"A los que no murieron en Orletti nosotros los devolvimos (...) tienen que buscarlos en Uruguay”
Por Roger Rodríguez
CRÓNICAS DE 30 AÑOS EN PERIODISMO
El 17 de marzo de 2002, dos días después que un examen de ADN
confirmara que el joven que Rafael Michelini había ubicado en Argentina
era efectivamente el hijo desaparecido de Sara Méndez, comenzó otra
etapa en la investigación periodística que había estado realizando
durante más de un año para Posdata Folios y por la que se habían
conseguido los datos que permitieron encontrar a Simón Riquelo.
Inicialmente,
la investigación tuvo como objetivo confirmar o descartar un documento
con el testimonio un presunto agente de la policía federal que habría
participado en los seguimiento de Zelmar Michelini desde meses antes al
18 de mayo de 1976 cuando lo asesinaron. Buscamos como fuente a un ex
agente de la SIDE que había pertenecido a la banda de Aníbal Gordon y
operó en el centro de torturas Automotores Orletti.
EL INFORMANTE
El
11 y 12 de junio de 2001, cuando se celebró en Buenos Aires una reunión
del Comité de la Internacional Socialista para América Latina y el
Caribe en la que Rafael Michelini iba a participar, lo acompañé para
seguir indagando. Teníamos el dato de que la fuente buscada estaba preso
por otros delitos en Villa Devoto. Nos presentamos en la cárcel y
fuimos recibidos por el Director, que recordaba la muerte de Zelmar
Michelini.
Nos convidó con un par de cafés, mientras su ayudante
iba a buscar el preso para que hablara con nosotros. Pero pasaron los
minutos y nadie venía. Se terminó el café y ya se hacía difícil
continuar un diálogo forzado, cuando comenzaron a sonar las alarmas de
la Penitenciaría. Los equipos antimotines ruidosamente se perpetraron en
sus posiciones y el ayudante llegó blanco como un papel para hablar al
oído del director...
"¿No está?... ¿cómo que no está?", dijo el
Director mientras todos nos miraban. Rafael se había presentado como
Senador de la República y yo hacía de su secretario. Si se había
escapado, nosotros quedábamos como posibles cómplices de una maniobra de
distracción... Fue un momento de tragicómica tensión que terminó cuando
otro oficial entró y dijo: "Falsa alarma... salió en libertad la semana
pasada".
Con las disculpas que merecía la situación, nos
recomendaron ir al Patronato de Liberados, donde volvimos a hacer la
presentación formal del Senador. El Director nos recibió de pie y no nos
invitó a sentarnos. "Sé a qué vienen y desde ya les digo que no les voy
a dar la información de dónde vive", dijo. Quedamos mudos. Antes de
echarnos, agregó "No la doy porque es su derecho y, además, porque él es
mi amigo...".
Cuando volvíamos al Hotel Sheraton, donde Rafael
tenía que participar de una de las reuniones de la IS, nos preguntamos
si estábamos viviendo una cámara escondida o habíamos ingresado a un
capítulo de La Dimensión Desconocida. Rafa me dio la tarjeta magnética
de su habitación y desde allí, con la guía telefónica adelante, comencé a
llamar a todos los teléfonos con el apellido del ex represor que
buscábamos.
Fueron horas llamando desde el Sheraton y, sobre un
centenar de posibilidades, en la llamada 98 la voz de una señora mayor
me respondió: "¿Quién lo busca?", me identifiqué como ayudante del
senador Michelini (en realidad no mentía porque lo estaba ayudando en la
investigación) y ella se negó a darme datos. "Mi hijo ya cumplió su
pena", defendió. "Dígale que sólo queremos hablar con él", intenté sin
presionar más.
Meses más tarde, el mismo represor aceptó
contactarnos a través del entonces Síndico General de la Nación de
Argentina, el Dr. Rafael Bielsa (quien luego sería canciller). Se
decidió a recibirnos para que no volviéramos a molestar a su madre. La
reunión se hizo en la casa de Bielsa, quien habitaba un coqueto
apartamento reciclado en un antiguo silo o molino.
EL DATO CLAVE
El
apartamento de tres pisos circulares tenía los dormitorios arriba, al
centro el recibidor y debajo la cocina y otros servicios. Conversamos
largamente. Rafael Michelini manejaba una estratégia para saber si había
participado en la muerte de su padre y yo buscaba hacer repreguntas
rápidas para descolocarlo. Bielsa guardaba silencio y nos servía una y
otra vez café, café y más café...
Luego de horas, la conversación
trancada y el exceso de café nos tenía nerviosos. Fue entonces que hice
una broma que sería la llave... Cuando el anfitrión volvió a ofrecer
café, pregunté: "¿No tienes algo un poco más fuerte?". "Yo no bebo
alcohol... pero, espera, hace poco me regalaron una botella", dijo
mientras bajaba a la cocina. "Acá está... ¿Chivás Regal sirve?, gritó.
"Si, aunque eso se toma sin hielo", repliqué con ironía...
Minutos
después, Bielsa subió con una bandeja en la que, junto a sendos cafés,
había servido dos vasos para cerveza llenos hasta el borde de whisky. El
represor intercambio conmigo una mirada cómplice que incluía códigos de
desafío. No dijimos nada y bebimos. A la media hora, los dos Rafaeles
escuchaban nuestra conversación que había derivado a Orletti y,
finalmente, a un compromiso para ayudarnos a buscar a Simón.
En
los meses siguientes hubo nuevos contactos. No importa si aquel
informante u otros terminaron dando el dato. Esa confusión es parte del
compromiso de anonimato y secreto periodístico. Supimos que Simón había
sido trasladado aquella noche al Hospital Norte, pero el nosocomio de la
calle Cabildo ya no existía. Finalmente, el dato: "Se lo quedó uno de
los agentes de la guardia nocturna en la Seccional 33 de Policía".
Era
noviembre de 2001. Creímos llegar a un callejón sin salida. ¿Cómo saber
quiénes estaban de guardia en una comisaría una noche de hacía 25 años?
Sin muchas esperanzas pedimos la información a contactos de la
Dirección de Derechos Humanos del gobierno, que nos había ayudado en
todo momento. La tensión en Buenos Aires era mucha. La crisis económica
era el tema y a nadie interesaba un dato de tantos años.
Fernando
de la Rúa se vio obligado a renunciar y fugar en helicóptero el
siguiente 21 de diciembre. Pasaría enero antes de conseguir la
información que faltaba. Con Rafael decidimos no crear falsas
expectativas a Sara Méndez, quien luego de confirmar que un joven que
creía su hijo no lo era, inició una campaña internacional y una gira por
Europa. Cuando regresó, nos reuninos. Fue el 13 de febrero y no pude
ocultarle lo que hasta entonces sabíamos.
Casi a la vez, Rafael
Michelini recibió desde Argentina los nombres de los policías de la
Seccional 33 y, utilizando el viejo método de la guía telefónica, se
llamó hasta encontrar a quien se había quedado con Simón. Como narro en
el informe "La Hora de Simón" publicado en Posdata Folios, fue cuestión
de días que el joven supiera quien era, se entrevistara con su madre y
confirmara su identidad con un examen de ADN.
El hallazgo de Simón
se sumaba a la aparición de Macarena como grandes victorias en la lucha
por la verdad y contra la impunidad. Difícilmente logre en mi vida
profesional hacer un aporte mayor que el reencuentro con su hijo a la
madre que había entrevistado por primera vez 18 años antes. Otra puerta
se abrió ese día al trabajo periodístico: Si era verdad lo de Simón,
también era cierto todo lo demás que me había dicho el informante…
Roger Rodríguez
(17 de marzo de 2014)
El informante que dio los datos para ubicar a Simón
afirmó que fueron entregados a los militares uruguayos
LOS DESAPARECIDOS DE ORLETTI
FUERON TRASLADADOS A URUGUAY
Serían
27 uruguayos y 5 argentinos que permanecían en el centro de torturas en
octubre de 1976. La fuente, un represor argentino, reconoce las muertes
de Gatti, Duarte y Julien. Los 32 casos deberán incorporarse a la lista
de desaparecidos en Uruguay. Comisión del Senado tratará el tema el
lunes.
POR ROGER RODRIGUEZ
Un
grupo de 32 uruguayos y argentinos que se encontraban en el centro
clandestino de torturas “Automotoras Orletti” fue entregado a fuerzas
militares uruguayas en octubre de 1976 y habría sido trasladado a
Uruguay para su “disposición final”, según el testimonio del informante
que dio los datos que llevaron a localizar el paradero de Simón Riquelo.
La
fuente, un argentino que estuvo directamente vinculado con la represión
coordinada de fuerzas militares rioplatenses en el marco del llamado
Plan Cóndor, participó en los procedimientos de detención de los
uruguayos secuestrados en Buenos Aires entre junio y octubre de 1976.
El
informante fue contactado por este cronista, en el marco de la
investigación realizada junto al senador Rafael Michelini durante el año
pasado, a través de la cual, luego de una serie de entrevistas e
indagaciones, se obtuvo la información que permitió descubrir la actual
identidad del hijo de Sara Méndez.
La información, que este
periodista adelantó el viernes dentro de un informe para Posdata Folios,
determina un nuevo giro en las investigaciones para el esclarecimiento
de la situación de los desaparecidos, porque implica que se deben
agregar los nombres de 27 uruguayos y 5 argentinos que se buscaban en
Buenos Aires a la lista de desaparecidos en Uruguay.
Fuentes
parlamentarias, consultadas por LA REPUBLICA, indicaron ayer que el tema
será planteado el lunes en la Comisión de Defensa Nacional del Senado,
cuya presidencia probablemente asuma ese día el legislador del Encuentro
Progresista, Eleuterio Fernández Huidobro.
Los 22 sobrevivientes
Desde
fines de 1975 se registran casos de uruguayos desaparecidos en
Argentina. Las denuncias de personas que eran detenidas por fuerzas de
seguridad se incrementan en los primeros meses de 1976, hasta que, el 20
de mayo, se verifica el asesinato de Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez
Ruiz, Rosario Barredo y William Whitelaws.
A partir del 1º de
junio de ese año, fecha en la que un agente de la SIDE, Eduardo Ruffo
(el miembro de la banda de Aníbal Gordon, que se quedó con la hoy
recuperada niña desaparecida Carla Cantilo), arrienda el taller
Automotores Orletti, todos los uruguayos secuestrados pasaron a ser
recluidos en sus instalaciones.
Diversos testimonios indican que
Gerardo Gatti Antuña, secuestrado el 9 de junio, fue uno de los primeros
detenidos en Orletti. A partir de entonces se intensifican los
operativos que llevan a una masiva detención de uruguayos, que caen a
mediados de ese mes.
Una de las víctimas de la larga noche del 13
de junio fue la propia Sara Méndez, detenida en su domicilio de la calle
Juan Azurduy 3164, donde le acompañaban su amiga Asilú Maceiro y su
hijo Simón Riquelo. Esa noche no estaba su compañero, Mauricio Gatti,
quien tiempo después logró exilarse en Europa y falleció en 1993, sin
poder reencontrarse con su hijo.
Méndez y otros veintiún uruguayos
que fueron secuestrados esos días y torturados en Automotores Orletti
terminaron siendo trasladados clandestinamente a Montevideo diez días
más tarde, en un vuelo no registrado de un avión de la Fuerza Aérea
Uruguaya (FAU).
Los 22 trasladados de Orletti permanecieron en
condición de desaparecidos en una casona de Punta Gorda y alojados luego
en la vieja sede del Servicio de Información y Defensa (SID) de la
calle Bulevar Artigas, hasta que fueron “blanqueados” en un falso
operativo del 26 de octubre de 1976, en el que se los presentó
públicamente como un grupo sedicioso capturado en un chalé del balneario
Shangrilá.
Ese grupo de uruguayos que, con la excepción del
veterano periodista Enrique Rodríguez Larreta Piera, fueron condenados
por la Justicia Militar y permanecieron varios años en la cárceles de la
dictadura, son los únicos adultos que sobrevivieron a Automotores
Orletti.
Junto a ellos se ha logrado la recuperación de varios
niños, algunos secuestrados y otros nacidos en cautiverio. Desde Amaral
García, pasando por Mariana Zaffaroni y Victoria Moyano, hasta llegar a
la nieta de Juan Gelman y, ahora, a Simón Riquelo.
Automotores Orletti, el centro de torturas del Plan Cóndor donde estuvieron los uruguayos.
.
Los seis asesinados
Automotores
Orletti cerró su cortina metálica a fines de octubre de 1976, luego de
que los secuestrados José Ramón Morales y su esposa Graciela, pudieron
tomar un fusil y en medio de un tiroteo lograron escapar del lugar y
exiliarse en México.
Desde junio hasta octubre de ese año se ha
denunciado la desaparición de 33 uruguayos en Buenos Aires. Los trabajos
del Instituto de Antropología Forense de Argentina han permitido
esclarecer tres de los casos y las circunstancias de sus muertes fueron
oficialmente reveladas por la gubernamental Comisión para la Paz.
Francisco
Edgardo Candia y José Hugo Méndez Donadio desaparecieron el 15 de junio
y, según la información oficial, fueron asesinados cinco días después
como represalia por la muerte de un comisario argentino en manos de una
militante del Movimiento Montonero.
Luis Alberto Camacho,
desaparecido el 15 de agosto de ese año, fue abatido en un operativo en
la calle Gahona y Talcahuano, según informó a sus familiares la Policía
Federal Argentina. Su cuerpo pudo recuperarse a través de los estudios
forenses argentinos: estaba enterrado en el cementerio de Morón.
Ninguno de estos tres casos había pasado por Automotores Orletti.
El
informante argentino que proporcionó los datos que permitieron
localizar a Simón Riquelo, sólo confesó conocer el destino de otros tres
uruguayos desaparecidos en Argentina. Según su testimonio, Gerardo
Gatti Antuña, León Gualberto Duarte Luján y Mario Roger Julien Cáceres
murieron en Buenos Aires.
Gatti y Duarte perecieron como
consecuencia de apremios físicos, luego de un fallido intento de
extorsión en el que los militares uruguayos y argentinos que comandaban
Orletti procuraron, a través de Washington “Perro” Pérez, exigir un
rescate de dos millones de dólares a las organizaciones políticas y
sociales a las que pertenecían.
Roger Julien, afirma la fuente,
ingirió una cápsula de cianuro en el momento de su detención. El
informante, que participó de ese operativo, explicó en detalles el
procedimiento en el que fue capturada su esposa, Victoria Grisonas y sus
dos hijos, Anatole y Victoria Julien, quienes años más tarde
aparecieron en Santiago de Chile.
Los aún desaparecidos
Si
se resta la situación de esos seis casos, el listado de uruguayos
desaparecidos en Orletti se reduce a 27, entre los que se incluye a
Josefina Modesta Klein Lledo, de nacionalidad paraguaya, pareja de un
uruguayo, secuestrada el 23 de setiembre de aquel 1976. El informante
argentino indicó que Automotores Orletti, efectivamente se cerró luego
de aquella fuga de la pareja Morales, pero sostuvo que también incidió
en la clausura de ese centro de torturas la situación de desconfianza
que en los argentinos generó la aparición de los 22 sobrevivientes de
Shangrilá.
La fuente subrayó que los militares argentinos se
sintieron “traicionados” por los militares uruguayos, ya que los
detenidos que abordaron aquel vuelo del avión de la FAU a fines de junio
habían sido entregados para su “disposición final” en Uruguay.
Según
ese y otros testimonios obtenidos en el marco de la investigación en
conjunto que quien suscribe realizó con el senador Rafael Michelini,
luego del viaje de junio se produjeron otros traslados de detenidos de
Automotores Orletti hacia Uruguay.
En la indagación se pudo saber
que una mujer, acompañada por dos militares, viajó a Montevideo en un
vuelo de línea comercial. Su hermano fue traído en otro viaje similar.
En un cuarto traslado, vinieron la nuera del poeta Juan Gelman, María
Claudia García de Gelman (aún embarazada) y los niños Anatole y Victoria Julien.
Esos
27 uruguayos detenidos en Orletti, más otros cinco argentinos que
también se encontraban en el centro de torturas, fueron entregados a los
efectivos militares uruguayos a fines de octubre para su “disposición
final” y a esos efectos llegó a viajar a Buenos Aires otro avión de la
Fuerza Aérea Uruguaya.
“De Uruguay a los argentinos nos han
cobrado todo y mucho ha salido a la luz. Pero que no nos adjudiquen esas
desapariciones. A los que no murieron en Orletti nosotros los
devolvimos. No sabíamos que los del primer viaje estaban vivos, así que
cuando cerraba Orletti se planificó otro viaje grande en el que se
incluyó a todos los que quedaban, incluso cinco argentinos. No participé
en la entrega, pero creo que a esos últimos tienen que buscarlos en
Uruguay”, dijo la fuente, cuya credibilidad está dada en la veracidad de
los datos que permitieron recuperar a Simón Riquelo. *
(Diario La República, 17 de marzo de 2002)
lunes, 17 de marzo de 2014
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