerismo con la población local- que se tornó su marca registrada.


Hoy la situación de seguridad se transformó profundamente: los riesgos de guerra civil fueron neutralizados, el orden público restablecido y las bandas de delincuentes derrotadas. El país fue pacificado y el Estado reasumió el control de todo el territorio nacional. Más allá de eso, la MINUSTAH ha contribuido para equipar y entrenar una fuerza haitiana de seguridad.


Las instituciones democráticas volvieron a funcionar y están consolidándose. Ya en 2006 fueron realizadas elecciones generales en Haití, con la participación de todos los sectores políticos e ideológicos interesados. Sin interferir en la disputa electoral, la MINUSTAH garantizó la tranquilidad de la disputa y que prevaleciese la voluntad popular. El presidente electo, René Préval, a pesar de todas sus dificultades, cumplió íntegramente su mandato y, en 2011, transfirió su cargo a su sucesor, Michel Martelly, también escogido por la población.


En la esfera humanitaria y social, se consiguieron algunas mejoras significativas, aunque persisten enormes desafíos y que el terremoto del 2010, con su ola de destrucción, haya comprometido parte del esfuerzo anterior, generando nuevas carencias. A pesar de todo, la población desabrigada, según el relatorio de la ONU del 2013, cayó de 1,5 millones de personas a 172 mil. Tres de cada cuatro niños ya frecuentan regularmente la escuela fundamental, frente a menos de la mitad en el 2006. La inseguridad alimentaria fue drásticamente reducida. El flagelo del cólera está siendo combatido.


En las tres veces que visité Haití, fui testigo de la capacidad de resistencia y dignidad de su pueblo. En el 2004 la selección brasilera de fútbol estuvo en el país para un juego amistoso con la selección local en post del desarme. Hasta hoy me conmuevo al recordar el cariño con que la población haitiana recibió a nuestros atletas.


Más allá de su participación en la MINUSTAH, para la cual contribuyó con el mayor contingente de soldados, Brasil ha colaborad intensamente con el pueblo de Haití en el área social. Con recursos propios o en colaboración con otros países, implementó una serie de programas que van desde campañas nacionales de vacunación, hasta el apoyo directo a la pequeña y mediana empresa y a la agricultura familiar, pasando por la alimentación escolar y la formación profesional de la juventud.


Hay tres iniciativas brasileras, entre otras, que me entusiasman particularmente. Una son los tres hospitales comunitarios de referencia, construidos junto con Cuba y el propio gobierno de Haití, para atender a las franjas más pobres de la población. Otra es un proyecto innovador de reciclaje de residuos sólidos, elaborado y ejecutado por el grupo IBAS (India, Brasil y África del Sur), que contribuyó al mismo tiempo para la limpieza urbana, la generación de energía y generación de empleo. Y la tercera es el proyecto de construcción de una usina hidroeléctrica en Río Artibonite, que verdaderamente representará un salto histórico en la infraestructura del país, ampliando el acceso de la población a la electricidad, favoreciendo la agricultura y la industria, y permitiendo a Haití reducir su dependencia de la importación de petróleo. Se trata de un emprendimiento para el cual Brasil ya elaboró los proyectos de ingeniería y donó 40 millones de dólares (1/4 de su valor total) que están depositados en un fondo específico del Banco Mundial, esperando que otros países completen los recursos necesarios para la ejecución de la obra.


Algunos países desarrollados también han apoyado activamente la reconstrucción del país. Los Estados Unidos, por ejemplo, invirtieron recursos significativos en diversos proyectos económicos y sociales, por ejemplo, el polo industrial de Caracol, en el norte del país.


Pero, infelizmente, no todos los que se comprometieron con Haití cumplieron sus promesas. La verdad es que la mayoría de los países ricos han ayudado muy poco a Haití. El volumen de ayuda humanitaria está disminuyendo y hay entidades de cooperación que comienzan a retirarse del país.

La comunidad internacional no puede disminuir su solidaridad con Haití.


En el 2016 deberá realizarse la próxima elección presidencial en el país. Será el tercer presidente electo democráticamente desde el 2004. Pienso que este momento debe ser un marco en proceso ya iniciado de devolución al pueblo haitiano de la responsabilidad plena de su seguridad. Pero eso sólo será posible si la comunidad internacional mantiene –y si es necesario, amplíe- los recursos financieros y técnicos destinados a la reconstrucción del país y a su desarrollo económico y social.
Debemos sustituir cada vez más la vertiente de la seguridad por la vertiente del desarrollo. Lo que implica mayor cooperación, aunque con nuevas finalidades. ¿No será hora de que las Naciones Unidas convoquen una nueva Conferencia sobre Haití, para discutir francamente lo que fue hecho en estos diez años y qué hacer de aquí en adelante?
Fuente: Instituto Lula.
Envío:DiariosdeUrgencia

2 comentarios:

  1. que verguenza! ,como argentina me da asco,verguenza y mucha bronca ver a Rossi como actua en Haiti y tambien como actua en mi pais,guardando silencio complice y avalando lo indefendible, desde las atrocidades del terrorismo imperialista en cualquier parte del mundo como de los implicados nacionales en crimenes de lesa humanidad,como Milani , pensar que depositamos nuestra confianza en tan mediocres,cobardes y complices del imperio y del sistema capitalista,si duda se les cayo la mascara ...lo cierto es que a la derecha de estos personajes esta lo peor de la derecha , en su faceta mas aguda y a la izquierda no hay construccion solida que brinde alternativa,mientras tanto el gobierno recompone el sistema capitalista ( capitalismo "humanizado" le llaman ),el imperialismo y la derecha golpean en ucrania y ,venezuela y aqui tenemos petroleros condenados a cadena perpetua y a los cumpas de quebracho presos por luchar,este es nuestro gobierno nac y pop,que se metan su cap humanizado en el culo,vamos por el socialismo del siglo 21, que vivan los pueblos que luchan por su liberacion y que vivan los gobiernos que se la juegan por y con su pueblo,abrazos!

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  2. VER
    http://elmuertoquehabla.blogspot.com/2013/04/adios-muchachos-companeros-de-mi-vida.html

    Diputado Esteban Pérez
    http://www.youtube.com/watch?v=Cd0w5iNT5MQ

    VTV NOTICIAS: RENUNCIA ESTEBAN PEREZ

    http://www.youtube.com/watch?v=V-6thRzfd0Q

    Esteban Pérez: Justicia como esencia de la democracia - Parte 1
    http://www.youtube.com/watch?v=jgcPq3J7fps

    Esteban Pérez: Justicia como esencia de la democracia - Parte 2
    http://www.youtube.com/watch?v=k0em5lM4_Qo

    Bonomi defendió a policías en el caso del taxista preso por error

    http://www.subrayado.com.uy/Site/noticia/28904/bonomi-defendio-a-policias-en-el-caso-del-taxista-preso-por-error
    Taxista preso por error demandará al Estado

    http://www.subrayado.com.uy/Site/noticia/28948/taxista-preso-por-error-demandara-al-estado
    La vida de Pecotiello cambió radicalmente luego de estar un mes recluido injustamente en la cárcel de Santiago Vázquez. Ahora tiene que recomponer su vida y la de su familia, ya que es el único sustento económico para su esposa e hijas.
    Este lunes el ex taxista dijo a Subrayado que demandará al Estado.
    Su abogado, Álvaro Méndez, agregó que se presentará ante la Justicia luego de la feria judicial de enero.
    Según Méndez, demandarán al Poder Judicial por lucro cesante, daño moral y emergente.










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