A 50 AÑOS DE LA TOMA DE CAINSA Y
DE LA PRIMERA MARCHA CAÑERA.
A 1 AÑO DEL DESALOJO DE NEY THEDY.
Los porfiados hechos viven en nosotros, hoy y aquí.
Enviado por Gabriel Carbajal
Los hechos –los
porfiados hechos de la historia, los hechos imborrables del pueblo trabajador-
valen más que un manifiesto o una proclama.
Recordarlos no es solo
hacer memoria y homenajear merecidamente a los que por desgracia ya no están físicamente.
Es convertir la memoria
en cosecha nueva de reafirmación de valores que nacieron y fueron creciendo en
la siembra cierta del ejemplo, en el sacrificio y en el dolor.
Pero también en la
alegría vital del saber con certeza plena que otros brazos y otras almas se
adueñarán del legado de la lucha con el fervor y la fe que únicamente germinan
y perduran entre los que sufren la humillación y un buen día descubren que el
pasado deja de ser pasado al ganarnos la convicción de que él signó nuestros
destinos para siempre.
Reunirnos para
re-vivenciar cosas que pasaron cuando muchos todavía no existíamos, o cuando apenas
podíamos enterarnos de la realidad como se va enterando hoy muchísima gente -de
a puchitos y en el boca a boca-, es volver a fertilizar el semillero del que
debemos sentirnos herederos espirituales y celosos custodios, más allá de
esperables ridiculizaciones y las que no pudo imaginar nuestra perdida
ingenuidad.
Hoy, cuando medio siglo
parece una eternidad y algunos desean en vano empañar la lucha actual de los
obreros rurales que ya no tienen en sus campamentos a Raúl Sendic, rememorar
aquel frío y cálido lunes 2 de abril de 1962 no es un tributo a la nostalgia.
Ese lunes de otoño
trafoguero, una decidida columna humana que había estado 3 meses comiendo charque
maloliente a orillas del Itacumbú -en una inusual huelga de cañeros analfabetos
y harapientos henchidos de buen orgullo obrero-, le dobló el codo y el cogote a
una banda de empresarios que en aquellos tiempos eran los inversores yanquis
que nos venían a salvar de la pobreza y el subdesarrollo.
Ese día tuvieron que
agachar las guampas los que gozaban de los favores del gobierno y la protección
de milicos y capangas, los representantes de la multinacional monopólica de la
siembra y la cosecha de la caña azucarera y de su industrialización y
comercialización, que pagaba salarios infames bajo formas que eran la medida de
la podredumbre moral de los “salvadores” de los ´60 y sus protectores
“criollos”.
Con una sencillez
asombrosa, sin sellos rimbombantes de comisiones agrarias ni grandilocuencias burocráticas,
aquellos peludos –ya hombres y mujeres grandes- que aprendían a leer y a
escribir guiados por un maestro-abogado que no era ni una cosa ni la otra,
dejaron el Itacumbú, y, armados de razón y coraje, enfilaron hacia la
multinacional Cainsa con una entereza que se aprende en la dura fragua del
manoseo diario.
Entraron a la planta
principal como una mole indestructible, se llevaron por delante a empujones a capangas
y botones obsecuentes, y los primeros en llegar se instalaron en las oficinas
de los “gringos” para decirles que de ahí no se movía nadie –ni inversores ni
cañeros- hasta que se pagaran los sueldos que se debían, con plata y no con
pedazos de papel mugriento para canjear por alimentos en el “súper” de Cainsa.
No se habló de
“secuestro” ni de “rehenes”, no hubo discursos, pero a todo el mundo le quedó
claro que, a 3 meses de padecer de todo mientras patronal y gobernantes se
mataban de la risa alentando la violencia peluda y subestimándola, esas obreras
y esos obreros no darían marcha atrás soñando con “instancias de negociación” o
la intervención de un parlamento que la venía balconeando cómplice y desvergonzado.
Ahí mismo se empezó a
cobrar lo adeudado, en efectivo y con la supervisión del “peludo” más odiado
por los gringos, el maestro chúcaro y de pocas palabras, que no era maestro ni
abogado, sino apenas procurador, convertido en “cajero” que liquidaba sueldos
bajo durísimas miradas peludas apuntando a los “amos” como fusiles listos para
escupir insospechadas balas justicieras.
Ahí mismo, también,
empezaba a palpitar otro país, otra historia, como un resurgir de voces y
lanzas cimarronas que recogían el eco bravío de viejas y olvidadas luchas
anticolonialistas y libertarias, por una Tierra para quien la Trabaja, surgidas
en la ebullición de dignidad de los más pobres, en harapos, comiendo salteado y
descreyendo de los discursos de los poderosos de adentro y de afuera de
principios del siglo XIX.
Un mes después de la
toma de Cainsa, el sábado 4 de mayo de 1962, Montevideo fue invadido por esa misma
turba que llegaba desde el norte –desde ese Artigas que tiene bien puesto su
nombre- para darnos vuelta la cabeza y hacernos sentir que aquí también se
podía soñar con el “poder popular” y con hacer oir las palmas encendidas del pueblo
en las orejas sordas del latifundismo vendepatria.
Ese sábado siguiente al
1° de Mayo de 1962, hace exactamente cincuenta años, la Primera Marcha Cañera
de nuestra historia, la llegada de 200 peludas y peludos al grito de “¡UTAA,
UTAA, por la tierra y con Sendic!!!”, fue la luminosa alarma que nos enteró de
que el movimiento obrero contaba en sus filas con una fuerza hasta entonces
subestimada, que venía a la capital para que sus hermanos de clase supiéramos
de su existencia y de una voluntad de pelea que medio siglo después no podría
ser ignorada más que por los que han heredado del pasado la soberbia de los
necios.
Esa fuerza humana del pueblo pobre –después de
cuartelazos y cacerías humanas ordenadas por hacendados e inversores
salvadores- está de nuevo en las calles y los barrios humildes del país para
hacernos sentir parte sustancial de la lucha por tierra y para ayudarnos a
comprender que esta lucha lo es del pueblo oriental y de sus trabajadores
organizados…
Que sus banderas flamean
para ser como los dedos y los puños de la emancipación social que no conquistaremos
arrodillándonos ante los que siguen retribuyendo nuestra miseria con papeles
mugrientos, tarjetas y bonos alimenticios canjeados en el súper, más saqueo y
corrupción.
Las obreras y los obreros del campo y las
ciudades olvidadas, los sucesores del peludaje de los `60, han venido este 28
de abril del 2012 para rendirle honor a Raúl Sendic Antonaccio en el 23
aniversario de su muerte y a un año exactamente del desalojo del colono-cañero
Ney Thedy Pintos, premiado por el poder, justo este día, con la persecución y
el despojo por ser uno de aquellos que apuraron a los gringos hasta hacerlos
temblar y por predicar con lo que les enseñó el maestro-abogado que no fue ni
maestro ni abogado: el ejemplo de los hechos, el compromiso de la práctica, el
valor de los que la consigna TIERRA PA´L QUE LA TRABAJA la tienen impresa en el
alma y en la piel, para contagiarla y hacerla razón poderosa de todos los trabajadores
de esta “banda oriental” que no olvidará ni perdonará que se nos siga robando
nuestro bien social más entrañable, en el que han anidado los más queridos
sueños de justicia e igualdad desde Artigas y su inconclusa Revolución de harapientos.
¡Viva UTAA!!! ¡Viva la
lucha del campo y la ciudad! ¡Viva la memoria palpitante de Raúl Sendic y todas
y todos los caídos por TIERRA PARA QUIEN LA TRABAJA Y TIERRA PARA VIVIR!!!
Coordinación
“Todos con la lucha de Bella Unión” / Plaza Raúl Sendic,
La
Teja, Montevideo, 28 de abril de 2012.-
Adhesión al homenaje en
memoria de Raúl Sendic realizado en la plaza de La Teja que lleva su nombre.
28 de abril del 2012.
Compañeras y compañeros
de UTAA:
Arriba los que luchan.
Patria para todos o para
nadie
Veronika Engler
Jorge Zabalza
Jorge Zabalza
Lo electoral en un movimiento que quiere un cambio social profundo es una droga que emborracha y al final se dicen estupideces y hasta se ponen amnesicos,eso le pasa al Frente Amplio y a muchos de sus representantes incluido obvio al MPP que se les caen la baba por un sillon por un puestito sin importarles un carajo cambiar una realidad que sigue igual que en los gobiernos de los partidos tradicionales,otra cosa y voy por otro lado aunque todo esta relacionado que hizo muy bien este sistema maquiavelico es expulsar gente a los asentamientos y tambien al exterior obligados por la miseria logicamente que hoy podriamos estar en el Uruguay empujando ,impulsando iniciativas y luchando en colectivo y concientemente construyendo asi un cambio ,una lucha hacia una sociedad socialista y somos cientos de miles que estamos fuera del paisito ,imaginando una utopia seria una increible estrategia si volvieramos como en un exodo Artiguista pero al reves todos aquellos que queremos una transformacion social pero de verdad seria maravilloso porque somos miles hariamos temblar la tierra como lo hizo Artigas en su tiempo con su ejercito de gauchos no se si son estupideces lo que digo o parece algo poetico al estilo Cortazar pero todo puede suceder,pero en fin ha seguir luchando como se pueda por la patria de Artigas y las ideas del Che Guevara.Un abrazo a todos los compañeros de la verdadera izquierda Oriental.
ResponderEliminar